Aunque las pesadillas no han parado, ya no son tan intensas como la primera noche, pero lo suficiente como para que Rider tenga problemas para dormir. Siempre que cierra los ojos es la misma imagen, Chiara aterrada mientras se convierte en lobo, el pelaje blanco, las garras y los colmillos, acercándose a él lentamente, siempre que está a punto de atacar Rider despierta. De no ser porque su prefecto le consiguió unas cuantas pociones despertares Rider no podría rendir bien durante el día, y aun así tenía todo el tiempo un aspecto cansado, ojeras marcadas y parecía que en cualquier momento se quedaría dormido.
Además, tener que pasar las tardes como voluntario en la enfermería no ayudaba, debido a eso tuvo que posponer aún más los entrenamientos con Skye, cosa que solo la enfureció, combinado con tener que prepararse para las bóvedas los pensamientos lo agotan mentalmente. Ya había pasado una semana y no había señal de Chiara, ni en el comedor, ni en las clases, ni en la enfermería. Rider consideró muchas veces pedirle a Aura alguna información de donde estaba, pero no quería arriesgarse a revelar el secreto. Por más que quisiera irse y descansar, la condición de Dumbledore era ayudar en la enfermería hasta que lograra hablar con ella.
-¿Seguro que no necesitas descansar Rider? Puedo darte la tarde libre- dice Pomfrey observando a Rider con vista cansada mientras venda el brazo de un estudiante de tercero que se quemó con una poción mal preparada.
-No se preocupe, estoy bien- responde Rider. Pomfrey sabe que Dumbledore lo envió a ayudar, pero no sabe por cuanto tiempo y tampoco el por qué, a pesar de lo tentadora que fue la oferta, Rider no quería aprovecharse de la situación, además de que la enfermería seguía siendo su mejor oportunidad de encontrarse con Chiara y arreglar las cosas.
-Me sorprende, cualquier otro estudiante aprovecharía la oportunidad de evitar el castigo, pero has estado así desde el primer día... por más que seas de ayuda no puedo dejar que sigas así- insiste Pomfrey
-Gracias por la preocupación, pero no hay problema, siempre puedo tomarme una poción despertares- responde bromeando con esto último mientras termina el vendaje -Listo, mañana tendrás el brazo como si nada hubiera pasado- le dice al estudiante, terminado eso no había mucho que hacer, los pocos pacientes presentes habían sido atendidos y solo les quedaba descansar. Rider se dirige a las vitrinas para ordenar los frascos y pociones.
-¿Por qué estás aquí realmente? No parece que te interese realmente la medimagia, pero aún así estás comprometido con tu labor- pregunta acercándose a el
-Solo cumplo con mi castigo señora- respondes, haciendo que Pomfrey levante la ceja, pero antes de que pueda decir algo interrumpe el sonido de alguien abriendo la puerta
-Buenas tardes, señora Pomfrey, una disculpa por haberme desaparecido la semana pasada- dice la voz, debido a que Rider está en la vitrina no alcanza a ver quién es, pero no tarda en reconocer la voz
-No te preocupes Lobosca- responde Pomfrey -Me alegra que vinieras hoy, pero gracias a la ayuda de Rider no hay mucho más que hacer por el resto de la tarde- al escuchar esto, Chiara pone una reacción de sorpresa casi con un brinco
-¿Chris está aquí?- pregunta con un todo de sorpresa y nerviosismo, Pomfrey asiente y apunta hacia el con la mirada, Chiara se asoma por la vitrina para verlo, Rider no puede evitar sentirse nervioso, al ver el rostro de Chiara le viene un flashback de ella convertida en lobo mientras su corazón se acelera.
-H...Hola- dice Chris llevando la mano a la nuca e intentando esconder el nerviosismo para romper el hielo, mientras que ella se queda callada sin saber que decir
-Bueno, supongo que puedes ayudar a Rider a acomodar los frascos- propone Pomfrey, Chiara no parece convencida, pero no se niega.
-Sobre el otro día, quiero que sepas...- intenta decir Rider, pero es interrumpido por Chiara diciendo que no era el momento para hablar de ello, haciendo alusión a que había más gente y que podían escuchar. Durante la labor se produce un largo silencio incómodo, solo entablaban conversación para ponerse de acuerdo organizando las vitrinas. Rider intenta ignorar los flashbacks cada que voltea ver a Chiara, pero el pulso se mantiene acelerado.
Una vez terminada la labor, acuden con Pomfrey para saber que más hacer, pero no queda nada más por hacer.
-Por ahora es todo, salgan, tómense un descanso de una hora, tal vez los necesite para algo más en un rato- dice Pomfrey, Chiara y Rider asienten, pero mientras ambos se dirigen a la puerta Rider es detenido por la voz de Pomfrey -Rider ¿Podrías quedarte un momento?- Rider sin saber la razón acepta y se acerca a ella mientras Chiara sale de la enfermería -No se que suceda entre ustedes dos, pero lo mejor será que aproveches el descanso para hablarlo con ella-
-Gracias señora, lo haré- responde Rider encaminándose de nuevo a la salida de la enfermería, para su sorpresa, cuando cruza la puerta Chiara está esperándolo del otro lado, con la mirada agachada. Rider trata de decir algo, pero no encuentra las palabras, por lo que decide sentarse en una banca cerca de la puerta para pensar las cosas, Chiara se sienta a su lado.
Durante varios minutos se presentó un silencio incómodo, ni siquiera la mirada se dirigían, cada que parecía que Rider iba a decir algo se detenía justo antes de hablar, no podía evitar sentirse estresado, toda una semana esperando este momento y cuando se presenta no logra hacer o decir algo "Esto es una pérdida de tiempo" se dice a si mismo frustrado mientras se levanta, pero antes de poder alejarse lo detiene un jalón a la manga de la túnica.
-¿Alguien más lo sabe?- pregunta Chiara aún con la mirada agachada
-Nadie, no pienso decírselo a nadie- responde Rider sin voltear a verla
-¿Por qué?-
-No tenía caso decírselo a alguien y revelar tu secreto... además, no es tu culpa lo que sucedió-
-Gracias... supongo- dice Chiara suspirando, Rider decide volver a sentarse, esperando que la conversación pueda fluir -Te ves horrible- dice mientras voltea a verlo -¿No has dormido por lo que pasó?-
-¿Tanto se me nota?- bromea Rider con una risa corta, provocando accidentalmente unos segundos de silencio
-Lo siento- dice Chiara volviendo a desviar la mirada
-No tienes por qué disculparte, yo fui quién decidió seguirte-
-Tal vez si te lo hubiera dicho no me habrías seguido, tal vez no tendríamos que estar hablando esto-
-No tiene caso preguntarse que habría pasado, ni siquiera hay garantía de que las cosas habrían sido diferentes- responde con un suspiro al final -Mira... solo quiero que sepas que no te juzgo por lo que pasó, para mi sigues siendo la misma persona-
-No tienes que mentir- interrumpe Chiara -Soy un riesgo y lo sabes-
-No estoy de acuerdo, si esa noche no me hiciste daño dudo que lo vayas a hacer-
-Sobreestimas la situación... la única razón por la que pude controlarme fue porque tomé la poción matalobos-
-¿La qué?- pregunta confundido
-Ni siquiera sabes lo que es, eso solo demuestra que no entiendes la situación... Una poción matalobos permite que un hombre lobo pueda mantener el control de si mismo durante la transformación, se debe tomar todos los días durante una semana antes de la luna llena. Snape la ha estado preparando para mi desde que llegué a Hogwarts-
-Entonces no debería haber problema siempre que la tomes, supongo-
-¿Y que pasará cuando ya no puedan prepararla para mí? ¿O cuando salga de aquí? Los ingredientes de la poción matalobos no son precisamente baratos o fáciles de conseguir- alega Chiara -De nuevo volveré a tener que huir de todo cada que sale la luna llena, y el próximo que decida seguirme no tendrá tu suerte-
-Que sufras de licantropía no te vuelve una persona mala, o peligrosa-
-Por favor, ni siquiera puedes mirarme mientras lo dices- reclama -Cada que me miras ves en tu mente al lobo, como si no hubiera sido fácil de notar-
-Está bien, lo admito, me equivoque- responde volteando a verla, evitando apartar la mirada cuando entra en su mente el flashback -Creí que podría con ello, pero es mucho por procesar. Pero eso no significa que no lo esté intentando ¿Sabes por qué? Porque lo que sucedió no te define-
-¿Cómo sabes tu que me define o no?- insiste con una mirada severa
-Es lo que me has demostrado desde el primer día- responde con la misma mirada para después apartarla con un suspiro -Solo digo que quiero que las cosas entre nosotros estén bien-
-¿Por qué tomarse las molestias por alguien como yo?-
-¿Es necesaria una razón?- para cuando se dan cuenta ya terminó el descanso, es momento de volver a la enfermería, ambos se levantan, pero antes de que Chiara pueda moverse Rider la jala de la manga -¿Podrías al menos darme la oportunidad?- pregunta mientras ambos se miran fijamente a los ojos, después de unos momentos Chiara asiente, Rider la suelta y ambos se dirigen con Pomfrey a continuar con su labor.
Había pasado una semana del incidente en la puerta y, si bien casi todo había vuelto a la "normalidad" de Hogwarts, esa noche Aura todavía sentía la espinita de aclarar las cosas con Rowan. Entendía las razones de Rider, pero seguía pensando que la situación pudo manejarse de otra forma. Tal vez su amiga ya estaba dormida, aunque nada perdía con intentar.
-Rowan, ¿estás despierta?- susurró Aura a las cortinas cerradas de la cama contigua. Escuchó a Khanna removerse antes de asomarse.
-Sí, dime, ¿ocurre algo?- respondió dejando el libro de Encantamientos en la mesita de noche. Tenía la varita encendida con un Lumos.
-Sé que es tarde, pero... ¿crees que podamos hablar un momento en la Sala Común?-
-Sí, por supuesto- respondió confundida Rowan. Se levantaron y salieron en silencio, sentándose en los sillones frente a la chimenea. Helga Hufflepuff alzó su copa para saludarlas y ellas respondieron con un ademán.
-¿Es... sobre lo que pasó hace una semana?- preguntó Rowan, nerviosa. Aura asintió.
-Sí, verás... –fue interrumpida por su amiga-
-Aura, de verdad lo siento muchísimo. No sabes cuánto me ha molestado desde entonces pensar en cómo te traté –tomó sus manos–. Tú sólo querías ayudar, no era tu intención entrometerte. Debí habértelo dicho todo esa noche en lugar de ponerme a la defensiva-
-Rowan, para- dijo apretando un poco sus manos -Mira... entiendo las razones de Christian para pedirte que no hablaras. No estás obligada a contarme todo, tan sólo... habría sido mejor que me dijeras, tal cual, que no podías decir nada. Al día siguiente me sentí aislada porque decidieron que evitarme era la mejor opción. Harlow es más reservado y admito que me dolió mucho más tu actitud ese día. –su amiga agachó la cabeza. Aura hizo una pausa y suspiró–. En fin, a lo que voy es: eres mi mejor amiga, Rowan. Quiero que tengas la confianza hasta para decirme, con franqueza, que no puedes contarme algo. Te prometo que lo entenderé y no presionaré más el tema. Lo que menos quiero es que te sientas incómoda por mí-
-Aura, tú también eres mi mejor amiga. Te prometo que no volverá a ocurrir algo así-
Ambas se abrazaron. Un curioso "¡plop!" las hizo voltear a la mesita de al lado, donde un elfo doméstico de brillantes ojos azules depositaba una bandeja con dos tazas humeantes y dos piezas de pan.
-Madame Hufflepuff habló desde su retrato en las cocinas y pidió a Kempy que les trajera esto. Kempy espera que las señoritas lo disfruten- Luego de una reverencia, desapareció chasqueando los dedos. Todavía confundidas, miraron al retrato de la fundadora.
-Esta casa es para los trabajadores, los justos y los leales, sí. Pero también para aquellos que valoran la amistad y la resolución amable de conflictos. Espero que siempre recuerden esto. Coman y vayan a dormir, que mañana les espera un buen día de trabajo- dice el retrato de la fundadora de Hufflepuff.
Las chicas agradecieron, entusiasmadas. Bebieron a sorbos el delicioso chocolate con pequeños bombones y probaron el pan de hojaldre relleno de queso crema. Sin duda, la reconciliación era dulce, pero no tanto como este bocadillo de media noche.