En medio del abismo

By Kashmey

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Gray Village es el único reino restante, conocido como el abismo. Desde hace más de cien años han decidido in... More

Nota de las autoras
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Andrew's Rolling Stoned
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6 - PARTE I
Capítulo 6 - PARTE II
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Andrew's Rolling Stoned
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Mapa Gray Village
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25

Capítulo 8

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By Kashmey

VICTORIA.

Lo último que agrego es una cadena con una amatista en el colgante, es un honor para mí llevar la joyería de la familia. No quiero salir de mi habitación, sé que algo malo sucedió anoche, sé que las malas noticias comenzarán. Lo soñé, sé que algo sucedió y temo que nos involucre otra vez. Ella no aparece porque sí y la última vez que soñé con ella tenía catorce años, entonces algo horrible sucedió, tal como ella mostró.

En el largo pasillo del segundo piso, todas las puertas ya están abiertas, eso indica que soy la última en despertarme. No dudo en dirigirme a la cocina, en donde ya están mamá y mi abuela conversando en voz baja.

—Es lo que te digo, Danella, esto cambió todo.

—Lo sé, mamá, es por eso que he tomado esta decisión.

—¿Tu esposo está de acuerdo?

—Sí, lo está.

—¿De acuerdo en qué? —inquiero.

Ambas se giran hacia mí. Soy la copia de ambas, eso lo sé. Mamá me sonríe y mi abuela se acerca hacia mí para estrujar mis mejillas.

—Hola, dulzura.

—¿Cómo estás?

—Viva.

—Mamá, deberíamos ir —dice mi madre—. Los demás nos están esperando.

—Ah, sí —dice la abuela, moviendo su mano con desdén—. Sólo te esperábamos a ti.

—¿Para qué?

—Reunión familiar.

Tal como lo supuse. Las reuniones familiares nunca traen buenas noticias, además de que mamá me obliga a atender a toda la familia, como si ellos no tuvieran manos y pies. Decido no comentarle que he vuelto a soñar con ella, no sin antes saber qué ocurrió esta vez.

La abuela prácticamente me arrastra hacia el salón, en donde la gran mesa ya está ocupada por casi todos y otros que prefieren estar de pie detrás de los que ya están ubicados. Hago un saludo general a toda la familia y cuando visualizo a mi padre en la cabecera de la mesa, me ubico junto a él, no sin antes dar un beso en su mejilla que él recibe con una sonrisa amable.

—¿Todo bien, Vic?

—No estaba preparada para una reunión familiar.

—Ha sido de emergencia.

—¿Por qué?

—Ya que estamos todos reunidos —mamá alza la voz—, quiero que todos se aseguren de tener en su poder sus votos.

Todos levantan sus votos. Papá me entrega uno por debajo de la mesa y lo levanto también.

—He tomado una decisión, que no llevaré a cabo sin primero consultar a cada uno de ustedes. Ayer ha ocurrido un evento singular en el baile, al que asistieron algunos miembros designados para representar a la familia. —Señala a mi prima y su pareja, ambos se levantan de sus asientos—. Quiero que escuchen atentamente y luego decidan con responsabilidad, porque es momento de definir nuestro legado.

Observo a todas las personas alrededor de la mesa, son al menos cuarenta, y no son todos los que componen nuestra familia. No necesariamente todos somos familiares de sangre, pero sí componemos lo que es el linaje Purple y lo cargamos con la dignidad y honor que nos corresponde. Mamá es la matriarca de la familia, ella nos guía y dirige, mientras que yo soy su heredera.

Mi prima y su pareja comienzan a relatar la historia desde el inicio hasta el final, con lujo de detalles. El baile fue interrumpido por un grupo de personas que no fueron identificadas, lanzaron fuegos artificiales como distracción y luego entraron al salón atacando a los guardias, pero iniciando una guerra de todos contra todos. Ellos vieron que estos intrusos capturaron al menos a diez personas. Al terminar su relato, vuelven a sentarse. La sala se llena de murmullos.

Todo tiene sentido, claro. Esta mujer me mostró a una niña que escapó de casa, intentando evitar un compromiso con un hombre mayor. Entonces, lo sentí como un susurro, la forma en la que me instó a ir al baile y cómo repitió la palabra explosión. ¿Por qué regresaría? ¿Por qué debería haber asistido al baile?

—Hemos sido citados hace unos días atrás, para asistir a una reunión que compone a las seis familias originales de los clanes y linajes para la semana siguiente —explica mamá, caminando por el salón—. No sabemos quién ha organizado este ataque, no sabemos para qué nos han citado, pero considero conveniente considerar enviar a un representante de la familia para comprender qué es lo que está sucediendo, si es que las demás familias están enteradas, por supuesto.

Levanto la mano.

—¿Qué linaje nos ha citado?

—El linaje White, por uno de sus representantes: Catriel White.

Enseguida observo a papá, quién tiene el ceño fruncido.

—Papá, pero creí que su representante era la señora de la familia.

—Al parecer ya no está en condiciones, según explicó Catriel.

Mamá levanta su voto.

—Sólo los que poseen el voto, pueden decidir en esta situación, lo saben. Ahora, me gustaría proponer a mi esposo, Miles Purple, para asistir como representante de la familia.

—¿No deberíamos votar eso también? —consulta un tío.

—Por motivos de relaciones amistosas entre mi esposo y Catriel, me parece más prudente que él asista. —El tío asiente hacia mi padre, quien le devuelve el gesto—. Por su parte, el hijo de Catriel, nuestro huésped, Asier White, acompañará a mi esposo, ya que ha sido citado también.

Los miembros de la familia no tardan en hacerse escuchar:

—¿Cómo sabemos que son de fiar?

—No confío en ningún White que viva en ese bloque.

—Lo de ayer prácticamente fue una declaración de guerra, nuestra familia no está en condiciones para pequeñas reuniones.

—Catriel White es un descarado asumiendo un rol que no le pertenece.

—Sólo las matriarcas pueden citar a reuniones.

Y así continúan. Puedo entender sus preocupaciones, porque Catriel White no es mi persona favorita en este mundo, pero estamos hablando de una situación grave, que me gustaría poder ayudar a solucionar, en especial si esa mujer tiene algo que ver. Mi mirada se cruza con la de Asier, no necesitamos decir nada, nos entendemos así de fácil, sé qué es lo que dirá, así que su intervención no me sorprende.

—No sé qué es lo que quiere mi padre —interviene Asier, levantándose de su asiento—, pero jamás haría algo para perjudicar a una familia que tanto estima y que tanto nos ha ayudado.

»La situación nos concierne a todos. Con el permiso de la señora de la casa, me gustaría recordarles a todos que esto va más allá de sentir agrado o no por mi familia; hoy estamos hablando de que ayer en el baile se declaró pública y abiertamente que un grupo de personas está dispuesto a atacar a la corona. Ahora es nuestra responsabilidad ver que lugar tomaremos, el de los ganadores o los perdedores.

Eso basta para calmar a todos, porque todos quieren a Asier como a un Purple más. Asier vive con nosotros desde que su padre no lo quiso más en casa, lo expulsó de su propio hogar porque él mismo no pudo lidiar con la culpa de ver a su hijo sufriendo por la ausencia de su madre.

—El voto en la izquierda es a favor de que la familia Purple envíe a un representante a dicha reunión, mientras que el voto a la derecha es en contra —dice mamá—. ¿Alguna duda antes de proceder a votar?

Vuelvo a levantar la mano.

—¿Puedo ir yo?

Y la respuesta es no, todos me dicen que no.

—Pueden comenzar a votar.

Todos se levantan para depositar sus votos, pero yo me mantengo en mi asiento. Papá a mi lado, toma mi mano y la acaricia.

—Vic, tú lugar es...

—Dirigiendo a la familia, lo sé.

—Lo más arriesgado lo haremos quienes debamos, pero tú eres la heredera, y debes tomar decisiones sabias.

—Lo sé, papá. Sólo... ¿No te parece extraño?

Papá se acerca más a mí, para que nadie más nos escuche.

—Tu madre cree que hay una familia involucrada en lo sucedido ayer.

—¿Por qué?

—Por el modo de operar.

—¿Crees que Catriel lo sepa?

Porque estoy segura de que lo hace.

—Sí, él lo sabe.

—Por eso te llama, ¿no? Porque él no llamó a la familia, llamó a su buen amigo Miles.

—No, no creo que él esté involucrado, es demasiado ruidoso para ser él. Si comenzara algún tipo de acción, será cauteloso, sé cómo opera.

—¿Pero?

—Si él sabe quién lo hizo, tendremos que involucrarnos en dos asuntos, lo comprendes.

—Encargarse de la familia que traicionó el acuerdo y encargarse de confrontar todo lo que seguirá después.

Él asiente varias veces. No sólo me obligó a aprenderme las reglas fijas de la corona para el mes de la celebración y en general del año, sino que debí aprender de memoria el acuerdo tomado por las familias que se han unido en un pacto de protección, ayuda y soporte: Período de paz para proteger a cada miembro de las familias y así no arriesgar vidas, al menos, mientras los encargados de investigar sobre la profecía intentan unir las piezas y ver cómo acabar con la maldición de la corona, eso incluiría poder derrocar a la reina y a su legado de terror, porque derrocar a la persona no significa nada si el siguiente que ocupe la corona estará maldito también.

—Papá, anoche ella me dijo lo que sucedería.

Su entrecejo se frunce, no puede ocultar su preocupación. Toma mi rostro y besa mi frente.

—¿Dijo algo más? ¿Estás bien?

—Tengo miedo de lo que pueda suceder, sabes cómo resultó la última vez.

—No la dejes entrar —susurra, manteniendo la calma como siempre lo hace—. Mientras tanto, lo conversaremos con tu abuela y veremos si podemos llevarte con esa bruja otra vez.

Me da una última mirada antes de levantarse y depositar su voto en el recipiente que aprueba la asistencia en la reunión. No necesito pensarlo demasiado, debemos ser prácticos. Me levanto y deposito mi voto en el mismo recipiente. Veo a mi madre observarme desde lejos y asentir, con una pequeña sonrisa.

Toda la familia vota y el resultado es obvio, papá junto a Asier deberán viajar a primera hora para asistir a la reunión a la que fueron citados.

(...)

Pasadas algunas horas desde la reunión, con Asier decidimos salir a dar nuestro último recorrido diario hasta cuando regrese, lo que supongo será un poco más de una semana, y así poder conversar sin la presión de tener a nuestra familia alrededor. La plaza está llena de personas, con algunos guardias que vigilan todo desde la lejanía. Cuando nos acercamos un poco más, vemos los papeles colgados en el centro del tablero, ya publicaron las normas del mes de celebración.

Asier se acerca a la tabla, empujando con gentileza a algunos vecinos. Me acerco un poco más a él y entrelazo nuestros brazos. Los murmullos suenan desesperados tras nosotros, más asustados que de costumbre, pero también suenan molestos. Leo la primera ley en voz alta, para aquellos que no saben leer.

—Como mes excepcional, el magistrado decreta las siguientes reglas a seguir:

Cada familia debe enviar al menos un representante a las actividades organizadas por la corona. Asistencia que será registrada y confirmada por los guardias de la corona. Si alguna familia no se presenta, se considerará desleal a la corona.

Cada familia debe pagar un impuesto mensual que será cobrado por un ministro designado para la ocasión. La suma total es de 100 monedas + 80 monedas (impuesto agregado).

Toda familia que no cumpla con el pago hacia el final del mes, será castigada con calabozo y trabajos específicos para la corona; en caso de ser dictada la primera sanción, serán privados de libertad los mayores de 14 años en adelante; en caso de ser dictada la segunda sanción, los trabajos serán realizados por miembros de la familia desde los 8 años en adelante.

Hago una pausa, porque ahora todos parecen de verdad indignados. Las voces suben la intensidad y escucho de todo tipo de reclamos. Continúo la lectura, aunque ya no todos me estén escuchando y estén más concentrados en reclamar por la regla 2:

En el centro de Gray Village, al igual que en cada bloque que compone parte del territorio de la corona, existirá una hora límite para el libre tránsito. Las horas de libertad van desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la madrugada. Cualquier persona que incumpla esta regla, deberá pagar una multa de 300 monedas.

Los guardias poseen la facultad de detener o interrogar a cualquier sujeto con actitudes sospechosas o que pongan en peligro a la comunidad.

Las decisiones judiciales de forma excepcional serán dictadas este mes por los ministros y senadores que componen la corte.

Cualquier actividad sospechosa o ilícita de la que cualquier persona sea testigo o de la que haya escuchado, debe ser informada a los guardias designados a cada bloque. Si se descubre que un testigo guardó silencio ante la comisión de un acto ilícito, el castigo será el mismo indicado para la traición.

Cualquier acto que suponga el menosprecio, odio, terrorismo, negación o traición a la corona, será penado con la sanción máxima: Muerte.

—Eso no es todo —dice Asier, mostrándome la portada de un diario—. Identificaron a dos involucrados en el ataque.

Ojeo un poco la bajada del título. Dos involucrados del bloque Oeste, siempre ese bloque.

Le sonrío con cordialidad a las personas que me agradecen haber leído y tiro del brazo de Asier para que salgamos del centro de la plaza. El bloque Norte es tranquilo, al menos aquí podemos confiar en nuestros vecinos, porque según recuerdo, el bloque Oeste era como un campo lleno de abismos. No podías caminar sin caer a lo más hondo de la oscuridad, en todos los sentidos.

El bloque Norte es un poco más cálido que los demás, no sólo por las personas, sino que el clima realmente cambia de bloque a bloque. No vivimos tan cerca, después de todo. La comunidad se organiza además para mejorar el paisaje, arreglar casas y mantener los árboles. No tenemos demasiado que envidiarle a Gray Village central, no tenemos todos los lujos, pero sí un espacio un poco más acogedor.

Caminamos en silencio hasta llegar al puente que tanto nos gusta, aquí solemos conversar tranquilos. Siempre hay niños jugando con sus madres en el río y como el puente es extenso, podemos sentarnos en alguna de sus bancas a una distancia prudente de los demás. Ocupamos la banca de siempre, me giro hacia él y me sonríe. Junto nuestras manos, que hacen contraste entre su piel blanca y la mía negra, sus manos con un sólo anillo con la letra W y la mía con varias pulseras y unos cuantos anillos. No alargo demasiado las preguntas que él sabe que tengo, pero sí tengo cuidado al formularlas.

—¿Realmente confías en tu padre?

—Quiero hacerlo.

—¿Sabes algo de lo que sucedió en el baile?

—Realmente desearía hacerlo, pero no lo sé. Ya capturaron a dos y es probable que caigan todos los demás, nadie resiste a las torturas.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

—Volví... Volví a soñar con ella.

—Creí... creí que... Lo habíamos solucionado, con esa mujer que te puso esa protección y...

—Lo sé, pero apareció otra vez.

—No quiero oírte hablar de ella —murmura con pesar—. De verdad, creí que esa vez sería la última.

Separo nuestras manos y me preparo para lo que diré. Sé que debo tener tacto, porque no sólo ayer estuvieron explotando cosas. Fijo la mirada en el río, él también lo hace, pero su atención está en mis palabras.

—Mi padre me dijo que me llevarían con esa mujer otra vez, para que no la dejemos entrar en mi cabeza... Pero quiero dejarla entrar.

—¿Perdiste la cabeza? —inquiere.

—Tiene algo que decir, creo que debemos escucharla.

—Porque resultó genial la última vez —ironiza—. Mi padre se ha vuelto un loco, yo vivo lejos de mi familia y mi madre...

—¡Lo sé! ¿Sí? Pero, necesito que me escuches.

Se mantiene en silencio, esperando a que hable.

—Sé que esto sólo significa que vendrán cosas horribles, pero piensa en esto: Ella realmente sabía de lo que sucedería, pero no sólo eso, sino que me está mostrando personas y presiento que ella podría tener algo que ver o quizás corre peligro, no lo sé. —Paso ambas manos por mi rostro— No sé si tu padre está involucrado, no sé si las demás familias lo están, pero si ella realmente es una bruja, entonces tiene algo que ver con los Sagrados, como siempre hemos creído. Si ella apareció, es porque el baile es sólo el inicio de algo más grande.

—¿Una revuelta? ¿Crees que estas personas están en condiciones de organizar una?

—Asier, no subestimes a un pueblo oprimido, muchos ya no tienen nada que perder. —Me giro otra vez y me aseguro de que me observe también—. Todos los años hacen ejecuciones públicas, escupen en sus rostros, los pisotean, los humillan, los explotan. ¡Tú y yo somos de los pocos afortunados que sabemos leer! La reina cree que tiene el mundo a sus pies, que está en la cima de la pirámide, y en efecto, lo está, ¿pero sabes qué sucedería si sólo uno de los que están en la base de la pirámide mueve su posición?

—Se desestabiliza, y si son más los que se mueven, se cae. —Sonríe un poco—. Lo sé, es la metáfora que suele usar tu padre.

—Ella es inteligente, pero no lo suficiente para notar que lo único que ha ido acumulando en sus súbditos es odio. Lo de ayer fue una declaración expresa de eso, no sé quiénes están detrás, si lo que quieren es poder o libertad, pero sigue siendo una declaración.

—Entonces lo entiendo, tu punto es que si esto está sucediendo, la profecía también lo hará y eso explica el regreso de esa mujer.

—Sucede cada cinco años y siempre terminan todos los rebeldes frente a la horca, pero ella no regresa gratuitamente, ella no había regresado en todos estos años y la última vez, lo hizo porque una parte de la profecía se cumplió.

Asesinaron a la última princesa blanca.

—La última vez fue cuando sucedió lo de mi mamá, lo recuerdo. —Suspira. Su rostro expresa genuina preocupación cuando vuelve a unir nuestras manos—. Teníamos quince años la última vez que ella apareció, te contó una historia sobre una acusación de traición a la corona que acabó con una vida inocente, y tú lloraste demasiado, estabas asustada. Sabías que algo sucedería, pero nadie te creía.

—Tú lo hiciste.

Él sonríe un poco, sólo un poco.

—Al día siguiente, mamá fue capturada y acusada por traición. —Siento un nudo instalarse en mi garganta— Papá tenía la oportunidad de salvarla, pero en lugar de ayudar demostró cuánto le importaba la mujer que tenían prisionera frente a él, no fue tan práctico como creía serlo, no fue inteligente como predicaba, fue sólo un hombre aterrado que suplicó frente a la reina. ¿Lo recuerdas?

»Luego de eso, solo se percibió el filo de la hoja de una espada cortando la superficie de una delicada y pálida piel, sabes que él nunca lo superó y que sólo empeoró cuando se enteró de que ella cayó por su propia maldita responsabilidad. Luego tuvo la osadía de culparte a ti, de acusarte de maldecir a mi madre y siento que en algún punto, sentiste que merecías cargar con esa culpa.

—Debí hacer más —susurro.

—No, no podías hacerlo, ni siquiera saberlo. No podías saber que tenía relación con ella.

—Pasaron años para que descubrieramos que ella me mostró la historia de tu abuelo y abuela —señalo—. Realmente se repitió la historia.

Asier asiente.

—Mi padre es el único culpable, el único que debe cargar con sus irresponsabilidades. Ahora, no me interesa eso, sólo... No quiero que vuelvas a cargar con ese peso, ¿comprendes? O que te hagan daño, ella o cualquier persona que se entere de esta conexión.

Me mantengo un tiempo en silencio, observando sus facciones. No ha cambiado demasiado desde que éramos niños, sólo tiene facciones más maduras y su cabello lo diferencia de todos los White, porque no es blanco, sino que es castaño. Siempre creí que era el más parecido a su madre, no sólo por apariencia, sino que por su gran corazón. Eso es lo que White no pudo soportar.

—Asier, eres mi mejor amigo. Sólo quiero aclarar esto: No estoy consultando o pidiéndote permiso para hacer lo que pretendo, sólo quiero que respetes mi decisión y me ayudes.

—Sabes que lo haré, aunque sea una decisión cuestionable.

—No me des un discurso moral.

—No lo haré.

No puedo evitar envolverlo en un abrazo, que él no tarda en devolver.

—Cuídate, ¿sí? No dejes que tu padre te afecte demasiado, si es que sigue siendo el mismo.

—Suerte con esto, tu mamá no será la más feliz, pero tu abuela podrá guiarte, espero.

—Aquí es cuando te pido un favor.

Siento su pecho vibrar cuando ríe. Me separo de él.

—Tu familia tiene todos los escritos que quedaron de los Sagrados, los necesito todos.

—Dalo por hecho, soy un buen ladrón.

—Sé que lo eres, As. Te quiero.

—Yo también —murmura—. Realmente lo hago.

Entonces, ahora parece estar realmente ansioso respecto al viaje.

Con su ayuda, podré descubrir más de lo sucedido, porque no puedo insistir en ir, jamás me lo permitirán, pero sé que él no me fallará enviándome los textos.

—Dejaré a esa mujer entrar en mi mente, pero esta vez, prestaré atención. No importa si es buena o villana, si tiene información, la quiero.

—¿Cómo lo harás?

No respondo y siento culpa por ello, pero aún así, mi abuela siempre me ha dicho que a veces, cuando no tenemos algo bueno que decir, es mejor callar. Yo no tengo nada bueno por decir, porque sé que él no aprobará que asista con esa mujer que me ayudó la primera vez, la hermana de mi abuela. No es que ella sea malvada, pero todos dicen que no está en condiciones de protegernos más, no desde que comenzó a olvidar a sus hijos. Pero ella es la única de aquí con quién podría comenzar. En su memoria tiene fracciones de la profecía, ella fue la primera en relacionar lo ocurrido con la madre de Asier y cómo esto estaba escrito, en la segunda parte de la profecía:

"La corona arrebatada por el monstruoso ser que se arrastra por el lodo, aquel ser deforme y maligno que se alimenta de esas almas débiles de fuerza, que se esconde en la sangre y la guerra; presenciará la muerte de su última esperanza cuando el último corazón puro del linaje perezca ante la fina línea marcada en su cuello por una lapicera que dictaminó su fin y por la traición de quién profesó profunda lealtad".

Si Asier consigue esos documentos, tendré una lista de cada mujer, hombre y niño asociado a los Sagrados y su descendencia. Si tengo esa lista, podré unir los puntos. La primera parte de la profecía, fue la única que sobrevivió a la historia, que se contó de boca a boca en las fogatas nocturnas. No estoy segura de lo que sigue después de la explosión, pero confío en mi intuición, y si trabajo por mi cuenta y con esta mujer, podremos adelantarnos al final. Entonces, tal vez, podremos salvar algunas vidas inocentes que de seguro, caerán este mes otra vez y de las formas más horribles que uno pueda imaginar.

—¿Necesitas más ayuda?

—No, veamos cómo avanza todo. Manténme al tanto.

—Lo haré, princesa Purple.

—Más te vale, guardián de luz.

Ambos sonreímos, eran nuestros apodos de infancia. Eran tiempos mejores, recuerdo que antes solíamos ser tres mosqueteros, inseparables, y cada uno con un apodo, pero la vida decidió que debíamos separarnos y es lo que sucedió.

—No dejes que te capturen —es lo último que decimos, al mismo tiempo.

Luego cambiamos completamente el tema de conversación y nos dedicamos a pasar un buen rato. Al menos disfrutamos del momento, porque luego sólo tendremos que resolver varios asuntos y lidiar con todo el desastre que se ha armado.


***


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