Capítulo 10

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DESMOND

Este mes es el más divertido de todo el año, sólo por las actividades, porque esto de ser el rostro estampado en la monedita de presentación de la familia es exasperante. Arnoldo vuelve a saludar a alguien con amabilidad mientras me empuja por el edificio. Al final del pasillo, junto a la estatua de la reina, está la entrada al salón de los senadores. El castillo es malditamente grande y creo que necesita un cambio de personal de decoración, esas cortinas no combinan para nada con el ambiente. Las cortinas amarillas podrían hacerme llorar.

Arnoldo avanza hasta el centro del salón de reunión, ubicándose en la tribuna más alta frente a las demás y ocupando su lugar central, como presidente de la mesa. Los demás siguen ubicándose y me saludan, devuelvo el gesto con descuido. Ser el hijo mayor de Arnoldo supone todo esto, poca diversión, demasiada reunión, demasiada política. No conozco a personas más amargadas que estos hombres, ¿no conocerán la fiesta?

Algunos llegan exasperados, puedo notarlo, transpiran o llegan desde ya bebiendo una cantidad importante de agua. Claro, si todos están de los nervios desde que algún desastroso decidió que era una buena idea atacar el primer baile oficial del año. Hay algunos senadores raptados, de los que no se ha sabido nada, porque según lo poco que he escuchado detrás de la puerta de la oficina de mi progenitor, es que los que han sido capturados y reconocidos como cómplices del incidente, no han delatado a nadie, sólo han reído como maniáticos y han escupido en sus caras. Arnoldo dijo que nunca había visto a alguien resistirse a sus métodos de esa forma. Siendo este tipo de hombre, sigue siendo uno de los más amados del centro, y él quiere el mismo futuro para mí.

Cuando llega el último hombre, inicia la sesión. Sí, no hay ninguna mujer representando a alguna familia. Arnoldo argumenta que esa no es la posición de la mujer por su falta de competencia y racionalidad. Pero yo no podría decir que su opinión respecto de la posición de las mujeres en la política sea válida, hay demasiados motivos que considero de forma personal válidos para rebatir su afirmación, y además de que, si he conocido a alguien incompetente en mi vida, ese es Arnoldo.

El hombre pequeño se levanta, arreglando su traje y da inicio a la sesión.

—Damos por iniciada la sesión este día Miércoles fecha once de Agosto de dos mil veintiuno. —El hombre a su lado escribe todo—. Primer tema a tratar: El alza de los impuestos.

Exponen todos los reclamos que han habido de los vecinos del centro de Gray Village, y al no poder solucionar el problema ellos, quedan en planteárselo a la reina, para buscar una solución que no implique más problemas de los necesarios. Han habido tantos reclamos que tuvieron que tratarlos hoy en reunión. Arnoldo está preocupado por esto, lo escuché decírselo a uno de sus amigos. Dice que debemos tener al centro de nuestro lado, sobre todo después de lo sucedido en el baile.

Las más grandes familias del centro se están rehusando a pagar los 80 pesos agregados de impuesto.

—Segundo tema: Las actividades...

A-bu-rri-do.

Debo escuchar a estos viejos aburridos por al menos dos horas, y siguen sin decir algo interesante. Que Lucy me libre de pasar la vida en estas reuniones y convertirme en un anciano con túnica que con sólo abrir la boca es una máquina de dormir.

Mi padre se vuelve a levantar del asiento, esta vez podría decir algo interesante, como lo sería acabar con la reunión, pero logra sorprenderme. Se abren las puertas traseras del salón y entran unos guardias cargando a un hombre que con poca suerte parece estar vivo. Una pequeña hoja cayendo de la rama de un árbol podría tener la fuerza suficiente para derribarlo, se ve frágil. Me levanto de mi asiento y me asomo hacia adentro, esto es nuevo.

En medio del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora