Sector 0: La Rebelión (libro...

By DianaGolay

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En una Ciudad dividida por sectores y dirigida por un Gobierno dictatorial, Josh solo piensa en vengarse por... More

Nota del autor
Parte 1
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
Nota
Nota
Parte 2
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
EPÍLOGO
Nota del autor
Ficha de personajes

CAPÍTULO 37

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By DianaGolay

Me quedé mirando su rostro sereno. Había pasado una noche mala y el pelo se le pegaba a la frente por el sudor. Lo tenía sucio y enredado, me había sido imposible bañarla en todo ese tiempo, solo la había limpiado con unos paños y un balde mientras estaba sedada. Su respiración era irregular, todavía algo alterada tras la lucha que habíamos tenido. Se agitó un poco haciendo que uno de sus mechones cayera sobre la mejilla donde estaba la cicatriz. No se había curado bien porque Lena se había arrancado varias veces los puntos, así que estaba roja e inflamada. Con delicadeza se lo coloqué detrás de la oreja. Apreté los labios con impotencia.

Después de mi charla con Mark había dejado de investigar y me pasaba los días con ella. Estuviese sedada o no. Lo que hacía que hubiese recibido varios mordiscos y... muchos golpes. Tampoco es que me importase mucho, a veces hasta estaba tentado de dejarla que me destrozara por completo. Apoyé mi frente contra la suya e intenté contener la angustia que había en mi interior. Me negaba a creer que la había perdido. A ella también no. Murmuró algo en sueños y me separé para observarla mejor. Se podía ver de qué manera sus ojos se movían agitados a través de sus párpados. Puse una mano en su mejilla en un intento de calmarla, debió de surtir efecto porque su cuerpo se relajó y respondió a la caricia con un suspiro y apoyando el rostro en ella. Se me dibujó una sonrisa dulce mientras que en mi garganta se formaba un nudo.

—Josh... —dijo en un murmullo tan bajo que por un instante pensé que me lo había imaginado. Mi corazón se aceleró queriendo salir de mi pecho, me acerqué más a ella sin despegar mi mano de su rostro.

—¿Lena? —la llamé entre susurros. No obtuve respuesta—. Lena, ¿me oyes? —Nada. Sentí como la frustración volvía adueñarse de mí. Entonces volvió a suspirar y movió su rostro en mi mano. Lo volví a intentar—. Lena, si me oyes vuelve a mover la cabeza.

Durante unos segundo sentí cómo mi corazón se paraba a la espera de que sucediera algo. Y volvió a latir de forma brusca cuando Lena repitió el gesto.

—Está bien, está bien —me dije a mí mismo para calmarme. Necesitaba asegurarme de que aquello era real—. Lena, si me oyes di mi nombre.

Aguanté la respiración a la espera hasta que en una especie suspiro débil susurró:

—Josh...

Una carcajada de alegría quiso escapar de mi pecho, la contuve para no despertarla. La di un beso en la cabeza y le dije:

—Ahora vuelvo.

Salí de la habitación a toda prisa sin saber muy bien a dónde dirigirme. Mi cabeza no paraba de trabajar, al final fueron mis pies quienes me guiaron llevándome a la cocina.

Me encontré con Jake que estaba preparándose un café. Me dirigí a él, me observó intentando analizar mi expresión. Le dediqué una sonrisa para que entendiera que estaba de buen humor y le robé la taza de las manos. Hizo una mueca de disgustó al ver cómo bebía de ella. Necesitaba el café para aclarar mi mente.

—Tío, me encanta verte de buen humor pero no hacía falta que me dejaras sin café —dijo intentando mostrarse molesto. Justo en ese momento Sussie entró en el cuarto. La miré emocionado, lo que hizo que se acercara a ver qué sucedía.

—¿Ha mejorado? —preguntó sin poder contener su curiosidad.

—No. —Di otro trago al café cuando vi las miradas de decepción de ambos—. Pero tengo algo... Algo muy bueno. —Se me volvió a dibujar una sonrisa enorme en el rostro. Sin decir nada más, y con la taza de café en mis manos, me marché a la habitación de Bruno donde estaba trabajando con mi ordenador. Jake y Sussie me siguieron a la espera de que revelase algo más, en cuanto entré en la habitación les dije—: Tengo que trabajar. —Y cerré la puerta en sus narices.

—¿De verdad que nos vas a dejar así, tío? Eso no se hace.

Escuché que se quejaba Jake al otro lado de la puerta. Me reí para mis adentros si bien me obligué a centrarme en los informes. Esta vez funcionaría, estaba seguro.

--------

—¿Y no nos puedes contar nada? ¿Ni un pequeño detalle?

—No —dije en un tono seco debido a los nervios. Jake suspiró frustrado y se recostó en el sofá junto a Sussie.

—Bueno, Cerebrito, me parece bien que quieras guardar los detalles para sorprendernos a todos, pero deja de dar vueltas de un lado a otro. Nos estás mareando y no va a hacer que Jason llegue antes. Siéntate y tomate algo, un café... o mejor una tila —dijo Mark mostrando el diferente surtido de brebajes que habían preparado para la ocasión.

Miré a Mark enfadado, sin embargo tenía razón, tenía que controlar mis nervios y centrarme en mi exposición, era muy importante que Jason lo entendiera. Así que le hice caso y me senté junto a mi hermana. Esta me miró con cariño y cogiendo la tetera que había encima de la mesa de centro me sirvió una taza de la infusión. Respiré un par de veces profundamente y le di un par de sorbos antes de volver a ponerme en pie.

—Debería de estar ya aquí. Son más de las ocho.

Volví a retomar mis paseos por la habitación. Mark se pasó la mano por la cara en un gesto desesperado mientras Jake me miraba divertido. Me dio igual, estaba demasiado nervioso para mantener las apariencias.

Media hora después, cuando estaba a punto de ir a buscar a Jason a donde fuera que viviese y Mark estaba desesperado por mis quejas, se dignó a aparecer. Como siempre Alex le acompañaba. Ignoré su presencia y me dirigí directamente a Jason.

—Te llamé para avisarte de que era importante y estuvieras a las ocho —le critiqué sin poder contenerme. Me miró con su altanería habitual. No era la mejor forma para empezar mis explicaciones si bien los nervios me estaban traicionando.

—Según tú tus teorías siempre son importantes, aunque la realidad es que solo me hacen perder el tiempo.

Estuve a punto de contestarle mal, por suerte Mark intervino apartándome de ellos con suavidad mientras decía:

—Bueno, ya que estamos todos aquí porque no disfrutamos de un café y charlamos un rato como una familia. Y de paso Josh nos cuenta qué es lo que ha descubierto de una vez.

—No somos una familia —gruñí—. Ellos dos jamás formarían parte de mi familia.

—Pues como una no familia. Ahora vosotros sentaros —dijo ofreciéndoles el sitio en el sofá—. Y tú comienza a explicarnos tu teoría.

Respiré un par de veces profundamente y empecé con mi explicación mostrando la información que había reunido de los documentos. Todos ellos me escuchaban con atención menos Jason, que mientras hablaba se dedicaba a mirar su móvil con cara de aburrimiento. Sabía que lo estaba haciendo para tocarme las narices, pero yo no estaba para que aquel niñato —que seguía enfadado conmigo por el puñetazo que le había dado— estuviera con tonterías. La vida de Lena estaba en juego. Así que cansado de su actitud di un golpe fuerte en la mesa haciendo que las tazas se tambalearan.

—¿Quieres escuchar lo que te estoy diciendo y dejar de comportarte como un crío? —El chico pegó un pequeño brinco en su sitio y me miró con enfadado. Aproveché ese momento para mostrarle la información que aparecía en la tablet—. Según los informes que me has dado el V12 se hace más fuerte cuando el sujeto está estresado o enfadado. —Pasé a otro fichero que tenía abierto—. Las pruebas que habéis realizado a los sujetos fallidos para desintoxicarlos han sido siempre en el laboratorio. —Le miré a los ojos con la esperanza de que entendiera qué trataba de explicarle—. Siempre en un ambiente hostil. Nunca habéis tratado de limpiar un sujeto fallido en un ambiente relajado. Quizá pueda hablar con ella...

—Volvemos a lo de siempre, por eso no te escucho porque es una perdida de tiempo. Tus teorías son banales y superficiales. El V12 es mucho más complejo como para intentar eliminarlo con un simple ambiente relajado. El V12 está formado por una tecnología innovadora...

—Sí, los microrobots de las narices, ya nos lo has dicho en más de una ocasión —dije hastiado.

—Nanotecnología —me corrigió el muchacho irritado.

Desde luego si esta era mi forma de ganarme al chico lo estaba haciendo realmente mal. Me rasqué la barbilla meditando cómo convencerlo.

—Está bien. El V12 es un medicamento complejo y más aún cuando se han superado las dosis. Pero el hecho de que pueda comunicarme con Lena tiene que decir que su cerebro todavía funciona, si no... ¿cómo es posible que me responda? —pregunté sin poder contener la impotencia que sentía.

La sala se quedó en un silencio sepulcral. Cinco pares de ojos estaban clavados en mí, sin embargo yo solo podía ver el rostro de Jason en el que se reflejaba la sorpresa.

—Es imposible —murmuró incrédulo.

—Sí que es posible —dije con una sonrisa que no pude ocultar—. Puedo comunicarme con Lena mientras duerme.

A Jason le brillaron los ojos.

—Claro... —murmuró pensativo—. Cuando dormimos el cerebro trabaja de una forma diferente. —El chico se incorporó ensimismado en sus pensamientos. Se rascaba la oreja de forma compulsiva mientras paseaba por la habitación—. Esto es muy interesante, aunque necesito verlo para confirmarte su utilidad.

—Pasa la noche aquí y te lo muestro.

—¿¡Aquí!? —exclamó. Luego miró con asco el entorno.

Sin poderlo evitar puse los ojos en blanco.

—Dormirás en la habitación de Bruno y pondré sábanas limpias.

—Es lo mínimo. —Se quedó unos segundos pensativo—. Está bien, pero Alex también se queda.

Ahora todos los ojos se desplazaron al susodicho que mascaba su chicle con su habitual parsimonia. Me recordó a un camello. Hizo un ligero gesto de aprobación con la cabeza que el resto aplaudió con emoción. A mí se me revolvió el interior al pensar que estaría junto a él toda la noche, aunque si aquello hacía que Jason se quedara y viera a Lena no me iba a quejar.

—Que quede claro que esto no quiere decir nada —aclaró Jason—. Lo más probable es que tu compañera no se pueda curar.

Afirmé con la cabeza.

Durante la noche Lena tuvo un par de ataques y en uno de ellos fue necesario sedarla. Aunque generalmente lo evitaba para no meterla más sustancias químicas en el cuerpo en esta ocasión me interesaba para que su sueño fuera más profundo. Gracias a ello pude demostrarles como Lena contestaba con pequeños gestos a mis peticiones. El resto del grupo, que también había decidido quedarse a pasar la noche, se emocionaron ante el descubrimiento. Jason se contuvo aunque su rostro tenía una expresión diferente, además de que al final no uso la cama porque el resto de la noche la pasó despierto trabajando con su ordenador. Yo tampoco pude dormir demasiado inquieto.

Después del desayuno y antes de que se marchara por fin dijo algo:

—Puede... —comenzó a hablar mientras se rascaba la oreja. Gesto que ya me había dado cuenta de que realizaba cuándo estaba nervioso o pensativo—. Puede que haya una forma. Es una hipótesis mía tras los acontecimientos de esta noche, pero no hay garantía de que funcione —finalizó esperando que entendiese la situación. Apoyé la espalda en el muro para soportar mejor mi cuerpo, notaba el cansancio de la noche en vela. Hice un gesto de afirmación con la cabeza para que continuase—. Deberíamos de ir reduciéndole las dosis de V12 y sustituyéndoselas por las enzimas del sujeto 256.

Fruncí el ceño preocupado ante su comentario.

—Tenía entendido que las enzimas de Brandon no funcionaban con los sujetos fallidos.

El chico me observó con su arrogancia.

—Y no funcionan. No obstante si ella tiene la suficiente fuerza mental para relajarse, algo que dudo bastante por lo que comprobé en los laboratorios, quizá exista una mínima, diminuta, microscópica —enfatizó sin despegar sus ojos de los míos— posibilidad de recuperarla.

Sí, podía ser una posibilidad remota, pero lo suficientemente viable para que él, el ser menos empático que había conocido, mostrase interés por ayudarla. Aquello hizo que la losa que sentía encima desde que había despertado fuera algo más ligera. Existía una posibilidad de recuperar a Lena, con eso me valía.

—Explícate mejor —le pedí.

—El sujeto 256 genera unas enzimas que destruyen las moléculas del V12 antes de que lleguen a las neuronas del cerebro. Un sujeto óptimo se puede limpiar porque la cantidad de V12 que se le suministra es la justa para que las moléculas lleguen a las neuronas y actúen en ellas pero sin que la adhesión sea permanente. Así que una vez que se les deja de suministrar el V12, este se desprende permitiéndonos eliminarlo con las enzimas del sujeto 256. —Estuve tentado de corregirle y pedirle que llamara a Brandon Wars por su nombre en lugar de sujeto 256, pero temía que le entrase otro de sus arrebatos de niño mimado y que decidiera dejarnos de ayudar, así que me contuve—. Por supuesto siempre que el sujeto sea capaz de resistir al periodo de abstinencia, claro. La mayoría solo aguantan un par de días sin tomar el V12 antes de acabar lesionándose permanentemente o suicidándose —dijo con tanto desprecio que se me revolvió la tripa. Mi gesto se ensombreció. Ajeno a mi cambio de humor continuó—: Con los sujetos fallido esto es imposible porque si se les deja de suministrar las dosis el V12 les daña las neuronas y las enzimas no son capaces de actuar si las moléculas están adheridas. No obstante, también es sabido que el V12 se alimenta de la ira de los sujetos fallidos.

Aquello llamó mi atención.

—¿Qué quieres decir?

—Que el V12 se hace más fuerte con la agresividad de sus huéspedes. Por eso si nuestra sujeto fuera capaz de relajarse lo suficiente como para que el V12 deje de alimentarse de su ira y se desprenda un poco podría existir una pequeña posibilidad de que las enzimas del sujeto 256 las localizase y las destruyese.

Me quedé en silencio pensando en todo lo que había expuesto.

—¿Hay otra forma de hacerla volver? —El muchacho me miró como si fuera tonto del culo. Vale, lo pillaba—. ¿Qué riesgos hay?

Se rio de forma condescendiente.

—¡Todos! Puede quedarse con un simple retraso, como un vegetal o que se muera. ¡Estamos hablando del cerebro! Si se queda como una retrasada date por contento.

Era muy arriesgado pero ¿qué otras opciones teníamos? ¿Ponerle una de las inyecciones que me había propuesto Mark? O peor, ¿dejarla convertida en sujeto para siempre? Sentí como el miedo me erizaba el vello. Luego recordé los momentos en que la había visto, los que realmente era ella. El miedo y la angustia que se veían reflejados en ellos. No, no podía dejarla así. Y sin dudarlo dije:

—¿Cuándo empezamos?

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