—¿Pero por qué?
Volvió a preguntar Junior mirando a Joon.
—Porque los hombres no estamos capacitados físicamente para tener hijos —respondió Joon sonriéndole.
Junior, el hermano menor de Estefan, que lo miraba con cara de inocente, le había preguntado cuándo iba a darle un hijo a su hermano, ya que quería un sobrino de quien cuidar. Sus padres les habían dicho que no podían darle un hermano menor y estaba celoso de que Angel tendría un hermano menor muy pronto.
—Mi tío Matt y mi tío Dylan son hombres —replicó Junior—, y tienen dos hijos.
—Las cosas no funcionan así —le respondió Liana acomodándose los lentes—, Theo es el hijo que mi tío Matt tuvo con otra mujer y Odette es adoptada.
—¡Liana! — Lauren la miró azorada—. Esas cosas no se dicen, es de mala educación.
Lauren miró avergonzada a Odette y a Theo, que parecían más divertidos por la pequeña niña.
—Discúlpate con tus primos —exigió Lauren.
—Yo solo le dije la verdad a Junior —Liana miró a su madre sin alterarse—. Mi papá dice que la verdad debe prevalecer sobre todas las cosas. Odiaría que me juzgaran o me señalaran como una mentirosa.
Lauren suspiro, esa niña le sacaba canas verdes.
—No te preocupes tía —Theo miró sonriente a Lauren—. No nos ha molestado en lo absoluto.
—Entonces... —el pequeño Angel parecía estar quemando sus neuronas—. Si Odette es adoptada...¿tienes otros papás?
—Una vez escuche a mi tío Alan decir que sus verdaderos papás eran ángeles como ella y que la lanzaron como basura del cielo y que cayó casualmente en el Reino —respondió Liana.
—¡Liana! —se escandalizó Lauren.
Algunos rieron, en especial los niños que estaban todos juntos y despreocupados. Para ellos no era más que un simulacro y que sus demás papás volverían pronto cuando el simulacro terminará.
Posiblemente la única que estaba lo suficientemente lista para entender que eso no era lo que pasaba era Liana, pero su padre le había ordenado estar callada, obediente y servicial. Liana siempre seguía a pie de la letra todo lo que su padre decía, era su héroe y su ejemplo para seguir. Era la viva imagen de su padre, pero también había heredado esa falta de tino para decir las cosas sin darse cuenta de que podría faltarle el respeto a los demás.
Liam acarició la cabeza de Leia que dormía apoyada en su hombro, observó a su abuela meciendo a la pequeña Juliette, la hija de su tía Evangeline y su tío Jeremy. Su propia tía Evangeline estaba apartada cargando al pequeño Bruno dormido en sus brazos, con la mirada ausente y perdida.
Sabía que tanto como su tía Evangeline y su tía Lucy tenían malos recuerdos y traumas. Además de estar muy preocupadas.
El mismo estaba que quería subirse por las paredes. Desearía estar junto a su padre luchando, no adentro de un submarino lejos de defender a su pueblo.
Un sonido fuerte alertó a todos. Alguien aporreaba la puerta.
—¡Todos bajen al fondo! —exclamó Liam mirando a su madre—, refúgiense abajo, nosotros pondremos en marcha esta cosa. Escondan a Odette y a Kerim —miró a Leia—. Calma a todos.
Gritos y pasos rápidos, Noel y Bastian fueron a proteger a sus respectivos mates. Casi todos se habían refugiado en la parte interna del submarino. Taylor y Hunter que se quedaron, apuntaban a la puerta mientras Liam y Theo intentaban hacer funcionar todo.
La puerta fue abierta bruscamente y los cazadores lanzaron sus proyectiles.
—¡Soy yo estúpidos! —exclamó Estefan—. ¡No hay tiempo para esto! ¡Gabriela te necesita!
Estefan atrajo a Liam con su telequinesis sin dar mayores explicaciones y los impulsó a los dos fuera del submarino.
Llegaron a donde estaba su tío Dylan y Gabriela.
Liam casi se desmaya al ver lo que había pasado con Gabriela. Todo su cuerpo se paralizó y las lágrimas brotaron antes que las palabras.
Gabriela tenía un arpón atravesado en la mitad de su cuerpo.
—¡Tienes que sanarla Liam! —Estefan lo sujetó del cuello y lo sacudió para que reaccionara—. ¡Sánala ahora!
Liam se soltó y se arrodilló a lado de Gabriela. Su tío Dylan intentaba sanarla con su magia.
—¡Gabriela! —Theo había llegado a ellos—. ¡Gabriela!
Liam tragó saliva, miró a su prima y la tocó.
Sus manos quemaban, pero no le interesó. Tenía que salvarla, no importaba si gastaba toda su energía en eso.
—Saquen el arpón cuando les indique —explicó Liam decidido—. Necesito que quiten el arpón.
—Pero... ¿Qué dices? —exclamó Dylan—, morirá en el acto si hacemos eso.
—Hay que hacerlo tío —asintió Estefan decidido—. He visto hacer esto antes a Liam, sabe lo que hace.
Dylan miró temeroso a los dos y asintió, de todas maneras, Gabriela moriría si no hacían nada.
Liam puso las dos manos sobre Gabriela, cerró los ojos y se concentró. Cuando había usado sus poderes con anterioridad sentía que era viento en su interior, un frío susurrante y después una gran liberación.
No tenía la capacidad para explicar con palabras coherentes lo que sentía, sus sentidos se turbaban de tal forma que era como perder el conocimiento por largos segundos y despertar como nuevo.
Volvió a sentir esas ganas cegadoras de ayudar, una preocupación y una sensación de deber lo embargaron. Sabía que lo haría, debía hacerlo. No podía concebir una vida sin Gabriela a su lado.
Sintió cuando Estefan y su tío Dylan retiraba el arma mortal del cuerpo de Gabriela y dejó liberar todo lo que había en su interior.
Un destello de Luz inundó por completo aquella área. La luz rebotó hasta en el agua turbia.
Todos los presentes se vieron cegados por al menos unos minutos y caídos al suelo por la honda de poder que les impactó. No les hizo daño, al contrario, era como si toda su fuerza se hubiera restablecido y un sentir de bienestar los inundó.
—¡Gabriela! —Estefan fue el primero en salir de su aturdimiento—. ¡Gaby!
Esta soltó un lamento, ya que Estefan la estaba apretando.
Estefan revisó a su prima y noto que ya no tenía ninguna herida.
—¡Estúpida! —Estefan lloraba de felicidad y de rabia, la tomó de los hombros y la sacudió—. ¡Idiota! ¡Descerebrada! ¡Imbécil! ¡Maldita insensata! ¡Cretina de mierda! ¡¿Cómo se te ocurre confiarte de esa forma?!, debiste darte cuenta de que no tenías más espectros que te cubrieran la espalda. Se supone que el idiota de los tres es Bael no tu.
Gabriela no dijo nada, el dolor que había experimentado aún la tenía muy atontada. Solo respondió el abrazo de su otro gemelo de otra madre.
—Pensé que los perdería a los dos —habló Estefan un poco más calmado—. Oh, Gabriela ¿Qué hubiera hecho sin ustedes dos?, ¿A quién más podría golpear sin matarlos?
—Eres un llorón —sonrió Gabriela mirándolo con cariño.
—Estas totalmente sanada —hablo Dylan revisándola—, por la diosa luna, Liam es más poderoso de lo que pensé.
Gabriela se dio la vuelta para verlo, Liam aún seguía inconsciente.
—Está vivo —sonrió Theo palmeando la cara de Liam—, solo está inconsciente.
—Ese despliegue de poder debe haberlo dejado exhausto —hablo Estefan—, la otra vez quedo muy cansado.
Gabriela se levantó con ayuda de Estefan y se acercó a Liam. Le acarició el rostro y le besó la mejilla.
—Deberíamos llevarlo a dentro del submarino y sellarlo de nuevo —hablo Gabriela mirando a los demás—. Es mejor que se vayan, ya vieron que tienen armas capaces de matarnos.
—Tú también te irás con ellos —gruño Estefan—. No volverás a la batalla.
—Es cierto Gabriela —acotó su tío Dylan—, es mejor que te quedes, aún estás débil.
—No volveré a la batalla propia mente, pero necesito ver a Jose, a mi papá y Bael —hablo Gabriela decidida—, me quedare junto a Jose como espectadora, sé que mi papá y mi hermano estarán más enfocados en la batalla si me ven sana y a salvo por sí mismos. Lo sabes Estefan, estarán preocupados si no me ven completa.
Estefan gruño, pero asintió.
Liam balbuceo y Gabriela les hizo prometer que lo cuidarían.
Dylan, Gabriela y Estefan volvieron a transportarse después de eso.
***
—Maldita sea, creo que voy a vomitar.
El barco volvió a sacudirse.
—Si seguimos así, moriré por un golpe en la cabeza por tanto movimiento —dijo molesta—, preferiría haber muerto en pelea que pudriéndome en una celda de un barco de cuarta.
—No te callas nunca ¿no?
—Bueno, después de estar amordazada más de dos días, una se cuestiona lo importante que es comunicarse, no volveré a subestimar la comunicación que se pueda tener con otra persona.
—No te recordaba tan molesta —gruño Leroy—, solías ser más callada.
—Perdón entonces —Concetta lo miro con burla—. La próxima vez que nos secuestren juntos, seré más callada.
Leroy suspiro mirando a otro lado.
Un rugido sonó a distancia.
Concetta empezó a reírse.
—Alan le va a patear el trasero —dijo Concetta haciendo un gesto de dolor.
Tenía unas cadenas mágicas en el cuerpo que le impedía escapar o sanar, así que el dolor de sus heridas era terrible porque Elizabeth la torturo de todas las maneras para que Concetta hablara y diera información sobre Jaime.
Concetta no había dicho nada, así que tenía el cuerpo tan magullado que era un milagro que siguiera consciente y en pie.
—Entonces... —Concetta miro por sus barrotes, la celda que la recluía estaba al frente de la celda de Leroy—. ¿Cómo carajos pasaste de ser su mano derecha a ser un traidor encarcelado?
Leroy miro la pared sin prestarle atención, el barco volvió a moverse violentamente.
—Posiblemente gane uno u otro, estaremos muertos de igual manera —hablo Concetta—, si gana Elizabeth, nos mandara a asesinar, si gana el Reino el idiota de Alan incendiara estos barcos sin saber que estoy adentro. Así que hablar no te hará ningún daño, creo que la confesión y el arrepentimiento seria lo ideal para los dos.
Leroy cerró los ojos.
—¿Te acuerdas cuando nos conocimos? —preguntó Leroy.
—Claro que sí —respondió Concetta—, fue en la boda de Pierre y Solange, tremenda juerga que nos metimos con Edmond. Terminamos borrachos en el suelo debajo de la mesa del buffet de la boda.
—Que buenos tiempos ¿no? —habló Leroy—, quien iba a pensar que los tres terminaremos muertos dentro de poco.
—¿Los tres? —Concetta alzó una ceja—. ¿Edmond no es su mate?
—Lo va a matar —hablo Leroy—, después de lo que hizo Jessy, está muerto de un modo u otro igual que nosotros.
—¿Qué hizo Jessy? —pregunto Concetta—, estuve fuera de esa información, ya sabes, siendo torturada.
—Ella y mi hijo confesaron todo —explicó Leroy—. Ahora están en teoría del otro bando.
Concetta lanzó una carcajada.
—Oh ya veo —dijo después de recuperarse de la risa—, es por eso por lo que estás aquí, querías ir con tu hijo.
—Hice todo esto por mi hijo —hablo Leroy—. ¿Qué sentido tenía seguir con Elizabeth si mi hijo está del otro lado?
—Tu hijo es inteligente —hablo Concetta—, está del lado ganador.
Leroy iba a responderle, pero un chico apareció con un arma.
—Vamos Lucas —Leroy negó con la cabeza—, hijo, eres mejor que esto, que manden a otro a ensuciar sus manos.
—Cállese, nos ha traicionado —habló Lucas levantando el arma—, con balas de plata que los mataran al acto, deben ser eliminados, ya no sirven para la causa.
Lucas iba a estar a punto de disparar cuando un sable lo atravesó.
—Mi Katana también es de plata hijo de puta —Natsuki quitó la katana y Lucas cayó al suelo retorciéndose.
Natsuki procedió a cortarle el cuello antes de que se transformara para sanar.
—¿Eres Natsuki cierto?, el futuro alfa de Japón, Alan me contó sobre tu afición por las katanas —Concetta vio el cielo iluminado y Natsuki lo miró confundido—. Soy Concetta, trabajo para Jaime Dickens. Conocí a tu amigo Bastian en Egipto en una misión con Alan, seguramente te contó sobre eso. Tienes que liberarme y tal vez alcancemos a Elizabeth, necesitarás ayuda para lidiar con todos los que están aquí protegiéndola. No tenemos tiempo para perder.