Diario perdido •Katsuki Baku...

By Baruta-

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Su timidez y miedo al rechazo le hacían escribir en un pequeño cuaderno lo que sentía por él. Varias hojas en... More

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By Baruta-

Ese día había ido sola. Más temprano que sus dos primeros días, pues necesitaba comprar algunas cosillas antes de llegar a la agencia de Endeavor, además de no querer permanecer en casa con su madre solo para soportar sus comentarios llenos de burla sobre Izuku y la aprobación que le daba en lugar de Bakugo, solo para hacerla enfadar o verle las mejillas rojas.

Sayio quería ver el mundo arder.

Aquel era su tercer día de prácticas y no había visto a Katsuki desde el primero luego de ver ese video que podía comprometerlos cuando los vieran por las calles de la ciudad. La realidad era que el ángulo que tomaba la cámara daba entender aquello, pero ¿cómo podría explicar que no era lo que parecía? Su madre vio el video al día siguiente, de ahí sus comentarios por la mañana. Creyó que a Bakugo le daba igual y por eso la ignoraba, o bien no quería que quien viera aquel video tuviera ideas equivocadas y por ello mantenía distancia con ella; sin embargo, estando en sus pasantías, no trabajarían juntos, esa era la verdad desde el inicio; su primer día fue algo inesperado, viéndose dispuestos a enfrentar a los villanos y no iba pensar de más creyendo que la evitaba.

Suspiró pesadamente sin saber qué pensar o cómo tomar la situación. Le gustaba creer que la sociedad podía verlos como una pareja y en su mente sonaba bonito creerlo de esa manera, pero sabía que aquello era algo completamente alejado de la realidad y que tal vez no pasarían a más y solo serían compañeros hasta graduarse, porque sería un hecho que trabajarían en agencias diferentes y de ahí cada uno haría sus vidas... él encontraría a alguien.

Pensar en ello, en el futuro, le provocaba un vuelco, porque no podía imaginarse a Bakugo enamorado. Si con ella no había sucedido, dudaba que fuera algo que estuviera dentro de sus prioridades y más al pasar a la vida adulta, donde estaría más cerca de su objetivo principal. Ganar y ser el número uno. Se sintió desanimada de solo pensar en que tal vez, solo tal vez, se le diera por enamorarse de una chica a la que conocería cuando trabajara como un profesional. Que a ella le costara muy poco tener su atención, cariño y amor. Y los celos la invadieron tanto como la impotencia, una que creyó estúpida e innecesaria porque solo se dejaba llevar por sus pensamientos. Era patético pensar en todo ello cuando aún no sabía lo que le deparaba el futuro, pero... si era honesta, odiaría saber que con otros si era posible todo mientras que con ella no.

Oi, vas a chocar.

Solo sintió un pequeño tirón cuando oyó su voz a su lado. Alzó la vista para encontrarse con ese par de orbes bermellón que le regañaban sin decir nada más por ir distraída en la estación. Miró hacia atrás y se encontró con una máquina dispensadora de gaseosas con la que hubiera chocado de no ser por él.

—¿Dónde está Izuku? —preguntó el más alto, observando a varios lados como si en cualquier momento saliera a la luz.

—Esta vez vengo sola —respondió la chica lobo un poco distraída.

—¿Qué haces aquí tan temprano?

—Quería salir de casa —habló dubitativa la joven.

—¿Sucedió algo?

—Nada en especial —aseguró rascándose la nuca—. Nada de qué preocuparse. Todo está bien, si es lo que quieres saber. Es solo que... —dudó y miró al rubio esperando a que terminada. No estaba segura de decir lo siguiente, pero era una forma de intentar sacarse de la duda, aunque eso no le aseguraba que Bakugo respondiera con lo que quería escuchar—. Mamá vio aquel video y desde entonces no deja de decir... cosas.

—Entiendo —murmuró continuando su andar—, hiciste bien entonces. Yo hice lo mismo, la vieja no paraba de hablar y preguntar cosas.

—¿Y qué le dijiste? —preguntó ella esperanzada.

—Nada, solo me marché de casa —se encogió de hombros— ¿Qué le dijiste a la tuya? —se mostró curioso.

—No tuve la oportunidad. Corrí antes de que los vecinos miraran por la ventana cuando mi madre gritó cosas. No quería que me reconocieran.

Bakugo soltó una risotada de solo imaginarla y a (Nombre) se le fundió el corazón al oírlo tan de cerca—. Menos mal que no chocaste con un poste o algo antes de llegar acá.

—Hay lugares específicos para hacer el ridículo —respondió la chica con ciertos nervios—. Ahí no había gente, en cambio aquí sí, pero arruinaste mi momento de gloria —rio.

—No es mi culpa querer salvarte, siempre lo haría... —se detuvo al escucharse así mismo, tanto como la chica lobo lo miró sorprendida— s-siendo el héroe número uno, claro.

—Entonces ¿tuve el privilegio de que le futuro número uno me haya salvado de hacer el ridículo? —habló sarcástica, fingiendo que aquello no le había afectado emocionalmente— ¿Te imaginas cuántos seguidores tendría preguntándome cómo fue que me salvaste? No podría con tanta fama.

—Tendrías fama gracias a mí, (Nombre) —dijo él y al momento se atrevió a tomarla de los chaquetes, apretándolos hasta provocarle dolor a la chica. Algo que llenó a ambos de nervios por saber la situación en la que se encontraban.

Entonces se separaron y continuaron su camino, en silencio. No supo cómo describir lo que sintió y seguía experimentado. No se había visualizado hablando con ella de aquella manera, tan casual y sencillamente; fue una conversación espontánea que a ambos les pareció muy cómoda, hasta que de un momento a otro sintieron que se volvió una situación incómoda por cómo se comportaban con el otro. Ninguno negaría que aquella charla les sentó muy bien; a él le agradaba verla sonriente y a ella le gusta tenerlo cerca suyo. Cruzaron algunas calles y solo restaban al menos tres cuadras para llegar a la agencia de Endeavor hasta que Katsuki volvió a hablar cuando se encontraron en un semáforo en rojo, sintiendo curiosidad.

—"Ganar para sonreír", ¿ah?

—Ah, eso... —(Nombre) se vio sorprendida por su pregunta, ni ella misma recordaba haber dicho eso— bueno... una vez escuché que alguien dijo que habría que ganar para salvar y salvar para ganar —Bakugo se extrañó por las palabras de la chica, recordando la vez que peleó contra Deku cuando no sabía qué hacer luego de que All Might perdiera sus poderes, no recordaba que el mayor las dijera en otro lado o siquiera a él diciéndolas frente a la clase—. Yo quise hacer algo semejante, supongo —habló mirando al suelo, a la nada—. Desde que era niña creo que nunca tuve un objetivo para ser heroína como el tuyo de ser el número uno, quizá solo quería estar al lado de mi padre y vencer a los villanos sin saber lo que realmente implicaba ser un héroe. Pero —miró al cielo y a las nubes que se deslizaban por el manto azul celeste— ahora lo entiendo. Cuando mi padre ganaba sus batallas, la gente sonreía, incluso él lo hacía, eso era signo de victoria. De que todo estaría bien.

Bakugo la miraba atento, sin saber que la distancia entre ellos era más corta a cuando iniciaron su camino, como si quisiera escuchar más de cerca su historia, que fuera algo íntimo, solo entre ella y él.

—Cuando se pierde una batalla, nadie sonríe. Solo queda la impotencia, la angustia y desesperación, quizá tristeza... —su rostro se entristeció y Bakugo se sintió con la necesidad de tomar su mano como un acto reflejo de querer consolarla al privarse de pasar su mano por los hombros de la chica—. Por eso me dije que debía ser fuerte, que debía derrotar a Kohaku y que tal vez solo así volvería sonreír. Me esforzaría para demostrarles a Deku y a ti, y al resto de la clase, que no habían perdido su tiempo conmigo-

—No fuiste una pérdida de tiempo —la interrumpió tomándola de la mano, y cuando reaccionó ya no pudo soltarla—. Igual me sirvió de entrenamiento —zanjó apresurando su paso, fingiendo que observaba el teléfono para ver la hora cuando solo vio su reflejo en la pantalla—. Vamos, se hace tarde.

Pero (Nombre) vio la hora a sus espaldas. Era temprano y solo pudo sonreír.




Luego de llegar a la agencia, se vieron obligados a esperar a que sus otros dos compañeros llegaran, faltaban al menos unos veinte minutos para la hora en que iniciarían su día.

—Oh si, llegaremos tarde —(Nombre) había decidido que su tumba sería debajo del escritorio de Burnin, seguro. Ella parecía ser alguien divertida, le vendría bien ahí.

—Me gusta ser puntual —rebatió Katsuki refunfuñando, cruzado de brazos y jurando que no estaba para nada apenado por decir que llegarían tarde como último recurso para disimular que tomó la mano de su compañera.

—Ser puntual es un buen hábito —reconoció la chica.

Katsuki pudo ver la sonrisa de la chica, una que no se había borrado desde que llegaron a la agencia. Podría saber el motivo de aquello y no negaría que sumaba puntos a su ego como hombre saber que era la razón por la que (Nombre) sonreía de esa forma. No obstante, cuando pensó que no habría nada que le privara de verla, la voz de Todoroki al saludarlos hizo que frunciera su ceño.

—Buen día, Shoto —habló primero la chica lobo y Bakugo no se molestó en devolver el saludo con palabras, simplemente bufó en respuesta—. Buenos días Deku —nuevamente saludó (Nombre) cuando vio al peliverde entrar a la agencia del número uno.

—Buenos días —habló el chico de pecas al reunirse con sus camaradas.

Y antes de que alguno de los cuatro dijera algo más, sus miradas se clavaron a la entrada de la agencia una vez más para encontrarse con Endeavor conversando con el jefe de policía Naomasa. A la chica pareció erizársele la piel al solo verlo, pues el historial de visitas que tenía con aquel hombre implicaban malas noticias o situaciones que la privaran de una vida normal por temor a correr riesgos.

Katsuki notó que su cuerpo temblaba ligeramente, su vista zafiro se clavó en el suelo y parecía murmurar cosas inentendibles que no podrían ir más allá de creer que algo andaba mal; y sin dudar, se atrevió a poner una mano amiga sobre su hombro, haciendo una ligera presión que obligó a la chica a mirarlo con un gesto compungido y angustiado.

«Todo estará bien» eso decía su mirada.

(Nombre) solo se limitó a darle gracias moviendo la cabeza un poco y ambos regresaron su vista a los mayores que tenían dirección a ellos.

—Buenos días a todos —saludó el jefe de policía, finalizando en (Nombre) a quien solo le regaló una sonrisa fugaz—. Me alegra verlos de nuevo, chicos.

Tras saludarlo, Endeavor tomó la palabra indicándoles que los acompañaran a su espaciosa oficina. Fue el primero en entrar seguido del jefe de policía y los jóvenes, pero (Nombre) permaneció hasta atrás, pensativa; no podría estar así todo el tiempo, no debía permitir que la ansiedad la carcomiera por dentro cuando simplemente, quizá, Naomasa solo iba a tratar asuntos con el número uno. Y creyó que sería así y no escucharía lo que el azabache les diría a continuación.

—Sabiendo que estarán haciendo sus pasantías en los próximos días, no me vi con más opciones que pedirles que cooperen en una misión importante —Tsukauchi le dedicó una mirada decisiva a la chica lobo, sin permitirse tentar su corazón para soltar la información que tenía que decir, aunque le daría la opción de no participar—. Kohaku es un villano que se escabulle entre las sombras y ha terminado con la vida de varios héroes.

Bakugo no pudo evitar tensar su mandíbula y mirar a la (Nombre) justo como Shoto y Deku lo hicieron disimuladamente para no incomodarla. El chico explosivo notó la tensión en los nudillos de su compañera, entendiendo lo ansiosa que estaba tras oír el nombre de aquel villano.

—Y es de mi agrado informarles que solo estamos esperando el día en que lo pondremos tras las rejas —soltó el hombre con júbilo, recibiendo una mirada esperanzada por parte de la chica—. Sin embargo, tenemos el inconveniente de no poder contar con tantos héroes profesionales para actuar; varios de ellos tienen misiones en ciudades lejanas, incluso en el extranjero, donde algunos de sus compañeros estarán involucrados. Es por eso que me tomé el atrevimiento de solicitarles, futuros héroes, su apoyo para detener a este villano fanático del trueque fatal y la estafa.

—¿Cuándo pretenden detenerlo? —cuestionó Bakugo serio, ansiando que fuera pronto, pues de esa manera, sabría que (Nombre) estaría más tranquia.

—El 29 de marzo.

—¿Cuál es el plan que tienen en mente? —Midoriya recibió la atención de todos.

—Un grupo de héroes escoltará el camión de valores, mientras que otro vigilará la sucursal mayor del banco de Tokio, en el centro comercial. A su vez, varios cuerpos de policía patrullarán las calles, listos para dar apoyo —explicó Naomasa sin vacilar—. Sin embargo, algunos héroes y policías estarán encubierto para no despertar sospechas de los villanos.

—Supongo que solo seremos de apoyo —habló Shoto.

—Ustedes tendrán los mismos privilegios que un profesional para actuar, después de todo ya están a solo un paso de serlo... No obstante, (Apellido)-san estás en todo tu derecho si decides quedarte fuera de todo esto —se dirigió a la joven convirtiéndola en el centro de atención.

Fue entonces que Bakugo la miró expectante. Sin saber cuál sería la respuesta que daría a continuación. Entendería si se negaba a participar y se aseguraría de que Kohaku estuviera tras las rejas. Pero, también, más que asegurarse de que (Nombre) estuviera bien emocionalmente al no involucrarse, Bakugo anhelaba que aceptara estar en aquella misión, porque de esa forma ella tendría la posibilidad de superarse al igual que el pasado que la atormentaba asegurándose con sus propios ojos que el villano ya no podría hacerle más daño, ni a su madre. Confesaría que sería un egoísta por insistirle en que esté dentro de la operación si la oía negarse, pero él estaba dispuesto a no abandonarla durante la ejecución de la misión.

Mientras tanto ella no evitó regresar al pasado y todo lo que implicaba revivir malos momentos que Kohaku se encargó de crear. Estaba tentada a decir que no quería estar ahí, pero sabía que se trataba de su miedo a enfrentar el pasado y su realidad. A su vez se regañaba por querer mandar el tiempo de sus amigos y compañeros a la basura si un rotundo "no" escapaba de sus y dejarles a ellos un trabajo que ella deseaba tener en manos solo para asegurarse de que nadie más sufriría como ella.

Sin embargo, tampoco dejaba de pensar en que, si se encontraba con él, estría dispuesto a utilizar su particularidad en ella y llevarla al mismo destino que tuvo su padre. Tenía miedo. Le aterraba pensar siquiera que Kohaku podría quitarle la vida con un chasquido de dedos si fuera posible. Pero mentiría y sería contradictorio negarse a participar en tal misión. Era consciente de lo que podría suceder y de los riesgos que estaría dispuesta a correr si se adentraba de lleno a esa misión.

—¿(Apellido)-san?

—Lo haré.

...

Bien. Así. Hazlo por mamá, mi pequeño Haku.

Una mujer hermosa. Tan preciosa y que nunca había visto, ocupaba toda su atención sin saber por qué. No era alguien a quien conociera o recordara ver en la calle. Pero sus ojos ambarinos le recordaron una fría y perturbadora mirada que la seguía por las noches.

Vamos. Puedes hacerlo.

Se veía tan cálida. Tan hogareña. Que quizá, si hubiera tenido la oportunidad, optaría por recostarse en su regazo.

Esto es para una mejor vida. Recuérdalo Haku.

Susurró la mujer antes de experimentar la sensación de un beso en la coronilla. Tan cálido. Tan lleno de amor y cariño...

Vamos, apresúrate. Esto es importante y el cliente espera.

Quien hablaba ya no era aquella mujer, sino un hombre de edad avanzada que no medía su fuerza a la hora jalar su brazo arrastrándola por un pasillo oscuro hasta una habitación donde un desconocido esperaba.

Haz lo tuyo —demandó el sujeto con apremio.

A (Nombre) solo le quedó ver cómo era que se autolesionaba para sacar un poco de su sangre mientras que el desconocido hacía lo mismo. No oyó palabras después de ahí, simplemente observó la forma en que ocurría aquello. Cómo era que podía activarse aquella particularidad familiar. No era algo que provocara dolor, sino que requería paciencia y determinación para sufrir las consecuencias de intercambiar un don con otro, o esa era la idea que tenía, que le habían formado.

Luego de eso, presenció como el desconocido sufría los efectos del intercambio sin poder soportarlo. A la escena, otras personas ingresaron, aquellas que reconoció como acompañantes del primero y que al poco rato comenzaban a reclamar.

Todo es culpa de él —se encontró al hombre señalándola, pero sabía que no se refería a ella, sino al dueño de aquel recuerdo—. El niño tiene la culpa.

No es tu culpa Haku —la voz de la mujer resonó una vez más. En un inmenso eco que sofocó a (Nombre) al sentirse en un gran vació de golpe—. Nunca fue tu culpa. Lamento no poder comprarte ese juguete que querías. Ni ese helado cuando fuimos al parque.

Lamento no haber sido una buena madre y abandonarte al final.

—¿Estás bien? —la voz de Izuku la despertó.

Se sintió desubicada luego de aquel sueño o recuerdo... y a los segundos se vio sentada en el tren con Midoriya a su lado y Katsuki adelante mirándole con gran escrutinio. Llevó su vista al suelo queriendo encontrarle sentido a esos segundos de su vida para explicarse a sí misma lo que había visto tras cerrar los ojos un momento y quedarse dormida durante el viaje.

—Claro... —respondió finalmente dejando escapar un suspiro desganado.

Quizá las practicas estaban consumiendo más energía de la que esperaba y habría cedido al cansancio que sintió al estar cómoda en su asiento y el hombro de Izuku. (Nombre) no parecía tener tantos ánimos como en la mañana, y cuando se levantó sabiendo que su estación estaba cerca. Bakugo también se puso de pie.

—Esta es mi parada, Katsuki —dijo la chica creyendo que se había confundido el chico.

—¿Tengo prohibido bajarme aquí? —cuestionó en un gruñido—. Hay algo que necesito hacer antes de llegar a casa.

A (Nombre) pareció no importarle, no le cuestionaría su razón para barajarse en la misma estación que ella, así que solo se despidió de Izuku para marcharse siendo seguida por Katsuki, quien no dejaba de verla con un gesto serio.

—Bien... —habló la chica lobo al subir los escalones de la estación, encontrándose con la avenida principal—. Te veré mañana, supongo —quiso despedirse y llegar pronto a casa, se sentía cansada, pero sabía que se debía a ese recuerdo convertido en sueño que tuvo durante su pequeño viaje en el tren.

—¿No vas a decirme qué sucedió? —cuestionó Bakugo acercándose a ella, acortando la distancia entre ello a solo dejar, quizá, la mitad de un metro para observarla desde su altura.

—¿A qué te refieres? Solo estoy un poco cansada.

—Sabes bien de qué hablo —insistió el chico—. Deku tal vez lo haya dejado pasar, pero yo no.

(Nombre) suspiró desganada antes de sonreír ligeramente—. Contigo no se puede ¿verdad? Es difícil mentirte —entonces la chica tomó una dirección que no era la de su casa y empezó una breve caminata hasta el parque recreativo que conocía desde su infancia—. Tuve otro recuerdo de Kohaku —soltó de repente, tomando por sorpresa a Bakugo tras mencionar al villano—. Era un niño, supongo. Quizá era explotado por su padre para usar su particularidad y ganar dinero. No estoy segura.

Katsuki detuvo por un momento su paso, observando a la chica dirigirse a los columpios cuando habían llegado a su destino. Realmente se podía ver agotada, quizá no tanto físicamente, sino mentalmente. (Nombre) tal vez pasó todo el día pensando en la conversación que tuvieron con el jefe de la policía y quizá la consecuencia de ello fue tener aquel sueño del que le hablaba. La miró sentarse en uno de los columpios, comenzando a mecerse desganadamente como si los pies le pesaran siquiera para impulsarse un poco. Pero lo que más le inquietaba era ver un gesto entristecido.

—Sé que no debería decirlo, pero me entristece saber que Kohaku quizá no tuvo una buena infancia. También sé que debo detenerlo, pero... no sé si pueda hacerlo —su vista se clavó en el suelo como si buscara un consejo para aquello—. Si mi padre no logró detenerlo ¿Qué podría hacer-

—No estarás sola, (Nombre) —la interrumpió Bakugo, captando su mirada cuando se agachó para estar a su altura, tomándola por sorpresa—. Mientras yo- Izuku, Todoroki y los demás estemos contigo no pienses que no podrás hacerlo. Sin embargo, tampoco dudes de tus capacidad y fuerza —la miró serio, haciéndole entender que todo lo que ella decía no era verdad. Y después de eso, sabiendo que ahora era el centro de atención de un par de zafiros que lo estremecieron, se puso de pie dándole la espalda—. No he visto a otra chica detener un vehículo en movimiento como tú lo hiciste ¿En qué diablos estabas pensando, huh?

Pero, para ese momento, Bakugo fue el sorprendido al escuchar como la chica dejaba escapar una pequeña carcajada luego de hablar. La vio queriendo ocultar su sonrisa, pero lo que no sabía era que aquello fue una reacción nerviosa por su cercanía y más que esa cercanía física estaba aquella que compartían a la hora de contar sus preocupaciones.

Fue entonces cuando (Nombre) se dio cuenta de que no podría ocultar y ni negar sus sentimientos hacia Bakugo, porque en lugar de obligarlos a desaparecer, crecían cada vez más.

—Oi ¿De qué te ríes? —cuestionó él, pero no recibía respuesta y le inquietaba aquella reacción de la azabache, como si se burlara. Pero no negaría que le agradaba la vista que tenía.

Sin embargo, deseando no ser pillado observándola como si se hubiera encontrado con la suerte de tener una tarjeta de edición limitada de All Might en su infancia, Bakugo optó por hacer algo que nunca se hubiera esperado hacer en su vida, y fue algo que utilizó en contra de la chica para hacerse "respetar" por ella y tomó sus pies para jalarla mientras aún permanecía en el columpio.

—E-espera, Katsuki —dijo en voz alta tratando de detenerlo.

—Te enseñaré a respetarme y a no burlarte de mí —dijo él marcando la sentencia de la chica, obligándola a aferrarse más a las cadenas del columpio y tratar de mantenerse adherida a la base metálica donde estaba sentada.

Bakugo jaló de ella tanto como pudo para darle el mayor impulso al inicio; y cuando la soltó observó cómo se alejaba de él, con su cabello negro y suelto meciéndose con la corriente de aire. (Nombre) abrió sus ojos al instante encontrándose con los suyos expresando diversión por aquello y él no dudó en empujarla de nuevo un par de veces más hasta hacerse a un lado, quedándose con la imagen de una chica divirtiéndose cual niña en el parque y escuchándola reír genuinamente.

Fue en ese instante que la chica se armó de valor para saltar desde la gran altura a la que llegaba el columpio, regresando al pasado y a un momento alegre de su vida junto a las personas que más amaba, donde se vio a sí misma creyendo que volaba por los aires en aquel momento mientras que Bakugo percibió que todo sucedía con gran lentitud al convertirse en su centro de atención. (Nombre) alzó sus brazos al aire, tan sonriente, pero con los ojos cristalinos hasta tener sus pies de nuevo en el suelo.

Bakugo sonrió orgulloso de su hazaña, metiendo sus manos en los bolsillos como si su trabajo por ese día ya hubiera terminado.

—Muchas gracias, Katsuki —habló la chica observando al frente, a las casas a la lejanía y lo solitario que estaba el parque ese día—. De verdad, muchas gracias —dio media vuelta y Bakugo desvió la vista al instante.

—Como sea.

A (Nombre) ya nada parecía importarle, mucho menos expresar sus sentimientos, porque sentía que ese momento era el indicado para hablar. Ya no haría falta pensar si Bakugo conocía a la chica del diario, si estaba interesada en ella o no. Ella se sentía con la necesidad de expresarle sus sentimientos, sin importarle cual fuera el resultado. Pero quizá solo fue un impulso, y tal vez el destino le decía que no cuando una llamada entrante la dejó con las palabras en la boca tras hablarle por su nombre.

—Hola, mamá —respondió la joven—. Si, ya casi llego. Ajá ¡¿Qué!? ¿Cómo es que tu-? —Bakugo la miró extrañado por la clase de conversación que tenía con Sayio, no era como llegó a imaginarlo—. Bien. Ya sé que no tengo opción. Tú ganas, pero te juro que me las pagarás, Sayio —y la chica dio un suspiro más antes de que pudiera decir—: Katsuki ¿Quieres cenar en mi casa?




Nota de la autora. Pinche escritora ya apúrale y hazlo canon. Ah caray soy yo jajsjs

JUN192022

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leelo se q te va encantar xd