De todas maneras, habría esperado un sermón extendido sobre la importancia de tratar con honor y respeto a las mujeres y en especial si es la mate de uno mismo.
Sin embargo, no creía de quien lo recibía.
—Ya te dije que eso de secuestrar mates cualquiera lo hace, pero golpear a una mujer es algo que jamás podría aceptar —decía Alan—. Al menos que esa mujer fuera una enemiga que intentara matar...
Bael se contenía de poner los ojos en blanco. Había intentado pedirle disculpas de rodillas a Jessy y esta se enojó por eso.
¿Quién podía entender a esa mujer?
Tenía que aceptar que mantuvo una relación extraña con Jessy a base de odio mutuo y constantes enfrentamientos entre los dos. Como la vez que junto a Estefan puso alacranes en su mochila y que la picaron a ella y casi toda su clase, incluyendo a Liam, o la vez que puso pegamento a la tasa de su baño y su favorita era cuando puso tinte en su shampoo, llegó a la escuela con el cabello y partes de su piel verde fosforescente.
Aunque ella no se había quedado atrás, poniendo alcohol en su botella de agua, haciendo que Bael tuviera que ir de emergencia terminando con un lavado gástrico. Robándole la ropa y lanzándole una cubeta de pintura roja mientras se duchaba, provocando que tuviera que salir desnudo y pintado de las duchas de la escuela. La que más le hacía rabiar, aunque era la más tonta, fue cuando puso cantidades enormes de brillantina en todo su auto, algo que fue casi imposible de limpiar, Bael parecía un árbol de navidad a donde fuera y casi se le revienta las venas del cerebro cuando entro a su habitación y también encontró brillantina hasta en su baño.
Tuvo que mandar a quitar todo de su habitación y cambio de auto.
¿Qué tipo de pareja serían?
Recién se dio cuenta que Jessy no era el tipo que siempre le habían gustado. Podía ver el patrón anterior; dulces, amables y dóciles. Recordó a Jessy golpeando con un mazo su casillero led porque había repartido por toda la escuela copias de una foto de su rostro pegada al cuerpo de una modelo de ropa interior algo reveladora.
Después había intentado arremeter con ese mazo contra él totalmente desquiciada.
Definitivamente Jessy no era ni dulce ni dócil. O la Jessy que él conocía no lo era en lo absoluto.
Probablemente se matarían entre ellos.
Ahora que veía todo desde una perspectiva diferente, se dio cuenta que la conexión siempre estuvo ahí. Sintió algo extraño desde que la conoció, ella le hacía despertar algo en él; siempre sintió la necesidad de molestarla, hacer que ella piense en él siempre, hacerla rabiar sin límites. Le molestaba que fuera cercana a Leia, a Bastián o Natsuki, en realidad le molestaba que sonriera o se divirtiera con cualquiera. Él se dijo que era porque le caía tan mal que no quería verla cerca de sus amigos, ahora tal vez podría ver sus celos escondidos en su interior y la posesión que sentía por sus sonrisas.
Como la vez que un chico se acercó a ella a la hora del almuerzo, sentándose a su lado y llevándole su rebanada de pastel que daban ese día en el comedor. Bael tuvo el impulso enorme de lanzarle a Jessy su propio pastel, lo que hizo muy gustoso. Jessy dejo de prestar atención al idiota ese y empezó a gritarle insultos a Bael.
Siempre fue la conexión de mates focalizada de mala manera. Bael se sintió estúpido por darse cuenta hasta ahora.
Si, definitivamente nos mataremos entre nosotros, pensó Bael algo divertido.
—¿Estás prestando atención? —preguntó Alan mosqueado.
—Si, papá —asintió Bael con cara de estar muy arrepentido
La verdad que no había escuchado casi nada de lo que le habían dicho hasta ahora porque no podía sacarse a Jessy de la cabeza.
—¿Tienes algo que decir en tu defensa? —preguntó su tío Jaime.
Bael lo miró después de todo ese tiempo, había estado huyendo de esa mirada y ahora estaba frente a su mentor. El cual le decía en sus ojos y en su simple mirada que sabía que no prestó el mínimo de atención y que sabía que Jessy mintió para protegerlo.
Bael estaba jodido.
—De verdad lo siento, sé que lo que hice les ha traído muchos problemas y he dejado en el piso la reputación de nuestra familia, cualquier castigo que decidan darme será justo; merezco ser reprendido por mis acciones —Bael agacho la cabeza en dirección de su tío Oliver—. Se supone que es mi deber como hombre lobo velar por el bienestar de mi mate y he fallado categóricamente en ese sentido, pero por favor les suplico que me den otra oportunidad para poder acercarme a ella y solucionar este inconveniente, tratare todo lo posible en controlar a mi lobo y mantener una relación adecuada con ella.
Oliver suspiro, él también había cometido errores en su juventud y sabía que uno no siempre controlaba a su lobo.
—Tendrás que practicar control de tu lobo —dijo Oliver—. La verdad es que es comprensible que te pusieras en ese estado, saber que tu mate tiene prometido y que se va a casar habría desquiciado a cualquiera, pero a pesar de eso, la manera en que la trataste después fue muy ruin. Es por eso por lo que serás sancionado con tres meses de trabajo comunitario y practicarás mucho más rigurosamente con tu tío Jaime sobre el control de tus emociones, no lo veas como un castigo, velo por lo que es, una forma de protegerte y proteger a tu mate.
Bael asintió.
—Intentare convencer al alfa de Francia que no se lleve a su sobrina —hablo Jaime—. Tendrá que hablar la propia sobrina a tu favor.
—¿Qué hay con el pobre chico que casi mata? —dijo Dylan.
Bael tuvo que luchar consigo mismo, pero se lo había prometido a Jessy.
—Sé que no estoy en posición de pedir nada, pero Gabriela me explicó la situación con él —empezó a decir Bael, con un sabor amargo en la boca—. Se que el es un amigo cercano a mi mate y que no tuvo la intención de dañarla realmente, que todo fue un malentendido, así que me gustaría dejarlo quedarse en el reino como una manera de pedirle disculpas por lo que le hice, estuve a punto de matarlo y es algo terrible, pude haber provocado una guerra de manadas.
—¿Quieres que el imbécil que engañó a tu mate se quede aquí? —preguntó Alan desconcertado—. ¿Cerca de ella?
Por supuesto que no, pensó Bael con amargura, si fuera por mí, iría ahora mismo a terminar de matarlo.
—Si bien lo que hizo el joven estuvo muy mal —empezó a decir Jaime—. Lo que hizo no justifica que Bael intentara matarlo de una forma tan violenta en frente de tantos ciudadanos, su muerte hubiera creado conflictos terribles con la manada francesa y la manada turca, de donde provienen sus padres, así que lo que pide Bael es algo lógico para empezar. Es un buen comienzo para sanar esta herida.
—¡El imbécil la engañó a ella y a toda su puta familia para casarse con ella! —explotó Alan sintiendo que estaban siendo injustos con su hijo—. ¡Probablemente la pudo haber marcado si Bael no hubiera revelado a tiempo que eran mates!, ¡¿Van a dejar que ese infeliz se quede en el Reino cerca de mi futura nuera?!
Bael miró con consuelo a su padre, ahí parado en frente de él, como protegiéndolo de todos en la habitación.
—Alan —intento controlarlo Jaime.
—¡No! —Alan señaló a Jaime—. Cualquiera de ustedes en la posición de Bael y a su edad no lo hubiera dejado medio muerto, ¡Lo hubiera matado totalmente!, ¿O acaso no se acuerdan cuando Oliver mordió a Rosali e intentaba matar a Jose en los entrenamientos?, ¿O cuando Dylan atacó a Oliver con un hechizo mortífero solo porque abrazó a Matt?, ¡¿O cuando Jeremy casi mata a Nick porque pensaba que Evangeline se estaba escapando con él?!, ¡Y tú no te quedas atrás Jaime!, ¡Tú hubieras molido a golpes a Jose cuando beso a Lauren si yo no te hubiera detenido!
Bael estaba algo impactado por aquellas declaraciones, nunca se había imaginado a sus tíos de su edad y siendo unos jóvenes celosos.
—Pueden hacer lo que quieran y dejar que ese mocoso timador se quede aquí en el Reino —dijo Alan furioso—, pero si se atreve hacerle algo a la mate de mi hijo, yo seré el que lo aniquile y no será a golpes.
—¡Alan! —Jaime alzó la voz.
—¡Se pueden meter las relaciones con esas manadas por el culo! —siguió exclamando Alan—. ¡Y también se pueden meter por el culo sus sermones hipócritas!, no tienen ninguna moral de reprender a mi hijo por algo que ustedes también hicieron, así que todos ustedes se pueden ir bastante a comer mierda, ¡Vámonos Bael!
Bael fue arrastrado por su padre afuera del despacho del Rey.
—Papá...
—Iremos ahora mismo a visitar a tu mate —dijo Alan caminando a grandes zancadas hecho una furia—. Quiero ver por mis propios ojos que no te descontroles en su presencia, después tendré algunas palabras con esa señorita, mira que aceptar la mano de un hombre que no era su mate, ¿Qué tenía en la cabeza?
Bael sintió angustia, esperaba retrasar ese encuentro lo más que pudiera y ahora su padre iba directo a ella y él no podía hacer nada para evitarlo.
***
—¿No se supone que estarías en la reunión del escuadrón? —preguntó Gabriela levantándose de su tocador donde se estaba maquillando—. Te dije que abogar por...
—¿Es verdad que has aplazado la boda? —pregunto Jose sin darle vueltas, entrando a la habitación cerrando la puerta detrás de él.
—Oh eso... —Gabriela le resto importancia—. Nos apresuramos para llamar la atención para que papá viniera rápido, ¿cierto?, pues ya esta aquí y parece que ya te acepto, me pareció tonto hacer la boda en una semana, es mejor hacer una boda grande como...
—¿Cómo tu padre siempre quiso? —dijo Jose molesto.
—Yo también quiero una boda así —respondió Gabriela ofendida—. Era por ti por lo que renuncié a mi sueño, una boda rápida sería lo mejor en nuestra condición.
—¿No se te ocurrió que yo debía enterarme personalmente qué no me casaré la próxima semana? —replicó irritado—. El matrimonio es algo de dos Gabriela, yo debí estar incluido en esa decisión y si tanto te molestaba tener una boda rápida, ¿Por qué no me lo comunicaste?, ayer me estabas rogando para largarnos y casarnos en secreto.
—¡Yo no tengo la culpa de que mi padre no te acepte!
—¿Y yo tengo la culpa que tu padre sea un psicópata con un terrible problema de posesión por sus hijos? —dijo Jose conteniéndose de gritar—. He hecho todo para que tu padre me acepte, pero no voy a permitir que se meta en nuestra relación, por el amor a dios Gabriela. Ya no eres una niña a la cual su padre decide por todo en su vida.
—¡No son las cosas así! —exclamó Gabriela furiosa—. Yo solo le estoy dando gusto a mi papá para que te acepte Jose, sé que luchar contra mi padre es como pelear contra las olas del mar. Es cuestión de mantenerlo contento hasta que nos casemos. Después de eso tendremos una vida de casados donde solo estaremos los dos.
—Yo no creo que estaremos los dos Gabriela —Jose negó con la cabeza—. Si no le pones un alto a tu padre ahora, lo veo perfectamente entrando a nuestra casa cuando se le dé la gana y decidiendo sobre nuestras vidas.
—Estás exagerando Jose... —suspiro Gabriela.
—¿Sabías que piensa ponerle su apellido a nuestros hijos?, ¡Y ni siquiera tenemos hijos aún!
Gabriela lo miró sin entender.
—¿No era obvio que nuestros hijos llevarían mi apellido? —dijo Gabriela confundida y poniéndose a la defensiva.
Jose se quedó consternado.
—Tu apellido será Gómez cuando te cases conmigo.
Gabriela soltó una risa burlona.
Jose jamás se había sentido tan ofendido.
—Mi familia tiene más cargo que la tuya y soy una princesa —hablo Gabriela, como si lo que decía era muy obvio—. Se debe mantener el apellido de mayor jerarquía.
—Evangeline tomó el apellido de Jeremy y tu misma madre tomó el apellido de tu padre, aun cuando el apellido Moore es más importante.
—Mi tío Jeremy tiene el apellido de uno de los diez alfas principales y los Hoffman somos una casta ancestral...
—¿Estás diciendo que mi apellido no vale nada? —dijo Jose roto—. ¿Qué mi familia no es lo suficiente para ti?
—No es eso lo que... —Gabriela intentó encontrar las palabras adecuadas—. Soy orgullosamente una Hoffman, ¿Qué tiene de malo querer mantener mi apellido?
—Está bien, si quieres mantener tu bendito apellido hazlo —dijo Jose herido—, pero que te quede claro Gabriela, que si tenemos hijos, ellos llevaran mi apellido como debe ser.
—Pues no sé cómo va a pasar eso, porque ningún hijo mío llevara otro apellido que no sea Hoffman —replico Gabriela.
Jose la miró ofuscado, como si la viera por primera vez.
—Entonces recuerda decírselo al padre de ellos, porque notoriamente no seré yo.
Jose la dejó con la palabra en la boca, porque salió de la habitación azotando la puerta.