El amado concubino de Secramise [ Las joyas de la princesa ]

⁷ | 𝓔𝓼𝓽𝓪𝓭𝓸

Tengo que huir.

Soy capaz de escuchar sus pisadas, los lobos aullando advierten su llegada y corro sin mirar atrás. Los latidos de mí corazón me aturden, pero a medida que avanzo por el frondoso bosque soy incapaz de sentir dolor.

Las ramas arañan mí piel, las rocas se incrustran en mis pies descalzos y cuando logro ver la salida. Su figura se cierne sobre mí y me derriba.

' ¡No! '

Los lobos aullan con más fuerzas. Extiendo mi mano hacia el acantilado frente a mí. El espacio que me separaría de él y sus caprichos, mí liberación de la jaula en la que me tenia.

Pero no lo logré, él me había alcanzado y me tenía entre sus brazos una vez más.

' Basta '

La hermosa luna se asoma desde las profundidades del vacío y cuando siento sus cálidas manos en mí cuello. Suelto un alarido inhumano.

Quiero que me suelte, quiero escapar de él. La simple idea de regresar una vez más a su jaula me llena de miedo y odio.

' ¡Por favor no! '

Pero él ignora mis gritos, ignora mis sentimientos y me arrastra de regreso. Importandole poco la forma en la que mis uñas se abren sobre su carne en busca de liberarme.

Parece carecer de dolor de la misma forma en la que carece de empatía.

' ¡Déjame ir! '

Por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor.

' ¡𝓐𝓼𝓽𝓸𝓽𝓮𝓵𝓲𝓪! "

Mis párpados se abren de golpe, pero rápidamente vuelven a caer sobre mis ojos y debo esforzar la vista para mantener cuerdo.

' ¿Donde... ? '

Mí cuerpo es cubierto por una delgada sábana, la suave brisa que entra por la ventana causa un escalofrío sobre mí piel desnuda y entonces comprendo que regrese a la realidad.

' ¿Estoy en mí habitación? '

Miro a mí alrededor perdido, pero solo captó el movimiento de las figuras de los médicos y sirvientes. Todos se desplazan por la habitación como hormigas alborotadas, trayendo cosas y comprobando el estado de mí cuerpo

" ¿Que es lo que tiene? "

Parpadeo sin comprender. Es entonces cuando la mirada del emperador choca con la mía y me doy cuenta que él también está presente en la habitación.

Nos quedamos mirándonos un largo rato, pero mí entorno se distorciona y cada vez pierdo la voluntad de estar conciente.

Estoy tan cansado.