¿Acaso se estaba burlando?
Día a dia, hora por hora, minuto por minuto y segundo tras segundo.
Cuando más tiempo pasaba con el emperador, Lelio podía asegurar que más le desagrada, al punto en que prefería mil veces a su padre biológico, el cobarde que desató tal guerra y huyo, que a Jaider y su " hospitalidad ".
La llegada de un sirviente hasta al lado del monarca dio por finalizado aquel incómodo encuentro, o eso esperaba hasta que el mayor se puso de pie e hizo una breve seña para que lo siguiera.
Como si supiera que el rubio ni loco haría eso, rápidamente aclaró;
" Es hora de dar el discurso, lo necesito a mi lado ¿Lo olvida? "
' No podría incluso si quisiera. '
Manejo una expresión seria mientras se ponía de pie, evitando olímpicamente la mano que Jaider le extendió para ayudarlo a levantarse.
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" Por la gracia de Astotelia no solo emos ganado la guerra, sino que también se han sumado territorios a nuestro imperio en conjunto a nuevos ciudadanos dispuestos a volverse uno con nosotros. "
Exclamó Jaider, cautivando a los presentes bajo su voz. Todos lo admiraban desde abajo menos el rubio que se paraba juntó a él y se sentía aturdido ante la vista.
¿Será porque la presencia de los nobles resultaba mil veces más asfixiante que la de los plebeyos?
Luego de levantarse de su asiento, Lelio siguió en silencio la robusta y ancha espalda de Jaider hasta llegar al balcón interno principal, en donde por general yacen los asientos de la emperatriz y el emperador.
Allí los esperaba la emperatriz, a quien Lelio no tardó en saludar con una reverencia, la cual fue respondida por una gentil sonrisa que provoco que el rubio se cuestionara cuántos mundos había salvado el emperador como para tener una mujer tan hermosa a su lado.
Y no solo era ella.
También había apreciado a lo lejos las figuras de las concubinas, quienes ciertamente resaltaban, pero debido a la distancia no pudo verlas con claridad
El mundo era realmente injusto.
El discurso del emperador fue retomado luego de un breve silencio.
" Si no fuera por la intervención del príncipe depuesto, quién reconoció el pecado de su padre y estuvo dispuesto a dar la cara por él; la guerra se hubiera llevado más vidas de las que podríamos contar.
Si hubiera sido así ¿Que nos habría diferenciado del despiadado ejército de Orian? "
Un sirviente se deslizó con la misma habilidad que una serpiente hasta el emperador, ofreciéndole dos copa de champagne. Las cuales tomo y extendió una hacia el menor.
' Es solo formalidad. '
Pensó Lelio tomando el delicado cristal entre sus dedos. Como en cada discurso, era posible que el emperador proponga un brindis para finalizarlo.
" Esta noche, celebraremos no solo la victoria de Arbezela o la integración de Orian como parte de la nación, sino que también el valor del príncipe depuesto Lelio Hall Daeviz... "
Por unos breves instantes, la mirada fugaz de Jaider se dirigió hacia Lelio de forma intensa. Provocandole un mal sabor de boca al rubio.
¿Por que lo miraba así... ?
Era una extraña mezcla entre satisfacción y burla. Emociones que viniendo del monarca no significaban nada bueno.
" Quién, en todo caso, no solo acepto y asumió los errores de su gente, sino que está dispuesto a pagar por ellos estando bajo servicio de la familia Imperial Secramise en cuerpo y alma. "
Su ceño se frunció de forma inevitable, el corazón le latía demasiado rápido fruto de los nervios, al punto en que lentamente dejaba de escuchar con claridad.
¿Qué demonios estaba diciendo este tipo?¿Cuando él dijo que haría eso...?
Las pupilas de Lelio temblaron en cuanto escucho las palabras que el emperador termino de soltar mientras alzaba su copa.
" ¡De hoy en mas Lelio Hall Daeviz será reconocido bajo el título de concubino imperial!
Velando así por el bienestar de cada miembro de Secramise. "
Finalizó proponiendo un brindis.
" Gloria a Astotelia. "
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El salón de baile no tardó en volverse
un caos.
Pero para la buena suerte de la facción que tanto había planeado aquella jugada bajo la luz de la luna; la respuesta del público fue bastante buena. Algo esperable teniendo en cuenta que todos los presentes eran nativos de Arbezela y no sentía la más mínima empatía o respeto hacia la figura del príncipe depuesto.
Se podría decir que incluso lo odiaban.
Los nobles aplaudieron, los sirvientes lo hicieron y hasta la emperatriz, príncipes, princesa y concubinas imitaron el banal acto de aplaudir. Como si lo dicho por su emperador fuera algo realmente admirable.
Los rostros se mezclaban entre la confusión, emoción y hasta sorna. Todos esperando alguna respuesta del príncipe, pero Lelio fue incapaz de pensar con claridad y reacciónar.
Los músculos de su rostro no tardaron mucho en traicionarlo y adoptó una expresión desagradable.
' Esto no está pasando '
Su pulso tembló preso del pánico, el aire se volvía más pesado mientras los aplausos perforaban sus oídos.
Todo le daba vueltas.
Pero nadie le prestó atención a él.
Las miradas se dirigían únicamente en la digna figura de Jaider, quién lucia tan calmado que Lelio se le quedó viendo como si fuera un espejismo.
Sentía como su cuerpo era sumergido en agua helada. Nisiquiera los brazos o las piernas reaccionaban para permitirle huir de allí.
Pero si incluso si huía... ¿A donde iría?
Cuando el monarca se giró a verlo, se maravillo en silencio.
De todas las expresiones faciales que había visto de Lelio hasta la fecha...
Esa era su favorita.
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En cuanto su cuerpo reacciono, huyó del balcón principal e importandole poco la presión a la cual sus heridas eran sometidas al correr; se marchó del salón. No soportaba estar ni un segundo más bajo aquel ambiente tan alegre que no encajaba con lo que que acababa de suceder.
' Ah, ah... '
Se sostuvo de las paredes del extenso pasillo que daba hacia el salón principal, con una respiración agitada y sudor frío bajando por su espalda.
Está bien ¿No? Irse de esa manera. Su presencia ya no era requerida, Nian dijo que sólo debía de estar para el discurso. Entonces él...
Él...
' Concubino imperial '
El recuerdo fresco de lo que acaba de suceder provocó que sus ojos se llenen de lágrimas de impotencia.
' No, no, no '
No importa que tan bajo haya caído su país, la humillación que trajo consigo aquel título golpeó su rostro. Más aún cuando comprendía lentamente palabra por palabra del discurso del monarca.
' ¿Servir en cuerpo y alma? ¿A todos? '
Las náuseas le invadieron y se cubrió la boca rápidamente, soportando una arcada ante la desagradable imagen.
¿Por que?
¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que?¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que?
¿Por que no dijo nada?
¿Por que no refutó tal declaración que practicamente condenaba su vida de ahora en más?
Debió haber gritado, incluso si eso conllevaba a destrozar sus cuerdas vocales con tal de pronunciar de clara su negativa.
' Pero ni eso pudo hacer '
" ¡Agh! "
Golpeó la pared con un firme puño, pero nisiquiera eso logró calmar el pánico que corría en cada celula de su cuerpo.
¿Realmente era importante el tener o no voz?
Incluso si pudiera hablar ¿Qué valor tendrían sus palabras? ¿Que apoyo tendría su opinión?
Dentro de ese imperio, no era más que un rehén de guerra. Una prueba andante de que la guerra finalizó y su nación fue consumida por Arbezela.
La ofrenda de paz.
Su respiración tembló, se frotó el rostro y soporto las ganas de llorar.
¿Estaba exagerado?
Si lo estaba haciendo, si lo estaba haciendo, si lo estaba haciendo.
Tomo aire profundamente, respirar se volvía cada vez más pesado y difícil de llevar.
Su madre siempre lo trato de débil y exaltado, su hermana de llorón e infantil y su padre de incompetente. Pero realmente no sabía que sentimientos debería de tener ante la noticia de que ahora era un concubino.
Esperaba muchas cosas para su destino, desde compromiso forzado con alguna noble hasta una muerte accidental para no levantar sospechas. En esos momentos todo lo que se le ocurrió durante largos meses siendo arrastrado por las caravanas sonaba como un gran cuentos de hadas ante su realidad.
Escucho pasos a sus espaldas, pero no le tomo importancia hasta que una voz desagradable hablo.
" ¿No cree que es muy maleducado irse de esa forma del salón? "
Nisiquiera tuvo que darse la vuelta para saber quién era
La presencia sofocante invadió el ambiente y cerrando el puño hasta que los nudillos se pusieran blancos se giró.
Ahí parado, relajado y con un rostro que parecía carecer de culpa estaba el emperador.
El hombre que con tan pocas palabras había decidido su vida.
Sorprendentemente no sentía terror hacia él, solo asco y rechazo. Al punto en que se cuestiono que tan rápido lo ejecutarían por moler a golpes al monarca en un ataque de ira.
Como si leyera sus pensamientos, Jaider sonrió y se encogió de hombros.
Le resultaba agradable ver los verdaderos colores de Lelio.
Ya no era un príncipe educado y recto. Bajo el marco tan miserable como la desesperación, sus emociones salieron a flote. Dejándose ver bajo su expresión de puro desagrado su lado más sincero.
" Tú... "
Los ojos de Jaider se abrieron sorprendidos. Jamás pensó en oír la voz del príncipe.
O por lo menos no en esos momentos.
" Vaya ¿Así que había recuperado su voz? "
Alzó una ceja
" ¿Significa que me dejo hablando solo apropósito? "
Cuestionó mientras repasaba la figura de Lelio de arriba a abajo. Con una intensidad tal que el rubio quiso creer que aquel brillo que mantenía el emperador en su mirada al verlo no era la razón por la cual se le concedió un título tan degradante.
Jaider camino unos pasos hacia adelante, acercándose hacia la figura recta del ex príncipe que parecía como un niño perdido en medio del largo y desolado pasillo.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca para detallar las largas pestañas del rubio, extendió la mano y palmeó su hombro.
" Si ese es el caso ¿No le parece que su actitud fue muy cruel? "
' Bang '
En un movimiento rápido, Lelio atrapó el brazo del monarca y maniobró para hacer que pierda el equilibrio y se estrelle contra la pared. Con una fuerza tal que Jaider se cuestiono si el menor realmente era el mismo que se había desmayado en sus brazos hace menos de un día.
" ¡! "
Su garganta fue presionada por el antebrazo del contrario. Con unos simples movimientos lo había inmovilizado contra la pared y estaban cara a cara.
En esos momentos se dio cuenta del enrojecimiento en los ojos de Lelio, como si en cualquier momento se largará a llorar.
" ¿Es por lo del título? "
Cuestióno el monarca con una voz apagada debido a la asfixia del brazo sobre su cuello. Si tan solo Lelio tuviera su fuerza original antes de sufrir las heridas que casi lo dejan lisiado, lo más probable es que Jaider nisiquiera podría hablar.
Quizás estaría agonizando.
Lelio era fuerte, pero seguía estando enfermo.
El rostro marcado con leves arrugas del mayor era parecido al de un bufón, lo que provocó que la expresión del rubio casa vez se ponga peor.
" Entiendo su desconcierto, pero espero que usted nos entienda a nosotros; todo esto debió hablarse durante el día de las condecoraciones, pero como bien sabe estuvo inconciente y por eso no se pudo informar sobre la decisión final."
' Hicimos lo que pudimos bajo su ausencia '
" Ja "
Una risa seca y llena de amargura escapó de los labios de Lelio. Quién no podía creer que practicamente estaba siendo señalado con el dedo por algo que no estuvo en sus manos.
El sonido tan grotesco que emitió el menor provocó que Jaider lo mire con una ceja alzada. Decidiéndose a hablar con un tono bajo y burlón.
Sin molestarse realmente en ocultar la amenaza entre líneas.
" ¿No era acaso que estaba dispuesto hacer lo que sea por el bienestar de su gente? "
Como si la oración resultará ser una palabra clave. Lelio lentamente aflojó su agarre, hasta que dejo ir al emperador y se alejó unos cuantos pasos.
A su mente vinieron diversas imágenes; gritos y llantos. Los niños que arrastraban los cuerpos de sus hermanos muertos, hombres y mujeres desnutridos cayendo a lo largo del camino como moscas...
Todo estaba grabado en su memoria. Y la culpa lo consumió una vez más.
Jaider se acarició el cuello mientras Lelio lo miraba petrificado, como si lo que tenía ante él era un fantsma y no un ser humano.
Apesar del dolor de cabeza que surgió por el golpe que se dio contra la pared. Mantuvo sus expresiones en orden y soltó con la voz más fría que pudo.
" Me alegra ver que piense con la cabeza "
Lelio guardo silencio.
¿Que debería decirle?
El contrario no lo presionó para que responda y en su lugar exclamó; pensando que no iría mal aclarar un punto más al asunto.
" No se preocupe, que hasta que usted se recupere por completo la primera noche sera suspendida. "
' La primera noche '
Cuando reconoció la palabra que su propio padre utilizaba para decir que las concubinas serían estrenadas, Lelio reaccionó y su rostro se tiño de un intenso rojo. Apretó los dientes hasta hacerlos rechinar y alzó la mano sin dudar.
' Paf '
Cuando Jaider regreso al salón junto a la emperatriz recibió miradas curiosas y preguntas llenas de preocupacion al ver en su mejilla una marca roja, en la cual encajaba perfectamente la palma de la mano de cierto principe.
Pero apesar de la insistencia de la emperatriz por saber que paso, Jaider no dijo nada respecto a la marca que dejó Lelio al abofetearlo.
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Muy apresurado, pero
Finalmente llegó lo que
Todos esperamos.
Y no, no es sexo :D
Cada comentario es una
bofeta para Jaider. 👀
-- ( F.B 🌸 )