Dos.
Esos fueron los pasos que consiguió dar antes de que uno de esos venom/bicho/alien/asesino lo emplease en el sentido literal de la palabra.
Todo nuestro alrededor se sumió en un caos. Nos separamos, cada uno corriendo sin saber muy bien a donde ir, pero a todos nos decía el instinto que o corríamos o terminariamos como nuestro buen amigo Lou.
Pirro, Dariush y yo llegamos hasta una valla la cual no cedía.
— ¡Gabriel! — Grita Dariush a mi lado.
Miro hacia atrás, esperando no ver lo peor. Gabriel está quieto en el borde de lo que parece una piscina tapada por una tela. Los tres nos miramos y nos acercamos a él, preguntándole a gritos que coño se cree que está haciendo, pero nos ignora.
— ¡Zhen Zhen lanzame las barras de luz! — A nuestra izquierda la chica obedece a Gabriel, sacando de su mochila unas barras. — ¡Tiramelas!
— ¿¡Pero qué haces!? — Le gritó, mirando asustada a los dos chicos que me acompañan.
Gabriel coge las barras al aire y las parte, haciendo que el líquido que contienen empiezan a brillar de un fuerte color naranja.
— ¿No va a hacerlo, verdad? — Dariush titubea a mi lado.
Gabriel alza ambas barras y empieza a gritarle al venom/bicho/alien/asesino, consiguiendo su atención. La cosa esa avanza despacio, calmado (lo que me preocupa más que tranquilizarme) y Gabriel entra en la piscina. La tela se hunde bajo su peso mientras avanza de espaldas hacia nosotros.
Ahí es cuando entiendo que es lo que quiere hacer. Sigue avanzando, empapándose de agua, el venom/bicho/alien/asesino grita y mueve sus muchos brazos en un intento muy logrado de parecer más amenazador, hasta que por fin entra en la piscina.
Gabriel se da la vuelta, mirándonos por fin y empieza a correr en nuestra dirección. El venom/bicho/alien/asesino al ver sus prisas también empieza a andar más rápido hasta llegar a la mitad de la piscina, donde la tela cede ante su peso, hundiéndose en el agua.
Gabriel llega hasta donde estamos y los cuatro le abrazamos, gritando "¡Ha funcionado, ha funcionado!". Gabriel me dedica una pequeña sonrisa y no perdemos ni un minuto más antes de correr y escapar de ahí.