Capítulo VII: The Vulturi.
Como habían planificado el día anterior, a primera hora habían partido a Volterra, Italia. Lugar en donde se habían instalado y por ser el clan más grande se encargaban de mantener el mundo vampiro lejos del humano.
Jasper avisó a su familia sobre la situación de su compañera, para poder irse. Pero solo causó que ellos quieran ir con ellos, para ayudar. Aunque al final consiguió que se quedaran, ya que solo ocasionaría más problemas de los que podría haber.
El viaje de avión transcurrió como si fuera una eternidad, todos estaban tensos, lo que pasaría allí era incierto. Y eso tenía aterrados a todos.
En cuanto bajaron del avión Jasper y Lyra se miraron a los ojos y se sonrieron. Al igual que todos, se miraban como si fuera la última vez, pero con una pizca de esperanza de que volvieran a casa.
— Para cuando regresemos me debes una batalla. Tu y yo aun nunca peleamos.— dijo Jasper divertido.
— Es pero que te prepares, porque yo nunca pierdo, Hale.— el rubio soltó una pequeña risa.
Agarró las mejillas de su compañera y dejó un profundo beso en sus labios, esperando que ese no fuera el último que se dieran. Lyra sonrió y dejó un pequeño beso en su mejilla.
Ella iba a volver, estaba segura de eso. No permitiría que nada malo le pasara a su familia, ni que ella se tenga que quedar con ellos. Volvería a casa para continuar su vida junto a Jasper.
Los seis se subieron a una camioneta alquilada mientras escuchaban música. Al parecer el único emocionado era Jack, quien quería atormentar de vuelta a Caius.
— Esto es tan divertido, me aseguraré de que si el chico Pantene fuera humano se haga en los pantalones.— Lily le pegó en la nuca.— Oh, vamos, amor. No vas a negar que es divertido. Gracias Lyra por existir, al fin tengo otra razón para atormentarlos.
— Me siento muy alagada, Jack. Eres el mejor hermano del mundo.
— Yo se que me amas.
— Eres un idiota, cuando te lo propones. Nuestra hermana está en peligro y tu feliz de ver a esas tumbas andantes.— dijo un poco ofendida su compañera.
— Se que morías de ganas por molestarlos.
— Claro que lo hacía, pero solo es divertido si alguien de mi familia no supone ser peligroso para ellos.
— Lily tiene razón, Jack. Deja de tus bromas. Este es un momento serio.— Lo reto su madre, a lo que inmediato el pelinegro cerró la boca, sin decir nada.
En la noche habían llegado al castillo en donde estaban los vampiros supremos, como diría Lyra. Estaba de acuerdo con sus leyes, pero le molestaba que todo lo que fuera extraño o más poderoso que ellos fuera una amenaza.
Subieron las escaleras y fueron recibidos por una recepcionista humana, quien llamó de inmediato a unas personas para que los escoltaran.
En cuestión de segundos llegaron tres vampiros. Una chica de ojos rojos y cabello rubio los observaba con una sonrisa maliciosa. Un chico de cabello negro corto miraba mal a Lily, mientras que un vampiro de la altura de Jasper, de ojos rojos y pelo negro, estaba detrás de los dos hermanos.
— Tal parece que no tardaron mucho en llegar, siempre es agradable tenerlos aquí de vuelta.— dijo Jane, aunque sus palabras no tenían ninguna pizca de verdad.
— Siempre tan agradable, Jane.— habló el patriarca.— Bien, queremos ir con ellos de inmediato a solucionar esto. Queremos volver a casa en cuanto antes.
— Creo que con su nueva adquisición, no se irán tan rápido.— Jane miró con una sonrisa de arriba abajo a Lyra, la cual le guiño el ojo en broma al notar como la observaba.— Les deseo suerte, los hicieron esperar demasiado tiempo.
— No creo que haya sido demasiado tiempo, después de todo vamos a vivir durante el resto de la eternidad. ¿No crees?— habló por primera vez Lyra.
Juraba que en ese momento comprendía a la perfección a Jack, era sumamente divertido molestar a esos vampiros de ojos rojos. Quizás estaba a punto de obtener una nueva diversión a su lista.
— Bien, dejemos de perder el tiempo.
Los tres vampiros de ojos rojos empezaron a caminar y ellos los siguieron. Serían escoltados hasta el lugar en donde estaban los tres líderes del clan.
En el camino Jasper entrelazo sus dedos y la beso en la mejilla. Tener contacto con su compañera lo hacía tranquilizarse, aunque el fuera el empatico. Cosa que siempre le resultaría gracioso.
Unas grandes puertas fueron abiertas frente a ellos, dejando ver a la realeza vampira frente a sus ojos. Sin duda, no era lo mismo que verlos en los cuadros, Lyra diría que era mucho mejor en persona.
Los tres estaban sentado en sus tronos, aunque el del centro se paro de inmediato al verlos entrar, mientras sonreía de forma muy espantosa. Sus cabellos eran negros, haciendo que sus ojos resaltaran aún más con su pálida piel.
— Es un gusto como siempre recibirte aquí, Esteban.— dijo Aro. Los Williams se limitaron a permanecer un poco menos de la mitad de los tronos. No les agradaba estar cerca de ellos.— Hace mucho evitabas visitarnos.
— Se podría decir que estuve ocupado con otros asuntos, pero también es de nuestro agrado venir aquí de vuelta.— respondió con un poco de mentira.
— Hace mucho no nos vemos, la última vez fue cuando conocimos a Lily. Que agradable encuentro, tuvimos que mandar a arreglar los techos. Hicieron volar a muchos de nuestros guardias.
— Si, lo sentimos por ello.— habló Jack con una sonrisa.— Pero sin rencores, después de todo, pienso que todos nos divertimos.
— Sin rencores.— contestó Caius desde su trono, mirando un poco molesto al pelinegro.
— Pero no estamos aquí para hablar del pasado. Estoy ansioso por conocer a tu nueva hija.— busco con la vista a Lyra y en cuanto la ubico sonrió. Quedándose completamente encantado con sus ojos celestes.— ¿Y quien es su compañía?
— Es su compañero.— contestó Marcus.
— Bien, no hay problema en ello. Acércate, déjame conocerte.
Lyra soltó la mano de Jasper y le sonrió avanzando a paso firme en dirección de Aro. Más de uno de los vampiros había notado sus llamativos ojos, sin ningún cambio por la transformación que había atravesado.
— Lyra Williams, es un placer conocerte al fin. Esteban se hizo mucho esperar para que te pudiera conocer.
— Supongo que tenía sus motivos.
— Claro, que si. Préstame tu mano querida.
La rubia se la entregó de inmediato, sabiendo que el vampiro vería cosas de su vida. Los ojos rojos de Aro se perdieron entre las edificaciones mientras veía el pasado hasta la actualidad de Lyra. Una vez terminó soltó su mano y la miró a los ojos.
— Una vida trágica humana, pero tal parece que la inmortalidad te a favorecido.— miró hacia Esteban con una sonrisa maliciosa.— Tal parece que tenía razón otra vez, eres muy bueno para transformar a vampiros con dones únicos.
Lyra frunció el ceño, en cuanto Aro le dio un asentimiento con la cabeza a Jane y a Alec para que usarán sus dones en ella. De inmediato Lyra vio su intención.
No le dio tiempo a ninguno para cuando ambos hermanos estaban contra el piso sin poder levantarse. Sin que nadie haya movido ningún pelo.
Los ojos celestes de Lyra chocaron con los rojos de Aro, quien la veía con pura emoción. En el momento que ambos vampiros cayeron al piso, los otros reyes se levantaron de su trono en forma de alerta.
— Magnífico, maravilloso.— dijo Aro dando un par de aplausos.— Solo mejoras con el tiempo, Esteban. Llevaste a la inmortalidad a una niña demasiado asombrosa.
— No es necesario que metas a mi familia en esto, Aro.— dijo Lyra, en un tono serio y firma. Detuvo su don y dejó libras a los hermanos.
— Bien, entonces, hermosa Lyra. ¿Te unirias a nosotros?— preguntó Aro, anhelando que su respuesta sea positiva. El quería tal poder dentro de su clan, no había podido con los otros, pero tenía la esperanza de que con ella si.
— No.— contestó de inmediato haciendo que la sonrisa en el rostro de Aro desapareciera al instante.— Mi familia son los Williams, ellos son mi clan y las personas más importantes para mi en este mundo. Así que me veo en la situación de rechazar su oferta.
— Aquí podrías tener muchos lujos y poder.
— Aún así mi respuesta será que no, pase mi vida humana encerrada, no permitiré que mi vida inmortal termine siendo de la misma forma.
— Bien, no me dejas más opción.
Fue ahí cuando los Williams se prepararon, sabían que se vendría la misma pelea por quinta vez. Tres vampiros corrieron en dirección de Lyra, pero fueron lanzados volando por los techos.
Esteban desactivo todos los dones excepto los de su familia, para tener una batalla mucho más sencilla. Japer fue el primero en atacar en el fondo, con los guardias que controlaban de que no fuera por su compañera.
Jack corrió hasta Caius y lo encerró en un círculo de fuego, mirándolo divertido. Si se movía, moriría al instante. Julie estaba controlando a Marcus mostrandole su peor pesadilla. Mientras que Lily manipulaba a Alec.
Lyra sonrió y le arranco la cabeza con su mente a uno de los guardias de seguridad en frente a Aro. Lo miró a los ojos y empezó a caminar hacia el mientras el retrocedía.
De un momento a otro lo estrelló contra la pared y se acercó hasta quedar a una corta distancia.
— Déjanos ir y todos terminaran con vida. De otra forma todos moriran el día de hoy.
Aro observo a cada uno de sus integrantes del clan, todos estaban acorralados. Maldecía internamente a Esteban, solo eran cinco personas y habían logrado estar a punto de matarlos otra vez.
Miró con una sonrisa a Lyra, quizás en ese momento no lograría que se uniera a él. Pero estaba seguro que en algún momento lo lograría, solo necesitaba encontrar el momento adecuado.
— Esto termina aquí, pueden irse.— les dijo Aro, haciendo que dejaran de usar sus dones.
— Fue bueno volverte a ver, Aro.— dijo Esteban con una sonrisa mientras empezaba a caminar hacia la salida con su esposa de la mano.
— Adiós, espero que el fuego no te atormente.
Lyra dejó de mirar hacia Aro y corrió hasta donde estaba Jasper, dándole un fuerte abrazó. Pero antes de salir con el, saludó a él líder del clan Vulturi en forma de burla.
Una vez más los Williams salieron ilesos de las garras de los Vulturi.
En cuanto estuvieron fuera del castillo, Jasper no aguanto más y beso de forma profunda a su compañera. Habían salido ilesos y ahora estaban regresando a sus hogares.
Después de todo, estaban hablando del clan que se convertía en el más poderoso poco a poco. Otra victoria para los Williams era agendada por su parte.