POV AVA
Debo admitir que al principio no acepté ir al cumpleaños de Joey, pero luego entendí que no desaprovecharía esta oportunidad para enterarme de quién verdaderamente era ella. Después de todo, como dicen «Mantén cerca a tus amigos, pero aún más a tus enemigos».
No sé, pero había algo que no me cuadraba para nada en ella, principalmente, su sentimiento de arrepentimiento hacia lo que me había dicho en el baño sobre Chloe, y su repentina invitación para querer hacer "las pases". Solo sentía que algo no andaba bien, y sabía que Chlo sentía lo mismo, aun cuando no me decía.
—Amor, ¿qué te parece este vestido?
Estábamos en la habitación de Chlo, cuando ella apareció frente a mí, yo me estaba maquillando, no pude evitar sonreír de lado a lado al verla.
—Eres la mujer más hermosa, pero te mirarías mejor sin nada de ropa.
Vi cómo la ojiverde se mordió el labio con sonrojo y luego me miró como si la acabara de ofender, fue cuando me tiró un pequeño golpe en el hombro, entonces me reí.
—Ava Sofía Daccarett, pero ¿qué cinismo el tuyo?
Chloe se me sentó a horcajadas, enredando sus brazos en mi cuello.
—Amor...
—Dime, mi vida —le contesté.
—¿Y si mejor nos quedamos aquí y no vamos a ninguna parte? Es que, hay algo que te juro que siento aquí. —Apuntó su corazón—. Que me hace pensar que es mala idea ir.
Suspiré. Quizá tenía razón. Tomé su mano y la besé.
—Chlo... —La vi a los ojos—. ¿Recuerdas la pelea en el baño con Joey? Cuando dijo todo eso.
Asintió.
—Pues estábamos discutiendo, y hay algo que me desconcertó demasiado, y no fue únicamente lo que dijo de ti esa idiota. Sino que...también mencionó a Sabrina.
—¿Qué? —Vi cómo los ojos de Chlo se abrieron como dos platos redondos y la tomé del mentón dándole un puro y casto beso. Luego se separó viéndome—. ¿Ella conocía a Sabrina?
—No lo sé —admití—. Pero sé que sabe algo, y quiero saber qué es.
—¿Y qué fue lo que te dijo?
—Que era mi culpa lo que le pasó a Sabrina.
—Sofía... —Me miró fijo.
—¿Ya no soy tu Ava?
—Ava, ¿por qué no me lo dijiste antes? Sabes que no hubiera aceptado ir a su casa de haberlo sabido.
Chloe y Jay me habían contado absolutamente todo lo que sabían con relación a la muerte de mi mejor amiga y, aun así, todavía existían cosas contradictoras de cuando murió, principalmente la duda a por qué Sabrina había estado ese día con China y a solas en la biblioteca.
Cabe aclarar que alguna vez Sabrina me contó sobre cómo eran amigas de chicas, pero no supe más que eso. Por lo poco que sabía, crecieron y dejaron de frecuentarse desde preparatoria.
Jay me contó sobre cómo fue que China había querido matar a su madrastra (la maestra Alexis y novia de su padre), por los celos y el trauma del divorcio de sus padres. E incluso, había amenazado a Jay para que le consiguiera un arma, luego de decirle que, si no lo hacía, lo acusaría con el Comité de Ética de la universidad, por tomar energéticos a escondidas, para rendir en los entrenamientos.
Estaba llegando al final de la muerte de mi mejor amiga, solo me faltaban algunas piezas, y algo me decía que Joey terminaría de darme esas últimas, por ello se me ocurrió algo.
—Chlo..., necesito que me digas una cosa. Una sola cosa, por favor.
Ella me miró a los ojos y entonces me acarició la mejilla con cierta intriga.
—Lo que sea que me pidas.
—Tienes todavía el arma con la que... se le disparó a Sabrina, ¿no?
La vi tragar seco y miró hacia otro lado.
—Ava...
—Por favor, responde.
—La escondí.
La hice verme de nuevo y luego la besé.
—¿Y sigue en ese lugar?
—Sí...
—Necesitamos ir por ella antes de ir con Joey.
—¡¿Qué?! —Chlo se levantó—. ¿Estás loca? Por supuesto que no. Sabes bien que esa arma la vamos a entregar el lunes luego de ir a declarar.
—Confía en mí, Chlo, por favor.
Nos miramos a los ojos. Chlo me hacía sentir mucha tranquilidad. Adoraría sus esmeraldas hasta el fin del mundo.
—No, no quiero que algo malo vuelva a suceder, amor. Solo quiero que seamos felices y que todo esto termine.
—Amor.
—¿Para qué la quieres?
—Chlo... —Me levanté y sujeté su rostro—. Te prometo que te diré. Pero antes necesito saber quién es Joey. Siento que hay algo más en esto. Te juro que este será mi último secreto. Luego de esto iremos a contarle todo al detective.
Vi cómo suspiró.
—Está bien.
—Dime dónde está, iré por ella. —Me levanté, caminando al armario para sacar el vestido que yo usaría, cuando Chlo no me contestó, y al verla noté cómo palideció—. Chlo... —La llamé, pero era como si se hubiera perdido de repente dentro de su cabeza—. Cielo, ¿estás bien?
—No.
Vi cómo sus ojos se aguadaron y la tomé de las caderas acercándola a mí.
—¿Qué pasa? —le pregunté, y la hice sentarse en la cama—. ¿Alguien más sabe dónde guardas la arma?
Ella negó.
—Chlo... —Acaricié su rostro.
—Se trata de mi mamá.
En un principio mi ceño se frunció. Desde aquella última vez en la que Chloe había estado muy triste al recordar a su mamá, o cuando me contó que le llamaba "Chlo", jamás habíamos vuelto a tocar el tema. Por supuesto que quería saber cada cosa de ella, pero quería que me contara cuando estuviera lista, por eso nunca la presioné.
—Mi amor, tómatelo con calma. ¿Sí?
POV CHLO
—No quiero más secretos —le dije a Ava cuando logré juntar las fuerzas para verla de nuevo. Sentí como me abrazó, y no pude evitar hundirme en su cuerpo, de repente me sentí tan pequeña—. Mi mamá murió hace unos años. Estaba muy enferma y, prácticamente, intentaron hacerle de todo para curarla, pero no hubo una cura ni que todo el dinero del mundo pudiera comprar.
Un gran silencio abarcó la habitación, me dolía tanto hablar de mi madre, pero sabía que a la única persona a la que podía contarle esto, era a Ava. No quería guardarle más cosas, necesitaba decirle esto.
—Cuando mi mamá empezó a sufrir tanto, no sabíamos qué más hacer... Por lo que ella tomó la decisión de viajar a Colombia, donde... decidió ponerle fin a su sufrimiento.
En este momento sentí que algo me partía el alma de nuevo en dos pedazos. Mi respiración comenzó a entrecortarse, hasta que Ava enlazó nuestras manos.
—...Mi padre jamás estuvo de acuerdo, por lo que mi madre me pidió que la acompañara. Yo no quería, pero ella ya había tomado la decisión, y yo solo... quería estar con ella hasta el final.
—Chlo... —Me acarició la mejilla con ternura—. No imagino el grado de dolor que sentiste en ese momento.
Yo asentí, ella me abrazó más fuerte, por el tono de su voz supe que estaba llorando conmigo, pero sabía que no me soltaría, sabía que en ese momento no dejaría de sostenerme.
—¿Por qué nunca me lo dijiste?
Vi al suelo, antes de soltar un largo y pausado respiro.
—Porque fui una idiota. Cometí el peor error de mi vida cuando China me amenazó con contar que le hice eso a mi madre si decía algo sobre la muerte de Sabrina. No estaba lista para contarlo. —En este momento cerré los ojos, apretándolos tan fuerte que no fui capaz de ver a Sofía—. Y lo siento tanto, no sabes cómo me duele decirte esto ahora. —Mis lágrimas no cesaban y de pronto me sentí como si volviera a ese agujero oscuro en el que estuve ese día cuando fui testigo de la muerte asistida de mi madre, o cuando murió la mejor amiga de mi novia—. No quería que nadie supiera, mucho menos tú, sobre la terrible hija que fui cuando decidí acompañarla. Y sé que fui una miedosa por huir de ello y jamás decirte la verdad de tu mejor amiga, pero...
—Chlo.
La miré a los ojos con la mirada nublada, ella secó mis lágrimas y luego me besó, lento, tan lento que sentía que mi alma descendida volvía a mi cuerpo.
—Y te acercaste a mí... —dijo tan sutil, tratando de no romperme más de lo que ya estaba—. Supiste cómo me sentía cuando Sabrina murió. Por eso sabias de los antidepresivos y trataste de no dejarme sola...
—Algo me decía que necesitabas de algo que yo alguna vez necesité. Y no sé, solo lo hice, me acerqué y no pude alejarme nunca más.
—Ambas perdimos a alguien importante.
—Lamento haberte mentido, Ava.
Vi cómo negó entre lágrimas y besó las mías.
—Tenías una lucha... Tú propia lucha —me dijo.
—Pero estuvo mal.
—También me he equivocado, Chlo. Como cuando te juzgué mal y no quise escuchar lo que tenías qué decirme. No debiste mentirme, sí, pero ahora entiendo por qué no podía ser tan fácil para ti hablar de algo que te sigue quemando dentro.
—Soy una persona terrible...
—Fue la decisión de tu madre... Lamento que hayas tenido que pasar por ello. Fuiste muy fuerte.
La vi, ella me miraba a los ojos, en seguida separó unos mechones ya húmedos, por mis lágrimas, de mi rostro. Me sonrió, tan increíble que sentí cómo mi corazón comenzó a bombear con fuerza de nuevo.
—...Y yo voy ayudarte a sanar, tal y como tú me ayudaste a mí cuando pasó lo de Sabrina. Jamás me dejaste sola, Chlo. Sabrina nunca se equivocó al elegirte para mí. Ella vio algo en ti, y hoy termino de verlo yo. Eres pura luz, Dove Hosterman, y no hay día en que no agradezca a la tierra, a la vida, y a todo, por tenerte a mi lado. Te juro que no sé qué hice para merecerte. Tú eres lo que más me ha hecho feliz, te lo juro.
De pronto no pude más y comencé a llorar mucho, lo suficiente para que fueran mis propias lágrimas las que me fueran limpiando por dentro poco a poco. Claro que seguiría sintiendo un hueco dentro siempre por mi mamá, pero Sofía Daccarett siempre sería capaz de hacerme saber que la vida todavía podía darme mil razones más para vivir y sonreír.
—¿Me perdonas por todo lo que te hice?
—Te perdono esta y todas las veces que necesites que te lo diga, mi amor.
—Te amo, Ava.
—Te amo, Chlo.
Azul y morado, hasta que el amor se extinga.
Nota de autora:
Holaaa. Está bien, no tengo mucho qué decir, o tal vez sí, sabemos que llevo mucho tiempo sin terminar de venir y publicar.
Simplemente esta historia la llevo en el corazón, no puedo no darle un final digno. 🫶🏻
Ha pasado tanto, pero deben saber que estoy bien. Muchas gracias por la insistencia y espera. Les adoro por todo el cariño e inspiración que me dan con sus mensajes.
Es un placer volver (;