__𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐌𝐈𝐍𝐄; Young Mi...

By HarleyQuinnBaby

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Estaba tan enfocada en amarla cómo merecía que no se dió cuenta de que ella ya era suya. More

_𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐌𝐈𝐍𝐄; Young Miko.
Introducción.
_𝟶𝟷_
_𝟶𝟸_
_𝟶𝟹_
_𝟶𝟻_
_𝟶𝟼_
_𝟶𝟽_
_𝟶𝟾_
_𝟶𝟿_
_𝟷𝟶_
_𝟷𝟷_
_𝟷𝟸_
_𝟷𝟹_
_𝟷𝟺_
_𝟷𝟻_
_𝟷𝟼_
_𝟷𝟽_
_𝟷𝟾_
_𝟷𝟿_
_𝟸𝟶_
_𝟸𝟷_
_𝟸𝟸_
_𝟸𝟹_
_𝟸𝟺_
_𝟸𝟻_
_𝟸𝟼_
__𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐌𝐈𝐍𝐄 𝟐; Young Miko.
_𝟶𝟷_
_𝟶𝟸_
_𝟶𝟹_
_𝟶𝟺_

_𝟶𝟺_

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By HarleyQuinnBaby

4:10 a.m.

• M I K O •

El jangueo estaba full, la gente lo disfrutaba como si fuera la última vez que bailara y tomara. La música era buena y los tragos también, pero a pesar de eso yo no me sentía satisfecha.

Las luces que paseaban por todo el lugar me hacían doler la cabeza, y peor aún con las canciones a todo volumen.

Mi malhumor era evidente, y nada me hacía sentir mejor. Ni siquiera una de las cinco propuestas que recibí por parte de las chicas que hablaron conmigo la mayor parte de la noche.

Las ganas que tenía en un principio estaban enterradas seis metros bajo tierra. El bellaqueo, que normalmente era lo que más lograba subirme el ánimo últimamente, tampoco funcionó.

Esperaba otra cosa distinta.

Por ejemplo, tenía la esperanza de pasar tiempo con Lucya, como para conocerla un poco más y seguir hablando con la comodidad que habíamos conseguido en mi auto... pero en cuánto llegamos cambió la cara y se fue con Lunay.

Ahora debía soportar la escena de ella hablándole como si se conocieran de toda la vida mientras el no paraba de verle los labios.

- ¿Por qué lleváis esa cara, queen? - Me preguntó Gyal acercándose con dos vasos de tequila.

Intenté sonreír o hacer algún otro gesto para dejarle en evidencia mi buen estado, pues había tenido la delicadeza de invitarme y yo solo tenía la cara de culo más cabrona del mundo.

- Ah nada, solo veía - dije mientras me cruzaba de brazos y le sonreía, pero ella no me creyó -. ¿Qué? - Entrecerró sus ojos.

- A ti te ocurre algo, y creo saber que es.

Mis nervios aparecieron de repente ante sus palabras.

- Te falta un poco de alcohol, chica - dijo extendiendo el vaso de vidrio hacía mí.

Suspiré y negué moviendo mi mano y la cabeza mientras arrugaba la nariz.

- No gracia', está noche no tomo - Gyal me miró como si le hubiera dicho la cosa más tonta del mundo -. Traje a Lucya y tengo que llevarla a su casa despué'.

Alzó sus cejas y sonrió.

- Que lindo de tu parte hacer eso.

- Bueno... E' lo obvio ¿no? Una tiene que esta' sobria.

Me miró seriamente, como si estuviera estudiando mi expresión y comenzó a sonreír lentamente. Ese gesto quedaba muy atractivo en su rostro.

- ¿Qué?

- Nada - rio un poco -. Cositas locas que pienso.

Ambas nos dimos vuelta para mirarla. Estaba perreandole a una chica que no le había quitado el ojo desde que entró por la puerta.

Gyal miró a la desconocida de mala manera.

- Esa perra - murmuró y al ver mi expresión de confusión explicó: - Es la amiga de un amigo mío. No sé porque la dejé venir, es una idiota.

Lucya se le echó al cuello y estuvieron a punto de besarse sino fuera por Lunay, que intervino gritándole a la chica que estaba ebria y no podía hacer eso.

- Creo que ya debemo' irno' - le dije a Gyal -. Son las 4:20 y ella está muy borracha.

- Sí, es mejor - comentó y me acompañó a buscarla.

Lunay la sostenía de la cintura mientras intentaba convencerla de dejar de beber.

A pesar de la situación, me pareció gracioso como Lucya intentaba lucir correcta hasta estando con unas copas de más.

- Nos vamos, má' - le dije y ella parpadeó mirándome lentamente, como si los ojos le pesaran del sueño.

- Naaaa - arrastró las palabras mientras reía -. Quiero seguir bailando.

- No, nada de eso. No' vamo' - quise cargarla, pero Lunay me lo impidió.

- Yo la llevo.

Alcé mis cejas como diciendo: ¿ah, sí? Pero de inmediato cambié la expresión.

- No, bro, yo la llevo.

Gyal nos miraba expectante sin saber cómo intervenir.

- Estuve toda la noche con ella y no tomé na', yo puedo llevarla - dijo él insistiendo.

Sí había tomado. Estuve toda la noche mirándolos y lo vi darle un par de tragos a la botella de Brandy. Pero no le dije nada.

- Yo tampoco tomé nada, y además yo la traje, yo la llevo.

Lo miré sería, esperando que cediera para irme de una vez por todas, o de lo contrario acabaría discutiendo con él, y la verdad es que no me agradaba la idea.

- Está bien - me la entregó con cuidado y la tomé por la cintura. Apoyó su cabeza en mi hombro mientras murmuraba cosas que no entendía -. Manda mensaje cuando lleguen.

- A mi igual - intervino Gyal.

- Sí, no se preocupen - miré a la española -. Gracia'.

Asintió con una sonrisa y caminé con Lucya hasta el auto.

La llevé con cuidado en todo momento, y a la hora de ponerla dentro del coche tuve que cargarla, pasando uno de mis brazos por su nuca y otro por detrás de sus piernas desnudas.

- Miko... - susurró adormilada.

- ¿Qué?

Pero no me dijo nada más.

La dejé recostada atrás y la cubrí con el buzo que había traído por si me daba frío.

Durante todo el camino me la pasé viendo por el espejo para corroborar su bienestar, pero lo único que hacía era dormir.

Al llegar a su casa, me fue difícil encajar las llaves en la cerradura mientras la sostenía, pero al final entré y la subí cuidadosamente por las escaleras hasta llegar a su habitación.

La dejé sobre su cama y le saqué los zapatos.

Aproveché a mirarla mientras dormía profundamente. Su rostro estaba relajado y era tan lindo que me quedé observándola más tiempo del debido.

Sin embargo, el sueño me golpeó de pronto y tuve que seguir haciendo lo que debía.

Intentando no tocar ni mirar nada, le quité el vestido y le puse algo más cómodo para que descanse mejor.

La cubrí con las mantas que estaban allí y apagué la luz, para luego bajar y mandarle mensajes a Lunay y Gyal.

Estaba a punto de irme cuando la idea de quedarme se me fija en la cabeza. Ya estaba a salvo en su casa, pero si me iba se quedaba sola, y la verdad es que la idea no me gustaba mucho.

Dudando como nunca, decidí echarle llave a la puerta y quedarme con ella, al menos para estar tranquila. Exploré la casa en busca de un cuarto para invitados, pero resultó estar cerrado con llave.

No me quedó de otra que dormir en el sillón que estaba en su habitación, aunque en realidad era grande y cómodo.

Abrí su closet y busqué ropa para dormir, y cuando me cambié y me "recosté" en el sofá me quedé un rato despierta y luego caí rendida en sueño.

(• • •)

13: 30 p.m.

• L U C Y A •

Los rayos de sol golpearon mi rostro y lo arrugué con molestia por eso.

El impacto del dolor punzante en mi cabeza fue tan brusco que solté un quejido y presioné las palmas de mis manos contra mis ojos.

Maldita sea, siempre digo que no tomaré para evitar está tortura y aún así lo termino haciendo.

Abrí mis ojos con rapidez y me senté de la misma forma, cayendo en cuenta de que estaba en mi casa y no sabía cómo había llegado.

Miré mi ropa y busqué mi vestido con la mirada, encontrándome con que estaba doblado sobre la silla.

Y luego... Lo siguiente que vi casi me hace dar un infarto.

Young Miko estaba acostada en el sillón, cubierta con una manta azul y durmiendo profundamente.

Me incorporé lentamente y miré su ropa, la cuál estaba acomodada sobre mi escritorio con prolijidad.

Suspiré y me la quedé viendo. No había expresión en su rostro. Estaba tranquila, respirando con lentitud y apoyada sobre su propia mano.

La observé tanto que hasta vi las pecas que tenía en su nariz y parte de sus mejillas.

El dolor de cabeza me hizo volver a la realidad y bajé las escaleras para buscar una pastilla que me alivie el malestar.

La tomé y luego subí, encontrándome con una Miko inquieta, a punto de despertar.

Tomé asiento en la cama mientras veía como se estiraba.

- Buen día - dije con una sonrisita cuando la vi un poco más lúcida.

Ella me miró y sonrió.

- Buen día, mami.

Mordí mi labio inferior al notar su voz más ronca de lo normal.

- ¿Qué tal esa resaca?

- Horrible, ¿vos?

- No tomé - se puso de pie.

Cierto.

- Vos... ¿Vos me trajiste?

Pregunta idiota. Era obvio que me había traído, pero que esté despeinada y que sus ojos azules sean iluminados por el sol no me ayudaban a pensar con claridad.

- Pue' sí. Yo te llevé, yo te traje.

- Y por eso no tomaste - afirmé y ella asintió.

Abrí mi boca ligeramente. No supe que decir.

- Espero que no te moleste que me haya quedao'... - acarició su nuca con nerviosismo -. Sinceramente, no quería dejarte sola. Mucho meno' así.

Si antes no sabía que decir, ahora estaba peor.

No podía creer lo que había hecho por mi. Simplemente no me lo esperaba. Esta actitud suya era diferente a la que me demostró la primera vez que hablamos, y eso me hizo concluir que la juzgue muy mal. Me sentí cómo una tonta de repente.

De verdad quería abrazarla y decirle gracias millones de veces, pero sentía que eso no alcanzaría.

- Gracias - di unos pasos hacia ella y le di un beso en la mejilla, dejando mis labios allí por unos segundos, sintiendo la suavidad de su piel contra la mía.

- No me de' la' gracia' - dijo murmurando, como atontada. Sonreí y vi que la suya se hacía presente -. Al final valió la pena.

Reí y miré el suelo, moviendo mis pies descalzos con timidez como si fuera una niña pequeña.

Levanté la mirada y me encontré con esos ojos azules claros observándome. El contacto duró segundos porque yo lo corté.

Aclaró su garganta y rascó su cabeza buscando algo en el piso.

- Emm, voy a... Usar el baño - dijo, como pidiendo permiso, a lo que yo asentí.

- Sí, adelante. Te... Te espero abajo.

Bajé las escaleras y fui directo a la cocina para mojarme la cara con agua helada, esperando despertarme un poco... Y también buscando espantar los nervios. No sabía porque me ponía nerviosa, era... raro.

Puse la cafetera a calentar y preparé todo lo necesario para hacer tostadas. Mínimo debía prepararle el desayuno como agradecimiento.

Até mi pelo en una coleta y busqué dos tazas. Luego hice el café y lo dejé calentar en la cafetera.

Salté en mi lugar cuando la escuché hablar con esa voz tan atractiva que tenía.

- Creo que e' la primera ve' que duermo cómoda en un sillón - comentó soltando un bostezo.

- Hubieras dormido conmigo - dije dándome la vuelta otra vez para verla. Esa sonrisa pícara se dibujó en sus labios -. Digo, para estar mejor.

- Estuve bien, de to' modo' - giré la cabeza mientras untaba dulce de leche en la tostada recién hecha -. Me tengo que ir, mami.

- ¿¡Eh!? - Mi sorpresa la asustó un poco e intenté recomponerme -. ¿Sin desayunar?

"Desayunar". Era bastante tarde para eso, pero los que vamos a fiestas con frecuencia tenemos nuestro propio idioma.

- Me necesitan rompiendo tarima má' - habló sonriendo de lado.

Esa sonrisa me volvía loca.

- Sí, me imagino. Pero comé algo antes, necesitas energías. Además, mínimo déjame invitarte como agradecimiento.

- Ya te dije que no me de' la' gracia' - se sentó en una de las banquetas y apoyó sus codos sobre la isla de mármol -. Y te acepto la invitación, no hay apuro.

Sonreí triunfante y deslicé un plato con tostadas llenas de dulce de leche. Ella miró el contenido con ojos brillantes y mordió su labio inferior.

- Dulce de leche de Argentina, el mejor - dije.

Le dio una mordida, y del placer que le provocó saborearlo cerró sus ojos. Nunca había visto a nadie disfrutar tanto al comer.

- Brutal - dijo con la boca llena.

Negué mientras reía y derramé el café dentro de una taza de porcelana.

- Aquí tienes - le alcancé la bebida y luego el azúcar -. Ponele dulce a tu gusto.

Alzó una ceja y sonrió con cierta picardía. Puse mis ojos en blanco y me di la vuelta para preparar mi café.

- Decime la verdad - le ordené sentándome frente a ella mientras removía la infusión con la cuchara -. ¿Qué tan mal estuve anoche?

Al segundo de hacerle esa pregunta me arrepentí.

Seguramente ni me prestó atención por estar con esas chicas, y yo creía que me iba a seguir el rastro cuando en realidad iba a estar haciendo de las suyas.

Se puso seria y hasta miedo me dió.

- No sé. Honestamente, yo me fui pal' otro lao' - me miró fijamente -. Aunque te vi bailando con Lunay, así que supongo que estuviste toa' la noche con él.

Prendí mi celular y vi el buzón de notificaciones que tenía.

- Sí, me escribió - comenté y ella frunció el ceño -. No me acuerdo de nada.

Miko no habló después de eso, solo se quedó observando la taza como si fuera lo más interesante del mundo.

- Mi primera borrachera fue en un campamento religioso - comencé a hablar, como para aliviar la tensión que se había creado por una razón desconocida -. Tenía 14.

Una sonrisa se dibujo lentamente en sus labios, como si se imaginara la situación. Se inclinó hacia adelante, interesada en lo que diría.

- Mis amigas y yo llevamos vodka en las botellas de agua bendita y nos las tomamos a la noche adentro de las cabañas en las que estábamos - reí al recordarlo -. Adentro estaba la hija del padre, ella también estaba ahí, borracha; y nos fuimos para la cabaña de su papá... y nos besamos enfrente de él - abrió su boca con asombro, y me resultó tierna su reacción -. Sí, y lo peor es que se desmayó.

- ¿Y tú te acuerda' de eso?

- No. Está todo grabado - soltó una risa de sorpresa -. No lo tengo ahora al vídeo, pero otro día te lo muestro.

- Por dios, mujer - negó y bebió el café -. Pero, ¿porqué tus papás te mandaron a ese campamento religioso? ¿Sabían sobre tu orientación?

- No, no sabían todavía. Se enteraron cuando el sacerdote les dijo porque me echaron - reprimí una risa que murió en mi garganta al recordar más -. Mi mamá le dijo de todo.

- Así que lo aceptaron - afirmó ella sin notar mi cambio de humor.

- Sí.

Aquello era verdad... A medias.

- En fin. Era tremenda - hablé enseguida para no dejar en evidencia mi tristeza -. Una vez fui fumada a la escuela - casi se ahoga con el café.

- ¿De verda'?

- Sí, de verdad - dije riendo.

- No puede ser - negó mirándome.

- Le terminé diciendo a la profesora que me gustaba - abrió su boca y golpeó la mesa con la palma de su mano -. Renunció al otro día por miedo.

- Ay mami, ere' una cabrona - hizo una pausa, como si estuviera recordando algo -. Bueno, si viste una entrevista mía en la que confieso que escribí Puerto Rican Mami estando media pasada de copas, sabrás que tan lejos puedo llegar.

- Sí, que hija de puta - rió con fuerza -. Sos terrible.

Estuvimos riendo un buen rato con más anécdotas que fue bueno recordar, hasta que se tuvo que ir porque Mariana la había llamado urgentemente.

La acompañé hasta la puerta y la vi subir a su coche, mirando una vez más lo bien que le quedaba mi ropa holgada.

- Gracias por el desayuno - me agradeció sacando la cabeza por la ventanilla.

- Gracias por cuidarme. No sé cómo compensarlo todavía.

- El desayuno y tú presencia lo compensaron - sonrió. Hice lo mismo -. Te escribo, mami - me guiñó el ojo.

Y luego arrancó y se fue.

Me quedé viendo la nada hasta que decidí entrar.

La sonrisa de tonta me acompañó hasta que subí a mi cuarto y busqué ropa cómoda para ducharme.

Cuando estaba a punto de poner música pars distraerme, me llega un mensaje suyo.

@itsyoungmiko.

Queda pendiente el beso.

@LucyHamiltok.

Te di uno en el cachete 🤔

@itsyoungmiko.

Ya tu sabe' dónde lo quiero.

~•~•~•~•~•~•~

Eeeaaaa, Miko quiere besito.

Che, para aclarar, el dulce de leche es algo típico de Argentina que se come... Para que se den una idea es cómo el chocolate (no, nada que ver, pero para que se den una idea)

Lo aclaro porque hablando con una personita, le mencioné el dulce de leche y lo malpensó 😭😩

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Xoxo.

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