—¿Debería matarlo otra vez?
Joon lo miró frunciendo el ceño. Se inclinó hacia atrás cansado, le había costado demasiado poder calmar a Estefan. Había recurrido a cosas insólitas para hacerlo, su enamorado había estado dispuesto a matar a sus dos tíos si no hubiera intervenido.
—No digas idioteces.
Estefan le mostró su sonrisa torcida tomando un poco de su lata de cerveza, Joon fumaba algo de hierba. Le había prometido a su tío Jae dejar sus malos hábitos, pero la ocasión ameritaba un buen calmante. No todos los días tu novio casi mataba a su tío y después lo reviven para que cuente que había asesinado a su madre biológica.
—Todo es tan retorcido —dijo Estefan con rabia contenida.
Joon exhalo el humo por su boca, mirando a Estefan con la mirada un poco perdida.
—¿Sabes dónde pudo haber ido?
Preguntó Joon refiriéndose a Alan, dejó de mirar a su novio y se concentró en la vista de la ciudad.
—No tengo la menor idea —habló Estefan dándole otro sorbo a su cerveza—. Pero espero que nunca vuelva.
Los dos estaban sentados sobre el capó del auto de Joon en uno de los miradores de la ciudad, que los saludaba con luces que se iban prendiendo porque ya anochecía. Estefan gruñó cuando Joon intentó pasarle su pipa y prendió para sí mismo un cigarrillo normal. Joon volvió a ver su celular, a cada rato los primos de Estefan y su padre le preguntaban por él. Estefan le intentó arrebatar el celular, pero Joon lo llegó a esquivar.
—¿Quién carajos te escribe tanto? —pregunto celoso.
—Es tu familia tarado —respondió Joon a la defensiva—. Les escribiré que estas bien y que por ahora no quieres hablar con nadie.
Estefan gruño en respuesta.
—Tendrás que hablar con tu papá en algún momento —dijo Joon después de un largo silencio.
—Lose.
—Y con tu mamá...
—¿Quieres casarte conmigo?
Le pregunto Estefan por milésima vez, lo hacía de improviso para tomarlo desprevenido y que le diera respuesta.
—¡No seas idiota!
Estefan rio con amargura.
—Tengo que hablar con todo el mundo al parecer —Estefan suspiro—. Necesito estar más calmado, no quiero dañar los sentimientos de mis padres, después de lo que escuche, sé que mi papá no quiso realmente rechazarla, lo obligaron a hacerlo.
Joon le puso su cabeza sobre su hombro. Estefan lo atrajo más para él.
—Odio el olor a esa porquería —gruñó Estefan tomando su pipa y lanzándola al precipicio.
Joon suspiró derrotado, había mandado a pedir media docena de pipas por Estefan. Al igual que otra media docena de celulares, a Estefan le encantaba romper sus cosas.
—Así que serás el nuevo alfa de "Claro azul"
—¡Jamás!
—Dos alfas saliendo juntos...
Estefan miro molesto a Joon.
—Yo tengo de alfa lo que Leia tiene de alta —dijo tajante—. No seré alfa de ninguna manada por más que mi madre biológica lo haya pedido en su lecho de muerte.
Joon apretó su mano.
—También tienes que arreglar de una vez las cosas con Odette ¿sabes?
—¿Ah?
—Discuten y ella está a la defensiva porque nunca te disculpaste de verdad —se explicó Joon—, solo te excusaste y fuiste cruel como siempre, pero nunca te disculpaste de corazón.
Estefan asintió dándole la razón.
—¿Aun...aun sientes algo por ella? —preguntó Joon dudando de hacer bien en preguntar algo así.
—No del mismo modo —respondió Estefan con sinceridad—. No siento lo mismo que sentía hace casi un año cuando estuve con ella, se podría decir que no sigo enamorado de ella, pero no me es indiferente. Me crie con ella Joon, tampoco quieras que no le tenga cariño...
—En qué momento yo...
—Tu cara me lo dice.
Joon lo fulminó con la mirada.
—Arregla las cosas con ella —dijo Joon cortante—. Tú mismo lo has dicho, se criaron juntos, no pueden seguir así.
Los dos se quedaron en silencio un momento.
—No hay nada en este mundo que quiera y ame más que a ti —dijo Estefan con seriedad.
Joon sonrió con socarronería.
—Idiota.
***
—Son tan lindos —dijo Lucy cargando a uno de los recién nacidos—. ¿Cómo se llama este?
—Ese es Ted —sonrió Lauren radiante de felicidad desde su cama—. Cuando lo veo, siento que viera a Timothee recién nacido de nuevo, los dos son tan parecidos a su papá.
—No sé si eso es algo bueno —dijo Jaime serio.
—No seas tan duro contigo —bromeó Rosali—, eres muy guapo.
—Que Oliver no te escuche decir eso —dijo Lucy sonriendo, pero aún se podía ver lo triste que estaba.
La habían llevado a ver a los hijos de Lauren para que dejara de llorar.
—Este se parece tanto a ti, Lauren —Rosali cargo al otro para mostrárselo a Liana—. Aunque sacó la seriedad de su padre.
Liana miraba embelesada a sus hermanitos, al igual que Timothee. Angel y Junior estaban algo alejados de ellos.
Angel caminó hacia su tío Jaime y le dio una pequeña sonrisa. Jaime apenas notó su presencia.
—Felicidades tíos por sus nuevos bebés —dijo Angel sonriéndoles con timidez.
Lauren le dio un beso en la mejilla y Jaime le despeinó el cabello con afecto. Angel sujeto su mano como si estuviera jugando con él, al cerciorarse que nadie le tomaba mucha atención deposito el papel que su papá le había dado y la deposito cuidadosamente en la mano de su tío. Este frunció el ceño y Angel le guiñó un ojo y se fue.
Jaime disimuladamente abrió un poco el papel y cuando reconoció la letra de Alan cerró su mano rápidamente y miró a Angel sorprendido. El niño ya no le prestaba ni un poco de atención.
—Voy a mi despacho un momento, volveré rápido no te preocupes —le dijo a Lauren y le beso la cien.
Salió de la habitación y caminó rápidamente hacia su despacho, esperando no tropezar con nadie. Cuando llegó, le puso la llave y caminó hacia su escritorio. Se sentó y desplegó el papel.
"Lo siento, descubrí algo dentro de mi demonio iré a investigarlo
Solo di la verdad
Cuídalos y no me encuentres"
Jaime vio su inconfundible firma al final de aquella corta nota. Se tapó la cara sobrepasado.
—Maldito idiota —dijo Jaime para sí mismo con amargura—. Eres el idiota más grande del mundo, mira que hacer todo ese teatro, no puedo creer que hasta yo caí.
Por lo que le daba a entender por la nota, era que todo lo que había hecho era para poder tener una excusa para desaparecer. Lo que sea que había descubierto era lo suficientemente peligroso para que Alan fuera a investigarlo a penas despertara.
Probablemente él estuvo consciente en todo momento, pensó Jaime, estuvo consciente y tuvo tiempo para pensar en cómo herir a todos sin escrúpulos.
Jaime dedujo que lo de "decir la verdad'' se refería a contar la historia real sobre lo que pasó con Ruth. Él también lo había pensado, decir la verdad era la única opción, él no se justificaba en lo absoluto, lo que había hecho era condenable, pero tenían sus razones e intentaría explicárselo a todos con sinceridad.
Y por último el "no me encuentres", ¿Por qué Alan quería dejarlo excluido de esto?, si es algo peligroso, seguramente estaría en juego la seguridad de todos. No podía quedarse sentado esperando que Alan volviera.
Aunque por el momento, solo podía esperar a que Oliver decidiera qué hacer con él.
—¿Pusiste todo en orden? —preguntó sin levantar la vista.
Bael entró por la ventana.
—Ya escondieron a todos los encarcelados y esperan órdenes —dijo Bael con el semblante pálido.
—¿Cómo está Estefan?
—Está con Joon, al parecer tranquilo, pero no quiere hablar con sus papás...
—¿Tu hermana?
—Increíblemente tranquila, pero es una bomba de tiempo —habló Bael con tristeza—. Está con Jose ahora.
—Bien...
Bael miró a su tío dubitativo.
—¿Quieres saber por qué lo hice?
Bael asintió sintiéndose avergonzado.
—Depositare mi confianza totalmente en ti —Jaime le dio una débil sonrisa—. Entenderé que después no quieras seguir siendo mi aprendiz después de que te explique todo...
***
—Está bien mamá —Gabriela apretó la mano que su madre había colocado en su hombro—. Deberías irte a descansar, yo me quedaré cuidando a Jose.
—Estuve conversando con Dylan —Gabriela acarició el cabello de su hija—. Dice que vendrá ayudar en cualquier momento a Jose.
El rostro de Gabriela se iluminó.
—¿Enserio?
El susodicho entró de manera teatral a la clínica del palacio. Entró con su antiguo y muy querido maletín de cuero que usaba desde niño y que había sido de su difunto padre.
Miró a Jose inconscientemente y se estiro preparándose mentalmente.
—Tío Dylan —Gabriela lo miró suplicante—, sé que está cansado...
—No creo que lo que hizo en Jose sea tan difícil de remediar, además que ya he descansado varias horas —Dylan sacó un gran tomo de su maletín—. Por lo que me explicó Liam de lo que vieron dentro de esa cueva, creo que sé muy bien lo que hizo.
Dylan se acercó a Jose, activando sus poderes y revisando el cuerpo de su amigo sin tocarlo.
—Una posesión demoníaca —Dylan sonrió—. Un clásico, fue lo mismo que hizo conmigo y Oliver, pero algo más profundo.
—Entonces... ¿Él realmente no quiso rechazarme cierto? —preguntó Gabriela desesperada.
—¿Enserio crees que Jose podría hacer algo así? —Dylan le dio una mirada tranquilizadora—. Mi niña, este hombre estaba dispuesto a que tu padre lo mate por ti, creo que preferiría la muerte antes de dejarte, así que déjame arreglar esto y espero que no le reproches nada cuando despierte, el pobre va a estar muy confundido.
Gabriela asintió enérgicamente.
Dylan se dispuso a empezar con la transición, abrió la bata de Jose y al ver el pecho desnudo de Jose notó que tenía algunas marcas extrañas.
—¡¿Qué es eso?! —se alarmaron Gabriela y Lucy.
—Las marcas del demonio —Dylan asintió—. Bien, esto me da más claridad de lo que debo hacer, por favor retrocedan lo más que puedan.
Madre e hija le hicieron caso, Dylan concentró todo su poder en su puño y de un golpe fuerte hizo que el cuerpo de Jose se sacudiera. Hizo aparecer unas cuerdas azules con su magia para sujetarlo, Jose gruñía y se sacudía violentamente mientras Dylan recitaba su conjuro.
Las marcas en el pecho de Jose empezaron a evaporarse como tinta y Jose cada vez gritaba más fuerte. Dylan lanzo un hechizo más fuerte sobre él y Gabriela ahogo un grito cuando un humo negro empezó a salir de su mate.
Todo paró de pronto y Jose se desplomó sobre su cama. Gabriela se acercó lentamente. No pudo evitar soltar algunas lágrimas por haber visto cómo sufre el hombre que ama.
Todo por su culpa.
—Ya está —dijo Dylan agitado, Lucy lo sujeto para que no se cayera—. Esto debe ser suficiente, ya no siento ninguna presencia demoníaca adentro.
—Muchas gr... muchas gracias, Dylan —dijo Lucy abrazándolo emocionada—. Has hecho tanto por nosotros.
Gabriela llegó donde Jose, este abrió los ojos y le devolvió la mirada. Gabriela se derrumbó cuando vio una sonrisa en su rostro.
—¡Amor!
Gabriela se lanzó a sus brazos, Jose la sujetó como pudo ya que aún estaba adolorido. Ella empezó a llorar descontroladamente, Jose acaricio su espalda aliviado de que todo hubiera pasado.
*Por la diosa...* escuchó a su lobo *¿Me han marcado? *
*¿Y qué esperabas? * escucho una voz femenina misteriosa *Ahora serás solo mío*
Gabriela y Jose se miraron sorprendidos al escuchar a sus lobos. Jose tomó el rostro de Gabriela y la atrajo para besarla.
Los dos se enfrascaron en un beso muy pasional, aunque las lágrimas de Gabriela aun surcaban el rostro de ella.
—Grandísimo tonto... —Gabriela lo miro con reproche y amor al separarse—. Te dije que debíamos hacerlo juntos, pero lo enfrentaste solo.
—Perdóname amor —Jose juntó sus frentes—. Hice lo que pensé era lo mejor para los dos.
—Estaba tan asustada de perderte —Gabriela acaricio su rostro—, pensé que nunca volvería a verte.
Se volvieron a besar con desespero, los dos aún estaban conmocionados por la situación.
—Porque siento que no deberíamos estar viendo esto —susurro Dylan sonriendo con picardía a Lucy.
Está aún estaba muy sorprendida de ver a su amigo Jose con su hija.
Jose los escuchó y al fin reparó en la presencia de los dos. Miro a Lucy entre asustado y avergonzado. Gabriela lo abrazó besándole en el cuello sin importarle que los estuvieran viendo.
—Lucy...Dylan...chicos —Jose palideció.
—Ahora deberías decirle suegrita a Lucy —se burló Dylan.
Lucy miró mal a Dylan, pero sin dejar de sonreír.
—Bienvenido a la familia Jose —dijo Lucy con una sonrisa triste en los labios—. No es momento de hablar de todo lo que paso, pero espero que desde ahora puedas ser feliz con mi hija.
Jose respira aliviado, abrazo con más ganas a Gabriela y miró a Lucy con gran alegría.
—Deberíamos dejar a los tortolitos solos —dijo Dylan con malicia—. Gabriela lo ha marcado, deben sellar esa unión.
Jose tocó su cuello palideciendo al sentir la marca.
¿Qué había pasado cuando estaba inconsciente?