Dulce Tortura

By lectora_Erika

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Mi vida se ha basado en dos sensaciones de las que nunca creí que lograría salir; y aún me pregunto si lo log... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6

Capítulo 5

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By lectora_Erika

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Amelia

¿Cómo te sentirías si después de tres años te encuentras con tu crush?

Yo les diré, tu cuerpo se paraliza totalmente, tus neuronas deja de funcionar, no quitas tu mirada de su rostro, tu mente dimite la idea de funcionar y las malditas palabras no te salen por más que quieras; toda tu se vuelve un manojo de nervios que ni con veinte quilos de calmantes puedes reaccionar, te vuelves presa fácil de tus sentimientos por lo que estos te dominan provocando que actúes de las formas ya mencionadas anteriormente.

Extrañamente mi mano derecha comienza a temblar de una forma muy visible por lo que la escondo detrás, en mis espalda, para evitar tal vergüenza. Y si no han caído todavía, el tío que esta delante mi fue el hombre misterioso de hace tres años atrás que me regalo la cazadora; si así como les cuento.

Vamos a ver, cuando mi padre se mejoró pase casi un año intentando encontrar a dicha persona, fui al mismo lugar como unas cinco veces, esperando que en algún momento de la noche le tocara salir y pelear, merodee por días la zona en la que se efectuaban estas competencias, pero nada e incluso investigue más lugares como ese y me presente, aunque todo fue en vano; no pude dar nunca con su paradero. Hoy en día no sé cuál fue la causa de tal obsesión de mí hacia él, lo único que sé, que el aura de peligro que emanaba en ese momento y que todavía no ha perdido me envolvió de tal forma que su recuerdo nunca abandono mi mente.

Y ahora estaba delante de mí, imponente como siempre; con ese traje azul oscuro que le quedaba como anillo al dedo, el pelo ordenado a su manera y esa cara de mala leche que me está volviendo loca. Algo cambio en él, su mirada ya no es la misma; la primera vez que nos vimos sus ojos dejaban un mensaje claro, muerte; en cambio ahora sus ojos siguen trasmitiendo lo mismo, pero con un toque de ira, odio y más poder; tipo ''odio a los humanos, pero igual soy el puto rey de todos ellos´´.

Ay dios, ¿Qué cosas ando pensando?

—Te he preguntado algo —su voz me hace salir del pequeño trance formado por mi mente.

—¿Cuál? —más pendeja no puedo parecer.

Trágame tierra y escúpeme en Narnia.

—¿Nos conocemos? —frunce más el ceño.

Maldito, pienso, yo aquí muy estúpida acordándome de todo lo que hice para dar con él y el muy cabron ni de mí se acuerda; pero como yo soy mejor que él le devuelvo el golpe.

—No, te he confundido con alguien más —concluyo tomando a la pequeña —. Disculpe las molestias causa…

—Amor —una voz de mujer nos interrumpe haciéndose presente a mis espaldas, provocando que el mire por encima de mí y yo me dé la vuelta para apreciar a una hermosa castaña, con piel de porcelana, suaves rasgos latinos, quien lleva un vestido color lila el cual se ajusta a sus curvas perfectamente —, aquí estas Christian; los invitados esperan por ti.

—Que esperen, tienen que hacerlo —responde de malos modos —. ¿Y tú a que viniste? Te dije que te quedaras esperando.

—Chris, no me trates así —la chica se acerca a él sin percatarse de mi presencia y lo toma del brazo —; cariño sé que estas agobiado, pero…

—Ya voy a ir —la interrumpe con un gruñido —, no comiences con tus charlas estúpidas.

La forma en que la trata es tan humillante que todos mis encantos hacia él se esfuman en cuestión de segundos; sí que me imaginé que el tío pudiera ser un capullo, pero ha rebasado mis limites puestos, ya que, ¿a qué mujer no le gusta el típico macho hijo de puta? A todas, pero no a alguien que humille de esta manera a las mujeres; por lo que bloqueo a este tipo de mi mente y mientras él se enfrasca en una conversación con su novia yo me dedico a moverme lenta y sigiliosamente para salir de allí sin que niguno de los dos se percate de mi huída.

Gracias a Dios y todo salió como lo planeado, por lo que rápidamente llegue a mi mesa con la pequeña en brazos, tomé mi bolso y salí pitando leches de allí; ya comeremos en otro lado.

Si se están preguntando las razón que conllevaron mi huída del restaurante, les diré que fueron dos; primero, que si me quedaba un minuto más le hiba a recordar a ese capullo de que estamos hechas las mujeres por tratar a su prometida mal, y segundo, mi corazón estaba latiendo a un ritmo tan acelerado que creí que me daría un infarto en cualquier momento.

Al salir del restaurante y tomar el primer taxi que aparece, mi ritmo cardíaco se calma y la decepción toma ahora mi mente; en estos momentos me siento como cuando leemos o vemos muchas historias de amor, donde te venden este como la cosa más maravillosa del mundo, donde el malo cambia por amor, pero cuando salimos a la calle en busca de eso nos damos con la cruda realidad que todo son falsas esperanzas y cuentos baratos que usan las grandes empresas de cine y editoriales para lucrarse, ya que a la mayoría de la humanidad les gusta ver como los dos protagonistas se quedan al final felices y comiendo perdices, pero ¿qué pasa cuando esos perdices se terminan?, ¿serán felices toda la vida o a la primera pelea romperan?

No lo sabemos y en eso es lo me baso, estas historias de amor están programadas para que el lector o la persona que ve la película cree en su mente un final feliz y así se engañe a ella misma. Y es aquí cuando digo que como una ilusa me he creído esos finales de novela que me venden los libros tanto las pelis, es aquí cuando me desilusiono dándome cuenta que todo es una mentira, la vida es una mentira y el amor... bueno, no diré que es una mentira del todo.

Vuelvo a recordar como el gilipollas trató a la pobre mujer que sólo quería quedar bien con los supuestos invitados ya que a él al parecer no le importaba nada, un poco de dolor hace prescencia en mi ya que no comprendo como hay mujeres que se dejan tratar de esta forma sólo porque el tío esta bueno que te cagas, es una fantasía andante, con tan sólo  oír su voz sientes que tendrás un orgasmo...

No, no, no, Amelia te estas desviando del asunto, me reprendo mentalmente, no debería de estar pensando estas cosas.

—Ufff, maldito —susurro en voz baja —, ¿por qué no podía ser feo? O sea, las personas cambian en tres años, pero no, él tenía que ser un macho man de esos que te saca el suspiro al caminar.

—Maldito —vuelvo a decir y... espera, yo no fui.

Giro mi cabeza hacia el lado izquier donde se supone que debe estar mi sobrina muy tranquila y si, ahí está ella, muy tranquila y con la resplandeciente sonrisa que nunca desaparece de su rostro.

—Maldito —vuelve a pronunciar y esta vez con mucho pánico tapo su boca.

—No, linda pincesa, eso no se dice —afirmo mirándola a los ojos, pero tengo que quitar la mano de su boca ya que algo húmedo esta tocando la palma de mi mano — ¡No, ¿por qué haces eso?

—Maldito —reitera la infante mientras ríe a carcajadas.

—Ya te dije que no lo dijeras Nahomi, esa palabra no se dice —levanto un poco el tono de voz por lo que me encuentro con la mirada del taxista por el retrovisor —¿Tú qué miras? Atiende a la carretera. Y tu moco... hermosa —me vuelvo a concentrar en mi sobrina —, no vuelvas a repetirlo o me emfadare.

Al parecer mi regaño hizo efecto ya que en todo el camino Nahomi no hablo ni volvió a pronunciar la misma palabra; es que yo de verdad que no entiendo a los niño, mi sobrina de diez palabra te dice bien dos y resulta que las malas palabras si que las pronuncia a la perfección, estas cosas sólo me suceden a mi. El auto se aprocxima a la residencia por lo que le advierto a la pequeña que no vuelva a repetir lo que dijo, aunque con un poco de suerte sus padres no este ahí...

¿Alguien dijo suerte? Ah, si, yo; al auto detenerse delante de la casa Emma junto con mi cuñado salían de ésta vestidos muy elegantes, "Dios, ¿por que no pudimos llegar cinco minutos después?" 

—Tranquila, Nahomi no dirá nada —trató de calmarme ya que si la niña suelta la hermosa perla delante de sus padres me matan, aunque no temo por Atuan, la que me da miedo es mi amiga, si se entera es capaz de mandarme de vuelta Alemania.

Emma y Atuan, se percatan del taxi y al ver que estoy yo en el con la niña detienen su camino hacia su carro, JODER. Como si nada bajo del coche con la niña en la mano quien al ver a sus padres se vueleve como loca.

—Mi amor, ven con mamá —mi amiga trata de tomar a la niña, pero no se si son los nervios o algo más que la alejo de ella —¿Qué pasa Mila? ¿Desde cuando te gusta tener tanto a Nahomi en brazos?

"Desde que me vas a matar si te enteras de la palabra nueva que ha aprendido tu niña", pienso con una sonrisa nerviosa en la cara.

—Ehhh, ella... bueno, tu... —me trabo al hablar ya que no se que decir —... tu... tu...

—¿Tu, que Mila? —pregunta mi amiga.

—Es que tu estas demasiado bella como para cargar a la pequeña que esta sudada y con peste —respondo.

—¡¿Qué has dicho?! —exclama.

Ayyy, que la cagó más.

—Quiero decir, no es que tenga peste, no, no, claro que no —ya no se ni lo que digo —,sólo es que entre el sudor y... y que fuimos al parque —miento descaradamente —, puede que te ensucies.

—Olvida eso, dame a mi hija que la extrañé mucho —vuelve hacer el ademán de quitarmela agarrandola esta vez.

Los padres de la niña la abrazan y juegan con ella riendo los tres, mientras que yo rezo que no diga la dichosa palabra.

—Entremos —propone Antuan.

—¡No! —mi grito es tal que los tres dejan de reír —, no... porque ustedes se tiene que ir.

—No te preocupes Mila, queremos estar un rato con nuestra pequeña —mi amiga se da la vuelta en dirección a la entrada de la casa.

Resignada camino detrás de ellos, buenos si no ha dicho nada hasta ahora no creo que.

—Maldito —suelta la niña provocando que los tres nos detengamos en el lugar y que mis ojos se cierren con frustración.

—¡Nahomi! —grita Emma por la sorpresa; ay madre, estoy muerta —. Ya es la segnda vez en la semana que dice lo mismo.

—¿Qué? —pronuncamos él rubio y yo al mismo tiempo.

—¿Cómo es eso de que, es la segnda vez? —me acerco a Emma.

—Si amiga, es que en el jardín hay un pequeño que decía cosas como esas y los niños lo repetían —me explica —, así que, toda las madre fuimos y hablamos con la maestra, el niño ya no esta en el jardín porque esta siendo atendido por un psicólogo, pero al parecer esa palabra no se le olvida a tu sobrina.

Más tranquila y con menos presión dejó a la familia feliz en la sala, no sin antes preguntarle a Emma si mi padre esta en la casa, ésta me responde que no porque anda para el bingo; me estresa un poco la idea de que ande sólo, pero no es un niño y aquí la hija soy yo por lo que no digo más y me encierro en mi habitación tirando mi anatomía a la cama.

Ufff, que día más largo, me relajó un buen tiempo, aunque la imagen de Christian —al parecer ese es su nombre— como en años atrás vuelve a rondar mi cabeza, pero no dispuesta a darle ese lujo, me quitó la ropa y me introduzco en la ducha dejando que el agua caliente caiga por mi cuerpo, limpiando el sudor y relajando mis músculos que bien tensos que estan. Paso mis manos por todo mi cuerpo, pero estas acciones me hacen imaginarme que es Christian quien me toca por lo que con mimo y cariño toco mis tetas, mis labios, mientras que voy bajando hasta llegar a mi...

Aparto las manos de mi cuerpo, ¿Qué estoy haciendo? Lavo este rápido y salgo del baño a la velocidad de la luz, me envuelvo en el albornoz para con el pelo mojado tomar unos chandales viejos, una camisa y unas medias para cubrir mis pies descalzos. Me encuentro secando mi pelo cuando sin tocar Emma entra en mi habitación.

—Y la reina Izabel hace su entrada —me mofo de ella cuando llega donde estoy sentada secando mi pelo, toma tranquilamente la secadora y comienza hacer el trabajo por mi —¿Cuando te molestaras en tocar la puerta de mi habitación para entrar?

—No hago eso con las personas que le enseñan palabras obsenas a mi hija —confieza y siento que toda la sangre se me va del rostro, quiero pararme, pero Emma me agarra de los hombros y me vuelve a sentar bruscamente —, tranquila que no he terminado —continúa con su tarea como si de una psicópata se tratase.

—Emma yo te lo puedo explicar...

—Te calladas y me escucharas —me interrumpe al tiempo que suelta la secadora para posarse delante de mi y doblar su cuerpo para llegar a mi altura —, Nahomi es una niña, y se que tu no tienes ni mierda de experiencia con niños y créeme que te entiendo además de que te amo con todo el corazón —su mirada se encuentra con la mía —. Delante de mi hija que es tu sobrina te aguantaras esa lengua y pensarás diez veces antes de hablar y no lo digo porque temo a que mi hija me salga una mal hablada, lo digo porque desde ya volverás hacer la misma Amelia de antes —hace una pausa —, aquella que tenia metas y sueños, aquella que era responsable y que sobre todo tenía dos par de cojones bien puestos, ya te conseguí un trabajo, empiezas pasado mañan. No lo arruinaras, cundo tengas que cuidar a tu sobrina lo aras y todo eso lo lograrás porque tienes que darte cuenta de que ya no tienes 19 años, ¿entendiste? —pregunta.

—Si —se que debo cambiar, y se que tiene razón.

—Bien —sonríe como si nada de lo anterior hubiera sucedido.

—¿Cómo es que supiste...?

—No sabes ocultar un secreto, te pones nerviosa y cuando la bomba explota tu cara palidece como ahora —me da un beso y se aproxima a la puerta —ah, y tienes que bañar a Nahomi, te amo y portate bien.

La muy hija de puta sale del cuarto con una sonrisa, al parecer la noche también será larga.

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Espero que hayan disfrutado el capítulo. Besos

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