Cúrame ▪︎ MISHO AMOLI

By chiarasmt

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**TRES PARTES JUNTAS** Primera parte: "Cúrame" - Terminada Segunda parte: "Ódiame" - Terminada Tercera parte... More

PRIMERA PARTE: CÚRAME - Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21 🔥
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
EPÍLOGO
SEGUNDA PARTE: ÓDIAME - Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8 🔥
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 🔥
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Epílogo
TERCERA PARTE: MÁTAME - Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 6

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By chiarasmt

...donde están toda aquellas ilusiones que ahora mismo están muertas. Estoy buscando a mis preguntas una sola respuesta. Porque me duele mi pecho, el aire siento me falta en esta tormenta...

🪐

- ¡Gala! -me agarró del brazo deteniéndome en medio de la calle.

Me quedé quieta, me zafé de su agarre y me separé un poco. La oscuridad de la noche nos embriagó, el frío cada vez era más notorio, pero debido a la adrenalina que mi cuerpo experimentó aquella noche poco a poco me fui acostumbrando a él. Saqué el cacao del bolso y me apliqué un poco sobre los labios al sentir como por el frío se estaban secando. Las calles seguían mojadas, el cielo seguía nublado, pero por lo pronto no amenazaba con llover. Perdí la noción del tiempo, no sabía que hora era, pero sí tuve claro que mi estancia en el cumpleaños de Javi había sido más que suficiente. Necesitaba airearme, respirar tranquila y combatir todo lo que llevaba por dentro. Estaba esperando la primera consulta con la psicóloga, meses atrás me di cuenta de que no estaba bien y que con mi actitud estaba echando todo a perder. No tenía ganas de nada, había noches que apenas conseguía conciliar el sueño y me las pasaba llorando, sentía un agotamiento extremo y falta de atención en todos los aspectos de mi vida. Me di cuenta de que algo no iba bien dentro de mí, pero no llevaba bien años y poco a poco me fui consumiendo sin que nadie se diera cuenta. Quizás mi ruptura con Eric me marcó tanto que tras haber superado el shock postraumático sentí que no era yo la que controlaba mi vida. Estuve tanto tiempo buscando la felicidad que me olvidé de que la que se había perdido era yo.

- Si quieres vuelve a la fiesta, pero yo me voy. Tengo sueño y quiero descansar -le miré abatida, no tenía ganas de discutir.

Nos tiramos todo el camino hasta su casa discutiendo, él perdiendo los nervios y yo aumentando su desesperación con mis actitudes infantiles. No tenía que soportarme, entendía que me mandase a la mierda cada dos por tres, entendí todo lo que él hizo aquella noche, pero no quise darle la razón. Quizás fue el orgullo que no me dejaba mostrarme vulnerable o quizás fue el ego que me impidió darle la razón aun sabiendo que en aquella batalla yo estaba perdiendo.

- Quédate en mi casa -me pidió -. No conoces Madrid, es muy tarde y no deberías andar sola por la calle.

- No sé -aparté la mirada sintiendo un vacío en mi interior, sentí que me faltaba la respiración.

Me llevé la mano al pecho sintiendo como las pulsaciones se aceleraban, mi corazón comenzó a latir más rápido, me faltaba el aire y comencé a hiperventilar. Sentí una presión en el pecho y todo sobre mí comenzó a dar vueltas. Misho me agarró impidiendo que me cayera al suelo, me estaba dando un ataque de ansiedad en mitad de la calle. Durante los últimos meses esos ataques se volvieron frecuentes en mi vida, hice la vista gorda y no les di importancia, pero conforme pasaba el tiempo cada vez se incrementaban más. No se lo dije a nadie, nunca me gustó preocupar a la gente de mi alrededor y ese fue mi gran fallo.

- Me está dando un ataque de ansiedad -murmuré -. Pero tranquilo que enseguida se me pasa.

-Por favor, hazme el favor de subir a mi casa -sus ojos me miraron con rabia y yo finalmente cedí.

-Está bien -suspiré.

Apenas podía sostenerme en pie, todo me daba vueltas, la sensación de desmayo me angustió. Nunca antes la había vivido en un ataque de ansiedad. Cerré los ojos durante unos segundos, en busca de paz, pero todo se incrementó.

Entramos en su piso y me dejó en el sofá mientras iba a buscar un poco de agua. Cogí aire poco a poco tratando de que mi respiración fuera regular. Me abaniqué con las manos sintiendo el sudor resbalar por mi frente. Estaba completamente abatida, llevaba una presión dentro que no me dejaba vivir y explotó en el peor de los momentos. Nunca supe controlar mis emociones, las dejé a un lado olvidadas.

- Toma -me tendió el vaso.

- Gracias -murmuré agarrándolo.

Bebí un poco de agua, el pulso me temblaba, pero poco a poco conseguí tranquilizarme. Él me sacaba de quicio, pero a la vez me transmitía mucha calma. El problema fue que la balanza siempre se decanto más a favor de lo primero. Volví a cerrar los ojos, respirando normal sintiendo que poco a poco estaba volviendo a ser yo misma.

- Lo siento -murmuré antes de beber un poco de agua.

- No tienes que sentir nada -se sentó a mi lado, me aparté un poco al sentirlo tan cerca.

- Por todo en general -mis dedos recorrieron el filo del vaso y suspiré -. No te conozco de nada -dije tragando saliva -. Esa es la realidad y lo siento por contarte mi paranoias, pensaba que si se lo contaba a alguien me sentiría mejor, pero elegí mal el momento y a la persona.

- Gala -se movió con incomodidad -, yo no quise decir eso...

- Lo dijiste y créeme que te entiendo. Al final tú no eres psicólogo, no me conoces de nada, no tienes porqué soportarme -levanté la cabeza y lo miré.

- Tampoco sabía que estabas tan mal -dejó caer y yo negué curvando los labios hacia arriba.

- Nadie lo sabe, ni yo misma sé en que punto estoy. Finjo estar bien, pero por dentro no estoy directamente -me chupé los labios -. Esta soy yo, no la Gala que conoces. Soy emocionalmente inestable, sufro de ataques de ansiedad, me da pánico la gente y para nada soy tan atrevida.

- Te has creado una especie de coraza por lo que te pasó en el pasado -intuyó.

- Se podría decir que sí -me encogí de hombros -. De verdad que lo siento, me he comportado como una cría -lo miré a los ojos, sentí como la vergüenza me comía por dentro.

Sentí el calor ascender por mi cuerpo, sentí como el rubor ascendió por mis mejillas dejándome totalmente expuesta y débil.

- Hablando es como se entiende la gente -perdió la vista en la pared de enfrente -. Supongo que no nos ha dado tiempo a conocernos porque hemos preferido discutir constantemente.

- Supongo -me acerqué a él, quise abrazarlo, pero me reprimí y se quedó en un simple deseo.

Nos quedamos en silencio, me apoyé en el respaldo del sofá, crucé mis piernas y fijé la vista en la pared. Respiré hondo sintiendo como poco a poco volvía a la normalidad. Me pellizqué los dedos, los cuales los tenía destrozados por aquella manía. Cuando me estresaba tiraba de la piel hasta joderme los dedos, daban pena, pero me daba igual.

Sentí como mis tripas rugían, me llevé las manos al abdomen y suspiré. Miré a Misho de reojo, estaba pendiente del móvil, parecía concentrado por lo que me levanté y fui al baño. Cogí el neceser y saqué las toallitas para quitarme el maquillaje. Me eché un poco de agua en la cara para despejarme. Me quité el maquillaje y los pequeños eccemas que me habían salido en la cara se pudieron ver. Me eché las cremas y suspiré. Me quité la coleta y me desenredé el pelo para estar más cómoda. Me la hice tan tirante que la cabeza me había empezado a doler. Me miré al espejo y resoplé al verme la cara tan roja por culpa de los eccemas.

Abandoné el baño y descalza, volví a caminar hasta el salón. Misho seguía ensimismado con el móvil, pasé por delante y me senté nuevamente a su lado. Bostecé cansada, mientras una sensación de hormigueo invadía mis manos.

- ¿Todo bien? -se interesó bloqueando el móvil.

- Sí -lo miré y sonreí algo forzado.

Su mano rozó la piel de mis mejillas, tocando con cuidado los eccemas. Su cara lo dijo todo, sintió lástima al verme y yo no quería eso.

- Tengo la piel atópica, me salen de continuo -me encogí de hombros -. Cuando estoy estresada me salen con más frecuencia.

Misho fue a decir algo, pero se quedó en el intento. De nuevo el silencio volvió a reinar entre nosotros, me quedé mirándole fijamente a los ojos. Tragué duramente al darme cuenta de que estaba más pillada de lo que creía. No supe deducir en qué momento ocurrió, simplemente pasó y no pude controlarlo.

Se fue acercando poco a poco, sentí como mi corazón comenzaba a latir más rápido debido a los nervios que comencé a experimentar. Estaba cerca muy cerca, podía notar su respiración chocar contra la mía, sus ojos se perdieron en mis labios y tragué saliva sintiendo que se me iba a salir el corazón del pecho. Su boca quedaba a centímetros de la mía, conforme se iba acercando mis ganas de besarlo fueron incrementando. Pero, claramente, los miedos y todas las inseguridades que llevaba arrastrando se encargaron de arruinar el momento.

Aparté la cara lentamente, con sutileza, en un intento de disimular y evitar lo que hubiera ocurrido. Escuché como soltaba una risa sarcástica, negó con la cabeza y se levantó del sofá. Desapareció de mi campo de visión y yo me dediqué a mirar por la ventana como las gotas de agua comenzaban a caer del cielo. La oscuridad de la noche me embriagó y me sentí mal por haberlo rechazado. No estaba segura de si era lo correcto, pero sí sabía que yo también quería y por primera vez estando con él acepté y me dejé llevar sin pensar en las consecuencias que podría traer. Porque él y yo éramos el claro ejemplo de que los polos opuestos se atraen, no teníamos nada que ver, él era el fuego y yo el hielo, él era la calma y yo la tempestad, él era la oscuridad y yo la claridad. Dos personas que a priori no encajaban, pero que bastaba una mirada para entender que si poníamos de nuestra parte podríamos formar el puzzle perfecto.

Me levanté del sofá y caminé a oscuras con el único objetivo de llegar a la cocina. La luz estaba encendida y suspiré al tener que hacerle frente. Me acerqué lentamente, él noto mi presencia y me miró de arriba a abajo.

- ¿Tienes hambre? -me preguntó como si me conociera mejor que yo.

- Sí, aunque solo venía a por un poco de agua -me crucé de brazos y me apoyé en el marco de la puerta.

- Ahí lo tienes, me voy a la cama -pude percibir que estaba frustrado -. Coge lo que quieras, como si estuvieras en tu casa.

- Vale, gracias.

Misho salió de la cocina evitando que su cuerpo y el mío se rozasen. Me tapé la cara con las manos y respiré hondo varias veces. Me serví un poco de agua en un vaso y agarré un mango, tenía hambre, pero no quise comer demasiado. Necesitaba algo ligero con el que matar las ganas. Me apoyé en la encimera y me dediqué a mirar las historias de Instagram. Sonreí al ver como Cata estaba disfrutando en Villarreal con Pau, como mi hermana Estela estaba feliz con Iván y como todo en sus vidas estaba empezando a cobrar sentido.

"Tata, puedo subir a Barna?"

Recibí aquel mensaje de mi hermano Biel, dudé por unos segundos, pero acabé diciéndole que sí. Bloqueé el móvil, fregué el vaso y el cuchillo y abandoné la cocina. Pasé por el baño y me lavé los dientes, intenté retrasar el momento de meterme en la cama y dormir a su lado. Me quité el vestido y me puse el pijama mientras mi mente comenzó a dar tumbos sin sentido. Se me pasó por la cabeza dormir en el sofá, pero por alguna extraña razón mi mente decidió que aquella opción no era viable.

Caminé a oscuras hasta su habitación y allí lo vi, de nuevo con el móvil evitándome e ignorándome. Apreté los labios y me di media vuelta. Sabía que había notado mi presencia. Me miró hasta que notó que lo estaba mirando y entonces apartó la mirada.

- Siento haberte arruinado el cumpleaños de tu amigo -me paré en la puerta.

Noté como se levantaba de la cama y se sentaba sobre el filo. Su respiración retumbaba en la habitación y entonces entonó un:

- Me has hecho un favor.

Me senté a su lado y me dejé caer sobre su pecho. Rodeó mi cuerpo con su brazo y cerré los ojos. Sus dedos acariciaron mi brazo mientras yo trataba de darle sentido a mi vida. Sus manos se perdieron en mi piel y sentí que deseaba tanto aquello a lo que me negué minutos antes. Me aparté de su pecho y le miré a los ojos, sintiendo su boca a centímetros de la mía. Apagó la luz de repente, cortándome la visión. No lo estaba viendo y eso me alteró, la oscuridad fue testigo de cómo poco a poco fui perdiendo la razón.

Sentí la adrenalina ascender por mi cuerpo, sentí que estaba a punto de explotar y solo bastaba con tener sus labios sobre los míos. Por un momento pensé que aquello era fruto de otro sueño más, pero me equivoqué porque fue tan real que temí a que no cumpliera con mis expectativas.

Me acerqué acortando la distancia y mis labios entraron en contacto con los suyos. Cerré los ojos mientras nuestras bocas, por fin, mataban la tensión acumulada. Sin separar su boca de la mía, me tumbó sobre el colchón, se colocó sobre mí y siguió besándome, matando las ganas acumuladas. Coló una mano por debajo de mi camiseta y me acarició el abdomen con delicadeza. Toda una noche matándonos con las palabras que cuando pensábamos que no iba a ocurrir nada, todo estalló por los aires.

- Lo siento -me disculpé separándome de su cuerpo.

- ¿Por qué pides perdón por todo lo que haces?

- No lo sé, es una manía que tengo -me encogí de hombros dándome la vuelta.

Él de nuevo no dijo nada, se acomodó en su lado de la cama. Cerré los ojos mientras escuchaba las gotas chocar contra los cristales de la ventana. El sonido de la lluvia caer alteró mi estabilidad. Me giré por instinto y murmuré:

- Por si todavía tienes dudas, sí, la historia de Instagram iba por ti.

...

Espero que os esté gustando la historia ☺️❤️

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