⁹ | 𝓖𝓻𝓪𝓷 𝓹𝓻𝓲𝓷𝓬𝓲𝓹𝓮

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Sólo había pasado un momento, un breve segundo, el estaba seguro que no había pasado mucho tiempo luego de cerrar los ojos para descansar la vista después de terminar de comer. Pero cuando el brillante sol que entraba por la ventana lo despertó no pudo evitar levantarse de golpe.

Una muy mala decisión claramente.

" Agh... "

Soltó un bajo quejido mientras se encorvaba como un animal herido, su mano acarició su vientre y se perturbó al sentir que no había ninguna venda cubriendo sus heridas. Siendo en sí que él estaba seguro de haberlas tenido puestas cuando hablaba con Nian.

Se incorporó lo mejor que pudo de la cama. Apartó la delgada sabana que cubría su desnudes y al bajar los pies se estremeció al sentir como el frío de las baldosas calaban dentro de sus huesos. Una sensación que apesar de ser desagradable le permitió quitarse de encima la somnolencia de las medicinas.

Se dirigió al tocador sin pudor alguno, ya que desde que ingreso al imperio había sido visto desnudo por tantos ojos que sospechaba que su madre, que en paz descanse, saltaría furiosa por la dignidad de su niño.

Quizás ni ella lo había visto tantas veces desnudo siendo su madre.

Entre tropiezos logro llegar al tocador. Su intención era verse en el largo espejo que se encontraba al lado de este.

Quería comprobar el estado de su cuerpo.

Tomo aire profunda y se puso derecho, su espalda realizó un sonido sordo debido al crujir de sus cansados huesos. Provocando que Lelio sienta como sus músculos se relajaban apesar del dolor.

Detalló atraves del espejo su figura. Los hombros hanchos, cintura delgada y piernas torneadas. Cada moreton estaba disperso por una zona diferente de su pecho y costillas, mientras que las heridas profundas estaban perfectamente suturadas.

Sus ojos brillaron ante la imagen.

Se veía limpio.

Comparado a la primera vez que vio su propio reflejo, se sintió aliviado de ver que su cuerpo ya no parecía un cadáver, sino que adoptó la imagen de lo que era; una persona herida.

No pensó que debía colapsar de esa manera para que finalmente sea tratado con los cuidados que se deben. Y si bien estaba emocionalmente satisfecho por la mejoría, una parte de él seguía agonizando de vergüenza en cuanto más recordaba lo que había sucedido en la sala de trono.

' Colapsaste en brazos del emperador, frente a todos.
FRENTE A TODOS. '

Golpeó su cabeza contra el espejo y gimoteo como el perro de su hermana solía hacer cuando le pisaban la cola.

¿Por que?
¿Por queeeeee?

' Esto no puede estar pasando '

Podría manejar la pena si hubiera sido en un ambiente privado con unos pocos sirvientes mirando. Pero no.

La idea de que los nobles más influyentes del imperio junto a los príncipes y la princesa hayan sido testigos de lo sucedido le sacaba las ganas a Lelio se asistir al dichoso tercer día de celebración; aún sabiendo que no tenía autoridad para no ir.

Lo peor era que nisiquiera podía explicar la razón por la cual se descompuso en primer lugar. Ya que dentro de todo sentía que no fue algo solo físico.

Sus ojos temblaron en cuanto se fijaron en su garganta. Recién se daba cuenta que ya no sentía molestia alguna en ella y abrió la boca.

" Ah... "

La emoción pálpito en su corazón y tragó saliva de forma pesada. Tosió un poco y volvió a intentar.

" Ho...la. "

El amado concubino de Secramise [ Las joyas de la princesa ]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें