¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

1.8M 216K 266K

«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 91

2.7K 398 145
By BreakMinds


— ¡Oye, llama a la ambulancia!

Las agujas punzantes venían con un sin fin de voces de niños que no conoce, y le duele mucho.

¡ME DUELE, MI CABEZA VA A ESTALLAR! —exclama agachandose con desesperación con sus manos bien clavadas mientras aquellas voces abundantes se mantienen como una clase de torbellino. — ¡¡YA BASTA, NO QUIERO ESCUCHARLOS DE ESTA FORMA!! ¡¡YO NO QUI—

Para cuando Izuku Midoriya abrió nuevamente sus ojos, se encontraba en el hospital.

_________________________________________

Amnesia

Sus ojos abren con cierta dificultad y en cuanto lo hace una punzada clava, causando que entrecierre un ojo con dolor.

Se remueve entre las sábanas tragandose el quejido, mientras observa todo su alrededor de forma borrosa.

No entiende cómo había llegado ahí, su mano solo va hasta su cabeza mientras se sienta con dificultad.

Sus ojos cansados parpadean incansables tratando de volver a la realidad. —Yo... Estaba con Todoroki-kun en mi habitación y luego... Y luego... —murmura intentando hacer memoria.

«Pero se los advierto... Yo como maestro no soy amigable.»

«Hay veces en que la vida puede cambiar de forma drástica, es por eso que quiero volverme más fuerte y proteger a lo que amo.  Quiero que... confíen en mi. Lo decidí hace un tiempo.»

«Héroes.»

«Yo quisiera... Algún día.»

Sus esmeraldas abren. —Ya recordé. —dice al instante en que azota su cabeza en contra el respaldo de la camilla y pasa su mano sobre su rostro con pesadez.

Midoriya lanza un suspiro cansado mientras sus ojos se ven frustrados, observando la misma escena de siempre. Las blancas paredes, el aroma antiséptico, la temperatura fría.

—Por qué es que siempre tengo que acabar en este lugar...

Es lo que escapa de sus labios con evidente desilusión.

Y una enfermera aparece de pronto, recibiendole con una sonrisa. —Con que ya estás despierto, jovencito. —sonríe mientras saca un bolígrafo de su bolsillo y anota un par de datos a su lado. — ¿Te sientes bien? ¿Algún malestar? —inquiere la mujer mirándole atentamente.

Izuku niega con suavidad y ella asiente.

—Permíteme, llamaré al médico a tu cargo.

Izuku no alcanza a decirle nada una vez la enfermera ya está fuera, pero escucha voces de la chica a las afueras de la sala.

— ¡PERO YO SOY SU MADRE, NECESITO VERLO!

—Lo entiendo, pero primero necesitamos la autorización del médico, por favor solo sea un poco más paciente, señora Midoriya.

Izuku cierra sus ojos frustrados mientras escapa un suspiro. —Seguramente... Otra vez la hice llorar. —susurra decaído a sabiendas de que su madre era quien se desvivía por él.

Para cuando parpadea otra vez, el médico está frente a él.

Qué rápido.

Es lo que sale de la mente del pecoso en cuanto le ve.

Un sujeto alto, cabello corto, lentes y con documentos en mano. —Midoriya Izuku, ¿no es así? —inquiere analizando su ficha.

Izuku asiente en silencio mientras le escucha, reincorporándose en su lugar.

—Tuviste una crisis disociativa de la realidad. —informa el médico mientras se sienta a su lado. —Llamaré a tu madre para que tengamos una conversación exhaustiva de tu estado actual. —agrega dispuesto a dejarla pasar.

— ¡No!—exclama Izuku instantáneo, extendiendo su diestra por impulso, en busca de detenerlo. —Por favor, no la deje pasar aún. —pide el pecoso con debilidad por su cansancio corporal, regresando a su posición.

El médico le mira curioso. — ¿Por qué?

Su mirada baja frustrada hasta sus manos. —Cada vez que me pasa esto... —suelta mientras presiona las sábanas blancas que le cubren. —Ella intenta que no escuche exactamente todo lo que los médicos dicen sobre mí. —confiesa. —Esta vez, soy yo quien se hará cargo de esta situación. Así que, aún si soy un menor de edad, le solicito que no la deje pasar y me explique qué es lo que sucede conmigo, por favor.

El médico lanza un suspiro y se sienta con una pierna sobre la otra, mientras observa aquel par de ojos frustrados.

—Está bien. —accede de forma instantánea. — ¿Eres consciente de la amnesia que tienes? —inquiere releyendo el documento. —Me tomé la libertad de analizar tu ficha clínica anclada a la red. Es así como entendí que padeces de amnesia desde tu infancia, Midoriya Izuku.

Los ojos de Izuku parecen agudizarse levemente ante aquella mención.

—Sí. —responde instantáneo con su rostro serio. —Mi madre no suele hablar este tema conmigo porque piensa que puede tocar una fibra sensible para mí y que puede desencadenar este tipo de crisis. Pero con los años me he dado cuenta que no tengo memorias como las personas con las que me he relacionado. —responde honesto. —Supuse que era amnesia de algún tipo.

—Ya veo, entonces, ¿dices que tu madre se niega a hablarlo contigo?

—Así es, es una especie de tabú. Cada vez que intenté hablarlo ella solo se horrorizaba y decía que por favor me detuviera, que no quería que enfermara otra vez. —añade rememorando su niñez. —Con el pasar de los años mi cerebro acabó reprimiendolo naturalmente y acabé sólo enfocándome en mi presente.

El mayor asiente mientras anota de forma regular palabras claves. — ¿Y tú estás de acuerdo con eso?

—No. —suelta instantáneo. —Pero es el mejor camino para que mamá no se preocupe innecesariamente.

El médico asiente mientras anota. —Esto facilita las cosas... —murmura mientras acomoda sus lentes. —Escucha, todo indica que tuviste una crisis de amnesia. Naturalmente deberás recordar, pero el hecho de que tu inconsciente desee hacerlo y tu consciente se limite a hacerlo por el bienestar de tu madre, chocan. —suelta analítico mientras deja la ficha a un lado y continúa hablando. —Digamos que hay dos tú batallando ahora mismo con ideales totalmente diferentes dentro de ti, tarde o temprano eso explotará. Y cuando explota, la crisis se desencadena y olvidas inclusive quién eres. Porque está tu yo del pasado y tu yo del presente, acabas en una especie de disociación sin identidad ni nombre.

Izuku retiene cada información que dice el médico en su mente, prestandole suma atención.

—La mente es muy poderosa y al mismo tiempo inmensa. Que tengas un conflicto así en tu interior de forma inconsciente es algo que deberás solucionar. —añade tratando de ser lo más claro posible con el menor. —Ahora, respecto a la crisis de amnesia como tal, suele suceder por algún tipo de desencadenante externo. —añade. — ¿Qué estímulo fue el que desencadenó esta reacción en ti? ¿Lo recuerdas? —inquiere el médico.

Izuku intenta hacer memoria y cuando lo hace, su ceño frunce del dolor. Las punzadas regresan de forma leve pero él persiste.

—No debes sobreexigirte.

—No, está bien. —responde el pecoso continuando su navegación mental dolorosa hasta que abrió sus ojos. —Un gato. —responde perdido en sus recuerdos. —Un gato, como el que apareció en un sueño que tuve que no he podido olvidar.

—Hmmm... Ya veo. —responde el médico tomando la ficha otra vez y escribir. —Tiene total sentido que tu inconsciente esté comenzando a manifestarse a través de tus sueños, he de ahí la causa del porqué no lo puedes olvidar.

—Ohh... Eso es, definitivamente... —susurra Izuku posicionando su mano en el mentón. —Muy importante. —agrega observando al médico. — ¿Quiere decir que mi inconsciente se está comunicando conmigo a través de los sueños?

—Así es, todos conectamos con nuestro inconsciente cada noche. Es una de las principales formas que tiene para hacerse presente.

Y los ojos de Izuku abren con sorpresa, comprendiendo mucho más y conectando otros sucesos a la vez.

—Midoriya Izuku, ese gato podría ser la llave para desbloquear tus recuerdos. O tal vez no. —responde al instante en que se levanta. —Hay tanta probabilidad de que recuerdes como que no lo hagas. Pero deberás prepararte, si las crisis han comenzado debe ser por algo, un avance tal vez. —añade abriendo las cortinas. —O tal vez no. —reitera girandose hacia él. —Solo debes saber que es una razón de peso para que camines con más cuidado que antes, este tipo de crisis de las cuales padeces son complejas y difíciles de controlar o predecir.

Izuku le escucha atentamente. — ¿Y qué podría hacer para acelerar el proceso? —inquiere con tintes de amargura en su voz. —Yo debo recordar lo antes posible. Algo en mí dice que estoy pasando por alto algo muy importante, pero... —suelta frustrado mientras presiona las sábanas con firmeza. —No logro entender qué es.

—Nada. —responde de forma inmediata. —Más bien debes estar lo suficientemente preparado para cuando la crisis regrese, Midoriya. Desde distorsión de la realidad, pérdida de equilibrio y consciencia misma. No podría darte un secreto o medicamento milagroso por el cuál logres manejarla, pues todo está aquí. —añade señalando hasta su propia sien.

Entonces da un paso hasta él y continúa. —Si son tus mismos recuerdos los que quieren brotar, tendrás que aprender a controlarlo y a detectar cuando ya vienen. La mente es peligrosa cuando está en contra ti, Midoriya Izuku.

El joven peliverde se queda estático en su lugar, reteniendo cada palabra del mayor con suma importancia.

Era la primera vez que podía hablar tan profundamente de la amnesia que padece.

— ¿Tienes alguna duda?

—Ah, no. He quedado conforme, muchas gracias por explicarme. —agradece Izuku al instante que le entrega una reverencia. —Realmente es muy importante para mí.

Y es en ese momento en que el médico le extiende una tarjeta. —Ten, ese es mi contacto. Si sientes que padeceras de una crisis o simplemente deseas profundizar tu situación, contactame. —responde al instante en que da un paso más. —Y no lo olvides, ve con cuidado.

Izuku traga saliva ante ello en cuanto recibe la tarjeta. Mentiría si dijera que no siente miedo o que se siente completamente vulnerable ante lo impredecible de su situación, mas sus ojos se mantienen firmes.

Él solo tiene un objetivo.

—Tendré cuidado. Gracias.

────────༺༻────────

— ¡Izuku!

Es la voz de su madre que entra desesperada a la habitación.

— ¿¡Cómo estás, Izuku!? ¿¡Te sientes bien!? ¿¡Te duele algo!? —inquiere tomandolo de las mejillas con lágrimas correr.

—Mamá, estoy bien, por favor no te preocupes. —apresura a responder el pecoso mientras le abraza con calidez para tranquilizarla. —Todo está bien.

El cálido abrazo de su hijo logra tranquilizarla como si se tratara de algún tipo de analgésico. —Sí... Está bien. —solloza la mujer al instante en que se reincorpora y observa hacia todas las direcciones con apuro. — ¿¡En dónde fue el médico!? ¡Necesito hablar con él!

Izuku le mira un segundo. —Ya lo hice. Tuve una crisis de amnesia y es normal que suceda si tenemos en cuenta mi situación actual. —responde neutral al instante en que su madre paraliza. —Debes estar tranquila, todo estará bien.

— ¿Cómo, cariño? ¿Cómo es que...?

—Mamá. —suelta el pecoso decidido. —Ya ha sido suficiente, de ahora en adelante yo me encargaré de revertir esta situación, a mi manera.

Y los ojos de Inko Midoriya quebran más de lo que ya estaban. Ver a su hijo tomar la iniciativa de algo tan importante para él simplemente le rompe el corazón, ya que le hace sentir que está creciendo y que, inevitablemente algún día se alejaría de su nido.

En esos momentos niega y frunce su ceño. — ¡Aún si tú hablaste con él, mi responsabilidad como tu madre es comprender que sucedió exactamente contigo, Izuku! ¡Iré a buscarlo! —suelta decidida perdiéndose de la habitación.

E Izuku lanza un suspiro una vez apoya su cabeza en contra la cabecera.

...


Miedo.

Mentiría si dijera que no tiene miedo. Desde que recibió la llamada de Inko Midoriya notificándole que Izuku había sido llevado de urgencias hasta el hospital, simplemente corrió hasta él.

Y una vez había llegado a las afueras de la sala con su corazón azotando feroz en contra su pecho, simplemente se paralizó.

El rubio ceniza había acabado apoyado a la pared del pasillo, frente de la sala en la que Izuku estaba como si su vida dependiera de ello, con gran horror y tensión en cada centímetro de su cuerpo.

Su corazón azota con firmeza mientras su garganta presiona. — ¿Y si él me olvidó otra vez?

Es lo que sale de su voz quebrada como niño pequeño.

Amargamente había regresado a aquellos años de niñez, para cuando él pasó a verlo e Izuku no le recordó.

Bakugou Katsuki está paralizado, y cuando ve a Inko salir decidida, él teme ingresar. Se sentía como aquel niño pequeño, con el mismo dolor, con la misma angustia y finalmente, con la misma culpa.

—Fue porque lo dejé solo. —Es lo que sale de sus labios frustrados. —Yo no debí dejarlo solo, no debí hacerlo. —añade con su garganta presionar cada vez.

Ve la puerta abierta y sus pies vascilan. No sabe si verlo, no sabe si avanzar.

— ¿¡Qué es lo que esperas, Bakugou!? —exclama Kenjirou azotando su palma en su espalda y despegarlo a la fuerza. — ¡Ve a verlo! ¿¡No es por eso que llegaste hasta aquí sin seguir las malditas leyes del tránsito!? ¡¡Ve!! —exclama empujándolo a la fuerza.

El empujón hace que quede frente a la puerta mientras su rostro representa horror puro.

Su cuerpo tiembla.

Pero inhala aire con dificultad y lentamente acerca su mano al borde de la puerta de colores celestinos.

Es por eso que se acerca como si se tratara de un niño, apenas y asomándose por la puerta, sólo para ver si estaba bien.

Y ahí, observando a la ventana con su mirada perdida en el paisaje, él estaba.

Un suspiro de alivio escapa de sus labios en secreto. Por fin podría respirar bien.

Pero el suspiro no fue lo suficientemente discreto, lo que causó que Izuku desvíe su mirada y alcance a ver sus cabellos cenizos puntiagudos esconderse tras la puerta.

— ¿Katsuki-sensei?

En cuanto escucha la voz del pecoso mencionar aquello, cierra la puerta con salvajismo, mientras su rostro expresa alivio en un milisegundo y su cuerpo deja de temblar. Pero aún así, sigue paralizado y con su corazón a todo dar.

Bakugou acaba de sentir la sensación más confortante y salvadora.

— ¿Katsuki-sensei? ¿Eres tú? —insiste el pecoso reacomodandose en la camilla con intenciones de ir hasta él, pero la mariposa no se lo permite.

Niega molesto y la quita de un jalón, bajándose de la camilla y abrir la puerta de un impulso.

Ahí, el cuerpo de Bakugou está básicamente congelado y en silencio absoluto.

Ni siquiera respira, olvidó como hacerlo.

— ¡¡Katsuki-sensei!! ¿¡Por qué no entraste!? —exclama Izuku al instante en que le abraza cálidamente. —No pensé que estarías aquí, me has tomado por sorpresa. —añade sonriéndole aún si su rostro se ve muy cansado.

Pero Bakugou no le habla ni le corresponde.

— ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? —inquiere frunciendo sus cejas aceitunadas con preocupación.

Y de los ojos escarlatas de pronto brotan lágrimas.

— ¿¡SENSEI!? —exclama Izuku entrando en pánico.

— ¿Tú... Me recuerdas? —es lo que sale de su voz rota.

—Sensei...

Y el rostro de Izuku sonríe aún si en el fondo siente un vacío enorme. —Sí, ¿cómo podría olvidar al más admirable Bakugou Katsuki? Eso sería simplemente un pecado, ¿no es así? —suelta mientras limpia las lágrimas de Katsuki, quien desvía su rostro ante ello de un momento a otro y pasa con brusquedad su antebrazo sobre sus ojos húmedos.

— ¡¡Deku de mierda, no me asustes de esa maldita forma!! —exclama dándole un golpe suave en la nuca. — ¡¡Regresa a la maldita camilla ahora mismo, bastardo!! —ordena volviendo a ser el mismo de siempre. — ¡Incluso tienes sangre correr de tu brazo, por un demonio! —exclama impaciente.

Y el rostro de Izuku palidece en cuanto le escucha. — ¡Sí, lo siento! —chilla saltando de un impulso y quedarse en la cama obediente.

Kirishima Kenjirou lanza un suspiro aliviado en cuanto ve a Bakugou cerrar la puerta tras de sí de un golpe y notar que había vuelto a ser el de siempre.

—Él realmente se veía asustado. Jamás lo había visto así. —susurra.

Continue Reading

You'll Also Like

454K 30.5K 73
Boku No Hero Academia Viendo el Futuro: Los estudiantes de la U.A estaban a punto de tener una clase, como todos los días, pero fueron citados no sol...
193K 10.3K 93
Segunda parte de One Shots - Selección Mexicana La primera parte se encuentra en mi perfil más de 100 One Shots Pequeñas historia de tus futbolistas...
771K 115K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
368K 24.1K 95
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.