Kassia golpeó al hombre detrás de ella, sacudió las manos, esa parecía ser el último. Volvió afuera del castillo.
—¡Marc, ya me encargue!— pateó a uno de ellos para que se quitará del camino—. ¡Marc! ¡Marc espejo!— bromeó llegando al lugar donde había dejado al avatar de Khonshu—. ¿Marc?
Bajo un poco, había unos orificios y balas acorde. Dado a qué a ella también le dispararon no se dió cuenta de que unos se le escaparon.
No, Marc la hubiera esperado, además estaba herido.
Cerro los ojos por unos segundos. Y los abrió, como si pensará que hacer eso haría que Marc apareciera de nuevo frente a ella. Tallo su rostro con notoria frustración.
—¡Marc! ¡Marquitos!—grito Kassia—. ¡Carajo!— bufo siguiendo a duras penas las pocas balas que podía visualizar.
Había ido a la aldea.
—¡Kassia!— la castaña dió la vuelta encontrándose con Khonshu—. Dejaste a Marc solo y ahora salió el gusano.
—Ay no puede ser, ¿Steven tiene el cuerpo ahora?— ahora entendía porque se había ido cuando le dijo que la esperara claramente —. ¿Dónde están?
—En un camión de pasteles, huyendo.
—Mierda, tendré que correr— pone las manos en su cintura—. Sabes que odio correr.
—Tu dejaste a Marc solo.
—Si, si, no me lo recuerdes, pelón— lo detiene suspirando, inclina su cuerpo estirando las piernas.
—Pero apresúrate, o morirá— ordena chocando su báculo contra el suelo. Kassia le alza el dedo de enmedio.
Bajo hasta el suelo poniendo las manos en el suelo, pidiendo disculpas muy débilmente, sus manos se iluminaron de color verde. Todas la vegetación cercana comenzó a marchitarse.
Termino muy rápido, levantándose, solo había una salida de la aldea. Retrocedió unos cuantos pasos antes de salir corriendo para rodear la aldea. Llegó rápidamente a la carretera, pero debería empezar a ejercitarse.
No le hizo falta encontrar el carro en el que se suponía que ahora estaba Steven. Sin pensarlo dos veces salto para bajar lo más pronto posible, antes de llegar unos troncos le impedían seguir.
Se asomó por el precipicio, sin más remedio al ver que estaba acorralado. Empujo los troncos, saltando al mismo tiempo, aterrizó en el cofre del camión escuchando el grito de Steven.
Pero cuando se asomó era Marc de nuevo.
—Kassia.
—Bien, ahora eres tú— toma a Marc de un jalón para sacarlo y lo rodea su cintura con su brazo derecho—. Agarrate bien.
Sin remedio. El obedeció abrazando a la muchacha del cuello, cuando está decidió volver a saltar. Agitó su mano para rodearlos con una ventisca que desaceleró su caída.
—¡¿Esto no debería ser al revés?!
Kassia hizo una mueca divertida.
—¿Estás bien?— pregunta ella cuando logran tocar el suelo ignorando la última pregunta de Marc—. Oh, espera— miro arriba uno de los troncos iba en su dirección, levantó la mano para desviar la trayectoria de este antes de que los aplastará—. Ahora sí... ¿Estás bien, Marc?
—¿No querrás decir Steven?— pregunta el.
—Me preocupó por ti aunque me hayas hecho correr, no lo arruines— Kassia pone una de sus manos sobre el rostro de Marc, quien iba alejarse por la repentina cercania—. No tienes ninguna herida.
Retira la mano.
—Perdón— no sería bueno hacerla enojar si acaba de cargarlo como si nada.
—¿Por qué? ¿Por dejar a Steven o por hacerme correr?— pregunta ella para comenzar ver si algún carro venía en ese momento—. Si es por lo primeros entiendo que es algo que a veces no controlas— alza los hombros—. Pero a la próxima, te pondré un GPS.
—Es mejor escondernos hasta que sea de noche.
—Pero... ¿Seguro que estás bien?
Marc hace una sonrisa media chueca, asintiendo a su pregunta.
(...)
Marc y Kassia miraban al pez nadando por pecera, en cuanto llegaron a Londres, ocultando el escarabajos, Marc no tardó en llamar a la puerta de Kassia al darse cuenta de que Gus había muerto.
Sin más remedio fueron tan rápido como pudieron a la tienda para comprar uno como el remplazo de Gus para que Steven no se alerte, pero ninguno de los de la tienda tenía una aleta
—¿Y si culpamos a tu gato?
—Oye, existen límites, no voy a acusar a Quesito porque mataste el pez de Steven— cruza sus brazos—. Sin contar de que lo hiciste faltar a la cita que tu mismo le conseguiste.
—Dijiste que ese té ayudaría a mantener a Steven durmiendo.
—Son hierbas medicinales no sedante para elefantes— espeta.
—¿Y si quitas una aleta?
—Eso sería cruel— Marc levanta la ceja, literalmente había acabado con varios hombres a puño limpio.
—Usa tus poderes...
—Marc—se sienta al borde de la cama—. No soy todopoderosa.
—¿Entonces que eres?
—Me sorprende lo mucho que te aguantaste para preguntarme eso— sonríe la castaña—. Soy algo que ustedes conocen como Semi dios, aunque... Es algo un poco más complicado que eso.
—¿Cómo Hércules?
—Solo que en vez de servir a los dioses, mate a algunos— alza los hombros.
—¿Por qué?
—Haces muchas preguntas, Marc Spector— Khonshu aparece para evitar que Kassia reviva malos momentos.
—Ya es noche— dice la castaña—. Mejor duerme, debes estar cansado luego de todo lo que pasó, Marc, luego nos vemos, pajarito desplumado.
(...)
—¡AHHHHHHH!
—¡AHHHHHHH!
—¡¿Por qué estamos gritando?!—dice Steven cuando se da cuenta de que estaba en el carro de su amiga.
—Steven... ¿Estás bien?— pregunta Kassia fingiendo que no entendía lo que estaba pasando.
Grant mira por la ventana encontrándose a Khonshu parado.
—Yo... Descubrí cosas... Una llave y un teléfono...—Kassia asintió dejando que siga hablando—. Marqué el último número y alguien me llamo... Marc.
—¿Marc?— finge sorpresa—. Pero... ¿Dónde?
—¡No lo sé! Moví unas cosas— hace movimientos con sus manos tratando de concentrarse—. ¡Y... Y...! ¡Me perseguía una cosa! ¡Era alta, parecía un pájaro!
—Hey, hey— detiene Kassia—. Tranquilo, Steven— pide ella deteniendo el auto frente al museo—. Respira— el obedece cerrando los ojos—. Suéltalo.
—Gracias, Kass.
Kassia le sonríe amablemente.
—Ire por café, y dejaré unos papeles— avisa—. Si así lo deseas estaré en todos los tours para que estés más tranquilo— sugiere.
—¿En serio te quedas conmigo en el museo?
—Conseguiría un trabajo pero tú jefa me odia porque te defendí— suspira—. Debí haberla golpeado para que valiera la pena su odio.
—Kass, eso estaría mal...
—Lo siento, Steven, me aseguraré de no contagiarte mi maldad— bromea—. Iré por los cafés, así que toma la delantera.
Steven un poco más tranquilo se baja del auto, Kassia va hasta una cafetería dejándolo ahí. Pero la tranquilidad no le duró mucho a Steven, pues detrás de el, en el autobús que debería tomar para ir al trabajo pudo visualizar al hombre de su sueño.
—Otra vez el— tiembla un poco—. Es real... Apresúrate, Kass.
Corre hasta la entrada del museo.
(...)
Kassia mensajeaba con Steven, ya que al no ser trabajadora no podía quedarse después del horario establecido.
Estaba nerviosa y todo eso aumento cuando Steven dijera que ya estaba saliendo, pero los minutos pasaban y no lo veía por ningún lado. Hecho un vistazo, el guardia no estaba.
Corrió tan rápido como pudo cuando escucho unos ruidos extraños. Paso seguridad, invoco una mariposa de energía para iluminar su camino.
Apresuró el paso cuando se dió cuenta de dónde provienen los ruidos.
—¡Steven!—grita saltando las cosas que estaban regadas en el suelo escuchando rugidos y quejas—. ¡Ay!
Esquiva una lámpara que se estaba por caer
—Kassia.
El traje de Khonshu estaba cubriendo a Steven, aunque seguramente era Marc ahora ya que su otro amigo no tenía idea de cómo usar un traje.
El desastre reinaba en ese momento. Lavaderos rotos, tuberías chorreando agua, lámparas caídas. Y un adorable chacal en el suelo detrás de Marc.
—Iugh, odio los chacales— habla ella acercándose a Marc para con su pie tocar el cuerpo del chacal—. Creo que es hora de irnos, si quien envió esta cosa horrenda está cerca... No será el único.
Marc acepto, quitándose el traje de encima. Cuando se alejo del chacal, Kassia hace una mueca de asco al ver nuevamente a esa cosa.
—Odias correr y odias los chacales, ¿Necesito saber algo más?
—Odio a los preguntones— bromeo—. Ciertamente con el tiempo que llevo viva, odia más cosas de las que podrías contar, Marc.
—Hay cámaras de seguridad—le dice Marc a Kassia.
—Si, pero no las mires, Marc— se golpea contra la espalda del hombre—. Oh, ya las estás mirando— sonríe mirando a la cámara—. Vámonos, ya.
—¿Dónde está tu auto?
Kassia señala el lugar. Marc asiente. A lo que su teléfono comienza a vibrar. Pide un momento para contestar.
—Hola, James— sonríe la castaña—. ¿Cómo está todo por allá? ¿Siguen reparando el barco de Sam?
Spector gira un poco la mirada, notando la sonrisa alegre que le causaba el tal James a Kassia.