Magnolia ❞. ₊ [ HyunLix ]

By smagalakser

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» ❝ Jamás esperé gran cosa de la vida, sin embargo pedí un amor bonito y te trajo a ti, creo que estoy hacien... More

Chapter One : The Seed.
Chapter Two : The Earth.
Chapter Three : Sow Love.
Chapter Four : Irrigation Land.
Chapter Five : Planting Process.
Chapter Six : Fleas and Diseases.
Chapter Seven : Cut the Weeds.
Chapter Eight : Rain or Drought.
Chapter Nine : Blooming Slowly.
Chapter Ten : Rising Flower.
Chapter Eleven : Buds.
Chapter Twelve : Pollen and Bees.
Chapter Thirteen : Butterflies.
Chapter Fourteen : Bearing Fruit.
Chapter Fifteen : Sunflower's Sun.
Chapter Sixteen : Spring on Summer.
Chapter Seventeen : Sea and Coral.
Chapter Eighteen : Shinning Again.
Chapter Nineteen : Stars.
Chapter Twenty : Weeping Willow.
Chapter Twenty One : Autumn Breeze.
Chapter Twenty Two : Chaotic Storm.
Chapter Twenty Three : False Calm.
Chapter Twenty Four : Broke Up.
Chapter Twenty Five : Wasteland.
Chapter Twenty Six : Traveling Butterflies.
Chapter Twenty Seven : Winter is Over.
Chapter Twenty Eight : Harvesting Love.
Chapter Thirty : Endless Story.
Thanks

Chapter Twenty Nine : Grow up.

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By smagalakser

Félix abulta los labios en una mueca de ligera duda, el dibujo que le presenta Hyunjin en la tableta gráfica tiene algo que no lo convence.

—. ¿Y si le oscureces un poco la piel? — Sugiere, y el mayor toma nota.

Félix sonríe y le acaricia las mejillas, inclinándose a la altura en la que el contrario está sentado para besarle los labios y así robarle una sonrisa.

Hyunjin tira de su pequeño cuerpo delgado y lo acomoda sobre su regazo, acurrucándolo contra su pecho y apretándolo entre sus brazos, cubriéndole el rostro de besos y tal vez un par de mordidas.

—. ¡Jinnie! — Exclama el menor entre carcajadas, acariciándose la nariz tras haber sido mordido. — No me babees.

—. No lo hice. — Se ríe. — Tengo años de experiencia en morder a mi novio, ya sé cómo morderte sin ensuciar.

El pecoso suelta una risita y lo vuelve a besar, Hyunjin le corresponde con suavidad y paciencia, y termina dejándole un beso en la punta de la nariz tan pronto como se separan.

Félix lo observa con atención, detallando sus facciones marcadas y sus rasgos, que con el tiempo han cambiado ligeramente, volviéndose más serios y varoniles, como el rostro de un adulto.

—. ¿Cómo es que sigues mirándome tan lindo después de tanto?

El menor sonríe ladino. — Porque sigo profundamente enamorado del chico de veintitrés años que me hizo un mapa en una hoja de papel, sin importar que ese chico ahora tenga veintiséis.

Hyunjin suelta una risita, avergonzado, y se le colorean las mejillas de un sutil rubor. — Todavía te pierdes de vez en cuando.

—. Y tú todavía me dejas notitas de amor pegadas en cualquier rincón de la casa.

Ambos vuelven a reír, y con un suave suspiro, terminan acurrucados mientras comparten varios mimos y caricias.

Los años habían pasado rápidamente, un par de meses atrás Hyunjin había cumplido sus veintiséis años, y Félix estaba a solo unas semanas de alcanzarlo, pero más cosas que sus edades habían cambiado.

Ahora Hyunjin dibujaba para Félix, no solo en el aspecto que se había vuelto un elemento adorable de su relación en el que el mayor lo utilizaba como musa para pintar y a veces esculpir, sino que también lo hacía por trabajo.

Estaban asociados, desde que Hyunjin se había graduado exitosamente de sus estudios, se había vuelto un artista independiente que había ganado mucha influencia en el internet, y se lo veía plenamente feliz con eso.

Por otro lado, Félix había tenido un inmenso éxito con unos tres libros de los que había publicado, obteniendo best seller en varias ocasiones, y haciéndose un nombre en la literatura contemporánea.

Por la misma razón ambos terminaron uniendo fuerzas, de modo que tras una pequeña idea, terminaron armando un gran proyecto en el cual Hyunjin ilustraría uno de los próximos libros que escribiría su novio, y le estaban poniendo mucho empeño a ello.

Llevaban poco más de tres años de relación, una relación que había pasado por altos y bajos en varios aspectos, pero que había sobrevivido a cada una de las dificultades que tuvieron que afrontar, por mucho que estuvieron al borde de la ruptura en un par de ocasiones.

—. Déjame pintarte hoy. — Murmura Hyunjin, acariciando la suave piel tersa de la cintura de su novio, por debajo de la camisa.

Félix asiente suavemente y le deja un beso cálido sobre los labios, sin alejarse mucho.

Él sonríe y recorre una por una las vértebras de su columna con la punta de los dedos. — Pero quiero pintarte desnudo... Y pintarte en serio.

Un beso más suena con sutileza en la habitación. — A todo lo que quieras, diré que si.

Hyunjin sonríe ladino y parece dispuesto a alzar el cuerpo del menor y llevárselo con él al estudio, sin embargo el agudo ladrido que resuena en el acogedor hogar los sorprende y les saca una risa.

Félix abraza a su novio del cuello, riendo mientras observa en el suelo al pequeño chihuahua de pelaje largo que los observa a los dos y ladra cada tantos segundos.

Habían adoptado al pequeño perro un año atrás después de mucho discutirlo, tenían la estabilidad y el tiempo para criarlo, sin embargo al principio se escuchaba como algo demasiado serio e intimidante, no obstante, se habían arriesgado, y ahora sus amigos, e incluso sus padres, solían decirle a sus seres cercanos que, Hyunjin y Félix tenían un hijo.

—. Que celoso eres. — Se queja Hyunjin, y mientras sigue mirando al perrito, estrecha a Félix entre sus brazos y lo besuquea, ganándose más ladridos.

El contrario suelta una carcajada y tan pronto como Hyunjin lo suelta, se inclina un poco para poder sujetar al perro y cargarlo, acomodándolo contra su pecho en un holgado abrazo.

Hyunjin parece indignado.

—. ¿Te asocias con un mentiroso, Kkami?

Félix se ríe y mira a su novio con picardía. — ¿Sigues con eso, amor?

—. No me digas "amor" que me ablando y no puedo continuar haciendo mi drama. — Se queja, y luego lo mira intensamente. — Me engañaste, Félix.

—. Nunca preguntaste, Hyunjin.

Y acompañados de los gruñidos de Kkami, vuelven a reír y a acurrucarse, mimándose con calma y serenidad.

No había mentira alguna en decir que ambos habían cambiado mucho, eran quizás cambios sutiles, pero que sin duda marcaban una diferencia en lo que eran un par de años atrás.

Hyunjin tenía las facciones del rostro mucho más definidas que antes, lucía más varonil que en un principio, su mandíbula se había vuelto más marcada y gracias al ejercicio ahora tenía brazos más fuertes.

Había parado de decolorarse el cabello, por lo que llevaba casi un año alejado del cabello rubio, y aunque lo mantenía en un largo considerable, ahora usaba un tono marrón chocolate que le quedaba por lejos espectacular.

La historia era diferente cuando se trataba de Félix, y era por eso que desde unas cuantas semanas atrás, el mayor le montaba aquellas pequeñas y fingidas escenas dramáticas de forma reiterada.

Félix no había cambiado tanto con respecto a las facciones de su rostro, tenía el mentón un poco más afilado, si, pero de ahí en fuera, tan solo se encontraba un poco más morenito gracias al verano, y ambos podrían jurar que se estaba volviendo más pecoso.

No obstante de todo eso, las constantes acusaciones falsas del mayor, asegurando que Félix lo había engañado, hallaban sus bases en los cabellos castaños del más pequeño.

—. Me rehuso a creer que no eres azabache, me siento engañado.

Félix se ríe y le roba un pequeño beso, pero Hyunjin sigue haciéndose de rogar, y sin corresponderle niega con la cabeza y exagera una expresión triste, tomando un par de sus mechones de cabello.

—. Esto es una estafa, Félix.

El contrario había dejado de teñirse el cabello, por lo que había dejado salir aquel tono castaño oscuro pero notorio, y había sorprendido a su novio, quien durante dos años y medio había jurado que su pareja era naturalmente azabache.

No se explicaba cómo en tanto tiempo juntos, e incluso viviendo en el mismo espacio, jamás lo vio retocarse o llegó a encontrar en la basura los envases de la tintura, pero a Félix parecía divertirle mantener su estrategia en secreto, y por eso no le había dado razones.

De buen humor, Félix baja al perrito y acaricia las mejillas de su novio. — Enough.

Y entonces Hyunjin dibuja una sonrisa estúpida y le rodea la cintura, acudiendo a los labios de su novio como si estos tuvieran un imán.

—. I love when you use English for me.

El menor es sutil cuando le acaricia las mejillas y se acerca para darle un beso esquimal, murmurando algo sobre estar orgulloso de su novio, que por desgracia Hyunjin no entiende por completo ya que en cuestión de segundos tiene la boca puesta sobre la del contrario.

Félix había financiado un poco más que los estudios universitarios de Hyunjin, había costeado su formación en un aspecto que, para él, era primordial, por lo que cuando le faltaba muy poco para graduarse, le había obsequiado un cupo en un instituto de idiomas, para que aprendiese inglés.

Al mayor le había encantado el detalle, por lo que había puesto un gran empeño en su aprendizaje del idioma, desempeñándose excelentemente hasta el final del curso.

Actualmente, Hyunjin hablaba el inglés perfectamente, con un acento un poco marcado, pero que en esencia le servía para comunicarse sin ningún problema con sus suegros y el resto de la familia de su novio, lo cual a Félix, lo había hecho muy feliz.

Claro que estaba agradecido de haber perdido el cargo de traductor entre sus familiares y su novio, a fin de cuentas, no tenía que vivir la vergüenza de comunicar cosas que no quería decir, o de pensar de sobra para poder mantener una conversación familiar las veces que él y el mayor pasaban un par de semanas en Australia.

—. ¿Me concedes una cita?

Félix alza una ceja y lo mira de forma divertida. — ¿Ahora?

El mayor niega con la cabeza y le roza la nariz. — El próximo sábado, hay un lugar al que te quiero llevar.

Sin poder evitarlo, Félix sonríe y se recarga de su hombro. — Está bien, pero debes llevarme en el auto.

Hyunjin asiente con entusiasmo. — Todo saldrá perfecto, te gustará.

Y dicho eso no conversan mucho más, Félix permanece acurrucado sobre el pecho de su novio, y este último se entretiene añadiendo un par de detalles sobre el dibujo que tenía que entregar lo más pronto posible.

Aún así, su mente está muy centrada en la cita que tiene planeada con el menor, y piensa que la idea de su chico es sin duda mucho mejor que la que él había tenido en un principio.

A veces se le olvidaba por completo que recientemente habían comprado un auto, un vehículo de estilo retro que le lucía mucho a la estética fresca y adorable de Félix, y que lucía encantador cuando estaba aparcado frente a su negocio.

Negocio que, por cierto, seguía marchando de forma excelente y estable, con un poco de personal extra y aquel buen agente de marketing que los ayudaba a darle prestigio al lugar a partir de la popularidad de sus dueños.

—. No quiero lavar los platos. — Se queja Félix de repente en un tono caprichoso, hundiendo su cálido rostro en el cuello de su novio.

Aquella noche habían tenido una cena especial, sin motivo aparente, tan solo se había tratado de una de esas noches en las que Félix aparecía con un platillo muy elaborado y un ramillete de flores, ofreciéndole al mayor una comida deliciosa, un detalle, y una pequeña carta con un "te amo" u otras palabras bonitas, justificándose únicamente con que había pensado en que le gustaría el detalle.

Y por supuesto que a él iba a gustarle, amaba los gestos de amor de su pequeño novio, por lo que los recibía con gran afecto, y se aseguraba de mantener la balanza sin inclinación alguna, pues fuese que Félix hiciera algo por él o no, él solía llegar a casa con flores, una caja de dulces o con alguna prenda de ropa o joyería, tan solo diciendo el típico "ví esto y pensé en tí" que al menor tanto le llenaba de amor el alma.

—. Yo lo haré después, no te preocupes. — Murmura él, besándole el borde de la oreja y acariciando su espalda.

El equipo de sonido, que ha estado reproduciendo canciones aleatorias durante un rato, parece haber entrado en un mood bastante romántico, por lo que él busca los labios del castaño y tras obtener un beso de estos, lo invita a levantarse.

—. Baila conmigo.

En un principio, el menor parece un poco ido al apenas soltar la flojera, sin embargo, dibuja una sonrisa dulce en sus labios y le toma las manos al mayor, llevándolo al centro de la sala.

Con ayuda del control remoto, Hyunjin baja la intensidad de las luces casi por completo, posa sus manos en la cintura del menor, y sin dudarlo, comienza a balancearse con él al ritmo de la música.

Lentamente, Félix va restando la distancia entre ambos, lo abraza del cuello y se asegura de besarlo tantas veces como se le antoje, como si no lo hubiese besado ya bastante durante el día, o durante los últimos tres años y medio que llevaban siendo novios.

Hyunjin lo mantiene cerca de su cuerpo, y tan pronto como puede, aprovecha un pequeño abrazo para susurrarle al oído. — Te amo, Félix.

—. ¿Más de lo que te amo yo a ti? — Responde él, muy bajito.

El mayor se ríe por lo bajo y se queda un largo rato observando la inmensidad de cosas que halla en el par de ojos azules del menor, profundamente enamorado.

Félix suspira, y cuando recupera la atención consciente de Hyunjin, le acaricia la espalda y le habla suave y silencioso, como si no fuesen los únicos en la intimidad de su hogar.

—. Hyunjin...

—. ¿Mm?

Al hablar, ni siquiera duda. — Por favor, hazme el amor justo ahora.

Y sin que sea necesario que se lo pida una vez más, Hyunjin lo sujeta con cuidado y lo alza en peso, tomando sus muslos con fuerza mientras lo deja balancear el peso al rodearle la cadera con las piernas.

Cuando entran a la habitación, Kkami parece entender que en ese momento no lo necesitan allí dentro, por lo que se baja de la cama corriendo y atraviesa la puerta marchandose a cualquier otra parte una vez que Hyunjin cierra la misma a sus espaldas.

Félix despoja a su novio de cualquier prenda innecesaria, y para cuando Hyunjin lo recuesta sobre la cama, no hace falta invertir demasiado tiempo en terminar de desvestirse.

Habían pasado años desde la primera vez que estuvieron juntos, conocían más que perfectamente sus cuerpos, y aún así no habían dejado de mirarse con intensidad cada vez que llegaban a aquellos momentos de intimidad.

Los pequeños susurros que profesan amor con intensidad no se hacen esperar, las grandes manos de Hyunjin recorren el cuerpo delgado y casi curvilíneo de su novio, y Félix se encarga de que no quede un solo centímetro del cuello del mayor sin besar, dedicándose a acariciarle la espalda mientras permanece sentado sobre su regazo.

Cada movimiento fluye con suavidad y a su debido momento, cuando las caricias y los besos han erizado la piel, la fricción acompaña el contacto de sus caderas, y un poco más tarde, la humedad y la ansiedad piden el siguiente paso.

Félix se muerde el labio inferior y se recarga del hombro de su novio, escuchando con atención aquel sonido húmedo y un poco viscoso que emiten sus largos dedos cuando los embadurna con el lubricante.

El hecho de que tuvieran intimidad de forma recurrente no significaba que no fuese necesaria un poco de ayuda, y mucho menos quería decir que Félix estuviese acostumbrado a la magnitud de dimensiones que recibía cada vez que Hyunjin se tomaba el detenimiento de hacerlo suyo.

Su novio siempre lo preparaba con diligencia y amor, pero también se encargaba de complacerlo, y tenía mucha experiencia en eso de usar solo los dedos después de haber pasado una etapa en la que le parecía encantador satisfacer a su novio con simpleza y rapidez antes de tener que marcharse a la universidad a las prisas.

Siempre introducía el dedo medio antes que cualquiera, porque era el más largo, y se tomaba la molestia de hacerlo entrar lentamente, para dejar que Félix temblara y se aferrara a él siempre que se volvía consciente de lo mucho que estaba siendo invadido.

Después lo movía pacientemente, y un rato más tarde introducía el anular, con el cual comenzaba a perder la paciencia, aumentando la velocidad y asegurándose de amoldar y estirar bien su interior para que la tarea de recibirlo no fuese en lo absoluto difícil.

Claro que, en el proceso de hacer eso, se deleitaba pudiendo explorar la intimidad de su novio, ubicando sin problema cada punto débil, y a veces sonriendo con malicia cada que podía alcanzar esa zona de máximo placer con la punta de los dedos, embistiéndola, apretandola y presionandola con insistencia hasta empujar a su novio al borde del éxtasis sin mucho esfuerzo.

A Félix le gustaba mucho ser atendido de esa manera, y a él, esa clase de juego previo era lo que terminaba de elevar su líbido y hacerlo sentir calor, endureciendo completamente entre las pequeñas manos de su novio, que se esforzaban en mantenerlo estimulado, húmedo y bien lubricado durante ese rato.

—. ¿Estás bien así? — Susurra el mayor contra los labios de su novio, quien asiente y jadea cuando siente el abandono de sus largos dedos.

Aunque ya se siente un poco tembloroso, Félix se alza sobre sus rodillas, sujetándose de los hombros de su novio con ambas manos, mientras Hyunjin le sujeta la cintura con algo de fuerza y se permite alinearse con el centro del menor.

El sutil roce es la única señal que el menor necesita, y con cuidado, va dejando caer el peso de su cuerpo sobre el contrario, compartiendo suspiros y varios jadeos con su novio a medida que ambos sienten como uno se acomoda en el interior del otro.

Félix apoya la frente en el hombro del mayor y deja salir un gemido pequeño, tiene las dos manos puestas sobre el pecho de su novio, y este lo abraza estrechamente, besándole un costado del rostro, el cuello y el hombro.

Permanecen de esa manera un par de segundos, al menos hasta que el menor inicia aquel suave vaivén de caderas, y lentamente se van moviendo uno contra el otro, disfrutando de la sensación de unirse tan profundamente.

Al principio toda la responsabilidad recae sobre Félix, quien se mantiene abrazado al cuello de su novio y procura usarlo como soporte al impulsarse para elevar la cadera y dejarse caer sobre la generosa extensión del contrario.

A veces suspira o jadea, y otras veces hunde el rostro en el cuello del mayor, apretándose contra el torso contrario para además de todo frotarse contra el abdomen opuesto, acabando por exhalar gemidos densos y cargados de placer, que en lo particular a Hyunjin solo lo motivan a no querer detenerse.

Él sujeta al más pequeño de la cintura, procurando ayudarlo a moverse para que sus piernas no se cansen demasiado rápido, es generoso al mover sus caderas en el sentido opuesto de su chico, y aunque suele jadear o gruñir de igual manera, tiende a dibujar aquella sonrisa repleta de picardía cada vez que Félix se arquea o exclama con más intensidad de lo normal.

El ritmo tranquilo y casi tierno tiende a aumentar paulatinamente, y un rato más tarde la posición es distinta, una que a Hyunjin en lo particular le gusta más, porque tiene completo control sobre el pequeño cuerpo de su novio y además, la vista total de su rostro bañado en placer.

Lo acomoda sobre el colchón de la cama, y cuando el menor le rodea la cadera con las piernas, él no espera mejor invitación que esa para embestirlo otra vez.

Hyunjin lo hace un poco más rápido y fuerte, pero se controla, porque a esas alturas sabe diferenciar a lo que se refiere Félix cuando le pide "hacer el amor" a cuando tiene ansiedad por una buena noche de sexo, y esta vez, era la primera opción.

Los años de relación han hecho que Hyunjin lo conozca bastante bien, es por eso que lo sujeta de los muslos y lo hace elevar las piernas un poco más de lo normal, de modo que alcanza la profundidad perfecta para atacar con sus embestidas el lugar correcto.

Félix siente sus ojos llenarse de lágrimas, aprieta los dedos de sus pequeños pies, y se aferra a las sábanas exclamando placer cuando su novio se centra en embestir una y otra vez el dulce punto de placer en el cálido interior de su cuerpo.

El mayor disfruta al sentir a la perfección la forma en la que su novio lo recibe y lo estrecha entre sus entrañas, temblando y apretándolo entre sus piernas, mientras lo mira con aquel rostro teñido de placer y la belleza de sus ojos desbordando amor.

Entonces suspira y se estira para acariciar una de sus mejillas y sus labios. — Eres incomparablemente hermoso.

Y cuando se inclina para besarlo en la boca, Félix se arquea y se remueve sujetándole los hombros, esforzándose en gestionar el desborde de placer que le causa sentir a su novio tan profundo en sus entrañas.

Comparten un beso prolongado, y a lo largo de la noche se pasean por cada rincón de la cama, amándose y poseyéndose mutuamente, hasta que ambos cuerpos ceden ante la misma intensa descarga de placer, y cubiertos de sudor y algo más, permanecen unidos mientras se acurrucan y se esfuerzan en regular la respiración.

Félix está agotado y oculta el rostro en el cuello de su novio, pero Hyunjin no pasa desapercibida la dulce sonrisa que se forma en sus labios cuando, alguno de los dos, suelta aquella subjetiva pero significativa frase.

—. Deberíamos dar el siguiente paso.

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