#28. Bar.
| Taylor |
El viernes y el sábado fueron muy aburridos, nada que hacer. Pero hoy domingo, Ryan está en la casa a punto de ser cuestionado infinitamente por mi padre que acaba de aparcar su auto en la cochera.
-¿Listo?
-Eso creo –se encogió de hombros-.
Papá entró y yo estaba dos pasos delante de Ryan, que jugaba con sus dedos mirando al suelo.
-Hola papá... -hablé bajo-.
Miró a Ryan con el ceño fruncido esperando alguna respuesta. Retrocedí dos pasos y le tomé la mano a Ryan.
-Papá... él es... mi novio.
-¿Novio? –Habló más duro de lo que esperaba-.
-Sí.
-Siéntate muchacho.
Lo hizo más rápido de lo que esperaba. Me senté a su lado y papá hizo una seña de que me alejara de él. Y tuve que hacerlo.
-Nombre.
-Papá esto no es la CIA.
-Taylor silencio.
Ryan echó una risilla baja y se mordió el labio para detenerla.
-Me llamo Ryan Norbey, señor.
-Expediente académico.
-¡Papá!
-Ok, ok. Nota más baja en el año.
-5.7 –respondió indiferente-.
-¿Cinto punto... qué?
-Papá... -canturreé-.
-Nota más alta.
-10.
-Taylor este chico es mejor que tú.
-¡Papá! –Reclamé-.
Ryan rió más alto que la primera vez.
-Señor, con todo respeto, nadie es mejor que su hija.
-Awww –dije con ternura-.
-Ya, ya. ¿Y por qué eres el novio de mi hija?
-Porque me encanta su hija.
-Awww –repetí acercándome y tomando su mano-.
-Mucha ternura. Volvamos con las preguntas. ¿Has sido expulsado o suspendido? Si lo has sido... por cuanto tiempo, cuándo y por qué.
MIERDA. No podía dejar que respondiera eso.
-Papá ya lo conociste y él se tiene que ir...
-2 veces, la primera en mi antiguo instituto por romper una ventana sin culpa, estábamos jugando basketball, por tres días solamente.
-¿Y la segunda?
-Fue el Jueves.
-¿¡Este jueves!?
-Bueno creo que es suficiente... -me comencé a poner nerviosa-.
Mi padre no tenía que saber la segunda, primero porque en este momento estaba suspendido, y segundo porque la razón era una pelea. Con Mason. Porque me besó.
-Fue por una pelea.
Mierda.
-¿Una pelea? –Mi padre guardó un poco la calma-. ¿Por qué?
-Ah... -Ryan me miró y le supliqué con los ojos que no le dijera-. Fue porque... él empezó, me lanzó la comida y yo lo empujé y comenzamos a pelear –dijo nervioso-.
-Hmm ¿Entonces estás suspendido en este momento?
-Sí, hasta el jueves.
-Ya te puedes ir.
-¿Me está echando, se...?
-Ryan vamos.
Me siguió y cuando estábamos fuera hablé.
-¿Qué rayos te pasa por la cabeza?
-¿Por qué?
-Le pudiste haber dicho solo la primera vez.
-Pero quería ser sincero, no me culpes Tay.
-Pero tu sinceridad te pudo llevar a cavar tu propia tumba.
-Ok, ya, lo siento. Lo bueno es que no le caí tan mal ¿Oh sí?
-No, Ry. Le caíste bien, creo.
Sonrió y se acercó a mí puso sus manos en mi cintura y yo en sus hombros me puse de puntillas para darle una beso y cuando estábamos a punto de besarnos, la puerta se abrió dejando ver a mi padre negando con la cabeza.
-¡Papá! –Reclamé con un poco de gracia-.
-Adolecentes... -murmuró entrando de nuevo y cerrando la puerta-.
Lo besé con ganas y luego me alejé.
-Adiós, ¿nos vemos mañana después de clases?
-Pues claro que sí –asintió-.
Palmeé su pecho y entré a casa. Suspiré y miré a mi padre.
-¿Por qué no me habías dicho que tenías novio?
-Bueno es que...no sé, estabas siempre tan ocupado y...
-Ok, bebé lo entiendo.
-No me llames bebé.
-Pero si eres mi bebé...
-Sí, claro, tu bebé –dije divertida-.
-Adivina qué, tu madre vendrá poco antes de navidad y se quedará para año nuevo.
-¿Ya es fijo?
-Así es, Taylor.
(...)
Miércoles.
| Mason |
-Oye vamos a un bar.
-¿Estás seguro?
-Sí, necesito una borrachera.
-No necesitas, quieres.
La verdad era que quería. Quería embriagarme hasta vomitar tres veces, quería una fiesta. Era un adolecente y esa era mi vida, lo que ahora estaba haciendo era algo muy aburrido, lo que toda esta semana estaba haciendo era solamente aburrimiento. Solo eso, levantarme desayunar jugar Play hasta las 2 de la tarde, bañarme y volver a jugar Play pero con Cam. También a veces salía a caminar y a fumar un cigarrillo o dos.
Sabía que Cameron quería, que lo necesitaba. A veces Cam era más fiestero que yo.
También sabía que si lo hacía no sería correcto, no para Julie o no para la relación que quiero tener con ella, de hermano a hermana y una conversación normal. Pero no tenía de otra, no iba a desaprovechar el resto de mi adolescencia jugando Play y estudiando las cosas que Cameron traía para que yo completara. Necesitaba salir.
-Sí. Quiero. ¿Vienes? Porque yo ya me voy –agarré mi chaqueta y las llaves de mi moto, pero me las arrebató de las manos-. ¡Oye!
-¿Piensas irte en motocicleta, emborracharte y volver?
-Bueno... -me puse a pensarlo y él sacó sus llaves del auto y las sonó-.
-Vamos.
(...)
Poco antes de bajar del auto pregunté.
-¿Piensas que es más seguro en auto?
-Claro que sí, por lo menos podremos dormir en un estacionamiento si no puedo manejar luego de esto.
Entramos al bar que ya estaba bastante gente y saludé a Dylan, Chris, Nash y Peter que los llamamos para decirles que llegaran al RUNTY o más conocido como "el bar en el que follé a una pelirroja en el baño".
Me senté en la barra con mis amigos y pedimos un par de cervezas cada uno. Al terminarlas, me dio ganas de expulsar toxinas en estado líquido por mi reproductor sexual, entonces fui al baño.
Hice pis, me lavé las manos y salí de ahí. Algo –o más bien, alguien- me tapó los ojos por detrás con una tela, también me pusieron una manzana en la boca. Como no podía ver nada ni hablar no sabía quién era, empecé a mover mis manos para identificar donde estaba la persona y también intenté quitarme la venda, tomaron mis muñecas y las amarraron con ¿cuerdas? Creo que sí era eso.
Empecé a caminar forzadamente hacia atrás y escuché el ruido de una puerta cerrarse.
Mierda.
Me quitaron la venda de los ojos y la manzana cuando me sentaron en una silla.
-¿¡Qué demonios!? –Grité al ver a Dylan ahí parado, en una esquina de la habitación vacía, solo con Dylan yo y otra persona que no distinguía porque estaba oscuro-.
Dylan se reía con fuerza viéndome.
-Es que... -dijo pero volvió a reír, todo lo contrario a mí-. Esta... chica quería hablar contigo.
Me volví hacia la otra persona y dio un paso adelante dejando ver su cara, la reconocía, pero no recuerdo de dónde.
-¿Y tú eres...?
-Karen –respondió seria-.
-Mira, hoy no estoy buscando sexo si eso es lo que quieres...
-No, ya tuvimos una vez ¿recuerdas?
-Me voy –dijo Dylan saliendo-.
-¿Qué... de qué rayos hablas?
-Aquí, en este bar.
-Oh, no... tú no puedes ser... eres la... "diosa" –murmuré lo último-.
-Sí, y cállate.
-Bueno qué quieres.
Señaló su vientre.
-Ves esto, en unos meses crecerá, y tú... eres su padre.
Lo había olvidado, el bebé. Estaba 99.999999% seguro que no era mío, pero esta chica no se cansaría.
-¿Qué mierda quieres? ¿Quieres dinero? Te puedo dar dinero... Puedes abortar
-¡No! No quiero tu maldito dinero. No voy a abortar. ¿Qué no entiendes? Quiero que te hagas cargo, ¡quiero que seas un padre! ¡Quiero que lo criemos juntos!
Reí. Solamente reí a carcajadas, me tuve que sostener el estómago porque no paraba de reírme, ella no se reía, me miraba con el ceño fruncido, y demasiado seria, cuando calmé la risa me aclaré la garganta, incómodo.
-¿No es broma, cierto?
-No, Mason.
-¡Pero no te entiendo! Ya te dije que esa... criatura del demonio... ¡No es mío!
-¡Mason, sí es tuya! –Hizo una pausa y luego continuó-. ¡Por Dios! –Exclamó exasperada-.
-¡Tengo 19 años! ¡No puedo tener un hijo!
-¡Y yo 18! ¡Soy menor que tú!
Me quedé pensándolo un momento con la mano en mi barbilla y luego respondí.
-Debiste haberlo pensado mejor antes de entrar a ese baño conmigo –dije con naturalidad-.
Me desgarró la yugular con la mirada y yo sin poder evitarlo me reí.