La castaña se aferraba a la peliroja. Si tan solo la tailandesa le hubiera dicho hace 7 años que la amaba, hubiera dejado absolutamente todo por ella.
—No te lo dije antes, porque pensé que tú no sentías lo mismo. Y que si te lo decía me ibas a rechazar. Aparte, tú estabas en una relación con ese chico... ¿cómo se llamaba?— la peliroja se esforzaba intentando recordar el nombre de aquel chico. —No lo recuerdo. Y otra cosa más. ¿Si recuerdas que eramos rivales? No podíamos ni vernos ni en pintura porque en menos de un minuto ya estábamos cubiertas de algo que nos habremos encontrado en algún lugar— decía lapeliroja haciendo reír a la castaña.
—Lisa— llamó la castaña a la peliroja. —Jisoo tiene un plan para impedir la boda— le dijo haciendo círculos al rededor de el lunar en su cuello, haciendo poner nerviosa a la tailandesa.
—E-espera ¿No te quieres casar?— le pregunto tomando su mentón para alzarlo y la mirara a los ojos. A lo que la castaña negó rápidamente.
—Si me quisiera casar, no estaría aquí, contigo, en mi cama, aguantando estás ganas de besarte— le dijo de manera coqueta. Bajo su vista a los perfectos labios de la tailandesa. —Te queda muy bien el rojo— dijo sonriendo. La peliroja de por sí tenía las mejillas rojas. Ahora parecía un completo tomate.
—Y-ya Kim— le dijo desviando la mirada. A lo que la castaña río. —Dices que Jisoo tiene un plan— dijo cambiando el tema. —¿Cuál es?— pregunto esperándola respuesta.
—No lo sé. Dijo que primero lo consultaría con Rosé— le dijo acomodándose entre las piernas de la peliroja, haciendo que su espalda pegue con el pecho de la menor.
—¿Con Rosé? Y, ¿Jisoo para que lo consultaría con Rosé?— preguntó confundida.
—¿Rosé no te lo dijo o qué?— pregunto la castaña acariciando los largos dedos de la mano izquierda de la peliroja.
—¿Decirme qué cosa?— la peliroja no podía estar más confundida.
—Rosé y Jisoo tienen una relación de casi 3 años y medio— dijo la castaña, viendo para arriba solo para observar la reacción de la peliroja.
—P-pero Rosé n-no me dijo n-nada— la peliroja tartamudeaba ante el shock de la nueva noticia. —Esa maldita ardilla me va a escuchar— dijo sacando su celular. —¡Maldita sea! Esto está descompuesto— se quejo al ver su celular empapado y algo estrellado.
—Puedes usar el mio, realmente me gustan sus peleas— dijo la castaña conteniendo su risa al ver la frustración de la peliroja. Rápidamente busco el número de la rubia y lo marco, dándole el celular a la peliroja, quien lo puso en alta voz.
—¿S-si? ¿Jennie?— hablaba con dificultad la rubia.
—Park Roseanne. ¿Cuándo pensabas decirme que estás en una puta relación con Kim Jisoo?— le reclamaba como esposo tóxico a su esposa. La castaña moría internamente queriendo reírse por el rostro enojado de la menor.
—¿L-lisa? D-discutamos esto m-más tarde, no es b-buen ah~ m-momento— dijo la rubia. Pues, estaba en una situación más interesante que estar discutiendo con su mejor amiga.
—Nada de más tarde. Creí que yo era tú amiga de toda la vida. Creí que era tú hermana menor, pensé que realmente me querías, y mira que no decirme que estabas en una relación. Pero hay algo en está vida que se llama karma. Y te va a llegar de la peor manera por no decirle a tú mejor amiga durante todo esté tiempo que estabas en una jodida relación — decía la peliroja metiendole drama al asunto, sin embargo, la rubia realmente no estaba prestandole atención.
—S-si Lisa, el cielo es rojo. Ah~ joder~ adiós Lisa~— la peliroja seguía con su reclamo. Pues, la rubia no se dio cuenta que no colgó la llamada. Y se escuchaba perfecta en el altavoz todo lo que sucedía del otro lado de la línea. —Maldita sea~ ohh~ si, asi~—
La peliroja detuvo sus reclamos, y la castaña dejó de reír. Ambas se voltearon a ver con la cara totalmente roja. La tailandesa solamente pudo colgar y devolverle el teléfono a la castaña. Ambas chicas se quedaron sentadas en la cama sin decir alguna palabra más.
Pasaron los minutos y habían olvidado el vergonzoso momento que tuvieron hace unos instantes. Platicaban animadamente. Habían quedado de ir en la noche a una discoteca. Necesitaban un par de tragos. Mientras platicaban, alguien gritaba el nombre de la castaña por los pasillos de la mansión Kim.
—¡Jennie! ¿¡Dónde estás!?— gritaba aquel hombre. Comenzó a subir las escaleras en dirección a la habitación de la castaña.
—No puede ser. Lisa, escóndete en el closet— una alterada castaña abrió la puerta de su closet. Haciendo que la castaña entre en este. —No digas ni una palabra y no salgas pase lo que pase— le advirtió la castaña, dejo un pequeño beso en sus labios y cerró la puerta del closet dejando a una sonrojada e intrigada peliroja.
—¡Ey! ¿Por qué no me contestabas?— reclamo en tono molesto aquel hombre. Quien ya había entrado en la habitación.
—P-perdón, Kai. No te había escuchado— dijo la castaña en tono bajo.
—Quítate esos harapos que traes puestos y ponte esto. Tenemos que ir a la comida con los Choi, así que te quiero bien arreglada. Y espero no me hagas quedar mal. Volveré en quince minutos y espero ya hayas acabado— le dijo en tono amenazante al castaño. Esté salió de la habitación.
La castaña sacó el aire que tenía retenido. Pues la sola presencia del castaño la ponía tensa. La peliroja salió del closet, y se encontró con la castaña. Rápidamente la castaña se aferró a la tailandesa.
—Llévame contigo— le pidió la castaña sin soltarla. —N-no quiero seguir aquí con el— la castaña comenzaba a derramar algunas lágrimas.
—Tengo un plan— la castaña miro a los ojos a la tailandesa. —En cuanto tengas tiempo y llegues de esa comida. Quiero qué hagas una maleta. Vendré por ti a las 12:30, qué no se te olvide— le dijo la peliroja a la castaña.
—Lisa, creó que tienes que irte, si el vuelve a venir y te ve aquí... yo n-no sé de lo que es capaz— dijo la castaña. La tailandesa asintió rápidamente.
—No tengas miedo ¿si? Me tienes a mi—. Sin más, la tailandesa pego sus labios con los de la castaña.
Sus labios se movían al compás. El beso comenzó a tornarse caluroso. Antes de que la tailandesa pidiera permiso con su lengua para entrar en su cabidad, la castaña se despegó. La tailandesa dejó un beso en la frente de la castaña y tomó su ropa mojada. La cuál estaba en una bolsa. Salió con sigilo por los pasillos de la mansión Kim. Finalmente afuera, paro a un taxi y se fue hasta su casa. Cuando llegó, vio a su hermano viendo la televisión sus ojos tenían ojeras. Se veía que hacía tiempo no dormía bien.
—Hola, Bambi— saludo a su hermano sentándose a un lado.
—Hola, Lili— el chico sonrió al notar la presencia de su hermana.
El chico recostó su cabeza en las piernas de su hermana. La peliroja comenzó a dar suaves caricias en su cabello.
—¿Ya comiste algo?— el menor negó, si despegar su vista de la pantalla. —¿Te parece si pedimos pizza?— propuso la peliroja. El chico asintió con entusiasmo.
Aunque no se notará. El castaño extraño mucho a su hermana durante los siete años que estuvo en Bangkok, a pesar de que el la visito algunas veces, ella realmente le hacía falta. Sobre todo en las noches de tormenta. Pues, el castaño le tenía miedo a los rayos. La castaña pidió la pizza y se puso a ver las entretenidas caricaturas de su hermano.
—En la noche vendrá la hija de los Kim, y te quiero pedir algo— el chico subió su mirada hasta la de su hermana.
—¿Qué cosa y qué gano a cambio?— dijo el chico con una sonrisa.
—¿Te parece si te presto mi tarjeta para entrar a ese club nocturno?— dijo la tailandesa. El chico rápidamente asintió.
—Es un trato— dijo el chico
—Bien. Como ya dije, en la noche vendra la hija de los Kim. Te quiero pedir, que cualquier persona que no sea Kim Jisoo o Rosé, que te pregunte si has visto a Jennie. Les digas que no. Sobre todo si te pregunta un castaño, algo más alto que yo. Con tes morena y los ojos rasgados. A ese niegale hasta la existencia— dijo la peliroja.
—¿Le vas a sacar las tripas?— dijo el chico. Pues no entendía porque su hermana no quería que nadie supiera el paradero de la chica.
—¿Me crees capaz?— dijo la peliroja ofendida. —Tú solamente has lo que te dije, no es para nada malo. Esperó— dijo la peliroja.