El amor es un... ¿demonio?

By DarkBit

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Jesica es una oficinista que está profundamente enamorada de la chica que ve todos los días al salir de su tr... More

Te daré un atajo.
Eres un accidente.
Hambre voraz.
Ella descubre un sentimiento. Ella deja todo atrás.
Ese sentimiento.
El triángulo.
El equilibrio del triángulo se quiebra.
Una humana y una humana. Un ángel y una demonio.
Amor y crisis.
Aprendiendo de ti.
La ley de las tres pruebas.
Un amor de eternidad.

Dirty-sama78.

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By DarkBit

   -Bien. Ahora que estás aquí lo haremos. Ya es hora.

Jesica se había encargado de mover la mesa del comedor para que hubiera más espacio.

Andrea estaba agachada. Dibujando un pentagrama en el suelo.

-Maldición-pensó la pequeña de anteojos-. Luego tendré que limpiar eso-concluyó mirando el suelo manchado con sangre.

Como les había sugerido Astrid. Estaban pensando en explorar alternativas para enfrentar su actual problema.

-¿Para qué sirve eso?

-Para que mi maestra venga a esta casa. Espero que no esté ocupada.

-¿Segura que ella querrá ayudarnos?

-Seguramente querrá ayudarnos, pero no sé si podrá. Eso tenemos que averiguar.

La súcubo terminó con su tarea. Luego se apartó cuidadosamente para no deshacer el pentagrama.

-Será mejor que apagues las luces. Es mejor la oscuridad en el ambiente para invocar a una demonio de su nivel.

-Yo me encargo.

Apagó todas las luces de la casa y regresó.

-Listo.

-Y si te quedas en ropa interior y bailas bien sexy ayudará a que se presente. ¿Quieres que haga aparecer un poste para ti?

Jesica se cruzó de brazos y la miró frunciendo el ceño.

-Bueno. Solo es una broma.

Andrea se acercó al pentagrama.

-Por favor, Astartea. Oh, gran Astartea. Tu fiel sirviente pecadora te necesita. Ven a mí. Ven a mí ya. Te lo ruego. Te ofrezco esta sangre impura. Por favor ven a mí.

El pentagrama en el suelo brilló.

Una luz azul que iluminó aquel lugar.

Pasaron unos minutos, pero no se presentó Astartea ni alguna otra demonio.

Andrea se arrodilló.

-¿No vendra?-se preguntó sintiéndose muy triste.

Jesica se le acercó y la acarició en el hombro. Era seguro que la tocara por encima de la ropa. Así su tacto no la quemaba.

-Tranquila. Solucionaremos esto de alguna manera.

De repente ambas escucharon una voz a sus espaldas. Jesica se asustó y gritó.

-No aparecí utilizando ese pentagrama porque ya estaba aquí.

Una demonio de cabellos plateados y ojos dorados. Estaba justo detrás de ellas.

Llevaba chaqueta una camisa blanca y una falda corta. Acompañados de unos tacones. Lucía muy elegante.

Andrea al verla de inmediato fue hacia ella y la abrazó.

Jesica se sorprendió al ver a su amada casi comportándose como una niña y tan feliz al ver a alguien que no fuera ella.

-¡Astartea! ¡Te quiero mucho, mi maestra hermosa! Gracias por venir. Gracias, gracias, gracias. Quiero comerte a besos. ¡Ah!

-Sí. Te quiero mucho, niña. Pero bueno. Cariños para otro momento. Tenemos un asunto muy serio que atender.

Aquella poderosa demonio chasqueó sus dedos.

Las luces de la casa se encendieron.

-Vamos a acomodarnos para conversar. ¿Si?

Miró a su alrededor. Y luego a Jesica.

-Dime Andrea. ¿Tu chica está en el trabajo o algo así? ¿Acaso esta niña es su hermana menor o una vecina?

Jesica acomodó sus anteojos. Se preguntaba por qué no la veía como pareja de su amada. súcubo.

-Ni una cosa ni la otra-aclaró Andrea-. Ella es mi pareja.

-¡¿Cómo dijiste?!-preguntó sorprendida Astartea quedando boquiabierta unos segundos-. Estás con una humana y encima es menor de edad. Mira esa carita y ese cuerpito. Ese pechito plano. Me imaginé que sería una mujer más alta y voluptuosa. ¿Cuantos años tiene? ¿Doce? ¿Trece quizá?

-Tiene veintiún años.

Jesica se enfadó un poco por sus atrevidas suposiciones.

-Bueno. Ya dejen de hablar como si yo no estuviera aquí.

Unos minutos después. Luego de borrar el pentagrama del suelo y acomodar la mesa en su lugar se sentaron.

Astartea dio un sorbo a la taza que tenía enfrente.

-Muy amable de tu parte hacer té, humana compacta. Muchas gracias.

-De nada-respondió de mala gana.

Se ponía algo gruñona cuando le señalaban su tamaño o su pecho plano.

-Bien. Vine en cuanto pude ni bien me enteré que tu padre está enfadado porque estás teniendo una relación romántica con una humana. Para ser sincera no me sorprendió para nada. La última vez que te vi supe que era probable que sucediera.

-¿Mi padre sabe que viniste?

-Lo sabe. Él sabe todo. En cierta forma es como si él fuera el padre de todos nosotros. Todos los demonios somos sus descendientes. Sabía que si se enteraba de eso tendrías problemas. Por eso te sugerí que te alejaras.

Jesica en ese momento prefirió mantenerse al margen de la conversación.

-¿Entonces sabías con exactitud qué era lo que me sucedía?

-Sí. Porque yo también lo viví hace unos siglos. Pero preferí alejarme de la humana de la que me enamoré. No tuve el valor que tú sí tuviste.

-¿Podemos hacer algo al respecto? ¿Sabes si hay algo que se pueda hacer para que mi padre nos deje vivir en paz? Lo que sea. No importa el sacrificio.

-Lo mismo digo-intervino Jesica-. Queremos estar juntas.

-Incluso si yo tengo que renunciar a ser una demonio.

-No creo que eso sea fácil. Aunque te volvieras humana en apariencia seguirías teniendo un alma de demonio de clase súcubo. Eso no se puede cambiar. Un alma de demonio está hecha para ocupar un cuerpo demoniaco. Eso solo sería posible si incluso tu alma se volviera la de una humana. Y el alma de un demonio, para bien o para mal, es un alma impura. Purificar almas no es algo sobre lo que tengamos mucho conocimiento en el infierno. Y la única persona que podría ayudarte no está disponible, cariño.

-¿Y quién es esa persona?-preguntaron al unísono Jesica y Andrea.

-Lucifer. Por más que ahora sea el emperador del infierno fue un ángel y eso nunca cambiará. Pero debes preguntarte. ¿Realmente deseas dejar de ser una demonio? No más belleza y juventud eterna ni poderes casi ilimitados.

-Sí. Si tengo a mi lado a Jesica nada más me importa.

En ese momento la chica de anteojos lamentó tanto el no poder abrazarla y darle un beso.

Jesica levantó la mano.

-Puedes hablar libremente, niña- le dijo Andrea-. No es una clase de primaria. No necesitas levantar la mano.

Bajó su mano algo avergonzada.

-Y... ¿Es posible que una humana se convierta en una demonio?

Andrea se sorprendió por esa inesperada salida.

-¿Qué dices, Jesica?

-Hey. Si tú estás dispuesta a convertirte en humana yo por ti sería una demonio. Es justo, ¿no?

-Nunca he oído sobre un humano que se haya convertido en demonio. Pero aunque lo hicieras. Seguiría habiendo un problema. Tú puedes alimentarla porque eres humana. Una súcubo solo puede alimentarse de humanos. Aunque tú te vuelvas una demonio Andrea seguiría siendo una súcubo y necesitaría alimentarse.

Astartea le guiñó un ojo.

-Todo amor por puro que sea implica algo de posesividad. Ni loca querrás que tu chica vuele por ahí teniendo que andar con otras mujeres para alimentarse. ¿Cierto?

-Claro que no.

-Aún así. Creo que tu idea no es tan mala, humana pequeñita.

-Mi nombre es Jesica. Je-si-ca.

-Claro-dijo Andrea-. Yo podría cambiar de categoría. Como esa estúpida ángel que pasó a ser un ángel de la guarda.

Entonces sonó el timbre de la casa.

Andrea se levantó.

-¿Qué sucede? Mi sentido demoniaco está en alerta.

-No debí dejarte ver esos episodios de spider-man que descargué-murmuró mientras miraba a su súcubo.

-Vayan a ver de quien se trata-dijo Astartea ya terminando con su té-. Aquí las espero.

Cuando salieron se encontraron con Iris, la cual estaba con cara de pocos amigos y llevaba de la mano a Astrid que tenía cara de "yo no fui".

-¡Exijo una explicación ya!

Andrea se le acercó para hablarle a Jesica.

-¿Crees que esté enojada por lo de hace un par de días? Yo creo que sí.

-No me digas.





Iris volaba ya eran como las 6:37 de la tarde y esa hora seguro que su novia ya estaba en su casa.

Aprovecharía que había terminado su ronda para ir a verla.

Llegó volando y se hizo visible cuando sus alas se replegaron. Luego tocó la puerta.

-Abre mi pancito tostado. ¡Quiero verte!

Poco después la morena le abrió la puerta y la invitó a pasar.

Astrid la abrazó.

En ese momento a pesar de estar tan cerca no notó lo que luego la haría sentirse furiosa.

-Vienes a verme más seguido y eso me da mucho gusto-le dijo luego de que se separaron-. Aunque creo que quizá debería tomarme el trabajo de visitarte yo. No voy mucho a tu casa.

-No es necesario. Yo tengo mis alas y llego muy rápido. Además me gusta más tu casita.

Fueron a tomar asiento en la sala. Pasarían un rato juntas conversando y viendo televisión. O eso hubieran hecho si no hubiera tenido lugar lo que sucedió ese día.

-¿Y por qué te gusta más mi casa?

-Tu cama es más grande y hay espacio para ambas.

Astrid se rió y luego se acercó para darle un tierno beso en los labios.

-Yo sabía que tendría beneficios. Cuando vine a vivir aquí mis padres me dijeron. "¿Para qué quieres una cama de doble plaza para ti sola?" Y yo les respondí que "es mucho espacio y puedo estirarme y acomodarme como quiera". Y ahora tiene otra ventaja que es dormir contigo.

-Y si no me tienes duermes abrazada a una almohada. ¿Cierto?

-Yo no duermo abrazada a una almohada-negó Astrid tratando de no reírse.

-Claro que sí. Esa vez que entré en tu habitación y te vi durmiendo con esa almohada. Y estabas en posición fetal. Te veías algo graciosa.

-Voy a hacer té, ángel mala. ¿Quieres?

-Sí. Por favor.

Astrid se encargó de preparar esa infusión y preparó dos tazas. Una para su ángel y una para ella misma.

Iris olió el contenido de su taza.

-Mmmm. Huele delicioso.

Olfateó. Su nariz detectó algo que no esperaba.

-Ese olor.

Astrid la miró.

-¿Qué pasa hay algo malo con el té? ¿Acaso querías té con leche?

-No. No es eso.

Olfateó tratando de encontrar de donde provenía. Y supo que se trataba de su amada.

Se acercó a su donde estaba sentada.

-Levántate la blusa-le ordenó.

Ya se notaba algo enfadada.

La morena lo hizo sin preguntar nada. Interpretó algo distinto a lo que en realidad sucedía.

-¿No prefieres que vayamos a la cama?

Iris prácticamente hundió su rostro entre los pechos de su novia. Olió su piel. Aunque no lo hacía con la intención de hacer algo sexual, no podía evitar excitarse un poco al tenerla tan cerca y sentir su cálida piel.

Se alejó y ella misma le bajó la blusa.

-Hueles a demonio. Y no a cualquier demonio. ¡Hueles a esa súcubo que es novia de la enana plana con anteojos! ¡Lo hiciste con ella!

-Andrea.

-¡Como se llame!

Astrid se levantó sintiéndose muy nerviosa. Temía mucho que eso pudiera arruinar su relación con su ángel.

-No es lo que crees.

-Luego hablaremos de esto. Pero primero iremos a la casa de esas dos. ¡Y tú vienes conmigo! ¡Quieras o no!

Solo hizo lo que la otra le ordenó.

Nunca la había visto tan enfadada.

Se fueron luego de cerrar con llave.

Durante el camino Astrid trataba de decirle lo que había sucedido. Pero Iris se negaba a escuchar.

-Te amo, Iris. De verdad. Sabes que nunca te lastimaría de esa manera.

-No digas nada. Por ahora solo no hables. Estoy demasiado enfadada. Pero se me pasará y estaremos bien. Lo prometo. Pero eso solo será cuando me calme. ¿De acuerdo?

Llegaron frente a la casa de Jesica. Iris tocó el timbre.

-¡Salgan! ¡Salgan! ¡Yo sé que están ahí! Poco después vio salir a la demonio y a la chica de anteojos. Noto que se dijeron algo en voz baja.

-¡¿Qué diablos andan murmurando?! Vengan y enfréntenme como mujeres que son. ¡Hey!

Iris no se contuvo más y pasó sin permiso. Astrid la siguió.

La enfurecida mujer de las alas blancas se acercó a Andrea y la tomó del cuello de la blusa y acercó su rostro al de ella.

-A ti quería verte, demonio miserable.

La súcubo aprovechó que la tenía tan cerca para darle un beso en los labios.

Iris respondió a aquel simple beso soltándola para luego darle una bofetada. Luego miró a Jesica.

-¡Y tú no te relajes que para ti también hay!

Jesica al escuchar eso de inmediato agachó su cabeza y se cubrió con sus manos.

Andrea masajeó su mejilla en la cual había quedado marcada en rojo vivo una mano.

-¡Te atreviste a golpearme! ¡Lo pagarás!

-¡Ven! ¡Da tu mejor golpe, demonio sucia!

Estaban a punto de pelear, pero sin poderes de por medio. Astrid se puso en medio.

-¡Oigan! ¡Alto! ¡Esta no es la manera! ¡Cálmense!

La morena miró a su ángel.

-Sé que estás muy furiosa, pero no les hagas daño. Son mis amigas.

-¡¿Amigas?! ¿La humana que te lastimó y la demonio que te violó? ¿Las consideras amigas?

-A Jesica ya la perdoné por eso y ya quedó atrás. En cuanto a Andrea... ¿Cómo dijiste? ¡¿Violación?!

-Claro. No creo que lo hayas hecho por tu voluntad.

En ese momento Astartea también intervino en esa situación.

-Vine porque ya se tardan mucho. ¿Qué sucede aquí? ¿Qué hace este ángel de la guarda en esta casa?

-¿Otra demonio? ¿Qué tenían planeado hacer? ¿Un trió?

Iris abrazó a Astrid.

-Malvadas. Quieren separarme de mi pancito tostado llevándola por un sendero pecaminoso para convertirla en una pervertida como ustedes. ¡Las odio!

En ese momento Andrea se echó a reír.

-¡Ay! No puedo creerlo. Pancito tostado. Qué apodo tan cursi y estúpido.

-No tengo idea de qué sucede aquí, pero no voy a quedarme mucho tiempo más-dijo Astartea-. Andrea, humana pequeñita. Veré que puedo hacer por su problema. Mientras tanto no utilices tus poderes para nada Andrea. Tienes que pasar todo el tiempo que puedas sin alimentarte. Las veré pronto.

Desplegó sus alas y se fue de allí volando.

-¡Sí! ¡Vete! Porque sino a ti también te iba a dar una lección-le gritó Iris.

Las otras tres la miraban.

-Para ser ángel de la guarda es muy violenta y enojona-comentó Andrea.

-Iris, por favor cálmate-le pidió Jesica-. Si tienes que enojarte con alguien tiene que ser conmigo. Porque digamos... que esta situación se dio por mi culpa.

-¡Explícate! ¿Cómo fue que sucedió?

-No puedo alimentar a Andrea porque cuando la toco ella se quema. Se estaba muriendo y como estaba muy desesperada le pedí por favor a Astrid que la alimentara. Andrea no la violó ni tampoco tuvo la intención de serte infiel. Te ama de verdad.

Iris suspiró.

-Así que entonces fue así. Me siento más tranquila ahora que sé que sucedió. Pero quiero dejar claras dos cosas.

Miró a Jesica.

-Primero. No me importa si tu súcubo se muere. Así que si vuelve a suceder que se esté muriendo de hambre pídele ayuda a cualquier otra persona. No a mi novia. ¿Entendido?

La chica de anteojos afirmó con la cabeza.

-Entendido. No lo volveré a hacer.

-Astrid-llamó a la morena Iris-, no quiero que vuelvas a tocar a esa demonio. Te lo prohíbo. Si un día te huelo y siento el olor de otra persona, sea quien sea, considera que nuestros días juntas llegaron a su fin.

Astrid e Iris se retiraron una vez aclarado ese malentendido.

Mientras todo eso sucedía Lucifer se encontraba no muy lejos de allí. En la plaza en la que Astrid se había encontrado con su ángel por primera vez. Hablando con alguien que odiaba. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había hablado con él. Aun si era telepáticamente. A distancia.

-Sí. Te sorprende mucho que te hable después de tanto, ¿cierto?

Cada tanto se quedaba callado. Y era cuando escuchaba a su interlocutor.

-No, viejo. Estás loco si sigues pensando que algún día sucederá eso. Hay cosas en la vida que no tienen vuelta atrás. Y no me parece buena idea pasar de ser el emperador del infierno a ser otro de esos ángeles perritos obedientes. Deberías saberlo.

Hizo silencio.

-¿Qué cuál es mi asunto? Muy simple. Ambos tenemos unos mínimos problemas. Tú con nuestra hermanita y la humana de la tienda. Y yo con mi hija y la humana oficinista. Hagámoslo hoy. Al mismo tiempo. Tú te llevas a la tuya y yo a la mía. Así esas dos humanas se van a poner tristes y van a llorar y va a ser divertido. Ya me las imagino.

Se rió.

-Quizá no hacemos suficientes cosas de hermanos. Bueno.... Van como unos pares de miles de años sin que lo hagamos.

Escuchó sus últimas palabras.

-Bien. Entonces tenemos un acuerdo-concluyó sonriendo.

Entonces escuchó una voz que le llamó la atención, pero no era la de su padre.

Una chica bajita de unos 12 o 13 años que tenía uniforme escolar se detuvo al pasar frente a esa plaza.

-¡Oiga! ¡Deje de caminar de aquí para allá y hablar solo como un demente!

-¿Quién carajo es esa mocosa? ¿No le asusta ver al mismo Lucifer? La chica se fue murmurando.

-Andando con un cosplay raro y haciendo cosas raras. Estos adultos de hoy no tienen cerebro. Parece que no son capaces de concebir una sola idea sensata. Cuando yo tenía 5 o 6 años esto no era así. Cuando van a aprender, malditos hijos de la...





Ambas iban caminando por la calle. Iris se acercó y tomó de la mano a su pareja.

-Aún estás enfadada-susurró Astrid.

-No. Ya no. Perdóname por decirte eso. Esto solo fue un pequeño traspié. Un malentendido. Lo sé. Solo estaba muy enfadada. Lamento por decir eso de que si me eras infiel te dejaría y eso. Sé que tú nunca harías eso. Lo siento.

-Mi perdón tiene un precio y es un beso.

Iris la besó. Se tomaron de las manos.

-Pero aún así... Cuando lleguemos hagamos algo para quitarte ese olor a demonio, ¿sí?

-Quieres que...

-Sí. Eso.

De repente escucharon un sonido. No estaba nublado el cielo pero estaban seguras de que habían oído un trueno.

Una columna de luz dorada fue descendiendo desde el cielo y rodeó a Iris. Las alas de la mujer ángel salieron y fue elevándose lentamente. No podía hacer nada para evitarlo. Astrid se aferró a su mano.

-¡No! ¡No quiero estar lejos de ella! ¡Dejenme! ¡Dejenme vivir con ella!

-¡Iris! ¡Te amo! ¡Siempre te amaré! ¡Siempre estaremos juntas! ¡Dilo!

Se elevó tanto que ya la morena no podía alcanzarla y tuvo que soltarla. Las dos lloraron mientras eran alejadas.

-¡Volveré Astrid! ¡Te amo! ¡Volveré! ¡Sea como sea los convenceré de que debo estar a tu lado! ¡Cree en mí!





-Menos mal que ya aclaramos eso. Necesito relajarme un poco. Demasiadas visitas para un solo día. ¿Vamos a ver televisión un rato, Andrea?

-¡Ah! ¡Jesi!

Cuando volteó vio a Lucifer junto a su súcubo.

Debajo de Andrea había un pentagrama de fuego que luego formó una jaula circular ardiente.

El supremo caído aplaudió pausadamente.

-Admiro tu valor, pequeña. Te atreviste a oponerte a mis deseos. Solo por eso no te lanzaré una maldición ni te mataré. El valor es algo admirable en cualquier criatura viviente. ¿Qué hubiera sido de mí si no hubiera tenido el valor de enfrentar a mi padre? Seguro hoy no sería el regente del infierno.

Jesica lloró. Al saber que Lucifer la alejaría de su amada demonio.

A pesar de que era pequeña y tenía un cuerpo femenino muy frágil nunca en su vida se había sentido débil e impotente. Pero había una primera vez para todo.

Andrea se aferraba a los ardientes barrotes rogando a su padre que la dejara libre.

-Hasta nunca, humana. Que estés bien.

Ambos desaparecieron luego de ser envueltos por una gran llamarada, que no dejó ni rastros.

El césped del patio no presentaba daño alguno a pesar de haber estado en contacto con ese fuego.

En ese momento de tristeza y tanta desesperación también notó la columna de luz que estaba no muy lejos de allí, la cual desapareció poco después.

Jesica secó sus lágrimas. Preguntándose qué había sucedido. El por qué de ese extraño suceso. ¿Tendría que ver con Astrid e Iris?

-¡Ups! Al parecer llegué un poco tarde.

Jesica volteó asustada al oír una voz a sus espaldas. Se encontró con un hombre vestido de manera muy sencilla. Con una camiseta roja que tenía el número 36 en color negro, un jean negro y calzaba unas zapatillas.

-Pero no es algo que yo no pueda manejar.

-¿Quién eres tú?

Retrocedió asustada.

-No temas. Estoy aquí para ayudarte.

-¿Ángel o demonio?

De las espaldas de ese joven salieron unas alas de color negro y blanco.

-Ni una cosa ni la otra. Mi nombre es Dante. Al fin nos conocemos en persona, hermanita. Tú me conoces como dirty-sama78. ¿Lo recuerdas? Muy tarde por la noche. Hablando por skype. ¿Te suena? Al principio habrás pensado que te engañé, pero fue como te dije. ¿O no?

Sonrió.

-Tienes al amor de tu vida.

-Tenía.

-No te pongas tan negativa. Estoy aquí para lidiar con eso. Sabía que habría problemas. Pero no te preocupes. Nada es imposible para mí. Para ninguno de los de mi clase.

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