Magnolia ❞. ₊ [ HyunLix ]

By smagalakser

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» ❝ Jamás esperé gran cosa de la vida, sin embargo pedí un amor bonito y te trajo a ti, creo que estoy hacien... More

Chapter One : The Seed.
Chapter Two : The Earth.
Chapter Three : Sow Love.
Chapter Four : Irrigation Land.
Chapter Five : Planting Process.
Chapter Six : Fleas and Diseases.
Chapter Seven : Cut the Weeds.
Chapter Eight : Rain or Drought.
Chapter Nine : Blooming Slowly.
Chapter Ten : Rising Flower.
Chapter Eleven : Buds.
Chapter Twelve : Pollen and Bees.
Chapter Thirteen : Butterflies.
Chapter Fourteen : Bearing Fruit.
Chapter Fifteen : Sunflower's Sun.
Chapter Sixteen : Spring on Summer.
Chapter Seventeen : Sea and Coral.
Chapter Nineteen : Stars.
Chapter Twenty : Weeping Willow.
Chapter Twenty One : Autumn Breeze.
Chapter Twenty Two : Chaotic Storm.
Chapter Twenty Three : False Calm.
Chapter Twenty Four : Broke Up.
Chapter Twenty Five : Wasteland.
Chapter Twenty Six : Traveling Butterflies.
Chapter Twenty Seven : Winter is Over.
Chapter Twenty Eight : Harvesting Love.
Chapter Twenty Nine : Grow up.
Chapter Thirty : Endless Story.
Thanks

Chapter Eighteen : Shinning Again.

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By smagalakser

Hyunjin suspira pesadamente cuando pone el primer pie sobre el suelo de granito del recibidor del centro de acopio, es temprano en la mañana, y la joven de la recepción lo espera con una sonrisa para que firme su llegada en el formulario de visitas.

La semana previa lo habían llamado desde aquel lugar, el encargado del programa de recuperación le había informado que se había cumplido el primer lapso del tratamiento de su padre, y tanto por el bienestar del paciente como por acuerdos legales, necesitaban confirmar su visita.

Antes, Hyunjin había aceptado que su ciclo de visitas sería mensual, pues no tenía exactamente demasiadas ganas de ver a su padre con mucha frecuencia, no obstante, comenzaba a considerar el poder visitarlo cada quince días.

Como fuese, esa mañana él ingresa a la sala común, que luce muy similar a lo que él consideraba un ancianato. Hay televisores, sillones mullidos y algunas mesas para jugar a las cartas o el ajedrez, y en ciertas puertas hay vigilancia o personal de enfermería.

El aroma a hospital se siente vagamente, por lo que Hyunjin se siente confundido acerca de exactamente en qué tipo de lugar se encuentra, sin embargo deja de pensar en ello tan pronto llega hasta la mesita de estilo café citadino, donde lo espera su padre con una mirada extraña.

El rubio se siente algo incómodo cuando nota que lo primero que hace el hombre es cubrirse la cara y ponerse a llorar.

—. Lo siento tanto, Hyunjin... Lo siento muchísimo.

Hace una mueca ligera y se rasca la nuca con incomodidad, tiene en el cuerpo una sensación de ansiedad y disgusto que lo hace removerse ligeramente sobre su asiento, sin embargo, cuando el hombre se echa al suelo para arrodillarse frente a él, él de inmediato lo toma de los hombros y le pide que se levante.

Hyunjin no luce demasiado perturbado por el hecho de que su padre se arrodille frente a él para suplicar su perdón, a decir verdad no parece demasiado expresivo, y es la frialdad de su accionar lo que impacta el corazón de aquel hombre.

—. No tienes que pedirme perdón de rodillas. — Murmura una vez que ha logrado hacer que se siente frente a él nuevamente. — Estoy aquí por compromiso, no creas que estoy feliz de verte.

El hombre asiente y se limpia las lágrimas con los dorsos de las manos, para finalmente jugar sus manos por encima de la mesa mientras observa a su hijo. Hyunjin puede apreciar desde su lugar cómo el hombre mueve una pierna ansiosamente, probablemente por la falta de alcohol en su cuerpo.

Pasan un rato en un silencio profundo, sin embargo el mayor de ambos habla suavemente una vez más. — Realmente nunca noté todo el daño que te hice y todo lo que te hice pasar todo este tiempo.

Hyunjin se encoge de hombros y se recarga contra el espaldar de la silla, sus brazos cruzados indican lo cerrado que está ante la idea de sentirse cercano con su progenitor.

—. No hables como si por estar aquí todos nuestros problemas estuvieran solucionados, tus acciones de los últimos años no van a borrarse por soportar unas cuantas horas sin alcohol para verme.

El hombre asiente y se mantiene cabizbajo, apenado de sostener la mirada profunda que tiene su hijo.

—. Fui un cobarde por recurrir a ahogar mis sentimientos en la bebida cuando todo este tiempo lo que necesitaba era soltarlos. — Se revuelve el cabello, y trata de mirar a Hyunjin a los ojos. — Sé que no vas a confiar en mi rápidamente, pero quiero que sepas que en pocos días de sobriedad entendí que por intentar no desahogarme hablando contigo, terminé volviéndote el blanco de mis errores.

Hyunjin asiente y gira el rostro para mirar hacia otra parte, el lugar tiene un amplio patio con césped muy bien cuidado, una pequeña laguna y se nota que se puede sentir la tranquilidad al caminar por allí.

No sabía qué decir o qué pensar, su padre verdaderamente había hecho un esfuerzo por recibirlo sobrio aquella mañana, y aunque no se veía curado ni menos miserable que antes, era la primera vez en mucho tiempo que lo escuchaba hablar con coherencia.

La ayuda psicológica del centro de acopio hacía un buen trabajo, eso era evidente, saber que su padre reconocía su problema tanto como el poco progreso que estaba teniendo era algo que se agradecía, no obstante, eso no quería decir que él sintiera el deseo de correr a los brazos de aquel hombre y sanar su rencor tan fácilmente.

—. No estás ni siquiera a la cuarta parte de tu rehabilitación. — Vuelve a murmurar sin mirarlo. — Asegúrate de no causarle problemas a nadie aquí, voy a creerte cuando no te tiemblen las piernas por pensar en una cerveza.

El tono tosco y frío de la voz del rubio ablanda la expresión de aquel hombre. — Te has vuelto un hombre muy rudo, Hyunjin... No sabes lo que me arrepiento de haber endurecido tu corazón.

Hyunjin niega vagamente con la cabeza y suspira, volviendo a mirarlo y sintiendo aquella espina de compasión que no se ha podido sacar del pecho.

—. Mi corazón no está endurecido. — Dice, y luego se calla, sin querer darle continuidad a aquella metafórica frase que le empalaga la boca incómodamente.

Permanecen en silencio un largo rato, de fondo solo se escucha el viento moviendo las hojas de los árboles, algunos pajaritos, y las voces lejanas de las otras personas del centro de acopio.

Un poco más tarde, el hombre se acomoda sobre la silla y detalla el rostro de su hijo, sus facciones marcadas y varoniles, la forma en la que ha perdido peso desde la última vez que lo detalló así, sus hombros anchos y esa estatura que le dice que ya no es aquel niño de dieciséis años que se emocionaba por salir a patinar los fines de semana.

—. Te has vuelto todo un hombre. — Suspira. — Has crecido muy bien, Hyunjin, te has hecho muy guapo.

El rubio forma una línea recta con sus labios por un instante, sabiendo que su padre se refiere a que ya no es el mismo joven bajito y regordete de la primaria, y que en efecto sus facciones lo han hecho una persona de rostro bonito.

No dice nada por el cumplido, pero al menos se acomoda apoyando los codos sobre la mesa, un poco menos cerrado que antes.

El hombre parece dudar antes de hablar más, pero termina haciéndolo de cualquier modo. — Yo... Quería saber una cosa.

Hyunjin levanta una ceja ligeramente y lo mira en silencio.

—. Verás, una de las señoras con las que he hecho amistad aquí dentro, tiene una hija que la visita seguido, ella es joven, y tiene una novia. — Hyunjin se sorprende un poco por el rumbo que toma la historia, pero no se inmuta. — Al principio me causaba mucho rechazo, la rabia que tenía dentro de mi no me dejaba escuchar a nadie, pero esa señora me hizo entender el amor de esta juventud de una forma distinta. Por eso quería preguntarte sin ningún ánimo de insultarte... ¿Te gustan los hombres?

Una vez más la incomodidad hace que Hyunjin se rasque la nuca y suelte un suspiro tenue, no obstante, la suavidad con la que el hombre hace aquella pregunta le parece suficiente como para responderle sin ser sagaz.

—. No estoy realmente seguro de que sea así por completo. — Juega con sus dedos, traga fuerte y luego continúa. — Pero la persona que me gusta actualmente es de hecho un hombre.

El señor asiente, y en vez de ofenderse dibuja una sonrisita nostálgica. — ¿Es aquel muchacho que estaba contigo en casa la otra vez?

Hyunjin asiente vagamente.

Su padre expresa su vergüenza al admitir que no recordaba del todo aquella noche, pero admite recordar unos ojos muy hermosos.

El rubio frunce el entrecejo y lo mira con cierto enojo. — Fuiste un imbécil esa noche, lo lastimaste.

Nuevamente hay un silencio profundo y en un susurro el hombre se disculpa, pero la conversación permanece muerta por un largo rato más.

Lentamente con el paso de los minutos el ceño fruncido del rubio se va relajando, sus hombros pierden tensión y cuando está nuevamente sereno, su voz también es suave cuando murmura.

—. Es mi novio ahora.

Con la cara bañada en sorpresa, el hombre le expresa una alegría que es extraña pero genuina, y Hyunjin no hace mucho más que agradecer la felicitación que él le da, sintiéndose extraño e incómodo una vez más.

Aún así, permanecen conversando un rato más, de modo que tarde o temprano el hombre termina enterándose que han perdido el departamento, que su hijo está viviendo como roomie de aquel mejor amigo que muy poco recuerda, y que de vez en cuando se queda un tiempo en el departamento de su novio para pasar tiempo con él.

Incluso después de que se percata de la inestabilidad que le ha causado a su hijo en tantos aspectos, se siente agradecido hacia aquellas dos personas que no le dieron la espalda en una situación como esa, y termina por soltar unas cuantas lágrimas de nuevo.

—. Gracias por no abandonarme incluso después de todo lo que te estoy haciendo pasar.

Hyunjin hace una mueca y se encoge de hombros bajando la mirada. — Mi padre me enseñó a no darle la espalda a alguien que te necesita.

Los ojos brillosos del hombre parecen resplandecer con orgullo, conmovido por sus palabras, y aunque lo siguiente que le dice su hijo es bastante cortante, se queda satisfecho.

—. No voy a huir de algo que tiene solución, pero no creas que acabo de perdonarte todos los errores solo porque estás sobrio. — Se levanta y se mete las manos a los bolsillos. — Quiero volver a tener un padre, no a una carga, así que ocúpate de volver a valer la pena.

Y sin mucho más que decirle, el rubio le extiende la mano a su padre y la estrecha con firmeza a modo de despedida.

Las manos le tiemblan cuando sale de ahí, lo nota apenas toma el celular cuando recibe una llamada de MinHo mientras cruza la calle para tomar el bus de vuelta a casa.

—. ¿Salió todo bien?

Hyunjin le da un resumen corto pero sustancioso a su mejor amigo, quien se nota bastante conforme con lo que el menor le cuenta, y finalmente termina por explicarle el motivo de su llamada.

MinHo había culminado sus vacaciones familiares, así que después de una agradable semana con sus gatos y sus padres, ahora se dirigía a la casa de los abuelos de Jisung, pues ahora iniciaba su semana vacacional con la familia de su novio.

No obstante de esto, le dice que antes de instalarse con el menor en aquella casa lejana, quiere llevarlo de paseo, y por eso lo llama, para invitarlo a una especie de cita doble, en la cual requerían su presencia y la de Félix para algún plan como un almuerzo agradable o ir a los bolos.

Animado, él se compromete a consultar la disponibilidad de su novio, y tan pronto MinHo corta la llamada, él marca el número del azabache y sonríe cuando obtiene una respuesta.

—. ¿Me aceptas una cita?

Félix se ríe a través de la línea telefónica y un vez que confirman su asistencia a la cita doble del fin de semana, terminan por acordar que además de eso, se juntarán para almorzar y así luego ir al departamento de MinHo para preparar alguna cena deliciosa y hablar respecto al día.

Tan pronto como se acaba la llamada, Hyunjin suspira y se recarga contra el asiento del autobús, y aunque se siente drenado por la visita a su padre, es ese pequeño mensaje que le manda Félix unos segundos después lo que lo hace sonreír.

"Te quiero".

Tan corto y simple, Félix sabía cómo recargar sus energías y ánimos con solo dos palabras.

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