Jessy dejó que el dolor la desgarrara todo lo posible, porque sabía que todo terminaría por fin. Seguramente la matarían por sus pecados y encontraría al final el descanso que tanto había deseado.
Intentaba no pensar en las personas que amaba, no eran muchas. Por su mente pasó todos los buenos momentos que transitó con su padre, ella corriendo por un viñedo de vinos, siendo una niña pequeña sin preocupaciones y su padre corriendo detrás de ella con una gran sonrisa. Sujetándola y dándole vueltas mientras los dos reían.
Los pasteles de cumpleaños, las pijamadas, las galletas de avena, las pinturas, los cuentos de noche, las travesuras, el sol mientras caminaban de la mano por la playa comiendo helado. Realmente había intentado salvar a su padre, pero era hora de aceptar que no podía hacerlo. Ni siquiera podía salvarse a sí misma.
Después pensó en Kerim, los dos escondiéndose en el ático de su casa mientras la madrastra de Kerim los buscaba a gritos por ensuciar toda su ropa con tinta. Los dos van en bicicleta hacia la escuela, los juegos, los juguetes, los bailes bajo la luna, los escondites en el bosque, su primera vez tomando alcohol, su primera vez fumando, su primer beso, su primera pelea, sus primeros celos, su primer corazón roto, su primer novio, su mejor e incondicional amigo.
Estaba feliz de que encontrara a Bastian, le dejaba tranquila saber que Kerim estaría con una excelente persona para siempre.
Después su corazón se volvió pesado al pensar en Bael, había hecho tantas rabietas con él. Se maldijeron y jugaron entre ellos las bromas más pesadas que se les podría ocurrir. Sin embargo, en la corta semana que estuvieron juntos entendió porque habían chocado tanto antes, los dos eran extremadamente testarudos y similares. En esa semana había logrado enamorarse irreparablemente de él. La volvía loca de todas las malas maneras y de las buenas también.
Por un momento le gusto soñar que todo hubiera sido diferente. Ella siendo de cualquier manada sin ser hija de su madre y sin ser una traidora. Llegando al Reino, Bael enamorándose de ella y teniendo la historia de amor más cliché y romántica posible. Después se río de ella misma, los dos eran todo menos cliché y románticos, seguramente igual se hubieran matado entre ellos y después se hubieran enamorado intensamente.
La angustia por cambiar las cosas la embargo, le hubiera gustado saber todo lo que sabe ahora desde que llegó al Reino, hubiera ido directo al Rey para confesar. Tal vez hubiera evitado tantas muertes, tal vez Bael la hubiera perdonado.
Tal vez Liam y Leia serian padres.
El sonido de la puerta la trajo nuevamente al presente. Pudo ver a Bael borrosamente porque su vista estaba interceptada por su cabello.
Bael parecía un fantasma, estaba pálido y caminaba lentamente de un lado a otro. Como si se fuera a caer en cualquier momento. Se dirigió a una habitación contigua que Jessy supuso que era el baño. Lo escucho vomitar y se levantó como pudo alarmada.
¿Lo habían herido?
Luchaba consigo misma si debía ir a verlo o tal vez eso lo empeoraría. No quería enojarlo más.
Después escuchó algo que le rompió más el corazón.
Bael estaba llorando descontroladamente.
Camino lentamente y lo vio en el suelo del baño, llorando desgarradoramente.
Jessy supo que era su culpa, Bael había tenido todo el derecho de entregarla. Ella lo había engañado todo ese tiempo, se había burlado de él y de toda su familia. Les había causado un daño irreversible a pesar de que ellos la trataron de la mejor manera.
Sin embargo, algo le decía que Bael de un modo u otro luchó por ella, a pesar de sentirse traicionado la protegió.
Jessy se sintió realmente culpable y la rabia la embargo. No quería que Bael se humille por ella, no quería amarrarlo a una vida de vergüenza por ella.
Busco por todo los cajones y estantes del lugar. Encontró un panel con distintas armas, pero en un cajón encontró diferentes tipos de cuchillos de plata.
Tomó el más grande y lo observó.
No tenía derecho a tomar su propia vida, ese derecho lo tenía Liam o Leia, ella les arrebató todo, pero a pesar de lo mucho que Bael la odia. Sabía que la protegería a pesar de todo.
No quería condenar a Bael a estar amarrado a alguien como ella.
Pensó nuevamente en su padre y en Kerim, soltó algunas lágrimas y con todo el valor del mundo se incrusto el cuchillo en el pecho con vigor.
Un grito retumbó y ella se desplomó en el suelo con un dolor infernal invadiéndola.
Bael inmediatamente llegó a ella.
—¡¿Qué has hecho?! —grito Bael desesperado.
—Recházame —gimió Jessy—. Recházame.
—¡¿Estas loca?! —Bael la cargo lo más delicadamente posible—. No te voy a rechazar y no te dejaré morir.
—Es lo mejor —Jessy intentó hacerse más daño, pero Bael no lo permitió—. Recházame, déjame ir.
—Nunca.
—No seas idiota —lloriqueo Jessy—. Déjame morir para que no tengas que ver cómo otros lo hacen.
—Te dije que no te dejaría tomar el camino fácil.
Jessy sentía que todo se volvía borroso después de que salieron de ahí.
***
—Iremos a hablar con nuestros padres —dijo Gabriela dándole una sonrisa a Bastian—. No te preocupes, nadie los tocará mientras estemos aquí.
Bastian realmente estaba conmovido.
Liam, Theo, Estefan y Gabriela le estaban dando todo su apoyo.
Realmente estaba sorprendido en especial por los semidemonios, pero sabía que eso se debía por Bael y porque Kerim no había contado la parte donde Jessy estaba involucrado en la pérdida del bebe de Liam.
—Alguien se debe quedar con ellos —delibero Estefan.
En ese momento entraron Taylor, Odette, Noel, Leia y un sujeto que casi nadie conocía.
—Es el cazador que me está entrenando —señaló Taylor con mala cara.
—Soy su profesor y nuevo protector —saludo el sujeto desaliñado—. Me llamo Hunter.
—¿Un cazador que se llama Hunter? —bufo Estefan—. ¿Enserio?
—Mis padres no fueron muy creativos —Hunter se encogió de hombros.
—¿Qué está pasando? — Leia pregunto mirando a Bastian y a Kerim—. ¿Por qué están encerrados con guardias en la puerta?
—No hay tiempo para explicar —Gabriela miro a Taylor y a Hunter—. Si alguien viene a llevárselos, les meten todas las flechas o lo que sean que tengan.
—Lo que desee hermosa princesa —Hunter hizo una reverencia sin dejar de ver maravillado lo hermosa que era Gabriela.
Taylor lo pateó.
Gabriela salió junto a Liam y Estefan dejando a Theo junto a Bastian explicándole a los demás qué estaba pasando.
Los tres empezaron a caminar rápidamente hacia el otro lado del castillo porque el despacho del Rey estaba bastante lejos de las habitaciones de invitados. Bajaron varias escaleras y tuvieron que pasar casi cerca de la entrada cuando un grito los detuvo.
Bael corría con Jessy en brazos.
Ella sangraba con un cuchillo atravesado en el pecho.
—¡¿Qué carajos pasó?! —exclamó Estefan.
—Intentó suicidarse —habló Bael alarmado—. ¡¿Dónde está Odette?!
—Ponla en el suelo —contestó Liam mirando fijamente a Jessy—. Y quítale el cuchillo.
—¡¿Dónde está Odette?! —grito Bael ignorando a Liam.
—¡La puedo sanar yo! —exclamó Liam—. Lo siento, siento que necesito sanarla como la última vez que sané a la gente del hospital.
—No tengo tiempo para que practiques... —habló Bael desesperado.
—Confía en mí —Liam se acercó—. ¿Crees que pondría su vida y la tuya en peligro?
Bael miró a los ojos de Liam unos segundos y asintió.
Puso delicadamente a Jessy en el suelo.
—Si muero junto a Jessy —Bael miró a su gemela—. Mata a Liam por idiota.
Liam se agacho junto a Jessy y le quitó el cuchillo, después de sacarlo la sangre empezó a salir a borbotones.
Bael se desmayó.
—¡Bael! —gritaron Estefan y Gabriela.
No hubo tiempo para que ninguno reaccionara o fuera por ayuda. Liam inmediatamente colocó su mano sobre la herida de Jessy y un destello dorado cegó momentáneamente a los semidemonios de pie.
Liam empezó a toser y Bael se levantó mareado.
—Mis ojos —Gabriela empezaba a masajeárselos—. Literalmente eres luz.
—Jessy.... —Bael miró a su mate.
Jessy aún estaba empapada en sangre, pero el lugar donde estaba la herida estaba sanado por completo.
—Mierda —hablo Estefan mirando el mismo lugar donde estaba mirando Bael pasmado—. Tus brillitos realmente sanan.
Gabriela se agacho a revisar a Jessy.
—Mierda —Gabriela repitió la grosería de Estefan—. De verdad está cerrada la herida.
—Aún la siento débil —dijo Bael.
—Amigo, no creo que se deba a la herida solamente —hablo Liam recomponiéndose—. Se siente raro después.
Jeremy apareció corriendo, tropezando con ellos repentinamente.
—¿Por qué...? —vio a Jessy ensangrentada en los brazos de Bael y el cuchillo sostenido por Estefan—. ¡¿La mataron?!
—Intentó suicidarse y Liam acaba de usar sus poderes para sanarla —explicó Gabriela con simpleza.
Jeremy casi se arranca los cabellos de la cabeza.
—Ella... ella aun no reacciona —Bael seguía pasmado y confundido.
Jeremy tocó la muñeca de Jessy y también busco su pulso en su cuello.
—No creo que los poderes de Liam repongan la sangre perdida —dijo Jeremy observando a Jessy—. Recuéstenla e inténtenle dar alguna pócima, tengo que ir al hospital urgentemente porque...
Jeremy recordó lo que estaba pasando.
—Su madre está en camino —dijo Jeremy, de pronto soltó a Jessy como si su piel quemara—. Ha atacado a la manada francesa y parece que ya se está movilizando hacia aquí porque se enteró sobre... —Jeremy señaló a Jessy con los ojos—. Jaime cree que de alguna manera se ha enterado que su hija y el otro chico ya soltaron la sopa, así que voy a ir al hospital para ver a mi madre y ayudar con la movilización de los enfermos a un refugio seguro, probablemente van a empezar a movilizar la ciudad entera a los refugios, estén preparados.
Jeremy se fue sin escuchar respuesta.
Estefan concentró sus oídos, escuchó a lo lejos los gritos de su tío Alan.
—Parece que mi tío Alan está siendo torturado —dijo Estefan mirando a los demás.
—Bael, lleva a Jessy a la habitación donde están Bastian y Kerim —dijo Liam—. Se encuentran en una habitación de invitados siendo custodiados, los demás están con ellos, también Odette, seguramente ella podrá revisar con más detalle a Jessy.
Bael asintió aún muy pálido.
—Nosotros debemos seguir avanzando —habló Gabriela.
Los tres volvieron a retomar su marcha separándose de Bael.
Siguieron corriendo hasta el área donde sus padres trabajaban, ahí se encontraban los despachos y oficinas del escuadrón real y el despacho del Rey.
Entraron justo cuando Alan partida el escritorio de Oliver a la mitad.
Solo se encontraban Jaime, Oliver y Alan.
—¡Debimos haber ido a su rescate! —Alan estaba destrozado—. Debimos... debimos...
—¡Ya basta Alan! —Jaime intentó controlar a su amigo—. ¡No es el momento para esto!
—¡Debería volar ahora mismo Francia y terminar de quemarla! —exclamó Alan—. Mató a Concetta y seguramente a toda la familia del alfa francés ¡No podemos dejar esto impune!
—Ya hablamos de esto, Alan —gruño Oliver mirando su despacho destruido—. Es lo que ella quiere, debemos permanecer unidos y enfrentarla cuando venga.
Gabriela corrió hacia su padre y lo abrazó para poder calmarlo.
Alan bajó la guardia y aspiró el aroma de su hija.
—Papá —Gabriela se aferró a él—. No vuelvas a irte, lo prometiste.
Liam miró a su propio padre.
—¿Es verdad? —Liam preguntó—. ¿Estamos bajo ataque?
—Si ya atacó Francia es lo más probable —respondió su padre cansado—. Seguramente están movilizándose porque ya saben que nosotros sabemos sobre ellos y no esperaran a que lo busquemos.
Estefan frunció el ceño.
—¿Podrán traspasar la barrera protectora? —pregunta Estefan cruzándose de brazos.
—Con bombas poderosas o con magia se puede —explicó Jaime mirando detenidamente a Estefan—. Tenemos que prepararnos para lo peor... ¿Por qué tienes un cuchillo lleno de sangre en la mano?
Estefan se dio cuenta que aún tenía en las manos el cuchillo que había usado Jessy.
—Jessy intentó suicidarse —Estefan hablo encogiéndose de hombros—, pero Liam la salvó.