El sábado por la mañana, MinHo empuja con pereza el carrito de compras que rueda a través de los pasillos del supermercado mientras escucha a Hyunjin contarle en breves palabras algunos asuntos referentes a su trabajo y algo de nueva mercancía importada.
Durante el camino por el pasillo de lácteos MinHo mete a su carrito varios tipos de quesos y un par de botellas de leche, mientras que Hyunjin parece más interesado por tomar solo una botella del mismo líquido, un envase de queso crema y esperar a llegar hasta la zona de embutidos para comprar algo como jamón o salchichas.
Ambos estaban hechos a la costumbre de hacer las compras del hogar juntos cada quince o veinte días, se tomaban una mañana para recorrer el supermercado usando casi pijamas y aprovechar el rato para ponerse al día sobre asuntos que no se hubiesen comentado con anterioridad, o darle continuidad a los que si.
—. Entonces tu jefa le es infiel a su marido con su inversionista, ¿y no tiene la sutileza de tirar los condones en la papelera del baño para que no los vea nadie? — Hyunjin hace una mueca de asco bastante evidente. — Su oficina debe tener seis ambientadores o debe oler a delicia.
MinHo suelta una carcajada ante el sarcasmo de su mejor amigo, sin embargo la expresión risueña se le desdibuja lentamente cuando nota que al pasar por el pasillo de las bebidas, Hyunjin carga su carrito con tres o cuatro six packs de cerveza y varios envases de fideos instantáneos de sabores diversos.
Suspira y busca la mirada de Hyunjin, quien le atiende con los ojos cristalizados y los labios apretados. — ¿Cómo están las cosas con tu papá, Hyunjin?
El mencionado toma una respiración profunda y se frota los ojos antes de que cualquier lágrima pueda escapar de ellos.
—. Es un desastre. — Murmura con una risa vacía, fingiendo leer algunas etiquetas mientras MinHo compra condimentos. — Hace un par de días discutimos otra vez, se me salió todo de control y le grité que estaba enfermo y que no seguiría fomentando su vicio por el alcohol porque se ha vuelto una carga para mi, y... Te juro que nunca antes había pasado nada como esto.
Hyunjin se frota los brazos con incomodidad, y MinHo le da palmadas en los hombros en señal de calma. — ¿Se puso agresivo?
—. Se salió de control, como si estuviera haciéndome un berrinche porque dije que no le compraría más alcohol, comenzó a gritar y a insultarme, culpándome por lo de mi madre, y comenzó a lanzar al suelo todo lo que había en la encimera, me arrojó todos los cubiertos que habían en el fregador y estrelló dos jarrones contra la pared en la que estaba yo, hasta rompió el televisor.
Por mucho que MinHo trata de disimular su preocupación ante la situación que resulta incluso difícil de creer, Hyunjin puede notar que su mejor amigo lo mira de pies a cabeza disimuladamente, como si estuviese buscando en él alguna herida o golpe.
—. No te preocupes, la puntería de un hombre borracho no es muy acertada que digamos. — Entonces MinHo asiente, pero sigue mirándolo de reojo aún cuando continúan caminando ahora por el pasillo de artículos personales y de limpieza. — Sinceramente quiero irme, me siento muy agobiado en casa con esta situación, pero no es tan fácil para mi.
El mayor lo entiende y no lo juzga, así que mientras escoge entre la variedad de fragancias de suavizante para la ropa le ofrece lugar en su departamento, proponiéndole quedarse esa noche en especial para ayudarlo a despejar un poco la mente.
Por desgracia el menor se niega, alegando que su padre va a buscarlo hasta bajo las piedras si no aparece esa noche, no por preocupación, sino porque las reservas de alcohol y comida basura se terminaron la noche previa y sin nada con lo que matar el vicio, el hombre enloquecería.
Eso también lo entiende, así que tan solo se dedica a distraerlo con otros temas de conversación mientras terminan las compras, y no le da la opción de negarse cuando le avisa que va a acompañarlo hasta su casa para asegurarse de que las cosas estén bien allí.
Hyunjin asiente y acepta sin siquiera perder el tiempo en tratar de hacerlo cambiar de opinión, pues sabe que cuando MinHo dice que hará algo, va a hacerlo a toda costa.
—. ¿No has vuelto a ver a Félix?
Para el mayor de ambos es bastante fácil notar que a Hyunjin lo hace sentir de muy buen humor hablar del azabache, se habían conocido por mero destino tan solo dos semanas atrás, y hasta donde MinHo sabía, no habían parado de textearse incluso después de que Hyunjin cerrara la primera cita estúpidamente.
Claro que le había contado a su mejor amigo que había besado al australiano tan solo a veinticuatro horas de haberlo conocido, y claro que MinHo se había burlado de él porque jamás habría esperado un impulso así de su parte, sin embargo, para el castaño, entre aquel par había buena química, y si el chico ni siquiera se había molestado por aquel gesto, era evidente que estaban en la misma página, o al menos muy cerca.
No habían vuelto a verse, principalmente porque Hyunjin seguía tan avergonzado que ni siquiera se había atrevido a tocar el tema, aunque también se debía a temas de trabajo acumulado por parte de Félix, y por la crisis existencial del más alto, que le insistía a su mejor amigo que el menor seguro se sentía acosado por él.
MinHo se ríe discretamente mientras van entrando al departamento del más alto. - Nunca desconfíes del sexto sentido de un escorpio, vas a tener que decirme "tenías razón", y no te será divertido.
Él nota los hombros tensos de Hyunjin apenas entran al departamento, sin embargo el hombre apenas y saluda al verlos entrar y una vez que su hijo le deja el primer six pack de cervezas en la mesa de centro, se desconecta del mundo y se queda acostado en el sofá comenzando a beber lata por lata, sin hacer nada más que eso.
El mayor de los dos observa con profundidad y detenimiento el ambiente, más no pasa mucho rato allí, ya que debe regresar a casa para alistarse para el trabajo, de modo que luego de ayudar a su amigo a acomodar la compra en la alacena, se marcha y le avisa que le enviará un mensaje.
Hyunjin se siente relativamente calmado en ese momento, pero no evita cerrar su habitación con llave antes de recostarse en la cama y comenzar a responder todos los mensajes de Félix, quien esta vez le hablaba de alguna serie animada que había comenzado a ver recientemente.
Para la mala suerte del deseo de ambos por hablar con el otro, Hyunjin se queda dormido fácilmente durante la tarde, y no es sino a las cinco de la madrugada que se despierta, sorprendido de notar que había dormido por lo menos doce horas.
Atribuyéndole el cansancio a su estado emocional, toma una ducha y se pone ropa decente, en la sala se encuentra a su padre intentando reparar el televisor que había roto al lanzarle alguno de los cubiertos de la cocina, y a sabiendas de que será imposible hacer que reviva la pantalla, Hyunjin piensa rápido y toma su celular, su monedero y sus llaves.
—. Voy al trabajo. — Avisa, y antes de que el hombre diga cualquier cosa, ya está corriendo escaleras abajo para tomar el tren de las 7am en dirección a la casa de su mejor amigo.
Era domingo, no tenía trabajo realmente, pero era mentir o quedarse soportando al hombre gruñón que estaría reclamándole que la tele no funciona, y él prefería pecar antes que soportar eso.
Por suerte MinHo siempre tuvo la costumbre de levantarse temprano los fines de semana, así que cuando lo recibe, incluso le ofrece algo de desayunar, y le da acogida en su departamento hasta que tiene que marcharse al trabajo al final de la tarde.
Aunque el mayor le ofrece al contrario quedarse allí cuanto guste, lo cierto es que después de bastante pensarlo, Hyunjin había terminado contactando a Félix para encontrarse con él nuevamente, así que aprovecha de salir junto a MinHo, y está justo a tiempo para encontrarse con Félix en una plaza cercana.
Al principio el ambiente se había sentido incómodo gracias a la tensión de Hyunjin, sin embargo Félix era muy bueno rompiendo el hielo, por lo que en poco tiempo pudieron comenzar a hablar sobre su día y otro par de cosas, relajando la atmósfera.
A ese punto del día ya había oscurecido, ambos caminaban a pasos pausados, lentos y muy tranquilos a través de la plaza, viendo pasar ciclistas ocasionales y observando el entorno agradable con paciencia.
—. Yo... Quería disculparme personalmente por lo del otro día, no sé qué me pasó en ese momento, pero te aseguro que no tenía intenciones de sobrepasarme así, lo último que quería era asustarte.
Félix dibuja una sonrisa grande y se atreve a repetir parte de su comportamiento de la última vez que se vieron, sujetando uno de los largos dedos del mayor para caminar mientras de aluna forma unía sus manos.
—. Siempre que no tengas malas intenciones conmigo, realmente no me molesta que lo hayas hecho. — Dice mientras mira al piso, balanceando sus manos en expresión de nervios. — Solo estaba sorprendido porque era la primera vez que alguien me robaba un beso.
—. No tengo malas intenciones contigo.
El menor alza la mirada para verlo a los ojos y se lo nota titubear un poco antes de hablar. — Nunca había sentido cosas por una persona en menos de un día, y eso me confunde bastante pero, la verdad me siento muy atraído por ti, de la forma sincera.
Hay silencio por un instante, pero Hyunjin logra reunir y acomodar todas las palabras que hay en su mente y da una respuesta bastante más sólida de lo que se creía capaz.
—. Yo me siento confundido, como te dije ese día, nunca he tenido grandes intereses por nada en general, eso incluye a otras personas, por lo que nunca me han gustado muchas personas. — Antes de que Félix lo malinterprete, cierra la idea. — Aún así también me atraes mucho, de la forma sincera.
Por un momento se detienen para encararse el uno al otro, el espacio que escogen para hacerlo no ayuda demasiado ya que los únicos dos faros de luz cercanos están muy alejados el uno del otro, y los dos han quedado justo en la brecha donde la oscuridad es parcial pero intensa.
Hyunjin se pone nervioso rápidamente y le pone ambas manos en los hombros al menor. — Si vamos a avanzar con esto, que espero que si, lo único que quisiera pedirte es que me tengas paciencia en el aspecto sentimental porque me agobia sentirme presionado y prefiero ir paso a paso.
—. No hay problema, yo también necesito paciencia.
Ambos se ríen y asienten, a ese punto Hyunjin ha conversado lo suficiente con Félix como para entender el contexto, y sabe que su última relación le hizo tanto daño que el tema del compromiso le genera bastante conflicto, algo que sin duda va a tomar en cuenta.
Siempre resultaba de agradecer el hecho de que tanto uno como el otro fuesen comunicativos a su manera, entenderse era primordial, y aunque dos semanas de mensajes de texto no fuesen exactamente lo necesario para conocerse y entenderse, habían delatado que ambos podían hablar y marcar límites a la vez, de modo que estarse metiendo en una especie de situación sentimental con una persona madura, responsable y adulta, causaba comfort.
La sonrisita ladina de Félix en ese momento se ve tenuemente iluminada por uno de los faroles lejanos, y solo entonces Hyunjin relaja los hombros y aparta sus manos de los del menor, una para posarla sobre su antebrazo, y la otra, para acomodarla sutilmente entre su cuello y su mandíbula, sujetándole el rostro vagamente al posar su pulgar sobre la mejilla opuesta.
Entonces si, con toda la confianza que ahora sabe que puede tener, se inclina sobre él y le besa los labios, sintiéndose conforme y emocionado al percatar cómo Félix levanta el mentón y encaja su boca con la de él.
Al besarlo, Hyunjin puede sentir entre sus labios la textura suave de los del menor, tienen un gusto ligero a labial hidratante, pero lo que más lo cautiva sin duda alguna es el grosor de su labio superior, que lo entretiene por largos segundos hasta que deciden separarse.
Esta vez la despedida viene con una sonrisa cálida, sin nadie huyendo de la vergüenza ni nada parecido, y esa misma noche, después de separar caminos, Hyunjin se siente por completo en otro universo, del cual no sale ni siquiera al cruzar la puerta de su casa; llena la habitación de risas y suspiros, y mientras le deja mensajes a MinHo contándole la situación, su mente se mantiene concentrada en Félix y en el recuerdo de ese corto beso.
Le manda un mensaje deseándole buenas noches, y por primera vez en varios meses, su mente también descansa a la hora de dormir.