Bastian caminaba de un lugar a otro mirando aquel niño en los brazos de Merit.
—No creo que podamos ocultar al niño mucho tiempo —dijo Merit mirando seriamente a Bastian—. Mi doncella no quiere cuidarlo más, al parecer todas las demás empleadas no le creyeron que es un sobrino encargado.
—Mi tío ya debería haber llegado —habló Bastian muy preocupado—. En cualquier momento me llamaran para irnos y creo que será momento en que le diga toda la verdad a mi papá.
Tocaron la puerta, la doncella de Merit ingresó diciéndole algo solo a Merit. Bastian asintió cuando Merit le informó que su padre la solicitaba y se quedó con el niño a solas.
Bastian puso al niño casi dormido sobre su cama y lo observó. La preocupación empezó a embargarle en grandes cantidades al entender que su tío Alan debía estar capturado o muerto.
No, no está muerto, pensó Bastian intentando calmarse a sí mismo, si estuviera muerto mi tía Lucy también lo estaría y mi papá ya hubiera estado al tanto de una noticia de ese calibre.
Así que Alan debía estar capturado y en peligro, Bastian se levantó de la cama al cerciorarse que el niño ya estaba dormido y empezó a recorrer su habitación de nuevo.
Creía que debía llamar al reino e informarle a su tío Oliver de inmediato, tal vez debería llamar a Bael para decirle que su padre podría estar en mucho peligro.
¿Quién más que sus hijos semidemonios para venir a rescatarlo?
—Parece que te fuera a dar un derrame cerebral —dijo Alan por la ventana apareciendo súbitamente.
Bastian grito del susto.
—¡Tío Alan! —Bastian se masajeo el pecho—. ¡Estás vivo!
—Cállate maldita sea —siseo Alan—. Podrían escuchar mi nombre idiota.
—Pensaba que estabas capturado —dijo Bastian empezando a tranquilizarse—. Ya estaba a punto de llamar al reino y decirle todo a mi papá.
—Me había olvidado de que te ibas —dijo Alan—, por eso me demore.
—¿Todo salió como esperaba? —le cuestiono Bastian interesado—. ¿Puedo preguntar que fue hacer?
Alan camino hacia el niño tomándolo en sus brazos.
—No, no puedes —gruño Alan—. Lo que vine a hacer ya se cumplió, partiré de este país mañana.
Bastian asintió sin contener su curiosidad.
—¿La señora que lo acompañaba está bien?
—Eso a ti no te incumbe —dijo Alan sin paciencia—, lamentablemente está ilesa.
Bastian sonrió.
—Tengo algo para usted tío...
Bastian tomó un estuche de su mesa de noche.
—Tiene algunas pócimas curadoras por si las necesita y todo el dinero que pude sacar del cajero —dijo Bastian entregándole el estuche a Alan.
—Te devolveré el dinero cuando esté nuevamente en el Reino —dijo Alan tomando el estuche.
—No es necesario —dijo Bastian con una gran sonrisa—, espero de verdad verlo nuevamente ahí lo más pronto posible, su familia lo extraña mucho.
Alan le brindo una breve sonrisa y salió por la ventana con un pequeño adiós.
Bastián se tumbó en su cama con felicidad, pero a la vez inquietud, de todo corazón esperaba que todo le saliera bien a su tío.
***
Estefan miraba a todos como si fueran bichos mientras lo saludaban con mucho decoro, el semidemonio nunca había conocido a gente tan aduladora. Como él había previsto, al presentarse con su título de príncipe todos agacharon las cabezas como borregos.
Todos se presentaban muy ceremoniosos y Estefan supo que jamás se aprendería sus nombres porque ni siquiera sabía si él mismo los podía pronunciar.
—Él es mi tío Jung Choi —lo presentó Joon—. Es el hermano de mi tío Jae.
Estefan asintió.
—Sea bienvenido, príncipe Estefan —dijo el tío de Joon con una gran sonrisa que Estefan noto sincera a contrario de todos los que se habían presentado—. Yo vivo aquí en la residencia del Alfa junto a mi familia —Choi los señaló detrás de él—. Mi esposa Kim In jae, mi hija mayor Jung Sun Hee, mi siguiente hijo Jung Tae kwon y mi menor hijo Jung Shi ho.
Una mujer hermosa, pero con cara de amargada le hizo una reverencia, junto a un par de jóvenes que parecían de su edad y un niño de no más de 10 años.
Un joven se acercó a ellos, que no miró en lo absoluto a Estefan, sino que miró con una gran sonrisa a Joon.
—Este es el hermano de mi esposa, Kim Shin —lo presentó Choi—, se está quedando con nosotros mientras esté cursando su carrera en la universidad.
Kim Shin hizo una reverencia como si recién notara la presencia de Estefan.
—Es un gusto conocerlo, príncipe —saludo Shin y después miró a Joon—. Es genial tenerte de nuevo por aquí.
Estefan alzó una ceja al ver la mirada resplandeciente que le daba aquel insípido sujeto a Joon, miró a su mate y vio que le devolvía la mirada con angustia oculta.
El semidemonio sujetó por los hombros a Joon y este se sonrojo al ver que el tarado de su novio empezaba a marcar territorio como si él fuera una chica.
—Tan bien me alegra verte —dijo Joon quitando sutilmente la mano de Estefan de sus hombros, acto inútil porque Estefan volvió a sujetarlo pero con más fuerza—. ¿Cómo te fue en tu primer año de universidad?
—Fue más divertido de lo que creí —dijo Shin con una gran sonrisa.
—Mi hermano saco notas perfectas —dijo In jae, hermana de Shin y tía de Joon—, dejando el nombre de la familia en alto como siempre.
Estefan noto que la mujer le daba una mirada despectiva a Joon.
—¿Estás en una universidad humana? —pregunto Estefan llevándose una copa de vino a los labios.
—Si, príncipe Estefan —respondió Shin.
—Bueno, lo raro sería que no sacaras buenas notas —dijo Estefan de forma despectiva—. La universidad real si es un verdadero campo de batalla, todos esos alfas y futuras lunas matándose entre sí por ser primeros, es todo un espectáculo, ¿Eres un futuro alfa?, si es así deberías asistir ahí, no hay mejor lugar para capacitarse para ser alfa que la universidad real.
—Soy el segundo en mi línea, príncipe —dijo Shin sin gesto alguno—, no soy más que un hermano de un alfa de una provincia de Corea.
—Oh... —Estefan ocultó una sonrisa burlesca sin éxito—. Entonces está bien tus estudios humanos, tal vez trabajes para alguno si te sigues esforzando.
Joon lo fulmino con la mirada mientras Estefan terminaba de tomar su vino sonriente, nadie comparaba a Joon con un idiota pretencioso en su presencia.
—Que bien que ya se presentaron —dijo Jae llegando a ellos después de estar hablando con otros familiares—, después de todo, compartiremos casa durante su estancia aquí.
—Será educativo —dijo Estefan mirando todo el lugar—. Realmente educativo.
***
Natsuki se metió muchos fideos a la vez en la boca mientras su numerosa familia comía y hablaba con entusiasmo.
Su abuelo estaba a la cabeza de la mesa familiar sonriente, la familia Shimizu era extensa gracias a los numerosos hijos del Alfa Hiro, pero a pesar de estar rodeado de tanta familia, la espina dolorosa de la pérdida de su primogénito y su dulce mate le dolía cada vez que veía el rostro juvenil de su nieto y heredero.
Natsuki levantó la vista y su abuelo le sonrió, para este era como volver a ver a su hijo en el rostro dulce de su nieto.
—Tú y yo no hemos tenido tiempo de conversar, ¿Cómo está el reino? —preguntó Hiro—. ¿Tan caótico como siempre?
—Si —asintió Natsuki atragantándose de arroz—. Ya sabes, los príncipes están locos.
—No es su culpa, sus padres están dementes y les enseñan eso —dijo Hiro sonriente, siempre se burlaban junto a Luke de sus amigos del Reino—. ¿Sigues de novio con la hija de Matt?
Natsuki entristeció su gesto.
—Terminamos porque encontró a su mate.
—Qué triste —gruño Hiro—, me hubiera gustado que te emparejaras con los Hutton, son excelentes personas, habría sido un lazo importante.
—Si, bueno, la diosa luna sabe sus razones.
—Ya encontraras una buena mujer —dijo Hiro—. Solo tienes que ser paciente.
—Tal vez le toca un hombre de mate —dijo uno de los primos de Natsuki burlándose—, tal vez por eso sus padres insistieron tanto en ponerte nombre de mujer.
Natsuki respondió rápidamente lanzándole el tazón de arroz que había vaciado hace un instante.
El tazón se partió en la cabeza de su primo sacándole un chichón enorme, la mayoría de los tíos y primos se rieron a grandes carcajadas, pero los padres del chico se levantaron rápidamente a auxiliarlo gritándole a Natsuki.
Su abuelo alzó la voz callando a su propio hijo.
—Si mi pobre hijo siguiera vivo, no dejaría que tú le gritaras a su propio hijo —gruñó Hiro—. Natsuki es el futuro alfa de esta manada, deberían enseñarles a sus hijos que le tengan respeto, porque si no Natsuki se los enseñara a golpes, mocosos del demonio.
Natsuki sonrió a su abuelo mientras sus tíos le tomaban el pelo, la mayoría de su familia lo quería mucho, pero había algunos tíos que no veían con buenos ojos que Natsuki siguiera en la línea de alfa cuando su abuelo tenía suficientes hijos para suplantar el puesto que su padre al fallecer había dejado vacío.
Su abuelo ya era mayor y Natsuki debía tomar pronto el puesto.
Natsuki no era tonto, podía ver los ojos ambiciosos de algunos familiares sobre él, pero eran solo algunos.
Muchos amaron a su padre, él había sido alguien tan gentil que cuando falleció, sus más cercanos amigos y familia se habían encargado de que a Natsuki no le faltara nada.
Además, que tenía el favor de la corona, eso le hacía sentirse más seguro que nada, una llamadita y podía ver a sus amigos semidemonios quemando medio Japón. Sus padres habían muerto intentando capturar a una enemiga del Rey, así que se lo debían.
Ren, su primo favorito e hijo de la hermana favorita de su padre, le guiño el ojo alabando la payasada que había hecho.
La comida se retomó sin el primo agraviado y sus padres. Después Natsuki y Ren se escaparon un rato al monte detrás de la casa familiar para caminar un rato.
—Kaito es un imbécil —gruñó Ren—. Siempre tiene que molestarte por tu nombre, es muy inmaduro.
—Tuvo suerte de que no tuviera mi nueva katana a la mano—contestó Natsuki blandiendo su katana y asesinando a su primo imaginariamente.
—Lo que pasa es que es un envidioso porque eres el favorito del abuelo y sus padres no lo dejaron ir a la escuela real —dijo Ren.
—Ya quisiera que fuera a la escuela del Reino —Natsuki soltó una risotada—. Todos lo ignorarían por ser un simple primo de un futuro alfa.
—Se la ha pasado todo el maldito año diciendo que él debería ser el futuro alfa porque su papá debió tomar el puesto de alfa cuando murió tu papá, por orden de nacimiento —dijo Ren saltando de una piedra a otra—. Tienes suerte de estar lejos de aquí casi todo el año, estar en el mismo salón que Kaito es horrible, se cree el maldito rey de la escuela.
—Me gustaría que fuéramos juntos a estudiar al Reino —hablo Natsuki—, pero de igual manera, creo que asumiré mi puesto de alfa apenas termine la escuela.
—¿Ya no irás a la universidad en el Reino? —preguntó Ren sorprendido.
—Mi abuelo ya está anciano y casi todos mis tíos lo deambulan como gallinazos esperando que muera —dijo Natsuki—. Creo que, si no asumo mi deber ahora, no habrá nada que asumir en el futuro.
Ren asintió, incluso sus padres también estaban todo el día detrás del abuelo.
—Tengo miedo —se confesó Ren—, creo que todo será complicado cuando el abuelo fallezca, lo más posible es que la familia se divida.
Natsuki miró serio a su primo.
—Quiero que seas mi beta.
—¿Qué? —Ren lo miró confundido.
—Serás mi beta Ren, aparte del abuelo, no quiero y confió más en nadie en esta familia que en ti.
Ren negó con la cabeza.
—Mi madre es la cuarta hija del abuelo y yo estoy muy abajo jerárquicamente para tomar el puesto —dijo Ren—. Si no quieres nombrar al hijo del que debió ser beta de tu papá o alguien de la familia del beta del abuelo, todos esperaran que Kaito sea tu beta.
—Prefiero comer caca de caballo antes de dejar que Kaito sea mi beta —dijo Natsuki con disgusto—, el hijo del beta de mi padre me mandó una carta de renuncia al puesto el año pasado, vive entre los humanos ahora y no quiere saber nada de la raza que mató a su familia, cuando sea alfa lo primero que haré es señalarte como beta.
Ren negó con la cabeza.
—Soy débil.
—Eso no es cierto, solo es tu timidez hablando, si los demás vieran tu verdadero valor nadie iría contra ti —Natsuki le apretó el hombro—. Volvamos a casa y dejemos los temas serios para después.
Los dos volvieron a la casa ancestral de la manada y fueron juntos a la habitación de Natsuki, sobre una mesa encontraron varios regalos.
—Son regalos de bienvenida de las manadas vecinas y de los amigos de la familia —dijo Natsuki.
—Eres un suertudo —dijo Ren metiéndose unos chocolates a la boca—. Estos de aquí creo que están vencidos.
—Son chocolates artesanales —dijo Natsuki—. Son mis favoritos y te los estás tragando todos.
Natsuki intentó quitarle la caja de chocolates a Ren, pero este corrió alrededor de la mesa para no ser atrapado.
—Están bien feos —dijo Ren metiéndose otro a la boca solo por molestar a Natsuki—. ¿Cómo te pueden gustar?
Natsuki le llegó a quitar la caja y estuvo a punto de meterse uno a la boca, cuando Ren empezó a atorarse.
—¿Ren?
Su primo cayó al piso empezando a temblar y botar espuma por la boca.