Luna de Sangre

By ladyhabsburgo

30.6K 2.2K 504

Harry es un purasangre mafioso, infame y despiadado y Louis el omega que el destino puso en su vida para camb... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35

Capítulo 4

1K 80 1
By ladyhabsburgo

Louis se sintió cobijado y por un momento pudo cerrar los ojos. No importaba que sus pies estuvieran congelándose o que sus huesos parecían querer salir de su lugar ante los temblores de su cuerpo. Se sentía tibio.

¿A qué persona normal se le ocurría meter personas al agua en pleno invierno? Pero después de planteárselo un segundo y recordar lo que esas personas habían hecho momentos antes, se dio cuenta de que sanidad mental no podían tener y cuerdos no podían estar.

Sus dientes chocaban entre sí mientras trataba de tomar aire, era frío y la respiración le dolía en el pecho.

Aunque parecía que estuvieran silbando justo a lado de sus oídos, se encogió sin ser realmente consciente al escuchar de vuelta aquella voz, que estaba seguro se convertiría en la principal de sus próximas pesadillas.

—Bajo juramento lo aceptas. Con una mano en el corazón, lo deseas.

Abrió sus ojos, enfocando al hombre que se encontraba a unos pasos al frente. El horrible hombre de la serpiente tatuada, él le miraba, a él y al alfa del cual se había olvidado por unos momentos. Aquel que le había sacado del agua y le había cubierto del frío con una pequeña manta que le ofrecieron.

Por instinto retrocedió apenas un paso, pero notó que el alfa le tenía rodeado con uno de sus brazos. El hombre lo volteó a ver unos momentos, con ojos curiosos y rostro sereno. Louis temblaba en sus brazos, y a él no parecía importarle mucho. Para su sorpresa, y antes de que pudiese echarse a llorar, aquel de ojos verdes le apartó el cabello fuera de los ojos y acarició su mejilla al paso.

—Bajo la Luna lo juro. —le oyó y observó decir. Tomó detalle de aquel más a fondo, ojos verdes, mandíbula marcada y rizos que caían brillosos hasta sus hombros. Aunque el viento le sacudiese los cabellos, se miraba serio y analítico.

Era demasiado para digerir, pero cuando menos pensó, su rostro estaba recargado en el pecho del alfa. Este le había envuelto con ambos brazos, y aunque el corazón de Louis latía con fuerza, estaba obteniendo calor. Sus narices solo podían detectar el fuerte olor a madera mojada que pertenecía al alfa, pero el respirar había dejado de ser una tarea difícil.

—Muy bien alfa, cuídalo. La Luna mantendrá su ojo en ti.

El alfa comenzó a caminar, Louis apenas podía dar los pasos, demasiado nervioso y trémulo. Estaba en un estado crítico, sabía reconocerlo. Un rato antes había estado pensando que sería asesinado, después fue sumergido en agua con sangre de dos chicos a los que vio morir y por el momento estaba siendo casi arrastrado por un alfa increíblemente enorme que le había hecho sentir extraño desde el primer momento que le miró a los ojos.

Tragó saliva, parpadeó y sus labios se entreabrieron. Parpadeó y luego analizó de vuelta la situación. Fuerza que podía notarse demasiado, fragancia fuerte y penetrante que se adueñaba del aire al pasar, estatura muy fuera de la común, aún así si se tratase de un alfa, espalda ancha, piernas largas, brazos gruesos.

—No, no, no. —movió los brazos, intentando alejarse. No hubo más movimiento, se le permitió andar por sí mismo, y retrocedió.

Cuando levantó la vista, los mismos ojos y el mismo hombre le miraba con una interrogante.

—¿Omega...?

Era un alfa purasangre. Un enorme alfa purasangre que podía asesinarle con solo presionar su cuello un par de segundos.

Comenzó a temblar de nuevo, el viento frío golpeando su rostro y sacudiendo sus cabellos. Observó alrededor, otro chico estaba siendo sumergido en aquel enorme cubo y nadie parecía prestarle atención a ellos.

Lamió sus labios, que podía apostar su vida asegurando que estaban violetas.

—E-Eres, un, un purasangre —murmuró.

El otro parpadeó, ladeando apenas la cabeza—. Sí.

Louis siguió temblando. Ya no sabía qué esperar. Era demasiado en unos cuantos minutos. No se sentía a salvo, no estaba a salvo. Había sido secuestrado, había sido ultrajado, sumergido en sangre, y podía jurar que casi sucumbía ante una hipotermia. Y ahora estaba junto a un alfa purasangre que seguramente intenciones buenas no tenía.

Siguió mirando al extraño con ojos grandes, no pudiendo hacer nada más que temblar.

Hasta que el otro se acercó, lento, casi con cuidado.

—Tienes frío.

Louis quería decirle que si no era demasiado obvio, con ese tono sarcástico que solo él podía poseer. Pero por aprecio a su propia vida, no lo hizo.

No respondió, ya no sabía cómo actuar. Estaba perdiendo el juicio, y lo estaba aceptando.

—Omega.

—Mi nombre es Louis —murmuró, con labios temblorosos, sin apartarle la mirada—. ¿Qué harás conmigo?

El alfa le miró en silencio durante un rato.

—Puedo asegurar que no voy a lastimarte, si eso es lo que te preocupa.

Tragó saliva—. ¿Por qué debería confiar en ti?

El alfa se acercó un poco más.

—No hay una razón —murmuró—. Todavía. Pero puedes pensar en que has venido conmigo en lugar de quedarte con las rodillas en el entarimado esperando a ese alfa de serpiente en el brazo. Noté que te da más miedo que yo, ¿no es así?

Su respiración salió como humo blanco de su boca, se estaba congelando. Apretó sus dedos en la manta que le cubría desde los hombros y trató de evitar que sus dientes siguieran chocando. No lo logró, sin embargo.

—No confío en ti, alfa. —soltó sin querer.

El otro asintió—. Y ese es un buen comienzo. Me preocuparía si lo hicieras. —le agarró la cabeza con ambas manos y se acercó, observando de cerca—. La marca no se ha borrado de tu piel, así que no me equivoque contigo. Y la Luna tampoco...

Esa vez, Louis no hizo el intento de alejarse. Aún si aquello le parecía extraño. Como todo lo demás.

—¿Sabes lo que significa la palabra de un alfa? —le preguntó.

El otro sonrió sin que el omega pudiera verlo. Tan inteligente y valiente, justo como imaginó que era—. Claro.

—¿Tengo tu palabra? —Louis cuestionó—. Sobre no hacerme daño.

—Claro.

Siguió congelándose un rato más, puesto que cuando comenzaron a caminar el alfa no volvió a abrazarlo. Las piedras le lastimaban los pies, pero no volvió a quejarse. Guardó silencio, y sólo caminó. Con la cabeza abajo, sin poder pensar mucho.

—Quédate aquí. —levantó la mirada por primera vez en un rato, el hombre rizado le veía sin algún gesto en realidad. —Buscaré más mantas. Puedes sentarte si quieres.

Observó alrededor cuando el alfa le dio la espalda y comenzó a caminar. Aquello bien podía parecer un enorme kiosco, pues por encima se levantaba una estructura de madera en forma de círculo, manteniéndose firme por los arcos que iban de lado a lado enterrados en la tierra. Bajo sus pies también había madera, había ignorado el momento en que dejó de sentir las piedras, también justo en el centro de aquella estructura había una enorme fogata, que iluminaba más y más a cada momento. Consumiéndose sin parar.

Decidió sentarse en una pequeña banca que estaba detrás de él y suspiró, perdiendo su mirada en la fogata.

El calor del fuego había puesto sus mejillas rojas otra vez, eso podía sentirlo al poner las manos allí para obtener algo de calor.

No entendía por qué su corazón había dejado de latir con prisa, porque de pronto parecía estar más relajado. No lo estaba, por supuesto que no. Recordó que en su hogar no había costa, no cerca al menos. Y allí estaban arriba de un enorme acantilado, con las olas rompiendo abajo en las rocas. Todo lo que acababa de suceder, ese alfa...

De nuevo se preocupó. Y no fue consciente de la presencia de alguien más hasta que con el aire fragancias extrañas llegaron hasta sus fosas nasales.

Su corazón se aceleró, y temió al levantar la vista. Pero lo hizo, tragando saliva al instante.

De pie frente a él había dos enormes alfas. Supo distinguir, purasangres también. De cabello negro, y manos gigantes, las cuales sostenían dos copas de alguna bebida magenta. Louis observó sus rostros, idénticos.

Parpadeó.

—Tienes que admitir que fue una muy buena elección, Calum. ¿Cómo no pudimos verlo antes?

Louis sólo podía mirarlos con ojos grandes, escapar no era una opción. Es decir, ¿a dónde correría? ¿con quién? Desconocía por completo su paradero, y era estúpido, porque por un momento sólo pudo pensar en el alfa de ojos verdes que le dio su palabra sobre no hacerle daño.

Pero tampoco habían hablado sobre protegerlo. O evitar que otros lo lastimaran.

Se puso de pie, evitando la banca para poder retroceder dos pasos. Su corazón parecía estar corriendo una maratón, porque apostaba que podía escucharse fuera de su pecho.

—Lo asustas, Yahir. —soltó el otro alfa, bebiendo de su copa luego.

—Pero si es un pequeño y tímido omega, claro que se asustará hermano. ¿Qué podría hacer contra dos enormes alfas purasangre?

Tembló, y esa vez no porque sintiera frío. Y detestó también que aquel alfa de rizos, y ojos verdes se convirtiera en su única esperanza. Porque lo era, de verdad que sí.

—¿Ya tienes alfa, verdad? —preguntó aquel que había bebido de su copa, Calum.

No tenía un alfa, pero no sabía qué era mejor responder. Así que solo se calló.

—Hm, parece que no habla. —Yahir le mostró una sonrisa. Tétrica y con ojos brillosos.

—Pues le han dejado. —volvió a decir Calum.

—Sí, no parece que importé mucho. Podríamos tomarte justo ahora, omega... Eres lindo y suave, apuesto a que muy dócil también.

Entonces el otro alfa soltó una carcajada—. Ya imbécil, lo harás mearse.

Pero Yahir no rió, sólo volvió a sonreírle y bebió de su copa.

—¿Quién te ha elegido, omega? —preguntó Calum, sonriéndole como si fuese la mejor persona en el mundo.

Y Louis parpadeó, confundido pero algo aliviado. Sabía que se referían al alfa que había ido a buscar "más mantas".

—No lo sé. —dijo por lo bajo—. No me ha dicho su nombre.

—Venga, hombre. Hace un juramento bajo la Luna pero no le dice su jodido nombre. —Calum negó, fingiendo estar ofendido pero sin borrar la sonrisa de su rostro—. ¿Tú cómo te llamas?

—Louis.

—Oh, mira. Ese es un nombre mejor. Estaba a punto de ponerte "el silencioso". No hablas mucho, eh.

Louis parpadeó.

—No los conozco. No confío en ustedes.

—No somos peligrosos, Louis.

Yahir volvió a sonreír—. Está hablando por él mismo.

—Él es un imbécil, no lo tomes en cuenta.

—Tú eres un imbécil también.

Y ambos continuaron discutiendo, y tenían a Louis tan entretenido que no se percató cuando aquel alfa volvió.

—¿Necesitan algo muchachos? —le escuchó decir de una manera no tan amable.

Lo miró rápidamente, sintiéndose así mucho más aliviado. El alfa tenía las mantas que había ido a buscar en las manos, y pronto se acercó a Louis para ponerlas encima de sus hombros.

—Así que Styles es quien se quedó con este bonito omega —Louis observó a Yahir hablar. Con un toque de recelo en sus palabras.

Así que se llamaba Styles.

—Tuviste buen ojo el día de hoy. —Yahir le seguía dedicando aquella mirada que ponía a Louis más que incómodo. Había deseo y maldad en sus ojos.

El alfa rizado no se movió, y tampoco dijo nada.

—Disculpa a Yahir, hombre. Sabes que suele ser un perfecto idiota a veces. —Calum habló, sonriendo.

—¿No vinieron por nadie hoy? —habló el alfa rizado.

Los hermanos asintieron—. Sí. Ya lo hemos enviamos a casa. Hace demasiado frío y pueden enfermar.

—No te veo cuidando bien a este omega, Styles —volvió a decir Yahir.

El alfa parpadeó—. Mi omega, no "este omega". —corrigió—. Estoy esperando a mis compañeros. Y lo que haga con él, supongo no es de su incumbencia.

Louis solo pudo pensar en ese "mi omega" que se escuchaba extraño sabiendo que era referido a él.

—No te molestes —añadió rápido Calum, dándole un suave empujón a su hermano—. Ya conoces cómo es.

—Es estresante. Y será mejor que te lo lleves.

—No pretendas que no estoy aquí para mandarme solo, grandote. —Yahir bebió lo último de su copa y volvió a sonreír con arrogancia.

—Entonces será mejor que te alejes de una vez. Porque siempre es una buena noche para arrancarle la garganta a alguien.

—Inténtalo.

—¡Muy bien, sí! ¡Ah, nosotros ya nos íbamos! —Calum empujó lejos a Yahir, dedicándoles una tensa sonrisa mientras caminaba—. Buena suerte, hombre. Que la Luna cumpla todos tus deseos.

Louis los observó forcejear a la distancia, después los escuchó gritarse y luego gruñirse. Volteó a ver a Harry, que seguía mirándoles con atención.

—No soy tu omega —le dijo sin más.

El mayor volteó a verlo—. No eres tú quien decide eso. —soltó simple.

—¿Y si no soy yo, quién entonces? —Louis frunció el ceño.

—La luna —le acomodó las mantas mejor—. ¿Estás bien?

Louis le observó durante un momento, confundido pero tan solo lo dejó pasar.

—Sí. Gracias por las mantas.

—Me refería a esos alfas, ¿te hicieron algo?

Louis lo pensó un momento, después sólo negó—. No en realidad. Son gemelos... —divagó.

—Sí. Lo son. —le giró por los hombros y le empujó cerca de la fogata.

—Dan un poco de miedo.

—No tienes que preocuparte, pronto nos iremos.

—¿A dónde?

—A casa.

Continue Reading

You'll Also Like

5.1K 361 9
Solo léanlo (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧
3.1K 297 2
En un lugar donde desprecian y rechazan a los omegas que supuestamente no son comunes. Llegará el día en que el destino arme una buena jugada para ll...
509K 52.1K 130
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
164K 4.4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...