Capítulo 19

13 11 0
                                    

ANDREW

Cada vez que doy mis condolencias, pienso en cada injusticia que ha habido de generación en generación, en como se ha repetido la historia. Ahora, no sé cómo hacer que el pueblo confíe en nosotros, en que lo lograremos. Yo tampoco estoy a salvo, seré el próximo rey, y hay un misterio, en el cual, si no logro resistir al poder, me convertiré en alguien todo lo contrario a mis principios; en alguien frío, que desea cada vez más poder, sin importar de qué forma lo consiga.

Quiero poder, pero sí me importan los medios que usaré. No quiero ser un tirano, sólo quiero un pueblo en paz.

No conocí a madre sin ser una reina, pero algo cambió cuando ocupó la corona, ¿Sería el mito de la corona? No, es el resultado de lo difícil que fue para ella mantener su posición. Confío en Declan, en lo que él me ha contado todos estos años, de cómo era ella, de cómo intentó poder conseguir romper la "maldición", y ser feliz, pero no tuvo tiempo, justo antes de poder conseguir cómo, la absorbió por completo, sin dejar rastro de lo que ella alguna vez fue.

Lo atribuyo más a lo que tuvo que vivir, pero la plebe cree que es la corona. Sin embargo, ellos no conocen la mitad de la historia de mi madre, y si la conocieran, no la juzgarían así y no la mirarían como un ser maligno

Sólo espero, que cuando yo sea rey, ella sea feliz, sea esa alma libre que alguna vez fue, y sé que su mente y corazón esperan lo mismo: regresar.

Termino de saludar a la última familia noble, la celebración de la vida de sus hombres toca mi corazón, ver a madres llorando descontroladas, ver a personas con la mirada vacía esperando la llegada de quien ya no lo hará. ¿Estas personas dicen hacerlo por el reino? Escupo en sus dioses.

No demuestro cómo me afecta ver a estas familias destruidas, finjo que no quiero estar allí, que no quiero saludarlos, aunque mi corazón por segunda vez, se esté rompiendo en dos. Temo que si demuestro cuánto me afecta, vean a una corona débil. Debo mantenerme firme para mantener al reino firme.

Si Zara estuviera conmigo, podría pedir su mano, podría sostenerme. Basta con imaginar su mirada para sentirme más fuerte, más feroz; me conformo con saber que está a salvo, así me siento mejor.

—El día de la feria, estaremos ahí para honrar a nuestros hijos con usted, su majestad —dice una mujer de mediana edad, que esconde su rostro en una tela negra bordada—. La corona se mantiene fuerte y nosotros junto a ella.

Madre asiente, ocultando una mueca de disgusto. Cuando la mujer se va, ella se gira levemente hacia mí.

—No es mi deber estar aquí. Aún así, necesito su lealtad.

—No creo que hayan pensado en usted, sino que en sus familiares.

—Todo es política, hijo mío. Todo es política, incluso asistir a esto.

Más ministros se pasean por el salón, conversando, armando planes de guerra. Los nobles fantasean con asesinar a sus enemigos, las nobles lloran en cada rincón del lugar. Unos músicos tocan canción en su honor, y es que cada carruaje se dirigirá a la plaza, frente a la estatua de los antiguos reyes de la familia Gray, a honrarlos y pedir por sus familiares, para rogar que sean recibidos en los castillos de los primeros reyes.

Esta ceremonia se realiza tres veces, cuando el noble fallece y se honra su muerte; cuando el noble es ubicado en la cripta familiar; cuando se honra la vida del noble y sus grandes proezas. Así, los reyes escucharán y nuestro Dios los admitirá con honor. Hoy estamos en el segundo rezo por sus almas, el tercero se realizará en la feria, finalizando la ceremonia y las palabras de mi madre.

Ver a la condesa MacCaa al otro lado del salón me genera escalofríos, no ha dejado de mirarme desde que llegué. Me debe odiar, rechacé el arreglo matrimonial, la humillé públicamente. Era algo que no podía hacer, ver sus ojos llenos de amor y deseo hacia mí, perturbaba mis noches. Ella podría ser mi madre, pero además, mi corazón ya estaba tomado por alguien que ni siquiera había intentado capturarlo.

En medio del abismoWhere stories live. Discover now