—Oh ¿Y el gringo es guapo? —preguntó Nora al otro lado de la pantalla, estaban en una reunión de zoom, preparando un trabajo en equipo cuando comenzaron a desvariar y terminaron hablando de cualquier cosa. Al final Denise les contó sobre su vecino el majadero.
—No importa, es un señor muy grosero —espetó, frunciendo el ceño.
—Chicos, técnicamente tendríamos que estar preparando la presentación para... —Román se quedó a media frase cuando Nora lo interrumpió.
—Román —dijo—. Esto es lo más interesante que me ha pasado en el año, la cuarentena me tiene sin chismes, así que es momento de que te calles y dejes que nutra mi mente —lo regañó, frunciendo el ceño.
—Bueno, me voy a comer, regreso en una hora —se quejó el chico y de inmediato su rostro desapareció de la pantalla.
—Bien, ahora que nadie está interrumpiendo ¿Es guapo? —repitió la pregunta, inclinándose en la pantalla. Denise resopló.
—No sé, tiene barba, no me gustan los hombres con barba, lo que sí tiene es un cuerpazo —opinó, asintiendo con la cabeza.
—¿Crees que esté en mi rango de edad? ¿Crees que puedas pedirle su facebook por mí? —preguntó. Los ojos le brillaban al pronunciar aquellas palabras.
—No sé Nora, te estoy diciendo que es un majadero racista ¿De verdad te estás preocupando por ligar? —la interrogó, frunciendo el ceño. Ella soltó un suspiro, adoptando una expresión soñadora.
—Detesto tener que ser yo quien te diga esto, pero si no salgo de Latinoamérica en este año, la pandemia acabará conmigo —se quejó, haciendo un puchero. Él intentó no reírse—. ¡Hablo en serio! No he podido ligar, nada de sexo, nada de fiestas. En estados unidos ya están vacunando, acá apenas se están surtiendo, deberías dejarte colonizar y salvar tu vida —espetó exasperada.
—Salvado, pero a qué precio —respondió, negando con la cabeza.
—Román, sé que nos estás escuchando ¿Tú que piensas? —preguntó, golpeando el micrófono de sus audífonos. Román tenía apagada la cámara, pero después de varios segundos respondió.
—Los dos tienen un punto —aseguró con simpleza.
—Los dos necesitan meter algo de sentido en sus cabezas —espetó Denise, frunciendo el ceño—. Mi único y verdadero futuro esposo es Bright Vachirawit —espetó, sonriendo con gesto orgulloso—. Él me va a sacar de Latinoamérica.
—¿Quién es ese? —preguntó Roman.
—Un chinito del que se enamoró después de verlo en una serie —espetó Nora, poniendo los ojos en blanco.
—¡Es tailandés! —se quejó, soltando un resoplido de fastidio.
—Lo que sea, ni siquiera sabe que existes, deberías considerar otras opciones —se burló la chica.
—Y tú deberías abrir el power point —respondió Denise.
—Claro que no, acabo de servirme de comer —se quejó Roman.
Denise soltó un resoplido y negó con la cabeza.
Cuando Steven volvió a su casa ya era muy tarde. Había desayunado, comido y cenado fuera, lo cual fue un martirio teniendo en cuenta que no había muchos restaurantes que cumplieran con todas las medidas sanitaria. Suspiró, en México todo era baratísimo, pero el clima era un infierno, esa mañana apenas y podía soportar el calor dentro del autobús atestado de gente que no respetaba su espacio.
—Deberías comprarte un auto —su hermano había iniciado una videollamada en cuanto se bajó del autobús y comenzaron a ponerse al día durante las dos cuadras que quedaban de camino a la casa.
—Supongo que tendré que hacerlo, pero no quiero, es una molestia ir a una agencia aquí —espetó, fastidiado.
—¿Todavía no te acostumbras al idioma? —le preguntó Anthony entre carcajadas.
—No, es un idioma horrible —se quejó, negando con la cabeza. Ya era de noche, por lo que agradecía que al menos la temperatura parecía soportable.
—Pero si planeas quedarte a vivir ahí sería lo más conveniente ¿Cierto? —Anthony no lograba comprender la obstinación de su hermano por ponerse trabas el solo.
—Cuando la abuela vuelva me iré a un lugar cerca de la frontera, allá será más fácil —explicó, encogiéndose de hombros. La ciudad en la que estaba no era su favorita para vivir, quizás en un futuro se mudaría a un sitio con playa, cerca de Acapulco o Tulum, un lugar que valiera la pena, pero ahí no veía futuro, ni siquiera tenían una librería decente.
—Pues que desperdicio, el español es muy sexy —respondió, levantando las cejas de forma juguetona—. ¿No has pensado en conseguir alguna latina de fuego? —agregó de inmediato—. Si fuera yo, estaría aprovechando mi estadía al máximo.
—Idiota, estamos en una pandemia —respondió, abriendo los ojos de par en par—. Y de todas formas no saldría con nadie de este país, todos son gente gritona e histérica —espetó, pensando específicamente en ese vecino que le había lanzado naranjas podridas la tarde anterior.
—¡Pero qué dices! ¡Si las gritonas son las mejores! —espetó su hermano, lanzándole una mirada ofendida.
—Me das asco Anthony —replicó, haciendo una mueca que no se alcanzó a ver por culpa del cubrebocas.
Steve llegó al patio de su abuela y abrió la reja de la entrada al tiempo en que Bobo se lanzaba sobre él, luchando contra su cadena. Él cerró el pequeño portón y se dirigió a acariciar la cabeza del animal.
—Tú me das asco Steve —arremetió su hermano, para después soltar un suspiro—. De todas formas, deberías ser más amable con tu entorno, la abuela no quiere que la dejes en mal con los vecinos y... —Anthony continuó dándole la lata, pero la atención de Steve se desvío a la casa de al lado donde una ridícula canción pop sonaba a todo volumen.
Frunciendo el ceño ladeo el rostro sin entender por completo lo que decía la letra, pero captando el mensaje a grandes rasgos. Una chica a la que una "niña nice" le quitó a su novio.
Desde la ventana de la habitación pudo ver a su vecino cantando y bailando a todo pulmón. El chico estaba usando una playera enorme y unos shorts diminutos que daban la ilusión de que no llevaba nada abajo, sin embargo, estos se alcanzaban a ver cuándo se movía.
Steve se le quedó mirando, el cabello del muchacho saltaba de un lado a otro. Desde la primera vez que lo vio se dio cuenta que era un corte extraño, probablemente lo había hecho el mismo.
—¿Steve? ¿Qué estás mirando? —preguntó su hermano, pero este no le hizo mucho caso, permaneció contemplando a su vecino, que parecía estar pasando el momento de su vida en la casa de al lado.
"Pues que desperdicio, el español es muy sexy" las palabras de su hermano de repente regresaron a su cabeza y como si hubiera leído sus pensamientos, el chico pareció darse cuenta de su presencia y se quedó muy quieto. Durante varios segundos ambos mantuvieron una guerra de miradas, hasta que el vecino, enfurecido, le sacó el dedo de en medio a Steve y cerró las cortinas para luego reanudar su celebración privada.
Probablemente no era consciente de que la luz de adentro dejaba ver su silueta bailoteando en la habitación.
—¡Steve! —su hermano le gritó, consiguiendo que saliera de su trance. De inmediato se giró hacia él, frunciendo el ceño.
—¿Qué? —preguntó fastidiado.
—¿Qué pasó? —Anthony le miraba con curiosidad.
La expresión en el rostro de su hermano le dijo que seguiría preguntando hasta que respondiera.
—Nada, es sólo un niño mexicano —espetó, para después cambiar de tema.
Una pequeña aclaración, puse los diálogos de Steve en italic porque supuestamente están en inglés. Aprecien esa calidad. 😂