Vida de Papá

Galing kay SingtuanKrist

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Arthit está decidido a tener una vida respetable. Estudió una carrera y ahora está buscando empleo para demos... Higit pa

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo

Capítulo 30

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Galing kay SingtuanKrist

KONGPOB

Kongpob derramó el lubricante en sus dedos. Su mano libre acarició una de las nalgas de Arthit, luego la echó hacia un lado para exponerlo. Arthit respiró hondo y levantó las caderas, permitiendo que Kongpob hiciera lo que quisiera.

Kongpob planeaba sacar el máximo provecho.

Sus dedos lubricados bordearon la redonda entrada de Arthit . Arthit gimió y enterró la cara entre las almohadas. El corazón de Kongpob dio un vuelco. Siguió rodeándolo, después, una vez que Arthit estuvo listo, empujó el dedo dentro.

La primera vez que se habían dejado caer sobre la cama juntos, Arthit le había rogado que no fuera suave. Después de semanas de haber estado suspirando el uno por el otro, habían caído en la lujuria y habían jugado duro. Ahora Kongpob quería algo más.

Guió sus dedos más profundo, estirando lentamente a Arthit mientras Arthit gemía por él. Su cuerpo estaba tenso, casi dolorosamente. Ellos encajaban perfectamente.

—Tan bueno, —Arthit susurró. Se arqueó hacia arriba, y Kongpob le dio más. Con cuidado, puso más lubricante y preparó el cuerpo de Arthit . Arthit se retorcía y empujaba a favor, el movimiento permitió que los nudillos de Kongpob se hundieran en su agujero. Kongpob dejó escapar un suspiro tembloroso y empujó.

Por un momento, Arthit montó sus dedos. Pequeños y desesperados tirones los unían y los forzaban a separarse. Maravillado, Kongpob observó a Arthit darse placer a sí mismo. El acto era tan erótico que Kongpob estaba paralizado.

El esbelto y tímido hombre que había entrado en su vida estaba tomando lo que quería sin ninguna vergüenza.

Era condenadamente excitante.

—Kongpob. —Arthit habló entre las almohadas, dejando que ahogaran su placer. —Oh, Dios mío, Kongpob ... síii.

—Todavía no estoy dentro de ti. —La voz de Kongpob una dominación que no sabía que poseía. —¿Cómo será cuando te llene? ¿Cuándo te estire y te abra? ¿Rogarás por más?

El gemido de Arthit fue tan fuerte que ni siquiera la almohada ayudó. Se empujó contra los dedos de Kongpob y movió sus caderas con lentos y firmes movimientos que hizo que Kongpob le deseara aún más.

—¿Hasta dónde puedo empujarte? —Preguntó Kongpob. —¿Cuánto más vas a tomar hasta que ya no puedas más?

—Nunca suficiente. —La frase estaba incompleta, pero estaba cargada con una anticipación y necesidad que le dio significado. —Por favor. Por favor.

We Kongpob lo había vuelto salvaje, y ahora tenía que terminar lo que había empezado. Durante un momento más jugó con el culo de Arthit, observando la forma en que Arthit se movía y gemía. Cuando estuvo bien lubricado, Kongpob no pudo esperar más, su hambrienta polla pedía entrar en el templo del placer de Arthit.

Solo un poco más ahora, y luego el será mío.

Kongpob separó las piernas de Arthit y las sujetó, luego se colocó sobre él y empujó las caderas hacia delante. La punta de su polla se frotó contra el perineo de Arthit y luego encontró su estrecho agujero.

Kongpob agarró su eje para estabilizarlo, luego, con lentitud, empujó hasta que el cuerpo de Arthit cedió ante él.

Arthit jadeó de placer.

Centímetro a centímetro, tomándose su tiempo, Kongpob lo invadió. Exploró la estrechez del cuerpo de Arthit, sintiendo cada vez que se tensaba y apretaba. La estrechez era estupenda, y Kongpob quería más de ella. Empujó dentro, buscando más.

Arthit tomó todo lo que Kongpob le daba.

Kongpob aseguró ambas manos en la cama, sujetándose sobre Arthit mientras sus cuerpos se unían. Arthit gemía por él, cada pequeño, delicioso sonido alentaba a Kongpob para llevar su placer más allá, hasta que Kongpob tocó fondo dentro de él. Con las bolas al ras del culo de Arthit y su polla apretada entre las paredes de Arthit, Kongpob se permitió empujar superficialmente unas cuantas veces para su propio placer, luego se retiró lentamente del cuerpo de Arthit solo para empujar dentro de nuevo.

El ritmo lento y pausado lo excitó. A juzgar por los ruidos que Arthit hacía, a él le encantaba también.

Kongpob empujó dentro otra vez, tomando tomándose su tiempo para saborear cada pedazo del cuerpo de Arthit. Cada vez que Arthit respiraba hondo, empujaba hacia Kongpob. El ligero cambio de postura era intoxicante, y Kongpob se aprovechaba al máximo de ello, utilizando el ritmo de las respiraciones de Arthit para preparar sus movimientos. Complacía a Arthit lo mejor que podía, actuando en anticipación a su cuerpo. La cadena constante de pequeños y desesperados sonidos desde la boca de Arthit le indicaban que estaba haciendo un buen trabajo.

—Te amo, —Kongpob susurró contra la parte posterior de la cabeza de Arthit mientras tocaba fondo dentro de él. El pecho de Kongpob se reunía contra la espalda de Arthit, y aunque Kongpob aún sujetaba la mayoría de su peso, se permitió apoyar el cuerpo en Arthit para intensificar el momento. —Vamos a hacer que esto funcione.

—Vamos a hacerlo. —La voz de Arthit era más aguda de lo habitual y estaba agitada por el deseo. —Vamos a hacerlo funcionar. Lo sé. Te amo con toda mi alma.

Kongpob retrocedió y empujó dentro de nuevo. El cuerpo de Arthit temblaba por él, apretándose alrededor del eje de Kongpob mientras este lo estiraba. A Kongpob te encantaba esa sensación, pero más que eso, amaba cómo hacía sentir a Arthit. Saber que Arthit estaba ahogado en el placer, que su cuerpo estaba tan tenso que hasta el más mínimo movimiento lo afectaba, hacía que Kongpob no quisiera parar nunca.

—No es justo lo hermoso que eres. —Kongpob beso la parte posterior de la cabeza de Arthit, adorando la suavidad de su pelo. —¿Cómo puede alguien como yo ser tan afortunado?

Arthit arqueó las caderas. El aire abandonó los pulmones de Kongpob, y empujó hacia delante con necesidad imperiosa mientras Arthit los unía profundamente.

—Porque eres un buen hombre, —Arthit pronunció, su voz casi rota por la excitación. —Eres un buen hombre, un buen padre y un buen amante. Eres lo que necesito.

Se desplomaron juntos en la cama. Kongpob envolvió un brazo alrededor de la cintura de Arthit para mantenerlo pegado a él, luego rodó sobre su costado, llevándose a Arthit con él. Sujetándolo por la cintura, Kongpob empujó hacia delante con ritmo lento y constante.

Arthit se estremeció y se mantuvo tenso.

Era increíble.

—Quiero verte, —suplicó Kongpob. Sus caderas se movían por su cuenta, el ritmo y el placer asociado con ello era hipnótico. —Por favor, por favor, déjame verte.

—Sí. —La voz de Arthit era baja, pero estaba cargada de anticipación. —Pero para eso tienes que salirte, y no quiero que lo hagas. No todavía.

—Mmm. — Kongpob no quería salirse tampoco. Se hundió tan profundamente como podía dentro de Arthit, después se sacudió un par de veces para enfatizar su intención. Arthit cantó de placer. —Eres maravilloso. No puedo dejarte vacío.

—Vamos a hacerlo rápido. —Arthit estaba sin respiración y necesitado. —Solo date la vuelta. Llévame contigo. Iré rápido. No tendremos que estar separados mucho tiempo.

Esta vez era diferente a las otras veces que habían tenido sexo. Esta vez, el orgasmo que ambos perseguían significaba mucho más. Había compromiso en lo que hacían, una promesa de que, sin importar qué, superarían los tiempos difíciles. Sin dinero complicando la situación, y con el pasado de Arthit revelado, Kongpob creía que no había más obstáculos con los que tropezar. Los problemas que enfrentaban no se verían agravados por nada más.

Contra lo que lucharan, lo harían juntos. No habría más división.

Kongpob se dio la vuelta para que su espalda estuviera sobre la cama. Permanecieron unidos, pero cuando Arthit trepó y se giró para estar de frente, su conexión se rompió.

La distancia no duró mucho.

Arthit agarró el eje de Kongpob. Usando la mano para mantener fijo a Kongpob, se bajó sobre la polla de Kongpob. El ángulo lo cambió todo, y Kongpob no pudo retener un jadeo de placer cuando su polla fue apretada por el estrecho agujero de Arthit.

Las manos de Arthit se cruzaron sobre su pecho, luego Arthit comenzó a rebotar.

Kongpob luchó por no dejar caer la cabeza hacia atrás. Observó el movimiento de Arthit, cautivado. Desde su posición, podía ver su propia polla enterrándose en el culo de Arthit, desapareciendo cuando Arthit se hundía solo para aparecer otra vez cuando Arthit se levantaba. El espectáculo era seductor, pero la expresión en el rostro de Arthit era aún más seductora.

Con los ojos cerrados, los labios separados, el pelo más cobrizo de la habitual por el sol, Arthit estaba abandonado a su placer. Hacía pequeños y guturales sonidos que enloquecían a Kongpob.

—Voy a correrme, —Arthit profirió. —Voy a... ¡ahh!

El semen salió en pulsaciones de la raja de la polla de Arthit.

Kongpob lo miró mientras goteaba por su polla, espeso y blanco. Otro chorro, más enérgico que el primero, cayó en el pecho de Kongpob. Al mismo tiempo que sus disparos, el cuerpo de Arthit se contraía. Sus paredes ondulaban alrededor de la polla de Kongpob, tensándose y relajándose en un patrón espástico que llevó a Kongpob al límite. Con un gruñido, Kongpob corcoveó sus caderas y se movió con total desesperación dentro de Arthit . El apretón de sus bolas se extendió por su abdomen y lo calentó, hasta que al final no pudo contenerlo más. Dejó salir a la bestia. Agarró los muslos de Arthit y empujó hasta el fondo, enterrándose mientras disparaba su corrida dentro de Arthit.

Arthit , jadeando, colapso contra su pecho mientras Kongpob atravesaba los últimos resquicios de su orgasmo. Cuando por fin terminó, envolvió sus brazos alrededor de Arthit y lo sujetó estrechamente.

—Bienvenido a casa, —Kongpob susurró al oído de Arthit .

Nunca habría una bienvenida a casa más dulce que esta.

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