La magia de Avalon: Mestiza [...

By norawolf2001

8.5K 520 838

La escuela de magia de Avalon reabre sus puertas, más grande y mágica que nunca, pero una nueva amenaza los a... More

Personajes nuevos
Prólogo
Capítulo 1: Regreso a Avalon
Capítulo 2: Ya pasara
Capítulo 3: El mundo
Capítulo 4: Adiós, Avalon
Capítulo 5: El reino de Forest
Capítulo 6: Prueba de nivel
Capítulo 7: Historia del mar
Capítulo 8: Te voy a amar
Capítulo 9: Pasos
Capítulo 11: Parte del pasado
Capítulo 12: Un amanecer junto a un ángel
Capítulo 13: Bajo el mar
Capítulo 14: Sombras que nos acechan
Capítulo 15: Empieza el show
Capítulo 16: Momentos de amor
Capítulo 17: Superhéroe
Capítulo 18: Lo que parece
Capítulo 19: Heridas
Capítulo 20: Para sanar
Capítulo 21: Un invierno eterno
Capítulo 22: William Strauss
Capítulo 23: Yo contigo, tú conmigo
Capítulo 24: Daños
Capítulo 25: Nuevas etapas
Capítulo 26: Añoranza
Capítulo 27: ¿Preparados?
Capítulo 28: La sirenita y el elfo
Capítulo 29: El sol de Forest
Capítulo 30: El poder de atracción
Capítulo 31: Diez de octubre
Capítulo 32: Los que siempre están
Capítulo 33: Estar alerta
Capítulo 34: Un rastro

Capítulo 10: Aprendiz en Forest

65 10 16
By norawolf2001

Beck y Brandon saltaron de su cama cuando el sonido de un cuerno retumbó por toda la aldea, despertando a todo el mundo. Brandon cayó de la cama y Beck se golpeó con la de arriba, por levantarse tan bruscamente.

—¿Qué coño...? —dijo sobándose la cabeza.

—Buenos días —los saludó Scaters, entrando sin llamar—. Qué bien, ya estáis despiertos.

—E infartados también —replicó Brandon, levantándose del suelo.

Scaters lo miró de arriba abajo.

—Aunque me gusten las vistas, mejor ponte algo más para desayunar. —Brandon se sobresaltó al recordar que iba sin camiseta—. Tenéis diez minutos. Deprisita.

Brandon y Beck se miraron con desconcierto cuando el elfo salió de la tienda.

—Primer día en Forest, allá vamos —dijo Beck.

—¿Sobreviviremos al primer día?

—Tú no, si sigues recibiendo a esos elfos sin camiseta. Te comerán vivo, hermano.

Brandon se sonrojó.

—Aquí hace calor. No esperaba que entrasen tan bruscamente.

Beck se echó a reír.

—Vístete. No creo que Milory sea muy agradable si llego tarde el primer día.

Brandon resopló, nervioso.

—Qué el ángel nos ayude.

—Amén.

El comienzo del día fue tan ajetreado como esperaban. Un despertar abrupto y un desayuno rápido. Scaters les explicó los horarios de la semana, le indicó a Beck dónde encontrar a Milory, y acompañó a Brandon a la tienda de enfermería, donde se encontraba Norris.

—Brandon, pasa —dijo el anciano al verlos—. Gracias por traerlo, Scaters.

—De nada. —Miró a Brandon con una sonrisita coqueta—. Suerte, guapo. Nos vemos en la cena.

—¿Eh? Oh, claro. Adiós. ¿Supongo?

Norris se rio.

—Qué no te asusten los coqueteos, —Se sentó en una silla—, aquí son todos así. Siéntete.

Brandon se veía muy nervioso, no dejaba de retorcer la correa de su bandolera. Se acomodó en una silla frente al elfo.

—Gracias. Déjeme decirle que es un honor poder aprender de usted.

Norris se rio, enternecido.

—Tienes pinta de ser de esos que me ha investigado.

—Lo intenté, pero no encontré nada.

—Mejor. No me gusta ser conocido, es agobiante.

«Sí que lo es» pensó Brandon. Como elemental, eran pocas las personas que no sabían de su existencia, y era algo que siempre había odiado.

—Bien. Como mi aprendiz aprenderás sobre el cuerpo, la mente y la magia, sobre los efectos de esta en las personas y en otros seres.

—¿La mente?

—La magia afecta a todo nuestro cuerpo: al proceso de envejecimiento, nuestra apariencia física, nuestro humor, y nuestra estabilidad mental. Cuanto más fuerte es un poder...

—Más puede afectar a tu mente —continuó Brandon.

—Exacto. No mentiré, me interesé por ti porque eres un elemental. —Brandon se decepcionó un poco, aunque tampoco le sorprendió—. Pero no es por lo que estás pensando.

—¿Qué cree que pienso?

—Vanyan nos pasó vuestros expedientes. Tienes la transformación definitiva de un elemental. Eso quiere decir que posees un equilibrio total sobre cuerpo, mente y alma. O sea, que tu magia está estabilizada y en equilibrio contigo. Eso es fascinante.

—Ya. Aún no entiendo eso.

—Es la segunda transformación. No todos la poseen, y no es algo que necesariamente tenga que ocurrir para tener un buen control de tu magia. Pero en un elemental es algo importante porque te conecta del todo con tu elemento. Es difícil de explicar, y de entender. —Brandon parecía intrigado y algo confuso—. ¿Te preocupa eso?

—Creo que todo elemental se preocupa por eso. Usted lo ha dicho, cuanto más grande es el poder, más afecta a tu mente.

—Tienes dieciocho años, ¿cierto?

—Sí.

—Y eres un elemental con un control casi total de tu magia. A mí eso me parece de ser muy estable.

—No me conoce. —Brandon habló con total honestidad y gentileza.

—¿Alguien lo hace realmente? Se puede saber mucho de una persona por los pequeños detalles a primera vista, si sabes verlo bien. Claro que todo superficial, por supuesto.

—¿Y qué ve de mí?

—Eres un chico formal. Demasiado. Tienes miedo, más de lo que dejas ver. Tu corazón es muy dulce... y puede que ya tenga dueño.

Brandon se sonrojó.

—¿Qué?

—Vistes con tonos muy claros, elegante y pulcro. Hasta tu bandolera es blanca, pero llevas en ella un lazo de purpurina morado. No parece mucho tu estilo. Y hasta donde sé eres hijo único, o sea que no creo que sea de un hermano o hermana. Por tu estilo supongo que tus padres no son tan ostentosos. Y dudo que pertenezca a tu amigo, tampoco se ve de su rollo. Claro que, ¿quién sabe? Pero intuyo que es de alguien especial, porque estás como un tomate. ¿Me equivoco?

Brandon abrió la boca para hablar, pero se trabó al intentarlo, bastante avergonzado.

—La bandolera fue un regalo. El lazo es... como un recordatorio.

—¿De qué?

—De que debo ser yo mismo.

Norris sonrió.

—Me gustan las preguntas —cambió de tema—. La curiosidad me parece la base del conocimiento. Y no hay nada que yo ame más que eso. Así que, ¿por qué no comenzamos a trabajar?

Brandon sonrió y asintió, entusiasmado. Tenía muchas ganas de empezar.


Beck se reunió en el bosque con Milory, cuando llegó a la zona en la que se encontraba, este ya estaba allí.

—Un minuto tarde —le reprocho el elfo—. Le diré a Scaters que mañana te despierte antes.

—Así llegaré aún más dormido.

—Me da igual. A las siete te quiero aquí, listo para entrenar. No acepto réplicas, ni quejas, y si te llamó o te ordeno hacer algo debes obedecerme. ¿Entendido?

—Sí, señor.

—Excelente.

De repente, Milory le disparó, tirándolo al suelo.

—¡¿Pero qué hace?!

—Levanta. —Le disparó de nuevo. Beck tosió, adolorido—. Levántate y defiéndete, chico.

—Está usted loco.

—Es una forma de verlo. —Disparó nuevamente, estampándolo contra un árbol—. ¿Y tú te has enfrentado a un dragón? Ba. Parece que el noviecito de Vanyan no es tan buen maestro como él decía.

Beck se levantó y le disparó. Milory detuvo el disparo sin apenas alzar la mano y se lo devolvió, estampándolo contra el árbol de nuevo.

—Por fin reaccionas. —Beck se apoyó sobre las manos y lo miró con recelo—. Si debo provocarte para que actúes, ya puedes ir yéndote. No quiero fieras inestables bajo mi supervisión, ni niños llorones.

Beck se levantó y lo miró fijamente a los ojos. Su mirada inexpresiva le hizo temblar por dentro, pero trató de ocultarlo.

—¿Y qué es lo que quiere?

—No me gusta responder preguntas. No te han mandado conmigo para que aprendas a ser «profe de defensa», como tú quieres —dijo burlón—. Has venido para aprender control. Para ser más fuerte, más rápido, y más listo. Tengo ciento noventa y nueve años. La paciencia es mi virtud, pero no me gusta perder el tiempo. La mayoría de mis alumnos se han largado o los he echado por inútiles. ¿Cuál de ellos serás tú?

Beck lo pensó por un momento.

—A mí tampoco me gustan las preguntas.

Milory sonrió, algo divertido.

—Veo que lo vas pillando. —Alzó un poco la mano y puso a Beck de rodillas, impidiendo que se moviera—. No soy un profesor de Avalon. No soy ni profesor. Solo soy un viejo elfo, harto de los héroes, los abusivos y los idiotas bonachones como tú. Si trabajas conmigo vas a sufrir. Te arrastrarás por el suelo para llegar a tu tienda cuando terminemos, si es que lo soportas. El primer trimestre será una prueba. O te irás o yo decidiré echarte. ¿Qué me dices?

Lo primero que pasó por la mente de Beck fue largarse. Aquel hombre tenía que estar loco. Pero había enseñado a Vanyan, ¿no? Y él lo había mandado allí. Quizá fuera un castigo. Pero tenía la sensación de que marcharse sin intentarlo, era lo peor que podía hacer. Tal vez por orgullo, o quizá por no decepcionar a Darion, pero no se iba a rendir sin intentarlo al menos, aunque terminase tirado por los suelos cada día.

—¿Seguiremos hablando o va a enseñarme algo?

Milory no ocultó su sorpresa y sonrió con algo de malicia.

—Esto será divertido. —Por fin lo soltó y le permitió moverse—. Bien, comencemos. Enséñame lo que sabes hacer y te evaluaré. Atácame.


Los entrenamientos con Darion nunca fueron un lecho de rosas. A menudo acababa magullado y dolorido, pero Milory era otro nivel. Apenas tuvo que moverse, ni usar su magia siquiera para estamparlo contra el suelo una y otra vez. No sudo ni una gota y no se le despeinó ni un solo pelo. Daba miedo. No parecía humano. Era curioso como aun siendo una persona tan sumamente poderosa, nunca había escuchado nada sobre él. Era como una leyenda muerta, tan icónico como olvidado. O quizá él quisiera mantenerlo así.

Brandon comió con Norris, demasiado hipnotizado por sus conocimientos como para detener la conversación, así que no vio a Beck hasta por la tarde. Entró en su tienda, muy emocionado por contarle cómo había sido su día, pero casi grita al encontrarlo todo magullado, con rasguños en los brazos y la cara por tantos golpes contra el suelo.

—¡¿Qué te ha pasado?! —Se acercó a examinar sus heridas.

—Tranquilo, son solo unos golpes y rasguños por besar el suelo.

—¿Qué mierda, Beck? ¿Quién te ha hecho esto?

Beck dudó si decirlo, porque no quería asustar a su amigo.

—Yo mismo —contestó.

—¿Qué? —Brandon tomó su botiquín y se dispuso a curarle las heridas.

—Milory me puso a prueba. Me dijo que lo atacara, y lo hice... Y claramente perdí.

—Qué bestia, tío.

—El entrenamiento es así. No me extraña que Vanyan se haya endurecido tanto, si entreno con ese loco.

—¿Acabarás así todos los días?

—Probablemente peor. —Brandon lo miró con preocupación—. Milory ya me lo ha advertido antes de empezar. El entrenamiento será duro, muy intenso, y tras el primer trimestre decidirá si puedo continuar, a no ser que yo mismo lo deje.

—¿Y lo harás, dejarlo?

Beck volvió a dudar.

—No. Yo... Quiero hacer esto.

Brandon analizó su expresión.

—No sé exactamente por qué lo haces, ni si tú mismo sabes el por qué. Pero como yo estudiaré medicina, me encargaré de que puedas seguir entrenando.

Beck sonrió.

—Un equipo —declaró.

—Un equipo de supervivencia a Forest. —Beck soltó un quejido cuando limpió su herida—. No seas quejica.

—Anda, cuéntame qué tal tu primer día para animarme. Veo que lo estás deseando.

—Bueno, si insistes...

Brandon comenzó a contar todo lo que había hecho y hablado con Norris, realmente se le veía entusiasmado (y algo nervioso) por las clases, y eso puso feliz a Beck. Brandon vivía en un ambiente en el que siempre debía ser un tipo de persona, comportarse como sus padres querían, por eso detestaban a Beck. Pero allí, en Forest, podía aprender lo que le gustaba y soltarse un poco. Tal vez eso fuera también lo que necesitaba él.


Tras descansar un poco, Beck caminó hasta el río, donde había estado el día anterior, y llamó por videollamada a Peter. Aquel lugar era precioso y quería enseñárselo.

—Vaya. Es más bonito de lo que me habías contado —exclamó Peter.

—No tan bonito como mi novio.

Peter sonrió con timidez.

—Pero qué tonto eres.

Beck sintió que recuperaba toda la vitalidad solo por ver sonreír a Peter.

—En serio, esto sería aún más bonito si estuvieras aquí.

—Oye, vale ya. Qué me pongo rojo. —Peter se cubrió el rostro con la mano.

—Por favor hazlo, pero déjame verlo.

—No, nunca lo verás. —Tomó un cojín y se lo puso enfrente, cubriéndose hasta la nariz—. Ala, ya está.

—Eres cruel conmigo.

—Te echo de menos, osito.

Beck lo miró con añoranza.

—Yo también te echo muchísimo de menos. Pero hasta navidades no creo que podamos vernos en persona.

—Lo sé, lo sé. Y lo tengo asumido. Pero no quiero que creas que dejo de pensar en ti, porque no es cierto. Te añoraré hasta que nos veamos, pero también continuaré con mi vida para poder llamarte por las noches y contarte todo.

Beck sonrió.

—¿Me lo prometes?

—Promesa de meñique.

Peter acercó el dedo meñique a la pantalla, haciendo reír a Beck. ¿Cuándo había terminado tan enamorado como para hacer esas cosas?

—Promesa de meñique —dijo imitándolo.

Peter soltó una carcajada.

—Te amo mucho.

—Y yo a ti.

—Ya, pero yo te amo más.

—Para nada. Yo más.

—¿Perdona? —Peter se apartó el cojín de la cara y lo miró con severidad—. En esto no me vas a ganar, osito.

—Sí te voy a ganar porque pienso colgarte. Te amo mucho, amor mío. Adiós.

—No te atrevas a...

Beck colgó la llamada y se echó a reír. Recibió un último mensaje de Peter que decía: «Te odio» y «Buenas noches, osito». Sabía que en verdad colgaba porque se había hecho tarde, ya que cuando empezaron la llamada aún había sol.

Beck miró a su alrededor, fascinado por las luces de los árboles. «Este lugar es el sitio más hermoso que he visto» pensó. Solo llevaba un día allí, pero Forest ya lo tenía fascinado.

Nuevamente, una voz cantarina resonó en sus oídos, y Clarisa apareció frente a él en el río, con la mano metida en el agua, canturreando aquella canción otra vez.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —le preguntó Beck, algo inquieto.

—Acabo de llegar. Perdona, ¿te molesto?

—Ehhh, no. No que va. —Beck se levantó del suelo.

—Es un sitio precioso, ¿eh? —comentó Clarisa.

—Sí que lo es.

La elfa lo miró de arriba abajo.

—Ya has comenzado a entrenar con Milory, ¿verdad?

—¿Lo has supuesto por los golpes?

—Y porque has venido aquí para eso.

—Sí, he comenzado con el entrenamiento. Más o menos.

Clarisa sacó la mano del agua y lo miró.

—Qué no te intimide Milory. Escucha bien lo que dice y analízalo. Aunque no lo parezca, él no pretende hacer daño, te enseña.

—¿El qué?

—Acabas de empezar. No lo sabrás aún.

—¿Todos en Forest sois tan misteriosos?

Clarisa sonrió.

—Así es más divertido. ¿Quieres probar el agua?

Beck recordó aquel momento extraño del día anterior y se puso nervioso. En sí esa mujer lo ponía nervioso.

—No. Gracias. Tengo que irme ya. Adiós.

—No te cierres ante lo que hay frente a ti, Beck —dijo Clarisa a sus espaldas—. Quizá encuentres todo un mundo que necesitabas.

Beck se dio la vuelta de nuevo, pero la elfa volvió a desaparecer. «¿Cómo lo hace?», pensó inquieto. Forest no hacía más que darle dolores de cabeza con tanta incógnita, pero la angustia no era más fuerte que su curiosidad. Solo esperaba sobrevivir a ella.


En la enciclopedia de Avalon os he subido un nuevo apartado importante sobre los distintos dones de la visión. Id a verlo.

Continue Reading

You'll Also Like

26.3K 938 20
En la tierra de los cuentos la nieta de cenicienta y el nieto de Blanca nieves han sido grandes amigos desde pequeños pero también se han guardado un...
284K 55K 200
En un giro del destino, Jun Hao, un despiadado matón callejero conocido por su fuerza bruta y sus agudos instintos, muere a manos del jefe al que ser...
1.6K 162 4
MIA | ❝Quiero más de lo que debería y eso me tiene sin cordura. Porque solo quiero devorar sus labios, tocar su cuerpo y recordarle que solo me perte...
20.6K 1.3K 17
Para 12 chicas que despiertan en una habitación, todo cambiará en el momento en el que se den cuenta que forman parte de los juegos de Jigsaw. 12 muj...