Capítulo 1

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...yo sabía que me mentías, siempre supe que era mentira todas las cosas lindas que a mí me decías. Y tú pensando que era tuya, no te diste cuenta que tú me perdías. Pensé que era real, te felicito por lo bien que tú fingías...

🪐

-

- ¿Va a venir el tío Álvaro a cenar con nosotras? -preguntó Jimena en cuanto la bajé del coche.

- Lo más probable -sonreí -. ¿Tú quieres que venga?

- Sí -asintió con la cabeza con efusividad -. ¿Sois novios?

Me quedé callada mientras abría la puerta de la urbanización. Jimena me miró con aquellos ojos tan grandes, me encogí de hombros sin saber muy bien qué responderle. Álvaro llegó en un momento en el que no quería nada con nadie, yo seguía pensando en Misho y aunque me negara a pensar que lo mío con el búlgaro ya era pasado, yo seguía pensando en él. Álvaro era el hermano de Lourdes, era dos años más pequeño que yo y desde el primer día conectamos muy bien aunque siempre lo vi como a un amigo. Con el paso del tiempo me fui dando cuenta que quizás podría intentar tener algo con él. Era un chico muy atento y detallista, me trataba genial, me daba mi espacio y sobre todo no me agobiaba. Vivía en Barcelona por lo que nos veíamos con más frecuencia y siempre venía a por Jimena a la escuela de baile. Nos unió la nena y ver su carita de felicidad cada vez que llegaba su tío a recogerla era muy satisfactorio.

- Nos estamos conociendo -me aclaré la voz nerviosa.

- ¿Eso qué significa? -se colocó justo delante de mí, impidiéndome el paso.

- Pregúntale a tu tío -sonreí con incomodidad -. A ver si él es capaz de decirte la verdad.

Caminamos hacia la sala de reuniones, había junta vecinal para aprobar los presupuestos para cambiar el ascensor. A mí me daba exactamente igual todo, pero contaba con dos votos, con el mío y con el de Lourdes y a ella sí le interesaba mucho aquel cambio.

Le indiqué a Jimena que se sentara en una de las mesas del fondo y yo me senté en uno de los sofás. Ya estaban todos, puntuales como ellos mismos, esperando a los más rezagados. Llegué siete minutos tarde, hubiera llegado a tiempo de no ser por el maldito tráfico. Odiaba las horas punta y más los viernes, todo el mundo estaba deseando llegar a casa. Me acomodé evitando el contacto con la señora que tenía al lado y me apoyé en el brazo del sofá esperando a que aquella reunión no se hiciera eterna.

- Ya estamos todos -dijo Marga mirando a la puerta.

Me giré lo justo y necesario, sonreí al ver a Nil y a Javi, pero aquella sonrisa se desvaneció en cuanto lo vi a él. Misho caminaba el último, algo rezagado y con cara de pocos amigos. Lo conocía tan bien como para saber que había bajado obligado. Me moví con incomodidad y bajé la mirada al suelo en un intento de evitar por todos los medios el contacto visual con él.

Nil me saludó, le sonreí y mis ojos inconscientemente se fueron directos hacia el búlgaro, el cual me miraba fijamente sin sentir aparentemente nada. Sentí como mi corazón incrementaba el ritmo de sus latidos, su presencia me afectó hasta el punto de no estar centrada.

No lo veía desde diciembre, aquella fue la última vez que lo vi. Desde entonces que yo supiera no había vuelto a Barcelona. Sabía que estaba bien porque Nil y Javi me iban informando de todo, pero aun así se hizo raro verlo tras tres meses intentando pasar página. Desde septiembre no habíamos hablado, pensé que igual el libro que le mandé por su cumple nos acercaría, pero no fue el caso. Me dio las gracias por WhatsApp y ahí se quedó la conversación. Me dolió su falta de interés, fue tan escueto y tan frío que sentí que él ya había pasado página. Mientras tanto yo seguía enganchada a él, pensándolo cada noche, soñando e imaginando que todavía seguíamos juntos. Aquel tiempo que nos íbamos a dar se convirtió en meses, más específicamente, en seis meses. Aquella tortura me acabó matando, pero me sirvió para darme cuenta de que quien te quiere de verdad vuelve a pesar de todo y él no volvió. Intenté ponerme en contacto con él miles de veces, pero nunca obtuve una respuesta por su parte. Era consciente de que algo le pasaba, Javi y Nil disimulaban fatal, pero ellos sí eran leales y sabían guardarle los secretos a su amigo. Me afectó para mal, pero el tiempo pasaba y yo no podía seguir estancada.

Cúrame ▪︎ MISHO AMOLIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora