Cúrame ▪︎ MISHO AMOLI

By chiarasmt

124K 10.3K 1.8K

**TRES PARTES JUNTAS** Primera parte: "Cúrame" - Terminada Segunda parte: "Ódiame" - Terminada Tercera parte... More

PRIMERA PARTE: CÚRAME - Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21 🔥
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
EPÍLOGO
SEGUNDA PARTE: ÓDIAME - Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8 🔥
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 🔥
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Epílogo
TERCERA PARTE: MÁTAME - Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 26

1.5K 169 26
By chiarasmt

...y es que amo siempre que llegas y odio cuando te vas, yo me voy contigo a matar...

🪐

Sonó el timbre que indicaba el final de la última clase. Los alumnos se levantaron alborotados, les indiqué calma con las manos y por primera vez en su vida, me hicieron caso tras haber sonado el timbre.

— Quiero para la semana que viene los grupos hechos, dos, tres o cuatro personas. Me los mandáis por mensaje privado del aula virtual. Que solo me lo mande un miembro de cada grupo, ¿vale? Nos vemos el martes que viene, buen fin de semana —me senté en la silla y suspiré.

Recogí el portátil y vi con el rabillo del ojo como Borja se acercaba hacia mí. No le tenía manía, pero era el típico alumno tocapelotas que lo cuestionaba todo y su familia en más de una ocasión me miró por encima del hombro. Siempre me sentí despreciada en las reuniones y tutorías y por mucho que intentara dejar todo eso atrás, siempre me acabó condicionando de una forma u otra.

— Gala —apoyó las manos sobre la mesa —, ¿tienes un minuto?

— Sí, claro —sonreí —. ¿Pasa algo? —coloqué los brazos en jarra y lo miré fijamente.

Nunca antes lo había visto así, vi pena en su rostro y me sorprendió. Siempre intentaba ser lo más cercana posible a ellos y ellos en muchas ocasiones se pasaban con la confianza. Nunca pretendí ser su amiga, simplemente quería hacerles el camino más fácil. Hasta hace bien poco estaba en su posición estudiando a la fuerza para intentar ser alguien en un futuro y aunque no me gustara, no me quedó más remedio. Y sí estaba en mis manos hacerles el camino más ameno, eso que me llevaba.

— Es que el otro día, el primero del curso —aclaró —. Nos estuvieron hablando de los posibles grados que podíamos hacer y vi que todo el mundo lo tenía bastante claro. Me miro a mí y no tengo ni idea de lo que hacer, mis padres quieren que estudie derecho,   como ellos, pero siento que no valgo para eso.

— Borja —tragué saliva al recordarme exactamente en su misma posición —, no es necesario que lo sepas ya. Todavía te quedan dos años en lo que poder pensar y si te equivocas, tampoco pasa nada. La vida no se termina por no haber elegido o haber elegido mal.

— Todo el mundo me dice que no valgo para esto, solo tú me animaste a meterme a bachillerato. Ni siquiera mis padres confían en mí —sentí de nuevo esa presión en el pecho, revivir todo fue duro, pero más duro fue ver como aquel chaval de dieciséis años estaba rotísimo y nadie trató de ayudarlo.

— Ven, siéntate —cogí una silla y él se sentó. Me miró a los ojos y pude apreciar esa ansiedad y esa presión que no son buenas y menos a esas edades —. ¿Sabes lo que me dijo mi tutora de cuarto de la ESO cuando fui a recoger las notas? —él negó con la cabeza —. Que estaba perdiendo el tiempo, que no estaba preparada para hacer bachillerato, ni selectividad y mucho menos para entrar en una carrera universitaria. A mí se me cayó el mundo encima, yo también tuve unos padres estrictos que en un principio dudaron de mis capacidades. Pero insistí, me metí a bachillerato y aunque me costó, conseguí terminar esos dos años con muy buena nota. Me curré la selectividad y entré en la carrera, ocho años más tarde estoy trabajando de lo que quiero, estoy intentando darle un vuelco a la educación y haceros protagonistas de algo que no os gusta. Escribo artículos históricos para una revista y estoy a punto de terminar mi primera novela. No les hagas caso, si tú confías en ti, todo saldrá bien, pero primero tienes que pensar en ti —sonreí —. Sé que el anterior psicólogo del centro era un capullo integral, ahora hay una chica que es muy maja. Pide cita con ella, seguramente sepa aconsejarte mejor que yo. Y ya sabes que menos para invitaros a cubatas los sábados, estoy para cualquier cosa — Borja se rió de lo último que dije.

— Gracias profe, pero podrías ser igual de enrollada en la discoteca que en clase —bromeó —. Por una copita...

— Cuando cumpláis los dieciocho ya hablaremos, bastante tengo con encontraros cada sábado que salgo en la discoteca. El día que os gradueis voy a temblar —negué con la cabeza.

— Hombre ese día te vienes con nosotros a celebrarlo.

— Ya veremos, que de aquí a dos años puede cambiar mucho la cosa.

— Por cierto, mi madre quiere una tutoría —fruncí el ceño confundida.

— Pero si no soy tu tutora.

— Ya, pero sí la de mi hermana. Yaiza Jiménez, acaba de entrar al instituto.

Abrí la boca sorprendida, aquella niña y Borja no tenían nada que ver. Siempre solía sacar los parecidos entre los hermanos, en aquel caso fue prácticamente imposible.

— Ya sabes cuales son mis horas de tutoría, cuando sepas la hora exacta a la que quiera venir, dile a tu hermana que mande un mensaje por el Aula Virtual —le informé.

— Vale, muchas gracias —sonrió —. Hasta la semana que viene.

— Adiós Borja.

Terminé de recoger mis cosas y salí de la clase lo antes posible. Cerré el aula con llave y bajé por las escaleras hasta la sala de profesores. La primera semana de clase había resultado un éxito, por suerte todo fue bien y conseguí evitar a Hugo, que en cierta medida, aprendió a respetar las distancias. Escuché que estaba saliendo con alguien, pero no me metí de lleno en la conversación, era cotilla y me gustaba enterarme de los chismes ajenos, pero todo lo que tuviera que ver con él me era completamente indiferente.

Salí del instituto y me metí en el coche, arranqué y conduje hasta casa mientras pensaba una y otra vez en como había cambiado todo desde las últimas dos semanas. No sabía nada de Misho, ambos decidimos darnos un tiempo y aunque nos vino bien para desconectar, lo cierto fue que lo extrañaba muchísimo. Pensaba que no lo necesitaba tanto, pero cuando él ya no estaba a mi lado empecé a echar de menos sus insistencias.

El viaje a Grecia fue una montaña rusa llena de subidas y bajadas que nos hizo experimentar todo tipo de emociones distintas. Estábamos bien hasta que alguno de los dos metía la pullita y terminábamos discutiendo, como de costumbre. Luego lo terminábamos arreglando y así constantemente y ambos estábamos cansados de las idas y venidas. Cuando estábamos bien era increíble, pero es que también pasábamos al otro extremo, al final nos estábamos haciendo daño sin ser plenamente conscientes.

Cuando volvimos a Madrid me quedé un par de días en su casa, me presentó a su madre, a su hermana y a su sobrino, no fue nada serio, es más, me presentó como una amiga. Aunque claramente lo evidente no se pudo ocultar y daba igual cuantas veces intentáramos engañarnos, las miradas no se pueden disimular. A diferencia de él, yo me sentí muy cómoda con su familia, me trataron genial desde el principio y me sentí fatal por tratar de distanciarme constantemente. Pasé dos días estupendos en los que sentí que estaba viviendo un cuento de hadas, pero me olvidé de una cosa. La protagonista de ese cuento era yo y sin verlo venir la protagonista acabó siendo la villana de la historia. Volví a Barcelona, la vuelta al trabajo fue lo que nos distanció, barajé tantas veces buscar un colegio privado en Madrid, solo por estar cerca de él, pero no iba conmigo. Yo tenía muy claro donde estaba mi lugar y lo que quería y en aquel momento necesitaba seguir en Barcelona, dejarlo todo por amor fue una locura que ya cometí y no salió bien. Sabía que no se tenía porque repetir, pero realmente fue el miedo al volver a sufrir lo que me hizo echarme para atrás y conformarme con la vida que tenía.

Llegué a la urbanización y suspiré. Era viernes por la tarde, las cuatro y media pasadas y la piscina estaba a rebosar de niños gritando. Metí el coche en el garaje y subí por el ascensor intentando evitar a todo el mundo. En la comunidad de vecinos existía un mal rollo en las últimas semanas que traté de evitar. No quería ver a Marga, siempre acababa dejándome sola y me comía todos sus marrones. Maldita la hora en la que decidí ayudarla con la gestión de la comunidad. Eso me pasaba por ansias, necesitaba estar ocupada para no pensar y me acabó afectando.

— ¿Qué pasa Aina? —descolgué el teléfono nada más entrar en casa.

— ¿Te apetece comer pizza? —escuché unas risas de fondo, entre ellas distinguí la de Nil.

— ¿Estás aquí? —pregunté dejando el bolso y las carpetas sobre la mesa principal del salón —. ¿Por qué hay tanto barullo?

— Anda vente —mi amiga se rió, fruncí el ceño sin comprender nada.

— ¿Pero dónde estás? —caminé hasta la cocina y saqué una botella de agua.

— Abajo, en la sala de juegos, estos están picadísimos. Anda baja que te lo vas a perder —insistió.

— Aina, no me apetece. Estoy cansada —intenté excusarme.

— Tienes dos opciones. O bajas tú por tu propio pie o te mando al búlgaro —me amenazó sabiendo que no veía a Misho desde hacía quince días.

— Dame dos minutos —acabé aceptando.

— Gracias, eres la mejor. Te quiero y no te vas a arrepentir —dijo ella, colgué y me llevé las manos a la cabeza.

Metí el móvil en el bolsillo trasero del pantalón y encendí el portátil para revisar el Gmail tenía que confirmarle a mi editora que finalmente me había decidido a publicar el libro. Fue una decisión que tomé sin pensar porque sabía que si me paraba a analizar todo con calma jamás diría que sí. Estaba a punto de terminar el libro, me faltaba nada, me estuvieron metiendo algo de presión, pero finalmente decidí tomármelo con filosofía. Comprobé que todo estaba en orden, pero antes de cerrar el portátil vi un correo que me llamó la atención. Leí el mensaje con detenimiento, aquella propuesta no la necesitaba en aquel momento, si me hubiera llegado un mes antes habría aceptado sin pensarlo, pero todo en mí cambió y ya no estaba por la labor de cambiar de ciudad. Decidí responder más tarde, Aina no paraba de acribillarme a mensajes y lo último que quise fue que Misho apareciera por aquí. Estaba abajo, eso era un hecho, pero prefería enfrentarlo rodeada de personas que no estando sola.

Cerré la puerta con llave y bajé por las escaleras. Conforme me iba acercando a la sala de juegos de la urbanización mis nervios iban incrementando. Ver a Misho después de todo me iba a afectar, era plenamente consciente de ello, pero aún así quise pensar que no iba a ser tan malo como me imaginé.

— ¡Al fin! —exclamó Aina llamando la atención de todos.

Rodé los ojos y me acerqué a ella para saludarla. Los chicos estaban demasiado entretenidos así que opté por el típico saludo tradicional de agitar la mano con desdén sin apenas disimular la incomodidad que sentí. Traté de evitarlo, ni siquiera quise mirarlo. Noté como me miró con frialdad, pero hice como si nada. Me senté al lado de Aina y suspiré.

— Ahora vendrá Cata —me informó —. Me alegra que hayas aceptado bajar, ya verás que bien nos lo vamos a pasar —abrió una bolsa de patatas mientras yo dudaba de sus palabras.

Y no fallé, aquella noche supuso el final de todo y sin verlo venir aquel fin de semana marcó un antes y un después en mi vida.

— Has tardado demasiado en bajar —se quejó mi amiga —. He tenido que lidiar  con estos yo sola.

— Seguro que no ha sido para tanto —le resté importancia mientras agarraba una botella de agua.

— ¿Estás bien? Te noto apagada —Aina me colocó el pelo detrás de las orejas y me obligó a mirarla a los ojos.

— Hace unos meses mandé un par de currículums a varios institutos privados de Madrid —confesé —. No tenía esperanza alguna, simplemente lo hice por si había alguna posibilidad de estar más cerca de él. No hubo suerte —suspiré —. Hasta hoy que uno de ellos me ha mandado un correo, supongo que todas las llamadas que me han hecho a lo largo de la mañana eran de ellos. Por lo visto una de las profesoras está de baja y me han dicho que les gustaría hacerme una entrevista.

Me tapé el rostro con las manos durante unos segundos, al despegarlas noté su figura justo detrás de mí. Lo había escuchado todo, aquella vez no tuve escapatoria. Respiré hondo y él se aclaró la voz para entonar:

— ¿Tenías pensado mudarte a Madrid?

...

Espero que os esté gustando la historia, si es así dadle amor, votad y comentad❤️‍🩹


Continue Reading

You'll Also Like

5.2K 383 9
Who the hеll is she Taking you from me?
107K 5.9K 40
Siempre he sido solitario. Nunca sentí la necesidad de ser respaldado por alguien, quitando a mi padre, que es el único ser humano, que en mayor o me...
3.3K 268 18
¿Quién iba a imaginar que después de tantos dramas y peleas en el pasado de Eric y Kyle iban a terminar así? Todo empieza cuando los chicos entran a...
2K 77 8
Dicen que los polos opuestos se gustan, pero y si los polos son iguales? Sera compatible? Eso pregúntale a Victoria después de el terrible error que...