El otro lado (Novela Creepypa...

By Best_Leo

2.3K 202 604

«Paz entre nosotros, guerra con el resto». Las reglas son sencillas: si te refugias con el grupo, proteges al... More

Antes de leer
¿Has visto a este individuo?
Introducción
Capítulo 1: Una noticia inesperada
Capítulo 2: La reunión
Capítulo 3: Secuestro
Capítulo 4: Dos percances
Capítulo 5: Ahí sale la comadreja
Capítulo 6: ¡Detective Laughing!
Capítulo 8: Un baño de reglamento
Capítulo 9: Decadencia
Capítulo 10: Ángel Anatómico
Capítulo 11: Echar una mano
Capítulo 12: Un día de muertos
Capítulo 13: Una nota de "S"
Capítulo 14: La tienda de cordones

Capítulo 7: Monitor

105 9 29
By Best_Leo

«Misterioso siniestro mortal cerca de Port Alberni: se encuentran, calcinados, solo cuatro de los cinco pasajeros del vehículo».

22 de febrero de 2002. He releído este artículo y otros tantas veces… No, no me daría por vencido tan fácilmente.

«Tras la autopsia se confirma lo peor: imposible de identificar los cuerpos calcinados del siniestro de Port Alberni»

25 de febrero de 2002. Tres días después del accidente… 

«Siniestro de Port Alberni: el hermano de Lyra Jean Rogers, una de las pasajeras, afirma creer que la pasajera desaparecida es su hermana, y que sigue viva».

1 de marzo de 2002. La policía ya había parado la búsqueda del cuerpo faltante, y me decidí a hablar con la prensa para meter presión social… Han pasado 14 años. Aún sigo buscando a mi hermana. 

Hace siete años, el grupo fuimos a un bosque en Canadá cerca de mi antigua casa, y por tanto, cerca de donde ocurrió el accidente. Aproveché todo lo que pude para investigar en secreto. A Slenderman no le gusta que sigamos ligados a nuestras anteriores vidas.

Allí, me encargué de buscar a uno de los anteriores amigos de mi hermana. Cuando lo encontré estaba con un grupo de yonkis en una casa abandonada llena de humo y mierda. No me lo pensé dos veces, le obligué a confesarme todo lo que sabía. Pensé en amenazarlo con tirar por la ventana alguna de esas estúpidas drogas, aunque en realidad no me hizo mucha falta: Ir armado con dos hachas y medir metro ochenta tiene sus ventajas. No tardé en enterarme de que Lyra estuvo saliendo en secreto con un tal Marcos Chávez, un hombre violento seis años mayor que ella y que durante su relación comenzó a actuar como camello de una mafia de la zona, lo que hizo que Lyra rompiera con él al enterarse. Un mes más tarde ocurrió el accidente. 

Estos últimos años he estado descuidando la investigación, aunque tampoco es que haya tenido muchas más opciones. De todas maneras, sé que lo que ese yonki dijo era cierto, pues logré encontrar a la familia y otros antiguos amigos de Marcos Chávez, pero por más que lo he buscado no hay rastro de él. Parecía como si hubiera desaparecido, igual que Lyra. Estaba seguro de que era el culpable de lo que ocurrió, y de que no fue un accidente. Sea como fuere, Cody me ayudaba con todo esto siempre que podía. 

[TOC, TOC]

—Toby, soy Masky. Abre.

Guardé con rapidez todos los periódicos antiguos que tenía sobre la mesa. Masky jamás me delataría ante Slenderman, pero siempre me recriminaba estar investigando sobre Lyra.

—El diccionario acepta la expresión ‘por favor’, ¿sabías? —Le dije. Él se quitó la máscara al entrar y cerró con un portazo. Sí, definitivamente era Masky.

—¿Qué estás escondiendo? —dijo y ladeé levemente la cabeza— ¿Sigues con lo de tu hermana?

—¿Qué? No.

—Toby, tu hermana está muerta —Contestó y di un golpetazo en la mesa.

—¡NO HABLES ASÍ DE LYRA! —Grité acercándome a su rostro.

—Todos hemos perdido a alguien, pero tú eres el único que se aferra al pasado, al menos de nosotros. Tienes que seguir adelante, esto solo te detiene, te estanca. Buscarla no hará que reviva.

—¡NO SABES UNA MIERDA, MASKY! ¡TÚ NUNCA LA CONOCISTE NI SABES SI SIQUIERA SI ESTÁ MUERTA! —Grité y un fuerte tic movió mi cuello de forma brusca.

—Y tú no sabes si está viva —atajó e hice mi mano un puño. Caminé hacia la nevera, la abrí con brusquedad, arranqué un pedazo de carne cruda que tenía guardada y me la llevé a la boca para masticarla—. Esto no te hace, solo mír…

—Si tu madre —hablé mientras masticaba— siguiese viva y no hubiese sido comida por los perros, sino que hubiese desaparecido, ¿no la buscarías?

—Mi madre no tiene nada que ver aquí… 

—¿LA HUBIESES BUSCADO?

—Tim la vio morir, imbécil. Vio como esos putos pitbulls se la comían viva solo porque su dueño no les puso bozal… Y porque Tim no pudo huir… Tim se quedó quieto y nuestra madre se puso de escudo humano solo para protegerlo… Tim sí la vio morir porque fue su culpa.

Tragué en seco mirándolo. Sentía cómo mi nuez subía y bajaba. Negué varias veces con la cabeza. Masky resopló.

—Tienes que matar a Roy. Solo vine para eso. Por cierto, me iré con Lexy esta noche, la fulana esa de los secuestrados. Que no me molesten a esa hora.

Sin decir más, se dio la vuelta y salió de mi cabaña tras ponerse su máscara.

Tan amable como siempre.

Me agaché para recoger los periódicos de nuevo. 

«Port Alberni de luto: el alcalde de la ciudad dedica unas palabras a los familiares de los fallecidos y dice no descansar hasta encontrar al pasajero desaparecido».

Agarré este periódico con fuerza. Por más que lo intenté no pude evitar que solo un mes después ya nadie recordara aquel fatídico día. Pero yo no abandoné, nunca lo hice. 

Encontraré a mi hermana. Encontraré a Lyra.

Una costura por aquí, y otra por allá…

—¡OH, YO LO SÉ, YO LO SÉ! ¡YO, YO, YOOO! —Gritaba Candy Pop con esa voz chillona— Creo que ninguno debéis teneeeer… ¡Blanco, herramienta y comedor! 

No pude evitar sonreír. Estaba de espalda a ellos, trabajando en un nuevo proyecto, pero me encantaba escuchar de fondo cómo se divertían con el Cluedo. Siempre me ha parecido un juego maravilloso.

—Mm… ¿y si te dijera…? —parecía que Puppeteer le había pasado una de sus cartas a Candy.

[PUM]

Alguien le ha dado un golpe a la mesa. 

—¡Así no vais a ganar ninguno! —Gritó Laughing y comenzó a reírse.

A ver… concentración. Si ahora le aplico magia, este muñequito debería estar listo para hablar…

—Oh, ¡¿y tú cómo piensas ganar?! —Respondió Candy con tono divertido— ¡Dinos quién es el asesino!

—Sé muy muy bien quién es el asesino… —siguió Laughing, esta vez de forma seria— ¡NOSOTROS! ¡JAJAJAJA!

Candy y Laughing comenzaron a reírse con fuerza, Puppeteer en cambio solo soltaba esa risa casi silenciosa de siempre.

Bien, a lo mío… la lengua de aquel niño, un pelo de caballo y un poco de fuerza cósmica… venga, siempre ha sido un hechizo sencillo. Siempre ha sido un hechizo sencillo…

Cerré los ojos y me concentré para darle parte de mi fuerza a aquel conejito de peluche. «Admite la pequeña parte de mi energía que te transmito, absorbe mis poderes, adquiere una conciencia y habla con mis órdenes…» Empecé a repetir en mi cabeza una y otra vez. Sentí ese cosquilleo en el pecho bajar por el estómago, luego rodear toda mi cintura y empezar a subir hasta los brazos, recorrerlos para llegar a las manos y luego ser expulsado a aquel muñeco… Sonreí. Me encantaba sentir la magia recorrer todo mi cuerpo. 

Abrí los ojos y esperé para recibir el "hola, creador" del muñeco. Sí, sí, eso es, su pecho ha empezado a moverse, está respirando, está… Se ha parado. No respira. El hechizo no ha funcionado… de nuevo…

—¡AAAGGGH! 

[BOING, BOING] [¡PLAF!]

—¡JASON! ¡¿Por qué me has tirado esa pelo…!? —Me gritó Candy. De la rabia le había lanzado lo primero que cogí de la mesa. No los miré, me apoyé en la pared con un brazo, dándoles la espalda —. ¿Jason?

—Jason… —Puppeteer se acercó a mí y me miró el rostro. Yo lo veía de reojo— ¿Otra vez la magia? 

—Cada vez estoy más débil… —me animé a decirles— No me salen ni los hechizos más sencillos —me di la vuelta para mirarlos y comencé a andar por la habitación—. Sabéis que os decía que podía resistir sin mi caja, que el resto de mi cuerpo producía magia suficiente para todos pero… en realidad llevo bastante tiempo deteriorándome. 

—Ya… —Dijo Puppeteer— Ya lo hemos notado… Sin tu poder ya sabes que no somos ni el treinta por ciento de lo que somos con él…

—Mm… —Me quedé pensativo y miré a Laughing— Es esencial que nuestro plan contra Slenderman salga bien. Necesitamos aprovecharnos de esta locura de secuestro para pillarlo desprevenido y recuperar mi caja, mi corazón, la fuente de mi poder… 

—Jason —volvió a hablar Puppeteer con su tono estático—, Laughing puede ser el que interactúe con los adolescentes, pero nosotros también podemos ayudar. Yo al menos me siento con fuerza suficiente para… sabotear todo este plan de Zalgo.

Puppeteer me sacó una sonrisa. Es un buen compañero.

—No quería pediros directamente que usárais vuestra magia pero… —miré a aquel peluche y luego mi mano— se me ocurre cómo utilizarla —cerré el puño—. Hay que ser precavidos, ahora mismo solo os pido paciencia, discreción y seguir mis órdenes al pie de la letra… Laughing, vuelve a hablar con el chico, y tráelo a la cabaña. Quiero observarlo sin que ni siquiera sepa que existimos.

—¿Hace falta que te indique el camino? —Pregunté abriéndole la puerta del almacén y Lexy me sonrió. Caminábamos a mi cabaña— Hoy creo que va a ser mejor que nos quedemos en la cabaña todo el tiempo, el bosque hoy es… algo más peligroso que de costumbre.

Asintió con la cabeza y me volvió a sonreír. En respuesta estiré mi brazo hacia detrás, por debajo de su espalda y dirigiéndome a su cintura. 

Ya era hora de marcar un paso.

Al ver que me miraba, escondí mis manos en los bolsillos del pantalón. Lexy se acercó a mi brazo abrazándolo y acurrucándose. 

«Eres un cerdo, Masky», me riñó Tim.

«Ella quiere más que yo, lo estás viendo perfectamente», contesté mentalmente.

«Que es una cría…»

«¡Va a fiestas y bebe alcohol, Tim! ¡No me jodas y no te pongas moralista ahora!»

«Sabes que no me refiero precisamente a la edad…», rechazaba todo lo que tuviese que ver con Lexy, no tenía planes de hacerle algo malo, aún…

—Lexy, espera, tengo que decirte algo.

Detuve la puerta, dejándola medio abierta. En sus ojos apareció un brillo y sus mejillas se encendieron como las bolas de un árbol de Navidad.

«¿Qué vas a hacer ahora?»

«Voy a ser tú», respondí y aclaré mi voz, calmé lo más que pude mi postura y hablé con tono dulce, como Tim.

—Sabes… llevo tanto tiempo solo, haciendo lo que los demás me dicen que haga, que no me había detenido a pensar o hablar sobre mí mismo en mucho tiempo… —la miré fijamente y acaricié su cabello acercándome a ella.

«Eres una… No puedo creer que vayas a hacer eso».

«¿No querías que habláramos con ella? Ahora lo haremos y a tu modo, no te puedes quejar», respondí a Tim, Lexy me miraba a los ojos a través de la máscara.

—Lexy, te conozco de hace tan poco tiempo y en una situación tan extraña que sé que parece una locura pero… no te miento si digo que ahora mismo eres la persona más cercana que tengo. Contigo he podido ser yo mismo, contigo he podido olvidar por unos instantes todas las maldades que he cometido. Contigo no me siento como una marioneta que solo sigue órdenes… A tu lado me siento libre, mientras que tú al mío solo eres una prisionera, y siento much… —Lexy me interrumpió. Caían lágrimas por su rostro. Sonreí tras la máscara y apreté los dientes tratando de no reír a carcajadas. Qué manipulable es.

—Masky, no me importa —soltó con lágrimas en los ojos apunto de caer—. No me importa ser tu prisionera, no me importa haberte conocido de esta manera, no me importa el daño que has hecho, ¿y sabes por qué? Porque a pesar de todo, a pesar de arriesgar tu propia vida al sacarme de esa sucia celda por unos instantes, lo haces. A pesar de tener poder sobre mí, no me fuerzas a hacer nada. Masky, a pesar de todo, me has liberado… 

Acercó mi cuerpo al suyo y la rodeé con mis brazos. Lexy subió sus manos a mi máscara y la fue subiendo lentamente. Detuve su mano y calmé mi semblante.

—El enmascarado es Masky. Pero yo, yo soy Tim.

La ayudé a quitarme la máscara. Lexy al verme no se lo pensó dos veces y se abalanzó sobre mí, devorando mis labios y yo, como un caballero, no podía dejarla plantada, así que nos adentramos en la cabaña antes de que alguien nos viera.

Bajé mis manos a su cintura manoseándola, Lexy saltó y rodeó mis caderas con sus piernas. Agarré sus nalgas con ambas manos y la atraje a mi entrepierna sintiendo la suya. Sentí un cosquilleo en esa zona y bajé un poco mis dedos acariciando su entrada trasera.

Gimió en mi boca y metí mi lengua en el beso y no la rechazó. Comenzamos a rozar nuestras lenguas y caminé hacia la pared poniendo a Lexy contra ella. Apoyó su espalda en la pared y aún agarrándola de los glúteos con mis manos, incliné esa zona un poco hacia delante y comencé a darle pequeñas embestidas. Sentí cómo se endurecía y mojaba dentro de mis boxers.

—T-Tim… —gimió e inclinó su cabeza hacia atrás separando nuestro beso.

Sin perder tiempo, ataqué su cuello besándolo con saliva de arriba abajo y dejando algún que otro chupetón, no podía evitar hacer eso cuando tenía sexo.

Me tomó de la nuca haciendo que nos mirásemos a los ojos. Le mantuve la mirada, a las mujeres les gustaba el contacto visual y sentimental, al menos era así con las que me había acostado. Mi entrepierna notó cómo la de Lexy se humedecía más, sus ojos se oscurecieron y jadeaba al más mínimo toque. La tenía a mis pies.

«No quiero ver esto…», murmuró Tim.

«Tienes razón, tengo una idea mejor».

Me disponía a desabrocharme el cinturón tras bajar a la chica, pero Lexy obedientemente y de rodillas lo hizo por mí.

Me mordí el labio indicándole que lo hiciera. Cerré mis ojos y dejé salir a Tim.

«¡E-espera! ¿Q-qué haces?»

«A ver si con esto dejas de joderme un rato…»

En cuanto Lexy comenzó a masajearlo por encima del boxer, Tim soltó un jadeo grave.

«Detenme ahora, te reto», le dije. Tim no acostumbraba a tener este tipo de… relaciones con las personas, por lo que estaba completamente bloqueado y solo podría observar la "magia".

—Lexy, hazlo —jadeaba mientras acariciaba su cabello.

—¿El qué, Tim? —susurró con voz aguda. Tim tragó en seco.

—No me hagas metértelo en la boca, no te va a gustar… —le hice decir a Tim de forma brusca.

«Al menos sé amable…», se quejó Tim.

«Tienes que ser autoritario, a ellas les gusta eso».

«No todas las mujeres son ig…», dejó de hablar cuando Lexy empezó a hacer el trabajo. Tiró la cabeza hacia atrás mientras Tim disfrutaba y a los pocos segundos soltó un gruñido al sentir la boca de Lexy tan profunda y masajear sus caderas con sus manos y, sin que Tim se pudiese aguantar, se corrió dentro de la boca de Lexy.

No pude evitar reír en nuestra mente, Tim jadeaba ignorando lo que había hecho, pero en cuanto terminó de venirse, sus mejillas se tornaron rojas, tragó en seco y miró al techo pensando en cómo escapar de la situación que se había corrido dentro de ella.

—T-Tim… —Habló algo molesta y tosió un poco— ¿por qué no me avisaste? 

«Ya me reí suficiente de ti», tomé el control yo. Esto me daría para reírme de Tim un par de semanas.

Agarré a la fulana acostándola en el sofá, quedando su culo en pompa por el apoyabrazos en su cintura.

—Lo hiciste bien, pero creo que ya es hora de que entre en otro sitio, ¿no?

Bajé sus pantalones y rocé su entrepierna con mis dedos, como si tocase un arpa.

—¿T-tienes preservativos? —preguntó entre jadeos. Esa pregunta de mierda…

—Hace bastante tiempo que no lo hago… ¿Tú qué crees? —mentí con la respiración agitada y sintiendo un poco de sudor corriendo por mi cuerpo. Hice a un lado sus bragas y metí dos dedos. Me mordí el labio mientras los movía.

—¿Pensabas hacerlo sin protección? —frunció el ceño y se giró para verme.

—Lexy, ya te dije que no es algo que lleve siempre… —simulé pequeñas embestidas con mis dedos y metí el tercero.

—E-en mi bolsillo trasero… hay uno…

Para no seguir escuchando sus quejas, me coloqué el maldito condón. Bajé sus bragas y la metí poco a poco dentro de ella. Agarré sus caderas y movía las caderas hacia delante y hacia atrás en un vaivén. Cuando tenía sexo sentía como si te abrazaran la entrepierna calurosamente y apretaba, en esta ocasión no me estrujaba tanto como con las otras chicas y era algo molesto.

El ambiente se hacía más caluroso, la habitación se llenaba de gemidos y jadeos nuestros, sin mencionar el sonido de choque de pieles.

Tras pasar unos diez minutos, me corrí primero y unos cuantos segundos después lo hizo Lexy.

—¡Me vengo! —gimió en voz alta mientras arqueaba la espalda.

—Lexy… —solté un último gemido. Salí de ella. En lo que me recuperaba, Lexy se levantó y caminó al baño y me dirigí al mismo cuarto.

—¿Quieres segunda ronda? —Me preguntó y la miré sin expresión alguna.

—No soy una máquina sexual que está lista siempre que tú lo desees —Contesté frunciendo el ceño.

—Solo era una broma… 

—Ando cansado Lexy, lo siento.

—Supongo que es porque no estás acostumbrado a hacerlo —intentó abrazarme, yo solo la miraba—. Debería descansar, Tim.

—Llamaré a Hoodie para que te lleve a la celda —me separé de ella y mojé mi rostro en el lavamanos mientras ella se duchaba. 

Me coloqué mi ropa y mi máscara volviendo a mi aspecto de siempre. Abrí la puerta, caminé a la cabaña de al lado y llamé a Hoodie.

Agarré el martillo y golpeé varias veces la cabeza del guardia, dejando un boquete en ella haciendo que litros de sangre chorreasen.

—Ya tenemos todo —la voz femenina de Sam Sa apareció detrás de mí, avisándome de que ya teníamos los materiales que nos faltaban.

—¿Podemos irnos, Monitor? —Jo Jo me preguntó llevando una mochila alta y dos bolsas cargadas, Sam Sa no iba muy diferente.

—Podemos irnos. Que Lu entierre y esconda los cuerpos. No podemos dejar huellas.

Salimos del establecimiento con los rostros tapados, la luz de la luna nos acompañaba e iluminaba el camino.

Con cada paso que dábamos, el bosque se nos hacía más visible.

—Perdonad —giré levemente mi rostro para verlos. Lu, Sam Sa y Jo Jo me miraron atentamente—, ¿podéis con todo eso?

—Sí, señor —Respondieron al unísono.

—Os he dicho que no me llaméis así. Podéis llamarme Monitor o Tony —ellos asintieron.

—¿Cree que Slenderman estará satisfecho con este material? —me detuve en seco al escucharlo, ellos imitaron mi acción.

—¿Estáis contentos siendo obreros? —Pregunté.

—Es lo que nos toca, ¿no? —Respondió Sam Sa.

—¿Pero lo estáis? —inquirí y bajaron levemente la mirada.

—No, la verdad es que no —Contestó Jo Jo—. Pero no podemos decir nada, ya hemos visto lo que les pasó a los que se rebelaron contra él… Los proxys altos acabaron con ellos… 

—Fueron idiotas —alzaron la vista—, fueron simplemente estúpidos. Si quieres hacer una rebelión contra algo o alguien no tienes que hacerlo a viva voz, no sabes quién puede estar muy de acuerdo contigo y muy en desacuerdo… contigo. Ese fue su error.

—Expresaban su odio contra Slenderman libremente —añadió Lu, ella ladeó levemente la cabeza.

—Sigamos caminando, aún nos queda un poco y no debemos tardar —aconsejé y seguimos caminando—. ¿Cómo está Blair de la rodilla?

—Sigue mal, pero no la han dejado reposar —habló Sam Sa.

—Ya lo sabe, Monitor. Si no trabajas, no sirves —cerré los ojos ante las palabras de Jo Jo, desgraciadamente tenía razón. Si eras un proxy que tendía a enfermarse o hacerse daño, eras fácilmente reemplazado por otro que haría tu trabajo mejor y sin poner quejas o pegas.

—Es horrible… —murmuró Sam Sa y soltó un suspiro.

—Pronto acabaremos con esto, solo no seáis llamativos, no queremos más muertos en La Resistencia… —Hablé en bajo y los tres asintieron.

—No puedo creer que vengamos de un orfanato para convertirnos en la obra de mano barata para un ser… Un ser… —siguió Sam Sa.

—No te preocupes, creo que Slenderman no sabe ni qué es… Creo… —frunció el ceño Lu bajando levemente la cabeza.

—Podemos estar peor —Comentó Jo Jo—. Mira a Martha, tuvo que abandonar a sus hijos y maridos porque si no… O a Donnie, un padre de familia. Terry también tuvo que separarse de su madre enferma. O a Yelenia, que dejó a su marido con cáncer cerebral porque Slenderman la amenazó con distribuirle el cáncer completo por todo el cuerpo… ¿Siquiera eso es posible?

—Sinceramente no quiero averiguarlo, Jo Jo —solté un suspiro negando con la cabeza y llegamos finalmente al bosque—. Guardad silencio —asintieron y bajaron levemente la cabeza mientras caminábamos por el frondoso y horrible paisaje, no por su aspecto, sino por lo que guardaba en su interior.

—Todavía recuerdo cuando falleció Wilson y Slenderman ordenó que lo echásemos a las criaturas… —Susurró Lu con un hilo de voz y Jo Jo le instó a guardar silencio. Mi mandíbula se tensó y resoplé, no debía mostrar indicios de enfado alguno y menos si no hubo razones en la misión.

—¡Hey, Tony! ¿Cómo estás? —escuché la amable voz de Tobías Rogers, uno de los proxys de más alto prestigio de nuestra asquerosa y horrible sociedad. Era uno de los pocos privilegiados de Slenderman, y me interesaba caerle bien.

—Monitor, nosotros nos adelantaremos, déjenos su carga —se ofreció Lu y me negué.

—No, esto lo llevaremos a donde tengamos que hacerlo ahora.

—Deja que se encarguen ellos —Toby me puso una mano en el hombro, hice una mueca muy leve con la boca y a regañadientes les di el peso que llevaba a los proxys que me acompañaban.

—Lu, Jo Jo, Sam Sa, muchas gracias por acompañarme y cargar con el peso —les sonreí a través de la mascarilla.

—Siempre estaremos para usted, Monitor —se despidieron cortésmente y caminaron a través del bosque perdiéndose en la penumbra.

—Siempre tan educado… —habló en bajo Toby— ¿Cómo te fue en la misión?

—Bien, bien. No hubo problemas, fue un golpe limpio, la verdad.

—Me alegra, me alegra. Por suerte últimamente está todo muy tranquilo a decir verdad. No hay mucho trabajo que hacer y supongo que eso es bueno, ¿no?

«Eso será para vosotros que solo matáis a los nuestros», pensé y solté una bocanada de aire haciéndola sonar como una risa.

—Sí, supongo. Afortunadamente está todo tranquilo como dices.

—Sí… —se hizo una pausa algo incómoda, el ambiente estaba en silencio y apenas podíamos ver la silueta del otro. Toby miraba de un lado a otro y se rascó el cuello—. Me alegra ver que estás bien, y que uses tu mascarilla como te dije. No quiero que empeores…

—No, no te preocupes. Seguro que esto del vitíligo no será nada.

—Eso espero… —volvimos al encantador silencio incómodo por unos cuantos segundos más— Solo pasaba a saludar, ya sabes, ando patrullando el bosque como siempre.

—Yo me iré también, Toby. Cuídate, hermano —hizo su mano un puño y golpeó levemente mi hombro, reí levemente y nos fuimos alejando.

Tras caminar unos pasos lejos de Toby, borré mi sonrisa.

Precespyata, un pueblo al que habíamos llegado hace unos meses apenas. No era lo suficientemente grande para ser una ciudad como lo era Nueva York, Scranton o Connecticut, pero tampoco llegaba al nivel de ser una aldea como Oniontown, que fue donde nací y crecí gran parte de mi vida.

Aún recuerdo cuando iba a mi escuela y me preguntaban de dónde venía, yo respondía Oniontown y automáticamente sus caras eran de desagrado y miedo. Por desgracia, siempre hemos tenido mala fama por ser personas que nos gustaba vivir apartados de la sociedad, pero precisamente era por los prejuicios que esparcían de nosotros.  

Si mis padres me vieran ahora se reirían de la ironía de la situación. Ellos trataban de ver la opinión pública de los extranjeros sobre nosotros como un número cómico de lo absurdo que les parecía, aunque claro, a la hora de encontrar trabajo siempre se les presentaba dificultades por ser de donde eran.

Mientras me sumergía en mis pensamientos y recuerdos de infancia con mis padres y la escuela, algunos dulces y otros no tanto, mis pies me habían hecho el favor de llevarme a la cafetería en la que había quedado con los chicos. 

Nirvana, Skanda, Siddharth, Hailee, Frida e Hilda estaban sentados en la esquina más recóndita de la cafetería con ropa civil, sus rostros estaban descubiertos completamente, se mostraban serios y comiendo en silencio.

A medida que me acercaba, pude apreciar que Nirvana, Skanda y Siddharth comían con las manos, mientras que Hailee, Frida e Hilda con los cubiertos. Siempre me había hecho gracia ese choque de culturas entre ellos.

 —Cada vez The Rake huele pior… Es insoportable su olor, sin duda parece que come cadáveres guardados de hace un año —se quejó Skanda con su notorio acento indio, Hailee asintió varias veces.

—¡Hola, Tony!  —la fuerte voz de Frida resonó en mis oídos— Llegas un poco tarde, te estábamos esperando —su fuerte acento noruego siempre me causaba gracia, igual que los de Hailee e Hilda.

—Tuvimos que recoger algunos suministros, ya sabéis —me disculpé sentándome en la cabecera de la mesa tras tomar una silla suelta—. ¿Alguna novedad?

—No mucho —murmuró Nirvana—. Por hoy no ha habido más muertos de los nuestros, supongo que podemos celebrarlo…

—No podemos contar con todos los que estén en contra de Slenderman —nos miró Siddharth mientras yo hablaba—. No todos saben guardar las formas, solo recordad lo que les pasó a Yxorp y a Honey… O hablan de más ellos mismos u otro los delatan, debemos ser sumamente cuidadosos porque a final, caeremos nosotros y si lo hacemos, dudo que alguien sea capaz de dirigir a los rebeldes antes de que exploten en la suma anarquía y los maten sin control.

Solté un suspiro y restregué las palmas de mis manos por el rostro. Llevábamos años en esta misma situación. Cada día moría mínimo una persona; un proxy obrero, alguien que cazaba, otro que buscaba comida, por alguna misión suicida que le mandaba Slenderman, Masky u otro superior…

Pero también secuestraban y/o extorsionaban, o como les gusta llamar a ellos: “reclutar” a personas que tenían una muy buena vida, una buena vida, una vida normal, una vida mala y una vida mediocre. A la gran mayoría que tenían una vida mala o pésima los engañaban con que mejoraría ya que tendrían la libertad que tanto les faltaba, qué gran mentira. Mientras que a los que tenían una vida plena o que estaban felices, se las arruinaban poco a poco psicológicamente, ya sea atacando a su círculo cercano como su familia, pareja y amigos o saboteando su trabajo, metas o estudios. Y, en su punto más vulnerable, les ofrecían el convertirse en proxys, y si se negaban eran obligados a hacerlo.

Claro que eso no lo hacían con cualquier persona, debían tener ciertas características y requisitos especiales que a ellos les interesase, pero de eso se encargaba la élite: Masky, Hoodie y Ticci Toby.

Cerré los ojos por unos momentos en lo que traían mi pedido, Hilda me había hecho el favor de pedirlo por mí segundos antes de que llegase a la cafetería.

Poco a poco, dejé de escuchar las voces de mis compañeros para centrarme en mi respiración solamente.

Una sonrisa apareció involuntariamente en mi rostro, las risas de mis padres resonaban en mi cabeza junto a las de un Tony pequeño, sano y feliz correteando por el pasto de Oniontown.

«Os echo de menos, papá y mamá».

Curiosidad nº7: Oniontown, como explicó Tony, tiene una mala fama expandida porque a los lugareños no les gustan los extranjeros porque iban a visitarlos para molestarlos por ser supuestamente una aldea de criminales e incestuosos. Esto último fue desmentido por un lugareño de Oniontown.

Continue Reading

You'll Also Like

56.9K 3.7K 18
Después de la discusión que tuvo con Judy al resolver el caso de los mamíferos perdidos, Nick se siente afligido al pensar que tal vez exageró en mol...
87.4K 10.5K 100
Vanesa Ramírez Malasaña se enfrenta al peor caso de su corta carrera como inspectora de policía. Aparecerá el cuerpo de una joven que llevaba seis me...
8.6K 636 22
Camilo se da cuenta de que hay una mujer que mueve cada fibra de su ser con tan solo escuchar su voz y que sin importar el parentesco daría todo para...
1K 62 25
Está Historia se remonta muchos años después de que Boruto Uzumaki haya derrotado a code y haya podido recuperar todo lo que perdió en aquel entonces...