Sábado 15 de febrero de 2025
Castillo de Lladó
Me llevo las manos al pecho intentando calmar los latidos de mi corazón. Cojo una bocanada de aire e manteniéndola todo lo que puedo en mi pecho, pero, es tal el estado de nervios que tengo que siento como cada vez respiro más deprisa. Tengo que darme la vuelta y dejar de mirar por la ventana o juro que me va a dar un puto ataque de ansiedad. Agarro la barrita de kinder bueno y me como lo que me queda. Pau me las dio anoche por si acaso, me dijo. Que bien me conoce el cabrón. Y cuanta falta me hacía el chocolate.
Unos toques en la puerta me hacen girarme e ir hacia allí con el corazón encogido. La abro y me encuentro a Pau detrás de ella. Se me queda mirando con los ojos muy abiertos. Su mirada repasa mi cuerpo de arriba a abajo y no es capaz ni de hablarme. Lo agarro del brazo y tiro de él para que entre en la habitación, cerrando la puerta con llave para que nadie entre.
- Estás...joder Roni...estás en bata pero estás buenísima -me dice mientras traga saliva y se lleva las manos al pelo. Gira su mirada para ver el paquete vacio de kinder bueno- la comida es un sustituto del sexo Roni. Creo que ya va siendo hora de que sea al revés
- ¿Crees que como mucho?
Lo miro algo indignada porque a mi lo de no estar delgada como que me da igual, y sé que a él también. Pero quizás mi obsesión por la comida cuando estoy nerviosa es más grave.
-¡No, que va! Aunque sinceramente, tampoco pasa nada porque comas cuando estás así. A otros les da por chupar candados...
- ¿De verdad tenemos que hacerlo Pau? -mi mano va hacia la ventana señalándole todo lo que hay fuera liado.
Pau se acerca a mi con la cara desencajada mientras se muerde el labio superior.
- ¿Es que no quieres...?
- No, Pau no es eso. Claro que quiero. Pero así no
Mi mano se posa en su mejilla y lo acaricio muy lentamente. Mis labios buscan los suyos y los rozo unos segundos.
- Te quiero Pau. Y quiero estar contigo, pero... esto no es lo que quiero. Joder. Se lo dije. A las dos. Que no quería un bodorrio. Algo íntimo. Con los amigos y familia más allegada. Y ahí fuera hay por lo menos unas 300 personas
- Ah... 390 para ser exactos... se lo he preguntado a mi madre
Llevo mis manos a la cara con unas ganas enormes de llorar. Esto no es lo que yo quería. No, no lo es. El que se supone que es el día más feliz de mi vida, y ya me lo están amargando. Pau pone sus manos en mi cintura y me atrae hacia su pecho. Puedo sentir los latidos de su corazón como van muy deprisa.
- Por un momento pensé que estabas arrepentida Verona
Alzo mis ojos y lo miro llevando mis manos de nuevo a sus mejillas.
- ¿De estar contigo? Jamás Pau
- ¿De verdad? - los ojos azules de Pau me miran fijamente.
Mis labios vuelven a buscar los suyos y esta vez nos besamos con más ganas. Siento como sus manos se deslizan por mis costados hasta alcanzar mi culo y apretarlo bien fuerte.
- ¿Y si echamos el último de solteros? - me pregunta él alzando una de sus cejas
- Eso ya lo hemos hecho esta mañana Pau
- Bueno, pues el último, último
Los dedos de Pau se van hacia la parte de atrás de mi vestido y empieza a deshacerme el nudo de la bata mientras sus labios se posan en mi cuello. Sus besos me están haciendo olvidarme de todo. Así que le doy un manotazo para que se esté quieto.
- ¡Au! ¿Porqué me pegas Verona? Esto es violencia doméstica
- Aún no estamos casados
Lo aparto un poquito de mi y me cruzó de brazos mirándolo. Pau me sigue y se pone delante mía apartándome el flequillo de la cara.
- ¿Y que quieres hacer tú mi niña?
- Quiero casarme contigo pero no así
Pau se moja los labios y se queda unos segundos pensativo. Se mete la mano en el bolsillo y saca su móvil.
- ¿Qué vas a hacer Pau?
- Llamar a Ferrán y que nos eche una mano
- ¿Una mano a qué?
- A escapar de nuestra propia boda
Miro a Pau con los ojos muy abiertos y sintiendo como me tiembla todo el cuerpo. Lo haría. Sería capaz de hacer eso y más por mi. Me acerco a él y lo abrazo.
- ¿Estas seguro amor? Mira que si lo hacemos va a ser un escándalo
- Verona cariño, lo nuestro es un escándalo desde el primer momento que te puse el anillo en el dedo. Por uno más creo, que no va a pasar nada mi vida...
Me quedo mirando a Pau asintiendo mientras hago una lista mental de todo lo que ha sido lo nuestro desde el momento que nos prometimos... Y la palabra escándalo se queda corta para la que hemos liado nosotros dos...
Miro la pulsera que llevo en mi muñeca y una sonrisa se instala en mi cara. La pulsera de mi Tania. Aún tengo guardada en mi mente la cara de ilusión que tenía cuando me la regaló.
- Anda, déjalo Pau -pongo mi mano en la suya para que no llame a Ferrán
- ¿Y porqué cariño? Mira que a mi me importan tres mierdas todos los que hay allí abajo...excepto Tania, claro
- Pues precisamente por ella, me aguantaré Pau. Está feliz de que nos casemos. De poder estar con nosotros en este día tan importante. Ha vivido la recta final de nuestra boda y por ella hago lo que sea. Aunque tenga que aguantar a gente que ni tú ni yo hemos invitado
Pau me agarra de las manos y me atrae hacia su pecho de nuevo. Acaricia mi espalda muy despacio consiguiendo que me relaje. Un par de minutos después se separa de mi y deja un tierno beso en mi mejilla.
- Te espero entonces abajo -me dice él con una sonrisa que no le cabe en la cara
- No te haré esperar mucho mi amor
Pau se da la vuelta para salir de la habitación. Coge la manija de la puerta y se gira para darme una última mirada.
- La próxima vez que nos veamos, será para que te conviertas en mi mujer... y será para siempre Verona. No lo olvides, te amo y te voy a amar toda la vida
Pau abre la puerta y sale por ella dejándome con cara de tonta. Joder. Casarme con él es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Porque sé que con él voy a ser feliz. Que digo, ya lo soy. Me doy la vuelta y empiezo a quitarme la bata. Abro el armario y acaricio el suave tacto de la tela de mi vestido sonriendo.
Estoy deseando ser, la mujer de Pau.
Avanzo por el pasillo sujetándome al brazo de Pablo. Cuando tuve que tomar la decisión de elegir padrino, lo tuve muy claro. Tenía que ser él. Se echó a llorar cuando se lo pedí. Y me dijo que me buscaría a alguien que cantara en mi boda en su lugar.
- ¿Estás bien? -me pregunta él dándome una palmadita en la mano
- Lo estoy
- La niña está monísima -miro a Tania la cual está sentada con mi madre. En cuanto me ve se pone en pie y me saluda con su pequeña manita. Hago yo lo mismo tirándole miles de besos
- Es monísima
- Y canta que te mueres, como su mami, claro
Sonrío pensando en esa palabra. Mami. Lo que soy. Su madre. Aunque no la haya parido. Aunque aún no podamos adoptarla, esa niña es mi niña, y voy a luchar por que sea.
Un fin de semana que Pau jugó temprano, nos fuimos a Málaga a casa de Pablo. Su amigo Pablo Alborán también apareció por allí y sólo puedo decir que fueron días de playa, pescaito y mucha guitarra. Y si, Tania canta muy bien. Aunque ella quiere ser futbolista cuando sea mayor.
- Estoy tan orgulloso de ti gorda. Vas a casarte con el hombre del cual has estado enamorada toda tu vida
- Pues a ver si te aplicas el cuento. Pablo. Que desde que Nella y tú os enrollásteis en mi cumpleaños ni os habláis
- Joder Verona. Es que...
- Ni es que ni nada Pablo. De una boda, sale otra boda. Así que mueve el culo o te la quitan otra vez
Aprieto el brazo de mi amigo y miro hacia el frente.
- ¿Porqué te casas delante de un cura gorda?
- Porque soy creyente y Pau también, y así lo hemos querido. Y cállate ya que me pones nerviosa
Le hago una mueca a Pablo y miro hacia el frente. Se me corta la respiración y tengo ganas de llorar. Los primeros acordes de "Solamente tú" de Pablo Alborán empiezan a sonar, siendo mi otro amigo el que nos la canta. Pero yo solo me concentro en Pau. En mi Pau, el cual está allí, esperándome en el altar, con su traje gris claro, su camisa blanca y demasiado guapo para ser verdad. Acabo de caminar los últimos metros sin apartar mi mirada de la suya.
Pablo me da un beso en la mejilla y se sitúa a mi lado. Le tiendo mi mano a Pau y él me agarra. Inesperadamente, tira de mi hasta acercarme a su cuerpo. Su boca desciende sobre la mía besandome como le da la gana y sin importarle que todos nos estén mirando. Al separarse, me da una preciosa mirada y me guiña un ojo.
- Estás preciosa Roni. Soy un novio afortunado
Nuestras manos se entrelazan durante toda la ceremonia. No dejamos de mirarnos, de acariciar nuestros dedos y de sentir que este es el momento que estábamos esperando toda nuestra vida. El de estar juntos para siempre.
Nos ponemos en pie y Tania avanza hacia nosotros muy sonriente con una pequeña cajita de madera. La abre poco a poco y nos enseña los anillos. Beso a mi niña antes de coger el mío haciendo Pau lo mismo. Después de que ella vuelva con las abuelas, nosotros nos miramos sin poder dejar de sonreírnos.
- Hace casi 10 años, nos prometimos que algún día acabaríamos así. Y hemos cumplido nuestra promesa. Siempre has sido tú Roni. Mi mejor amiga, mi amante, mi novia... Tú eres todo para mi. Eres increíble, maravillosa, y muy especial, y tienes que serlo para aguantarme. Te prometo que a mi lado nunca te va a faltar amor Verona. Porque te amo con cada fibra de mi ser y eres mis felices para siempre. Mi mano siempre sostendrá la tuya y jamás te dejaré caer. Que mis brazos sean tu refugio y mi corazón tu hogar.
Joder. Estoy llorando a lágrima viva. Pau me pone el anillo y lleva las yemas de sus dedos a mis mejillas rozando mis labios unos segundos.
¿Y ahora que le digo yo si él lo ha dicho todo?
- Supongo que era inevitable que acabáramos así. Tardamos en ver lo que todos sabían, que estábamos hechos el uno para el otro. Te quiero Pau. Siempre te he querido incluso cuando he intentado no hacerlo. Mi corazón es tuyo. Mi vida entera te pertenece. A tu lado ya no tendré más miedo. Y esto no es el final de nuestro cuento, porque aún nos quedan miles de páginas por escribir.
Deslizo el anillo de oro blanco por su dedo mientras escucho las palabras de Guillermo, el cura del Villareal quien es el que nos está casando. Nos declara marido y mujer y seguidamente, nos damos nuestro primer beso de casados, beso que me sabe a gloria. Pau me agarra de la cintura y me habla al oído antes de que vengan los demás a felicitarnos.
- Así me gusta, que cumplas tus promesas esposa