El otro lado (Novela Creepypa...

De Best_Leo

2.3K 202 604

«Paz entre nosotros, guerra con el resto». Las reglas son sencillas: si te refugias con el grupo, proteges al... Mais

Antes de leer
¿Has visto a este individuo?
Introducción
Capítulo 1: Una noticia inesperada
Capítulo 2: La reunión
Capítulo 3: Secuestro
Capítulo 4: Dos percances
Capítulo 5: Ahí sale la comadreja
Capítulo 6: ¡Detective Laughing!
Capítulo 7: Monitor
Capítulo 8: Un baño de reglamento
Capítulo 9: Decadencia
Capítulo 10: Ángel Anatómico
Capítulo 11: Echar una mano
Capítulo 12: Un día de muertos
Capítulo 14: La tienda de cordones

Capítulo 13: Una nota de "S"

85 7 30
De Best_Leo

No había cristales ni ventanas, solo un pequeño hueco por el que teníamos que pasar agachados. Una pequeña bombilla alumbraba a Slenderman, que decrecía a "tan solo" 2,20 metros para caber en esta cabaña. La cabaña central. Una cabaña vacía con el único uso de hacer reuniones.

Los oídos nos sangraban, la estática en esta parte del bosque era tan fuerte que solo su élite podíamos estar aquí. 

—Señor —dijimos los tres al unísono mientras agachábamos la cabeza y nos destapábamos los rostros.

«Masky. Hoodie. Toby. Ya ha empezado noviembre. En unas semanas se cumplirá un mes del inicio del plan de Zalgo. Contadme todas las novedades. Todo».

Cuando hablaba era lo único que escuchábamos. El resto de sonidos se apagaban, también la estática. Que Slenderman, nuestro señor, hablase a nuestra mente era un privilegio y la mejor sensación del mundo. 

Toby y Hoodie me miraron. 

—Señor... —comencé— no sé si está resultando como esperábamos. Ya han muerto cuatro, y aún así no parece que esté causando el revuelo que debería.

—¿Muerto? ¿No querrás decir que ya habéis matado a cuatro? —Sally apareció entre la oscuridad, por detrás de Slenderman. Tenía su peluche en su mano derecha.

—¿Sally? —dijo Toby extrañado.

«Yo la dejo escuchar».

Apreté mis puños. No entendía por qué motivo Slenderman siempre entrometía a Sally en todo. Ella no era una proxy, no era una aliada de Zalgo, pero sabía tantos secretos de Slenderman como yo. ¿Qué ha hecho para merecérselo? 

—El primero puso al límite a Eyeless Jack —soltó Hoodie sin apartar su vista de Slenderman—. Era obvio que el chaval moriría... 

—Los esbirros de Zalgo no saben controlarse —dije yo ahora. No me caían mal por individual, pero en su conjunto Zalgo y sus esbirros eran una plaga... 

—¿Ahora la culpa es de los esbirros? —Sally sonreía de lado—. Vaya, y yo que creía haber visto a Toby destrozándole la cabeza a Fu y a Masky sujetando el cuerpo muerto de Lexy... 

Apreté mi mandíbula. Esta maldita niña...

«Tranquilízate, Masky. Todo eso ya lo sabe Slenderman. Sally solo quiere sacarte de quicio, pero sabes que luego es buena con nosotros...» me dijo Tim.

«Esa información ya la tenía. Quiero algo más». Siguió diciendo Slenderman.

—Señor... —mantuve la calma— hay... hay algo que ocurrió cuando maté a Lexy —miré a Sally, no me hacía gracia que se enterase de esto—. Seré directo, creo que Zalgo se metió en mi cabeza e intervino. 

Nos quedamos todos en silencio. Sally me miró extrañada y giró la cabeza.

—¿Has oído eso Mr.D? —Dijo susurrándole a su oso. Ese saco de algodón siempre ha sido su amigo más cercano, aunque no lo llevaba encima en todo momento—. Masky tiene la mente frágil y Zalgo ha conseguido interferir en él... ¿Cómo sabemos que ahora mismo no está hablando Zalgo también? 

—No creo que Zalgo se delatase —contesté bruscamente alzando un poco la voz. Tragué saliva—. Señor... mi mente es fuerte.

Slenderman acercó levemente su rostro a mí. La estática se intensificó considerablemente. Sentía como todos los órganos se me movían y mi cabeza ardía. Aún así, tenía que mantener la calma y no hacer movimientos bruscos.

«Siempre has sido fuerte. Puede que la vejez estropee tu mente humana».

Reí nerviosamente. 

—¿La vejez? —dije extrañado. Toby se rio a mi lado—. Señor, no creerá que puedo fallarle... ¿verdad? He demostrado mi fidelidad tantas veces... 

—Nos ocuparemos de mantener al resto con vida más tiempo, señor —intervino Hoodie—. Todos confiamos en Masky. Zalgo es un demonio, él es el traidor por meterse en su mente...

«Hoodie. No te pueden oír acusando a Zalgo. Tratar con él es cosa mía».

Hoodie asintió con la cabeza.

—Siento interrumpir, pero iré a dar de comer a los chicos, si no, no creo que podáis mantenerlos vivos como decís... —soltó Sally mientras abrazaba a su osito de peluche. Ahora se estaba haciendo la buena...

—Sally —habló Hoodie—, antes de que te vayas, ¿puedes darme tu teléfono desechable? Supongo que lo llevarás encima... 

—Claro —Sally dejó su teléfono en la mano de Hoodie antes de irse. Se desvaneció mirándome con una sonrisa burlona.

—Señor —habló ahora Toby—, unas horas antes de venir nos han comunicado algo... 

Hoodie soltó una pequeña risa y los tres compartimos una mirada cómplice. Ya casi se me había olvidado ese... tema, menos mal que a Toby no.

—El cuarteto mágico cometió un error ayer —soltó Hoodie. "Cuarteto mágico" era como llamábamos al grupo de Laughing Jack, Candy Pop, The Puppeteer y... Jason The Toymaker, como no.

—Se lo pasaron bien en Halloween, sobre todo Jason —Toby tenía una sonrisa de oreja a oreja. Me encantaba el odio que compartíamos los tres por ese grupo.

«No sois inmortales. Cada segundo que pasáis guardando secretos me anima a sustituiros».

—Señor... —intervine ahora yo. Slenderman no resaltaba por su paciencia— Hace unas horas un proxy al cargo de Skanda, uno de los que vigilan nuestra información en redes sociales, ha encontrado un vídeo de un hombre acusando a Jason de matar a su sobrino en México. Incluso enseña su famoso ratón rojo. Obviamente Jason no avisó de nada de esto.

Slenderman se nos quedó "mirando". Toby rebuscó en sus bolsillos.

—Mandamos a alguien a corroborar la información y a borrar pruebas... —dijo— Efectivamente, este es el ratón de Jason —Toby sacó de su bolsillo el pequeño juguete ensangrentado. No pude ocultar mi sonrisa, ahora sí se les iban a acabar las tonterías... 

Sonaba de fondo ópera mientras tomaba una taza de té. Puppeteer miraba con suma atención la televisión, Candy estaba sentado a su lado apoyando su barbilla en su mano, soltando un bostezo de vez en cuando y con la expresión caída. Laughing, en cambio, estaba a la izquierda del sofá, jugando con el oso de peluche donde estaba el alma de Locke. Le había dejado jugar con su amigo después de atender a la entretenida charla que habían tenido Slenderman y sus tres esclavos privilegiados hasta que Sally, el alma caritativa del lugar, decidió que era un buen momento para dar de comer a unos adolescentes estúpidos y cualquieras.

Sorbí de la taza mirando a la pared y solté un suspiro, había mucho que pensar, mucho. Ni siquiera Slenderman sabía qué hacer respecto al plan de Zalgo, entonces, ¿cuál es el rumbo por el que nuestro frágil barco de papel navega? ¿Cuál es el propósito de todo esto a fin de cuentas?

[TOC, TOC, TOC]

Los cuatro nos miramos. No esperábamos ninguna visita.

Caminé hacia la puerta y, una vez abierta, apreté el asa de la taza y traté de respirar lo más despacio y calmado posible.

—¿Sí?

—¿Cómo estás, juguetero? —Masky fue el primero en hablar, estaba cruzado de brazos.

—Bien... —miré a los tres sin poner mueca alguna. Es imposible que hayan descubierto el truco del oso, sabía hacer bien mi propio trabajo, Locke no había abierto la boca y Sally no se había dado cuenta, de lo contrario, lo habría dicho— ¿puedo ayudaros en algo?

—Sí —contestó Ticci Toby—, de hecho sí. Queríamos preguntarte sobre tu escapada de anoche. ¿Te lo pasaste bien en México?

—¿México? Yo no he estado en México, ¿de qué habláis? —fruncí el ceño.

—Entonces... ¿Este es un youtuber mexicano que está haciendo un montaje bastante bueno, no? —dijo Hoodie.

Me mostró un vídeo de YouTube que se titulaba "Jason De Toymeiker estas muerto" que duraba unos minutos.

—Hola, mi nombre es José Xochimilco Hidalgo Juárez, más conocido como "el Desollador" —un hombre mexicano de unos treinta años, tez, pelo y ojos oscuros y complexión gruesa hablaba a la cámara con cierta mala calidad. Su fondo era de color gris—. Desde aquí, Tamaulipas, México, quiero desde aquí... declarar al pinche gringo Jason The Toymaker que su vida pronto se va a acabar. Anoche, mi sobrinito, Chinito, fue asesinado a golpes por este cabrón. ¿Y por qué lo sé?

El hombre se acercó a una mesa de madera y agarró un objeto. No lo reconocí hasta que lo mostró a la cámara.

—Mi sobrinito chiquito era un fan de los Creepypastas y anoche fue asesinado por este wey. Esta es la prueba de ello. Este ratón rojo que ven es una de las creaciones de este chupavergas, aquí podemos ver su firma toda culera —mostró, efectivamente, mi firma en mi singular ratón rojo—. ¡MI SOBRINO ESTÁ DESTROZADO! ¡DES-TRO-ZA-DO! ¡MOLIDO A GOLPES! ¿SABEN DÓNDE ENCONTRAMOS ESTA BASURA? ¡EN SU ESTÓMAGO! ¡YO MISMO TUVE QUE ABRIR A MI POBRE CHINITO PORQUE HABÍA UN BULTO EN SU HUNDIDA BARRIGUITA PARA ENCONTRAR ESTA PORQUERÍA! ¡JASON THE TOYMAKER, SI ERES UN HOMBRE DE VERDAD, SI ERES TAN HOMBRE PARA MATAR A UN POBRE NIÑO INDEFENSO, SERÁS UN HOMBRE PARA ENFRENTARTE A MÍ! ¡VEN A TAMAULIPAS, CABRÓN! ¡VEN, TE ENSEÑARÉ LO QUE PASA CUANDO TE METES CON MÉXICO, CABRÓN! Así que ponte condón, cabrón, porque tu desollamiento se viene.

El vídeo se cortó en ese momento y resoplé.

—Y vuelvo a preguntar: ¿te divertiste en tu escapada sin decirle a nadie? —Ticci Toby me miraba fijamente. Me crucé de brazos sosteniendo el asa de la taza con mi dedo índice.

—Jason no fue a México —habló Candy que se acercó detrás de mí—. Ese f...

—Fui a México —corté a Candy, ya me estaban empezando a cuadrar un par de cosas—. Solo quería un poco más de material para mis juguetes —miré a los tres seriamente y sin titubear.

—Bien, hasta que lo admites —respondió Hoodie—. Sabes perfectamente que no debes salir sin permiso, juguetero.

—Se te restringirán las salidas, solo podrán moverse por aquí y en nuestra dimensión —contestó Masky. Escuché a Puppeteer y Laughing levantándose del sofá.

—Os estáis pasando —contesté—. Primero, solo fue una vez y fui por material. A ese narco solo hay que desaparecer lo junto con el vídeo y ambos serán lost media. Segundo, Laughing Jack, Puppeteer y Candy Pop no tienen nada que ver en este asunto, por lo que si es que hay castigo, a ellos no les corresponde ninguno si no han hecho nada —Masky soltó una risa nasal.

—Primero —subió el mentón—, las reglas son las reglas, para todos los que vivimos y vamos en grupo aquí. Los seres mágicos no pueden salir sin permiso de Slenderman o sus proxys, mucho hacíamos con dejarte tu taller podrido. Segundo, si tú no sales, ellos tampoco. ¿Quién dice que ellos no te pueden conseguir los materiales al no poder salir?

—Es estúpido, ¡nosotros no hemos hecho nada! —habló Laughing a mi derecha— ¡Y Jason no ha salido! ¡Estuvo todo el rato en su taller!

—¡Yo fui a México! ¡Quería matar a alguien por Halloween y se me ocurrió ir a México! ¡Os puedo describir hasta la casa del niño! —los proxys centraron sus miradas en Candy— Era color me...

—Era color menta —lo corté—. Es obvio que están tratando de protegerme. Si vais a hacer algún castigo que sea a mí. Ellos están fuera de esto —dije con voz firme.

—Yo los veo muy implicados, ¡ahora están involucrados! —Ticci Toby se encogió de hombros.

—No más salidas, no más ir a otras dimensiones. Si no queréis cumplirlo, ateneos a las consecuencias de Slenderman en vuestra puerta —sentenció Masky y los tres proxys se fueron sin nosotros poder decir o hacer nada más. Cerré la puerta y desaparecí la taza vacía.

—Jason... —Candy tenía los hombros caídos— Es mi culpa, ese niño me estaba invocando y fui para divertirme un poco... 

—Espera, ¿te invocaron? —habló Puppeteer, Candy asintió— Pero, ¡serás idiota! ¡Si nos invocan está justificado que salgamos sin avisar!

—¡Es lo que intenté decir todo este rato! —exclamó Candy y alcé una mano.

—¿Quedaste con Nina luego de eso, verdad? —Candy asintió— Entonces no digamos nada.

—¿Por qué? No vamos a poder ir a nuestra dimensión relajante y tú no vas a poder contactar con la PCE... 

—Candy, si ven que tardaste más de lo debido después de matar al niño, van a sospechar más aún. Y si descubren casualmente que te juntaste con Nina en otro lugar, no me quiero imaginar lo que vayan a investigar a Nina por nuestra culpa, solo por querer salvarnos el culo.

—Tienes razón... —murmuró— a parte, Nina al parecer tiene... contactos.

—¿Qué tipo de contactos? —preguntó Laughing.

—Habla con entidades japonesas antiguas, ¡en japonés!

—¿Desde cuándo Nina habla japonés? —contestó Laughing.

—¡Eso mismo dije yo!

—Candy —habló Puppeteer—, te estás yendo del tema. ¿Con qué entidades ha estado hablando Nina?

—Bueno, por ahora solo conozco a dos. Tomino y una tal Nakano Tomoe.

—¿Tomino? ¿El del poema? —Puppeteer y yo nos miramos entre sí.

—Es una de las mayores maldiciones japonesas que hay —murmuró Puppeteer.

—¿Cómo era Nakano Tomoe, Candy? —le miré.

—Llevaba el típico peinado japonés, un kimono morado y una mascarilla sanitaria.

—¿Estás hablando de Kuchisake Onna? —abrí bastante mis ojos del asombro.

—Ah... ¿era ella? No se me presentó con ese nombre —Puppeter y yo volvimos a mirarnos y suspiramos.

—Si Nina ha conseguido ese tipo de contactos... No creo que sea por pura diversión y pasatiempo —opinó The Puppeteer.

—De hecho, después de un pensamiento algo xenofóbico hacia los occidentales, aseguraban que el plan de Zalgo tenía muchas lagunas e iba a fallar, pero, que podríamos acelerar el proceso.

—¿Acelerar el proceso? ¿Cómo? Solo informamos a la PCE, y ellos no tienen planes de acabar con este suplicio —coloqué mi mano en mi barbilla y mi dedo índice por debajo de mis labios.

—La única forma sería que la policía entrara, la de este pueblo, Precespyata —Puppeteer miró al suelo imitando mi gesto.

—La policía de Precespyata ya se ha puesto en marcha con este caso —habló Laughing, quien solo se había limitado a mirarnos mientras hablábamos—. Han recogido los cuerpos y este caso está siendo bastante sonado.

—Es cierto —murmuré—. Han recogido cuatro cuerpos, si no me equivoco.

—No, por lo que sé de los proxys que están en contra de Slenderman quemaron a uno —Candy agarró sus caderas con ambas manos, haciendo la forma de una jarra—. Solo han encontrado dos cuerpos y el padre de una de las chicas se suicidó. Y, al parecer hay una jefa inspectora nueva, esa es la que está a cargo de este caso.

—Bien, nuestro objetivo es ella, entonces —dije—. Veremos cómo avanza todo esto, es cuestión de tiempo que encuentren el cuerpo de Locke. Seguiremos espiando por el oso de peluche de Sally gracias a Locke. Sobre la PCE... ya me las arreglaré.

—Yo tengo que seguir viendo a Nina —Candy me miró—. Tal vez no todos los días, pero sí de vez en cuando, para contarle cómo va todo y... por Tomino y Nakano.

—Candy —me giré hacia él—, ¿ellos iban a ayudarnos a parte de palabrería? —Candy se tomó unos segundos para contestar.

—No... 

—Entonces no es urgente. Nina puede visitarnos cuando quiera de todas formas y ella lo sabe, y nosotros ir a su cabaña.

—Sí... —Puppeteer y Laughing se sentaron en el sofá, ahora estaban poniendo una obra de teatro— Oye, Jason... Siento haberla cagado, no debí haberme llevado tu ratón de juguete...

—Como dirían los mexicanos, estás pendejo, wey —le miré de forma seria y me senté en una esquina, mirando la televisión.

Salí del baño tras una relajante ducha después de un arduo entrenamiento. Caminé a mi cuarto, con la toalla amarrada en las caderas y abrí mi armario, viendo qué ropa me pondría hoy.

Opté por una camiseta gris, una sudadera blanca y pantalones negros cómodos, tampoco quería pegarme media hora para elegir cómo vestirme.

Salí de la cabaña. Liu seguramente habría ido a comprar o a dar un paseo con Bloody o solo, él no entrenaba tanto como yo. Paseé mis ojos por el bosque, buscando algo que hacer. Se notaba la diferencia entre los proxys y nosotros, ellos no podían darse el lujo de pensar en qué hacer con su vida, qué hacer para entretenerse. Eso lo sabía bien, sabía que algunos no eran tan... afortunados, pero, tampoco es que les ayudara mucho en su mierda de vida. ¿Qué podría hacer yo para que su carga fuera menos pesada? Si les ayudaba con trabajos forzosos, Slenderman podría aprovechar la oportunidad para tratarme como a uno de ellos, tampoco era alguien que supiera construir o dirigir, o alguien estratégico. Sin mencionar que muchos proxys querían verme muerto, ya sea por mi posición "privilegiada", por su líder o por ser alguien ajeno al no ser uno de ellos. Sonará extraño, pero los proxys podrían ser de las peores sectas que he conocido y con las que he podido convivir.

Giré mis pies a la derecha, rumbo a la celda. Tal vez hoy puedan ellos entretenerme un rato. ¿Qué fue lo último que pasó ayer aquí?

Ah, claro... Liu pensó que me gustaba una rehén... Supuse que tendría que arreglar mi imagen. Entré en la celda con una sonrisa en mis labios, era hora de ser el simpático y amable Jeff que conocen.

—¡Hola de nuevo, adolescentes sin sentido del humor! —me acerqué a los barrotes y miré a Carl, el rubio cuya mayor aportación a la situación era mirarme mal. Hacía un gran trabajo— Bueno, puede que este de aquí tenga algo de sentido del humor —Carl arqueó una ceja confundido al referirme a él—. Veamos quién más sigue vivo por aquí... ¡mira, si es Lana! La última vez que te vi estabas muy triste y no pude invitarte a pasear, pero hoy, ¡es tu día de suerte! Aunque para ti sí que he traído correa, no me gustaría tener que perseguirte mientras lloriqueas —Lana era la más inofensiva del grupo y estaría bien tal vez conocerla un poco, por si tiene algún as bajo la manga, si estaba fingiendo y si podría ser un peligro. Y, por supuesto, quitarían la sospecha de Tenny y de mí. Siempre odié cuando sacan conclusiones que ni yo tengo claras sobre mí mismo.

Abrí la cerradura, pero cuando iba por la puerta, Tenny colocó su mano sobre la mía. Al no esperármelo, tragué en seco.

—La última vez estabas muy amable, pero eres Jeff The Killer, ¿qué garantía hay de que no decidas matar a alguien ahora y acabes con Lana? —arqueé una ceja mirándola. ¿Se estaba atreviendo a dudar de mí la muy estúpida? ¿Es que el haberle dejado entrar en NUESTRA cabaña y permitirle estar cerca de MI hermano no significó nada para ella?

—Deberías haber hecho esto mismo cuando Lexy o Locke salieron de la celda para irse con Masky y Laughing. Me ofende que decidas contestarme solo a mí. ¿Tan poco respeto me tienes solo porque te invité a un sándwich? Además, garantía no hay ninguna, pero una de dos: o mato a alguno aquí ahora mismo, o Lana se viene conmigo y tal vez, regrese con vida —respondí, mi sonrisa se había borrado por completo de mis labios y noté que había subido levemente el tono de voz.

Tenny apartó su mano e intercambiamos miradas muy poco amistosas. Sus ojos y labios se empequeñecieron por su ceño fruncido. Lana, en absoluto silencio caminó por el pasillo y cerré ambas puertas con algo de fuerza.

«Retrasada...», pensé.

Caminamos por el bosque, por la zona segura, cerca de las cabañas. No la iba a dejar entrar a la mía, nuestra cabaña no era un pub privado, pero tampoco la iba a llevar a la zona de las criaturas.

El viento y la noche se hacían presentes en el bosque, escuchándose la brisa pasar por los troncos y las hojas de los árboles, a parte del olor a... naturaleza.

Lana se apoyó en un árbol mirando al suelo, esperando a que decidiera que este circo había terminado. La miré de arriba abajo, recorriendo su cuerpo y su postura. Sus piernas estaban algo sucias por la celda, pero no había heridas o cicatrices, igual que en sus brazos y manos. No era una chica arriesgada, no era una chica que pelease. Su personalidad encajaba con su físico, al menos la que he podido notar las veces que he ido a la celda, y siempre está pegada a Brian, su amigo o no tan amigo cercano.

Ahora que estaba sola, solo miraba al suelo, evitando ver algo desagradable o hacer algo que me moleste y le haga reventarle la cabeza a golpes contra el suelo, saliendo su cerebro como el relleno de una empanada de atún, pimiento y huevo. Conocía bien ese comportamiento y esa actitud y, definitivamente, no me había equivocado. Lana no era peligrosa, no era una amenaza siquiera, no como Carl, ese idiota era raro, no era como los otros, podía notarlo en sus ojos y en la extraña rabieta que hizo cuando los bañé.

Me apoyé al lado de Lana y metí las manos en mis bolsillos, ella no intentaría escapar, sabía que era inútil. Le hice un ademán para que siguiéramos y me vio de reojo. Mientras caminábamos, cerré los ojos unos instantes y respiré lentamente, había pasado mucho tiempo, tal vez casi quince años o más, pero ese maldito recuerdo seguía fresco como el primer día.

Sonó el timbre. Era el cambio de clases. Todos los estudiantes salían de las aulas para dirigirse a su siguiente asignatura. Caminaba cabizbajo por el pasillo hasta llegar a mi taquilla pintarrajeada de grafitis o palabras amables como "Jeffbug", porque decían que mi nacimiento era un error, "muerto viviente", "fantasma", "raro", "suicídate", "muerto de hambre", por estar muy delgado, entre otros.

Mi hermano Liu y yo éramos totalmente opuestos. A mi hermano lo admiraban y era muy popular en el instituto y entre las chicas y... luego estaba yo, Jeff, el que con solo su presencia era capaz de provocar sonrisas y risas, pero de burla.

Irónicamente, jamás odié a mi hermano por esto. Sabía que no tenía nada que ver y, cuando se enteraba, siempre me defendía, aunque esto solo lo hacía peor, ya que me trataban como si no fuese capaz de defenderme por mí mismo y era un círculo vicioso. El líder del grupo que trataba de evitar era Randy Hughes, y sus lamebotas profesionales, Keith Richards y Troy Blooms. Randy era alguien respetado y querido por ser alguien muy activo en los deportes, inteligente por sus buenas notas y amable, comprensivo y generoso con los demás, salvo conmigo.

Por alguna extraña razón, desde el primer día fui su punto de mira, los demás, al ver su rostro lo imitaron, marginándome el resto de cursos que tuvimos que compartir.

Por eso evitaba a todos, por eso evitaba a todas. Era imposible que alguien de la escuela se fijara en alguien con mala reputación y, según los demás, alguien podrido y muerto por fuera y malo en el instituto.

Un día, encontré una nota en mi casillero, iba a tirarla, pensando que sería otra amenaza de muerte hasta que en una esquina vi un corazón. Ahí me decanté por abrirla y leer lo que decía:

"Hola, Jeffrey, te escribo esto porque no me atrevo a hablarte. No sabía si querrías hablar conmigo y temo que Randy la tome conmigo por hablarte. Así que se me ocurrió escribirte esta carta.

Desde hace un tiempo te llevo observando, y he de decirte que me gustas mucho, al menos físicamente, no me pareces un "muerto viviente" o un "fantasma" por tu aspecto, todo lo contrario.

Así que, si deseas que sigamos hablando, coloca una nota en mi casillero, que está en esta misma planta, el primero a la derecha del baño de chicas.

Para mantener mi anonimato, no te molestes en descubrir quién soy, una de mis amigas pasará por mi casillero en caso de que me hayas respondido.

Si no, puedes tirar esta nota a la basura.

Con mucho cariño, S."

S... ¿Cuántas chicas había en este instituto que su nombre empezase por la letra "S"? ¡O hasta apellidarse, o su apodo! Noté mis mejillas arder levemente, nadie había elogiado antes mi aspecto, salvo mi madre algunas veces.

El pasillo estaba despejado, me había ensimismado durante mucho tiempo en la carta de aquella chica, S. Me apresuré al aula de matemáticas, listo para otra bronca de otro profesor más.

El sonido del estornudo de Lana hizo que volviera en sí, carraspeé volviendo a mi postura recta y le eché el ojo.

—Llevamos tres minutos y siete segundos caminando y no has dicho ni una sola palabra, ¿sabes lo aburrido que es eso? No me tomes tan en serio, no voy a matarte, y si lo hiciera, sería justamente por aburrirme —le dije.

—¿Tan aburrido estás que te has puesto a contar los segundos que llevamos andando? Pues para tu información llevamos dos minutos y doce segundos. —Su voz era tranquila y seguía mirando al suelo cruzada de brazos. Su tono me había hecho gracia.

—No, te equivocas, no debes haber contado los segundos que tardamos hasta que Tenny terminó su discursito y conseguimos salir al bosque. —Al recordar eso, torcí levemente mis labios en el lado derecho, haciendo una mueca.

—Tal vez. Prefiero no llevarte la contraria. —Lana guardó silencio. Acariciaba sus brazos con las manos tratando de calentarse. Cuanto más pensaba, más absurda era esta situación.

—Yyyyy.... ¡Cinco minutos! Bien, ha sido un placer tener esta agradable conversación contigo pero ya es hora de volver —Lana soltó una pequeña sonrisa sin mirarme. Volvimos a la celda más rápido de lo que duró el paseo.

—¡Lana! ¡¿Estás bien?! ¡¿Te ha hecho algo ese monstru...?! —la interrogó su novio cuando la dejé entrar a la celda. Mientras abría y cerraba la puerta, Tenny y yo volvimos a cruzar miradas, su mirada sobre mí era más calmada que la de hace un rato, supuse que era porque había visto que Lana estaba sana y salva. Por mi parte, la desvié tras unos segundos.

—Cuidado con tus palabras, Brian, que sigo delante y no me gustaría verme obligado a matarte. Me tacharían de racista —reí en alto—. Bien, creo que va siendo hora de que me vaya, Liu se preocupa si llego muy tarde, el bosque es peligroso por la noche, hay asesinos sueltos. —Guiñé un ojo riendo y salí del almacén, deteniendo mi risa y colocando las llaves en su lugar.

Caminé rumbo a la cabaña, repitiéndose las imágenes de Tenny, su tono de voz y la mirada que me había dado antes de irme con Lana.

«¿Quién la entiende?»

Curiosidad n°13: Sally al ser de las primeras personas/entidades que se unieron a Slenderman se ha ganado el privilegio de acudir a sus reuniones y conocer los planes del hombre delgado, siendo de los seres en los que Slenderman más confía, pero para nada la ve como su hija.

Continue lendo

Você também vai gostar

8.6K 636 22
Camilo se da cuenta de que hay una mujer que mueve cada fibra de su ser con tan solo escuchar su voz y que sin importar el parentesco daría todo para...
1.5M 126K 50
Daphne y Reece han presenciado un asesinato. Salvo porque no hay cuerpo, no hay rastro, y la persona a la que creían haber visto está viva. ¿Qué pasó...
1K 62 25
Está Historia se remonta muchos años después de que Boruto Uzumaki haya derrotado a code y haya podido recuperar todo lo que perdió en aquel entonces...
109K 10.4K 32
Con el corazón roto, Uraraka después de ver al chico que le gustaba declararse a otra persona, se sumerge en un rio de angustia. En el camino desolad...