ADAM - en edición.

By JohaNightmare

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El tormento de no saber que pasara es, quizá, una de las peores emociones que podremos experimentar como indi... More

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NOCHE.
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TÉ.
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PRUEBAS.
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LANA.
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PRESENCIA
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36.
ACÁ Y ALLÁ
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39.
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41.
TE AMO.
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43.
45.
IRSE

44.

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By JohaNightmare

Adam's PDV

La risa de Emily inundó la conversación, una vez más jale de la sábana para cubrir sus desnudos hombros antes de continuar con la alegría que nos causaba estar juntos en este momento; sus grandes ojos me miraban con atención y ternura, una de sus manos aún sujetaba con cuidado mis dedos y los apretaba cuando dejaba salir otra de sus dulces risas.

— No puedes culparme por no saber qué y qué pasa en tu oficina todo el tiempo.

— Siempre puedes preguntarme — Emily se giró para poder recargarse sobre sus codos, ladeó tan sólo un poco su cabeza en dirección mía — te ves preciosa.

— ¿Qué tanto?

Crucé mis brazos detrás de la cabeza y suspiré. —Lo suficiente para dejarme como tonto cada que te veo.

Se deslizó a mí hasta quedar a escasos centímetros, sus ojos brillaban con alegría y cariño, recargo su frente contra mis labios y dejo salir un pequeño suspiro antes de levantar su mirada de nuevo; acerqué una de mis manos a su cabello y le acaricié con cariño. El día de mañana volveríamos a casa, podíamos dormir nuevamente en mi cama, desayunar, comer y cenar juntos, leer en el sillón de cada quién y simplemente hacernos compañía con tranquilidad antes de que tuviera que volver a esta ciudad tan lúgubre. Podía jurar que me perdería en sus ojos un día de estos, quería perderme, en sus finos cabellos, en sus labios, en su pecho, quería perderme en ella, podía casi asegurar que si me volvía loco por su persona estaría más que feliz de que pasara.

— ¿En qué piensas? — levantó nuevamente su cabeza en dirección mía y sostuvo su mirada en mí.

— En nada.

Sus labios se presionaron con cuidado contra los míos, tenían un sabor a miel y vainilla que hacía que mi apetito por besarle hasta el cansancio creciera sin parar; le tomé por la nuca y le estruje contra mí, quería sentirle un poco más. El pecho me remolinaba como loco, mi corazón quería estallar en mil pedazos, aún después de ayer me causaba nerviosismo tenerla tan cerca de mí, sentir su piel contra mi pecho y la suavidad de su tacto contra mi piel.

Emily se separó solamente lo necesario para pasar su pierna sobre mi cadera y quedar sobre mí; deslicé mis manos por el encaje oscuro su ropa interior, un ligero tremor recorrió la espina dorsal de mi acompañante.

—No quiero empacar para volver.

—Pero tenemos que.

Asintió mientras tomaba asiento cómodamente sobre mis caderas, volví a poner mis manos tras la cabeza mientras le observaba nuevamente.

—Tenemos que ir a la Casa en un par de semanas — sus ojos se posaron con hartazgo sobre mí — la idea de ir y terminar con esto es lo único que me reconforta.

—No acabará ahí — asentí — pero al menos será un peso menos, ¿no?

Volví una de mis manos a su cintura y le pellizqué con delicadeza. —Me estás aplastando, Emily.

Frunció el entrecejo en confusión. —Estoy en tu cadera, no te estoy aplastando.

—Ya no es mi cadera la que estás sofocando Ems.

Una sonrisa reprimida acompañada por un carmesí rubor acompañó su cara al instante; le tomé con cuidado y la giré sobre su lado para quedar sobre ella y besarle nuevamente. Sus cálidas piernas no tardaron en hacerme compañía.

— ¿No quieres dormir ya?

—Cuando terminemos, dormiré.


Emily tomaba con fuerza su bolsa de mano para poder subirla al compartimiento que estaba sobre nuestras cabezas, después de un intento fallido decidió pasármela y pedirme que lo hiciera por ella, tomó asiento en el amplio espacio que primera clase le ofrecía y esperó a que me sentara junto a ella para sacar un libro de debajo de su brazo y me lo pasara; el vuelvo a casa fue completamente tranquilo, Emily había optado por dormir mientras yo terminaba de leer la pieza que me había pasado al inicio del vuelo. No dejaba de pensar en lo que había pasado un par de noches atrás, en la confrontación con mi padre, el revuelo de la mesa directiva, y en lo que había compartido con la castaña de sonrisa aperlada. Me sentía nervioso por los meses que aún quedaban por delante, sabía que lo que sentía por Emily era algo bueno, algo que me hacía arder por dentro con ánimo, pero no sabía si era lo suficiente para poder hacer todo lo que tenía que hacer para que las cosas pudieran funcionar correctamente; pronto sería mi cumpleaños, pronto sería la visita en la casa, y tan pronto como esas cosas pasaran, la estadía de Emily también acabaría, y lo único que me quedaba por preguntar era si ella y yo seguiríamos.

Tenía que.

No.

Quería que así fuese.

— ¿Falta mucho?

— Pronto aterrizaremos.


Drew manejaba con cuidado de vuelta a casa mientras yo me dedicaba a contestar los últimos correos que había llegado a mi bandeja mientras me encontraba en el avión, quería dejar una respuesta definitiva en cada uno y asegurarme que no tendría que seguirlos contestando durante el resto del día, quería descansar en cuanto llegáramos.

Emily no paraba de contarle a Drew todo lo que hizo en NY, le emocionaba contarle el hecho de que había visitado Central Park y había hecho caer las gotas de un espeso árbol sobre mí por mera diversión.

—Suena a que ocupaste bien tu tiempo, Ems. Me alegra que estén de vuelta.

—A nosotros también—pronuncié despegando la vista de la pantalla.

—Por cierto, tienen un par de visitas en casa— parpadeé con curiosidad — Alexander y Paul, sus primos, Adam.

Emily sonrió de oreja a oreja mientras se giraba a verme de lleno. —Quizás vinieron a felicitarte antes de tu cumpleaños.

— ¿Por qué les has dejado entrar, Drew? — la molestia en mi voz fue suficiente para que Emily desviara la mirada hacia nuestro compañero de manejo — Olvídalo, supongo que vienen y se van.

—Querían pasar a saludarlos a ambos, no le vimos nada de malo; Marissa preparó ya la cena para poder sentarse todos a la mesa.

—Típico de Mar.


La grande sonrisa que portaba Alexander en el rostro me causaba cierto revuelvo en el estómago, había pasado un mes y medio desde la fiesta de cumpleaños de mi padre y nos volvíamos a ver apenas ahora; Paul por su lado sostenía un pequeño regalo en las manos, que deducía era para mí, lo extendió a mis manos en cuanto subí el primer escalón al pórtico. Alexander se adelantó a abrazar a Emily y sostenerle unos segundos por el aire con emoción.

—Te ves excelente, Emily. — Se alejó un par de palmos de ella antes de girar a observarme — Y tú pareces recién salido de la perrera, ¿qué son esas ojeras?

—También me alegra verte, Alex. — Tomé el regalo de entre las manos de Paul — ¿Han venido hasta acá por un regalo?

—No es un regalo cualquiera, lo he escogido cuidadosamente para ti, Adam— los ojos del joven chico frente a mi brillaban con orgullo — espero te guste mucho.

— Seguramente lo hará.

— ¿Se quedan a comer? — Emily abrió las puertas que daban a la sala, seguida de ella entró Drew con sus maletas y demás, Alfred se unió a ayudarlo a subirlas hasta el cuarto correspondiente a cada una — estoy segura que Marissa ha hecho algo bueno para nosotros.

—No pensamos quedarnos mucho tiempo, de hecho queríamos hablar con Adam, es un tema un tanto urgente.

— ¿Qué tan urgente es que no puede esperar a que me siente, al menos?

—Es sobre mi tío George, y sobre un par de investigaciones que me pidió hacer para él, Paul también sabe del tema por culpa de Miranda.

— Pues venga, dime de qué va entonces.

—Es sobre Lana; tu padre se encerró durante una semana entera en su cuarto volviéndose loco con la idea de que tu hermana está vida, Miranda le contó a Derek y pues bueno, Derek me dijo a mí — Alex tomó asiento mientras se acomoda la chamarra que portaba — y no es que piense mal de mi propio tío, pero sé que no está loco.

Emily se removió incomoda a lado de mi mientras escuchaba la pregunta de Alexander.

— ¿Lana está viva? ¿La chica que investigué es ella?

Crucé las piernas después de sentarme frente a ambos. — Sí está viva, más no sé qué chica investigaste.

—Mierda, ¿y por qué no nos dijiste nada? — Alexander se frotó la cara antes de continuar, Paul por su lado tenía el semblante completamente serio — He investigado a una chica que pudiera ser Lana, al principio quería negar que era cierto porque estuvimos en su funeral, vimos cuando bajaron el ataúd y vertieron la tierra sobre él; pero luego la vi, está igual, un poco de esto y aquello ha cambiado, pero sigue siendo Lana.

Crucé los brazos sobre el pecho. — ¿Qué ha cambiado? La mantengo observaba de vez en cuando.

—Adam, ¿cuándo fue la última vez que tuviste una actualización de ella?

—No lo sé, cuando Emily comenzó a vivir conmigo, quizás.

Paul interrumpió a Alex con cierta preocupación. —Lana no está bien, está viviendo un infierno, y si antes no estaba muerta, las condiciones en las que está viviendo ahorita, lo harán.

— ¿De qué hablan? — Emily apoyó su mano contra mi hombro — Lana vive con su familia biológica, estudia, trabaja, está bien.

— No Adam, Lana ya no vive con sus padres, vive con su novio — Alexander tomó un sobre oscuro que se encontraba sobre la mesita de la mesa.

— ¿De qué carajos me estás hablando, qué novio? — tomé el pedazo de papel que me estaba entregando y saqué las fotos dentro de éste.

—Emily, ¿por qué estás son fotos de tu casa?

La respiración de ésta se cortó abruptamente antes de arrebatarme las fotos de la mano, las hojeo mientras negaba rotundamente lo que veía, las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras tomaba asiento alejada de mí.

— ¿Ems?

— La chica de las fotos, Adam, es Ann.

Deje de escuchar mi corazón por un segundo que pareció una eternidad mientras veía atónito a las personas que se encontraban conmigo en la habitación; tomé de nuevo las fotografías entre mis manos y las analicé con cuidado, una de ellas tenía una foto que me destrozó el corazón de solo verla, la cara moreteada de Lana era visible desde la distancia que se había tomado la captura.

— ¿Me estás jodiendo?

—Adam, ahora lo importante no es quién sabía algo y quién no, lo que es urgente es saber qué carajos vamos a hacer para sacar a Lana de donde está y ponerla a salvo antes de que realmente algo le pase — Alexander tomó las fotos de entre mis manos y las guardo nuevamente en el sobre — Sé que ella no recuerda nada, así que, ¿cómo vamos a hacer que esto funcione?

—No lo hacemos— me levanté de mi asiento— no debiste investigar nada, Alex.

— ¿Cómo que no lo hacemos? Es tu hermana, es mi prima, por dios, no voy a dejar que siga viviendo una vida así.

Respiré profundamente antes de levantarme y dirigirme a la biblioteca, la voz de Emily, Paul y Alexander me siguió hasta que las puertas se cerraron por completo detrás de mí. Ann era Lana, estuvo todo el tiempo cerca de Emily y no me di cuenta, me había olvidado por completo de hablar con el detective que había contratado desde que compré la libertad de Emily; me sujeté por la cadera antes de estrellar la lámpara que estaba sobre mi escritorio.

Emily's PDV

El ruido que provino de la oficina de Adam no nos sorprendió, estaba en completo shock, igual que yo.

— ¿Alguien más sabe de esto, Alex?

—Nadie, solo Paul, George y yo; lo que escucharon Derek y Miranda pronto se les olvidó. Por eso vinimos, pensé que Adam no sabía nada y era su derecho conocer esto.

— Él fue quién le dijo a George la verdad — Alex enarcó las cejas.

— ¿Tú sabías?

—No, no sabía, sólo conocía lo que Adam me había dicho, Lana estaba viviendo con su familia, y estaba completamente bien.

— ¿Hace cuánto conoces a Lana, digo, Ann? — Paul se atrevió a preguntar.

—Hace un año, más o menos, pero no conocía la cara de Lana, sino pude haber dicho algo antes.


Alexander y Paul tomaban con cuidado de sus calientes tazas, habían pasado ya 5 horas desde que Adam se había encerrado en su amplia biblioteca, ninguno se había atrevido a tocar a la puerta después de escuchar las botellas tronar contra ésta.

¿Qué carajos le podía decir a Adam en estos momentos?

El frío de la noche empezaba a colarse por la puerta que daba al jardín, sujetaba la frazada sobre mis hombros mientras intentaba luchar contra el sueño que me estaba consumiendo; la sombra de Adam se hizo presente cuando se recargo contra el marcó de madera que tenía la entrada a la cocina, tenía los ojos brillosos, le recorrí el rostro con preocupación hasta llegar a sus brazos y manos, estaban llenos de cortes que tenían sangre ya seca.

—Adam, ¿qué...

—Júrame que no sabías que Ann era Lana, Wiley. — Su voz raspaba con enojo su garganta — Júramelo o te largas de mi casa en este momento.

Alexander se levantó se su asiento e intentó acercarse con preocupación a Adam. —Estás tomado, ¿de qué hablas? Emily no sabía nada.

—Quiero que me lo diga ella, dime que cuando te mostré la foto de mi hermana no le encontraste ningún parecido a Ann.

—Ad...

— ¡Respóndeme maldita sea!

Jamás me había gritado como lo hacía en este momento.

— No sabía nada, Adam, lo juro.

Adam me miró fijamente con cierta desconfianza, y por primera vez, por un momento sentía que quizás me estaba odiando con todo su corazón; se acercó con paso firme en mi dirección, Alexander intentó tomarle del brazo pero con un brusco movimiento se lo quitó de encima.

El olor a licor inundó chocó contra mi cara cuando pronunció las siguientes palabras. —Tú habías estado cuidando de mi hermana, Ems, y jamás te diste cuenta, y ahora estoy cuidando yo de ti.

— ¿De qué hablas Adam? — Alex interrumpió a Adam, negué en su dirección y dejé que Adam continuará.

— Tuve que decidir entre cuidarla o cuidarte, ella era todo para mi, mi prioridad número uno — presionó uno de sus dedos contra mi pecho — y me cegué por ti, deje que fueras lo que me importaba más, el pequeñito cordero lastimado...

Le miré fijamente. —Adam.

—Vete.

—Adam, ¿qué haces? —Alexander y Paul veían la escena con cierta incertidumbre.

— ¡VETE!

Y así lo hice.

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