Dylan revisó reiteradas veces las dos hojas con instrucciones y explicación del hechizo. El cual consistía en usar los lazos afectivos y sanguíneos que los mantenían sujetos a este plano. Dylan no sabía exactamente que era la cosa viva dentro de los dos, pero sabía que Alan y Lucy tenían una conexión de mates muy fuerte y sin igual, el alma de cada uno desistía a soltar a la otra, así que podría decirse que era eso los que lo mantenía medianamente vivos.
El intentaría usar aquella conexión para traerlos de nuevo, usaría la sangre del fruto de su amor en sacrificio, que básicamente era apuñalar a Bael y usar su sangre, aunque obviamente no lo apuñalaría en una zona peligrosa, intentaría apenas dañarlo lo suficiente para poder sacarle la sangre necesaria. Nada que no se pudiera solucionar después.
Usaría también la conexión de cada hermano, hermanos de la misma madre y padre, la misma sangre, la misma raíz para poder traer sus almas y lobos completamente.
Empezó a recitar el hechizo mientras miraba como unas grandes letras de runas brillantes aparecieron por las paredes de aquel lugar, podía sentir su poder mágico emanando por todo su cuerpo. El poder de aquel hechizo era tan poderoso, pero a la vez tan inestable. Si algo salía mal, podría tener terribles consecuencias.
—Entrego la sangre de su primogénito como sacrificio y muestra del amor que tuvieron en esta vida... —recito Dylan apuñalando a Bael.
Bael intento no gritar de dolor, intentaba mentalizarse en no sentir nada, pensaba que, si una caída de un precipicio no lo había matado, no lo haría un insignificante corte tampoco.
Dylan roció la sangre de Bael sobre Alan y Lucy sin dejar de recitar su conjuro, también dibujó con la misma sangre un círculo sobre las frentes de Oliver y Alex. Estos luchaban por no abrir los ojos, aunque podían sentir como poco a poco entraban en un trance.
No se dieron cuenta cuando empezaron a levitar con los cuerpos de sus respectivos hermanos.
Liam estaba totalmente pasmado, veía como todos estaban levitando gracias a la magia nebulosa y brillante de su tío Dylan, que tenía el característico color azul que también se podían ver en las runas en las paredes.
Las estrellas dibujadas en el suelo se prendieron en un fuego también azul metálico. Liam tan valiente como siempre, sujeto la mano de su tío Jaime para sentirse acompañado, su tío puso los ojos en blanco.
Soltó un grito cuando Dylan empezó a gritar las últimas partes de su hechizo alzando las manos y pareciendo poseído.
El príncipe heredero abrazó a Jaime cuando vio una especie de sombras apareciendo y parecían danzar en las paredes. Escucharon risas estridentes y Liam casi saltó sobre Jaime.
—¿Qué...qué son esas risas tío? —tartamudeo Liam.
—No tengo idea —dijo Jaime empujando a Liam—. Compórtate.
Liam abrazo a su tío Matt ahora.
Dylan se cayó, junto a todos los ruidos extraños y sin sentido de la habitación. Hubo un destello que hizo a los tres cerrar los ojos, pero cuando lo abrieron, se dieron cuenta que todos habían caído al suelo abruptamente.
Liam se lanzó hacia Bael para darle la poción que lo sanaría de la herida, se la dio como pudo. Bael parecía despertar de un trance.
Matt corrió hacia Dylan y Jaime fue a ver como estaban Oliver y Lucy.
—¿Cómo te sientes? —Liam miró a Bael con un gesto de dolor—. ¿Duele?
—Creo que he estado mejor —asintió Bael—. ¿Mis papás...?
—Alan... —escucharon la voz quebrada de Alex—. Hermano...
Bael cerró los ojos esperando lo peor al escuchar la voz tan prendada de dolor de su tío.
—No seas tan melodramático, maldita sea —escucharon a Alan—. Ah mierda, como me duele el cuerpo...
—¡Tío! —lloriqueo Liam—. ¡Volviste!
Liam soltó a Bael y corría hacia Alan abalanzándose sobre él.
—¡Tío está vivo! —lloraba Liam sobre Alan.
Dylan al fin pudo respirar y también al fin pudo ponerse a llorar abrazando a Matt. Tenía tantos sentimientos encontrados que estaba reteniendo hace mucho.
—¿No llegue a poseerte verdad? —dijo Alan correspondiendo el abrazo de Liam—. Ah mocoso, me tenías preocupado...
—Alan —escucharon a alguien—. Alan...
Lucy intentaba ponerse de pie con la ayuda de Jaime, Oliver se masajeaba la cabeza mirando con alegría a su hermana
—¿Lucy? —Alan se levantó como pudo también ayudado por Liam.
Miro toda la habitación, a casi todos llorando. Su hijo en el suelo que también parecía llorar, a su hermano con un crucigrama en la cara de algo que parecía sangre. Miró a Jaime, que se tapaba la cara y parecía tener un ataque de estrés.
—¿Qué demonios pasó? —dijo nervioso.
—Gabriela, Estefan y Bael te mataron un rato —explicó Liam.
—¿Qué?
****
Jeremy cargó a Lauren y la puso sobre la cama. Rosali le ayudó a acomodarla para que esté cómoda y también le limpiaba el sudor del rostro.
—¿Qué está pasando Jeremy? —dijo Lauren agitadamente—. ¿Por qué Jaime no puede estar aquí?
—Solo está viendo algunas cosas, estará pronto aquí —dijo Rosali dándole un poco de agua—. No te alteres Lauren, concéntrate en tu respiración.
—¿Estás segura de dar a luz aquí? —dijo Jeremy—. Podría cargarte hasta las habitaciones de la clínica.
Lauren tuvo una contracción apretando el brazo de Rosali con fuerza, esta simplemente le empezó a acomodar los cabellos que caían sobre el rostro de Lauren.
—Es...estoy bien aquí —hablo Lauren como pudo—. No quiero moverme más.
—Iré a traer todo lo que necesito para atenderte —dijo Jeremy—. Y algo de ayuda, vere si puedo traer al cabezota de tu mate, no desesperes, por lo que veo aun te falta un poco más para que venga él bebe...
—Bebés...
Jeremy la miró consternado.
—¿Cómo bebes? —pregunto frunciendo el ceño—. ¿Porque no me dijiste que son dos?
—¡Qué lindo! —dijo Rosali emocionada—. ¡Tendrán dos bebitos más!
—Estaba algo enojada con Jaime porque no pudo acompañarme a ninguna ecografía por lo ocupado que siempre estaba que se lo oculte, solo para molestarlo un poco —dijo Lauren apenada—. Pero después pensé que sería una linda sorpresa
Lauren apretó el brazo de Rosali nuevamente cuando sintió otra contracción.
—Eso podría complicar tu situación —Jeremy suspiró preocupado—. Bien traeré todo, espérenme aquí.
Jeremy salió de la habitación, topándose con Leia que estaba por entrar.
—Jose está bien —le informo Leia—. Le están poniendo los sedantes como usted indicó.
Jeremy la había mandado a ver como estaba Jose.
—Lauren ha entrado en labor de parto —le contó Jeremy.
Leia abrió mucho los ojos.
—Yo me encargaré de todo —dijo Jeremy dándole una mirada tranquilizadora—. ¿Me puedes hacer otro favor pequeña Leia?
—Claro que sí —asintió Leia.
—Necesito que vayas a la habitación de Evangeline, está en la siguiente planta y la reconocerás porque hay varias criadas en la puerta —explicó Jeremy—. Dile que lo de Alan va muy bien, que Jose está estable y que Lauren está en labor de parto pero que no se atreva a venir a verla porque eso podría ponerla nerviosa y dañar al bebe.
Leia asintió y lo miró preocupada.
—¿Podrías acompañarla un rato? —preguntó Jeremy sonriéndole con tristeza—. Mi Eva suele ponerse muy enojona y nerviosa cuando está preocupada, algo violenta también, no dejes que salga de su habitación, no quiero que nada afecte a nuestro hijo, intenta recordárselo para que no se estrese mucho.
Leia asintió despidiéndose y dirigiéndose donde la princesa Evangeline, preguntándose como una chica tan bajita y débil como ella, detendría a tremenda mujer como era Evangeline.
****
—Tengo retazos en mi cabeza —Alan se masajea los cienes—. Recuerdo pedazos donde luchaba por tener el control, la verdad es que no sé en qué momento deje de tenerlo, es muy confuso.
Lucy lo abrazaba asintiendo.
—Pero ya estás aquí con nosotros amor —Lucy acaricio su rostro.
—Deberíamos sellar ese demonio ahora mismo —Jaime miró a Dylan con impaciencia—. No sabemos si puede salir de nuevo.
—¿Tú crees que estoy hecho de acero? —Dylan miró ceñudo a Jaime—. Estuve peleando con ese animal por mucho tiempo y después hice un conjuro demasiado complicado para traerlo de nuevo, necesito reponer fuerzas.
—Me pregunto cómo no llegue a matarte —dijo Alan por lo bajo.
Dylan se sacó el zapato para lanzarlo a Alan, pero Matt pudo detenerlo.
—Todo esto lo causaste tú —exclamó Dylan muy enojado—. Todo este desastre, Catrina está intentando recuperarse, todos estábamos al colapso por tu culpa, ¡¿Y tú tienes la cara de burlarte?!
—¡Ustedes también tienen mucha culpa en esto! —gruño Alan levantándose y mirando a Dylan acusadoramente—. ¡Me tuvieron ocultando por mucho tiempo que el infeliz de Jose era mate de mi hija!
—¡¿Y eso te da el derecho de hacer todo lo que hiciste?! —Oliver miro molesto a Alan—. Incendiar un hospital, secuestrar a nuestros hijos, torturar a Jose, casi matar a Dylan y Catrina, encima arrastrar a mi hermana en toda tu porquería.
—¡Mi demonio hizo todo eso, no yo! —refuto Alan—. ¡Si ustedes no me hubieran ocultado la verdad, no hubiera sido poseído por el!
—No es el momento... —empezó a decir Jaime.
—¿No es el momento? —dijo Alan mirándolo como si Jaime se burlara de él—. Creo que es momento exacto para terminar con todo esto...
—Alan —Jaime lo miro suplicando que se calmara.
—¡No! —Alan se separó de Lucy y se paró en medio de todos, mirando directamente a Jaime—. ¿Quieren que me disculpe?, ¿Quieren que agache la cabeza y diga que lo siento?
—De verdad estás haciendo que me arrepienta de haberte traído de vuelta a la vida —dijo Dylan con desprecio.
—¡Pues lo hubieras hecho! —Alan gritaba sin dejar de mirar a Jaime—. Estoy cansado de ser el títere de este reino.
—¿Perdón? —Oliver se le acercó estupefacto—. ¿Qué acabas de decir?
Alan sonrió y miró a Oliver.
—Dejo ahora mismo mi puesto como parte del escuadrón real —dijo con firmeza—. Y todos los cargos con respecto a la corona.
—¡Alan! —Lucy lo golpeó por la espalda—. ¡Ya basta!
—Alan —Oliver no sabía qué hacer—. No acepto tu renuncia, estás muy enojado y no sabes lo que dices...
—¡Déjenlo que se largue! —grito Dylan—. ¡Para la falta que nos hará!
—Tienes que escoger ahora —Alan volteo sujetando a Lucy—. Ellos o yo.
—Alan, viejo ya basta —Matt al fin habló—. Esto ya se está saliendo de todo límites...
La puerta se abrió, Alex entraba junto a Liam, Bael, Estefan y Gabriela. La última soltó un grito y corrió hacia sus padres.
Gabriela lo abrazaba, pero Alan no respondía a su abrazo. El seguía mirando a Lucy.
—Ya deja de decir sandeces Alan —dijo Lucy volviendo a llorar—. Cálmate, vamos a casa y hablamos cuando estés calmado.
—¿No sabes qué decir? —Alan la miró con expectación—. ¿El límite de tu amor está aquí?
—¿Qué pasa? —Gabriela se separó de su papá—. Papi sé que estas muy enojado por mi culpa, yo tengo la culpa de todo, sé que debí decirte lo de Jose...
Alan sujetó a Gabriela separándola de él.
—Jamás aceptaré a Jose como tu mate —dijo con firmeza a su hija—. Y si tú te vas con él, yo ya no tendré una hija.
—¡Alan! —Lucy chillo.
—¿Qué está pasando? —Alex estaba tan confundido como sus sobrinos—. Hermano...
—Yo maté a Ruth —Alan miró a su gemelo—. Yo tenía lágrimas de ángel a mi control, pero decidí no dárselas, Jaime y yo la extorsionamos para que no pusiera resistencia a la hora de dar a luz y te rechazara, con la condición de que Estefan se volviera el alfa de "Claro azul".
Alex quedó totalmente pasmado al igual que todos en la habitación.
—Lo he marcado —habló Gabriela rompiendo el silencio.
Alan la miro. Gabriela lo miraba con tristeza, pero con determinación.
—Pues todo está dicho.
—Alan —Jaime lo miró casi temblando—. ¿Porque...?
Alan miró a su amigo.
—¿Pensabas que me podías traicionar y que solo lo dejaría pasar como si nada?
—¿Cómo...cómo pudiste hacer algo así? —Lucy se derrumbó en el suelo—. ¿Cómo nos puedes hacer esto?
—Yo te lo dije —Alan miró a Lucy sin ninguna expresión—. Te dije que llegaría el día que me vieras como el monstruo que soy, yo te lo advertí.
Alan simplemente desplegó las alas y sin que nadie pudiera reaccionar a tiempo para detenerlo, salió volando por la ventana más próxima que pudo romper.