Bombas traseras y ganas de dormir.
Por enésima vez en el día cerré mis ojos mientras caminaba en dirección a mi, nótese el sarcasmo, queridísimo salón de clases.
A pesar de ser una buena estudiante y odiar con todo mi ser el hecho de sacar malas notas porque siento que no me esforcé lo suficiente o me siento inútil, no me gusta venir a la escuela ni madrugar, porque dejando de lado el hecho de que no me gusta estar rodeada de tanta gente, la mayor parte del tiempo no puedo dormir debido a que mi mente es invadida por el insomnio y los pensamientos intrusivos, lo que hace que de manera inconsciente me trasnoche y termine así, cansada hasta de respirar.
Con el paso de los minutos empezaron a llegar más estudiantes y con ellos aumentó el intenso peso que sentía en mis extremidades junto con el punzante dolor de cabeza, haciendo que evitara la luz del sol que entraba por las ventanas de los pasillos.
Ayer llegué a casa pensando que por primera vez en mucho tiempo iba a dormir tranquila y descansar, cómo se acercaba la época de exámenes y simulacros de septiembre decidí adelantar las tareas que tenía pendientes, logrando así que me encontrara libre anoche y quizás hoy.
Pero al final del día, no conté con el hecho de que me iba a invadir la ansiedad y me iba a poner a pensar en el examen.
¿Me habré equivocado en alguna?
¿Habré escrito bien mi nombre?
¿Rellené bien los circulos de la hoja de respuestas?
¿Qué pasa si repruebo? ¡Estaré frita el día que presente el CSAT!
Esas preguntas rondaban mi cabeza mientras internamente hacia un berrinche juzgando mis meros pensamientos. ¡Odiaba ser tan negativa y realista!
Teniendo en cuenta el hecho de que me acosté pasadas las once de la noche, estoy un 90% segura de que concilie el sueño en horas de la madrugada.
¿Podré soportar toda la mañana y media tarde con éste dolor de cabeza?
¿Me podré concentrar?
Un empujón me sacó de mi trance, mi cuerpo se fue hacia un lado quedando presionada contra la entrada del salón notando detrás de mi como Tae-Man obligaba a Young-Shin a oler su axila mientras le hacía una llave, a lo que este último se negaba haciendo una mueca de desagrado y lo empujaba contra el tablero en dónde sobresaltó a la presidenta de la clase, que se encontraba escribiendo algo que mis borrosos ojos no alcanzaron a ver.
— Buenos días Presidenta...— murmuró en tono burlón a la mencionada, la cuál solo lo miró como si tuviese tres cabezas y lo ignoró.
Decidí seguir mi caminata hacia mi asiento notando cómo cada persona del salón estaba en su mundo, algunos en grupos y otros individualmente. Me senté colocando mi bolso sobre mi pupitre y coloqué mis brazos sobre el mismo, recostando mi cabeza sobre éstos sintiendo mis ojos arder.
Tengo tanto sueño y estoy tan cansada.
Para evitar dormirme me dispuse a mirar a mi alrededor, observando con atención a cada una de las personitas que se supone eran mis compañeros de clase.
Pero yo era cómo aquellas chicas de las historias, la “invisible”. Pero agradecía eso, no me gustaba el desorden ni estar corriendo de un lado para otro, me daba mucha vergüenza. Además también me da flojera.
Soon-Yi mostraba algo en su teléfono a sus amigas que se encontraban sentadas a su alrededor en forma de círculo, en dónde pude reconocer a Joon-hee, So-Yoon y Yeon-Joo, las cuales miraban sorprendidas lo que Soon-Yi mostraba en su teléfono.
— ¡Vaya!...— se metió Tae-Man, ganándose una mirada de disgusto de las chicas y provocando que Soon-Yi colocara su teléfono contra su pecho.
Yeong-Hoon estudiaba mientras Soo-Cheol y Woo-Taek presumían de sus bellos rostros.
Deok-Joon soltaba carcajadas viendo algo en su teléfono y llamando la atención de Chi-Yeol, quién emocionado prácticamente se tiró a sus brazos, riendo aún sin ver lo que hacía reír a su mejor amigo.
Young-Soo miraba las piernas de So-Yeon y lo miré disgustada al ver cómo relamia sus labios.
¡Nunca se termina de conocer a las personas definitivamente!
Na-Ra leía un libro y Ae-Sol se levantaba con rapidez de su asiento mencionando el nombre de Bo-Ra, provocando un bufido de mi parte.
Solo la tiene como esclava, ¿Cómo es que no parece notarlo?
Mi mirada se posó sobre Jang-Soo quién también veía con desdén cómo Ae-Sol revisaba con prisa el bolso de Bo-Ra, sonreí.
Parecía un enorme y esponjoso gatito.
No me gustan los animales ni nada por el estilo, pero cada vez que veía a mi novio no podía evitar acordarme de aquellos gatitos que tienen el pelaje naranjado y que según he visto, son muy ariscos.
Jang-Soo volteó y me miró, sonriendo de vuelta en mi dirección y alegrando mi somnolienta mañana. Él sabía que no me gustaba sacar mi teléfono por el simple hecho de que me aterraba ser atrapada por los profesores, así que escribió algo en su libreta y la mostró en mi dirección.
¿Dormiste bien mi niña?
Mi niña.
Mis mejillas se colorearon ante el apodo que me tenía y simplemente sonreí asintiendo con lentitud en su dirección, ganandome una mirada sospechosa de su parte mientras se colocaba la mano en la barbilla, demostrando que no me creía en absoluto.
Volvió a bajar la libreta queriendo escribir de nueva cuenta pero un fuerte ruido llamó la atención de todo el salón provocando un sobresalto múltiple y en mi caso, provocando que mi cabeza diera punzadas como diciéndome que le diera un cuadernazo a quién sea que se le haya ocurrido hacer semejante ruido tan temprano.
Levanté la mirada hacia la fuente del sonido y achique mis ojos con sospecha viendo que el emisor de ese estruendoso sonido había sido Tae-Man.
¡¿Cómo rayos es que tiene tanta energía tan temprano en la mañana?!
— Oye Wang Tae-Man, entiendo que estas todo loquito pero para la próxima enciende la luz intermitente, ¿Si? — reclamó Young-Shin y no pude evitar estar de acuerdo con él.
— Encendí el intermitente. — afirmó.
No me digas que ese sonido chiflado que creí haber escuchado junto con el ruido es lo que creo que es.
¡Activó la bomba trasera el desgraciado!
— ¿Que intermitente?
— ¿Q-qué es ese olor?
— ¡Wang Tae-Man!
— Hijo de...
Con rapidez, la mayoría de los chicos se precipitaron hacia las ventanas en busca de aire fresco en el momento en que un desagradable olor empezó a extenderse por el salón.
Intenté levantarme pero me vi atrapada entre mi asiento y mi pupitre cuando todos comenzaron a acercarse a la ventana.
Aveces odiaba el hecho de estar en un asiento pegado a la ventana.
Las manos de Jang-Soo tomaron mi cintura y levantaron mi cuerpo como si de una bolsa de algodón se tratase, guiandome en dirección a la ventana abierta al lado de la que estaba junto a mi pupitre.
Cuando llegamos a la ventana cerré mis ojos de golpe cuando la luz del sol entró como llagas en los mismos, me cubrió con sus manos mientras yo recostaba mi cabeza en su pecho, sintiendo como los latidos de su corazón se aceleraban de un momento a otro.
No estaba prestando atención en absoluto a lo que prestaba a mi alrededor hasta que sentí como el pecho de Jang-Soo resonaba con suaves risas y medio destapé mis ojos viendo hacia abajo, notando cómo un profesor corría detrás de dos chicos en motocicleta con una regla en la mano.
¿Desde cuanto tenemos un profesor calvo?
25 de abril del 2023.