–¡El esmeralda es un color! –grité hundiendo mi dedo en la hoja donde estaba mi tutifrutti.
Peter tres negó frente a mi– Dije colores con E.
–¡El esmeralda es un color! –repetí cansada.
–No lo es, es verde esmeralda y tu pusiste solo esmeralda –.Se cruzó de brazos frente a mi, negado a darme la
razón.
–Maldito hijo de tu ma –me detuvo poniendo la hoja en mi rostro.
–Dice color con E –recalcó– Y esmeralda no es un color.
–¡Lo es!.
–No, no lo es.
Enojada me crucé de brazos con un mohin en mi rostro.
Luego de mi discusión con Strange, ni Peter y ni yo teníamos ganas de follar, estábamos sumamente fríos.
Por lo mismo, pasamos el resto de la noche durmiendo en la misma cama de Peter uno, vomitando y aferrándose a mi como si fuera un peluche.
Al final si dormimos juntos.
Cuando desperté Peter tres me propuso jugar un tutifrutti y yo como idiota acepté.
–¡Vamos Chocolatito no seas mala perdedora!.
–Perdedora tu abuela.
Abrió su boca indignado.
–No te enojes conmigo por que el esmeralda no sea un color.
Antes de que diga algo más, una de mis telarañas llegó a su boca tapándola
–Mira, maldita hipócrita araña que no hace sus telarañas, el color Esmeralda existe ¡¿entiendes?!
Me acerqué a él y me senté en su regazo tomándolo del cuello– Dilo, di que gane.
–Mmmppp…
–Cierto –arranque la telaraña de su boca logrando que gima del dolor– Dilo maldita araña deforme.
Me miró con horror– Dilo o te meteré mi telaraña por donde no te da el –me detuvo antes de que complete mi hermosa y delicada oración.
–¡Ganaste!, ¡El esmeralda es un color! --. Sonreí y bese su mejilla–¿Ves? No soy mala perdedora, solo soy justa.
–No soy una araña deforme –dijo colocando sus manos en mi cintura.
–lo eres –afirmé– es decir para una araña lo eres ¿no? Porque las arañas tienen muchas patas y no tienen forma humana. Tu tienes el comportamiento de una araña, te pegas al techo y esas cosas, sentidos arácnidos. Pero no tienes la forma de una araña. Entonces si una araña que si tiene forma de araña te viera y se percatara de que tienes su comportamiento y sentidos ¿Qué pensaría de ti?
Se quedó mirando a un punto fijo sin sabes que responder–. Diría que eres una araña deforme –. Complete.
Aún no contestaba solo estaba medio idiota.
–¿Cómo es que. . . Tu cabeza alberga esas cosas?
–Soy la mejor, mi cabeza alberga muchas cosas.
Sonreí y me salí de su regazo. El estar con Peter tres se sentía demasiado bien, él hacia bien a quien se le acerque.
Mire por la habitación pero me detuve en la cama. Donde Peter uno ahora se levantaba entrecerrándolos mientras gemía del dolor.
–Hola Peter –saludo Peter tres a mi lado.
–Shh. . .¿por que gritas?, ¿Qué sucedió anoche?
Sonriendo me acerqué a él y tomé de debajo de la cama una bolsa de papel que contenía aspirinas y una botella de agua junto con un energizante. –Ten --. Peter uno la tomó frunciendo el ceño, en su rostro eran notorias las ojeras y el dolor de su cabeza por su expresión
–Mi salvadora –ronroneo abrazando mi torso y dejando su cabeza en mi abdomen. Acaricie sus cabellos con tranquilidad.
–Probablemente el alcohol siga en su torrente sanguíneo --comentó Peter tres sonriendo, pero su mirada estaba en el agarre de Peter– Quizás el no deba tocarte así.
–Quizás tu debas ir a buscar algo para comer.
Bufo.
–¿Helado?
Asentí sonriendo y le tire un beso antes que saliera por la puerta.
Comienzo a extrañar tus platillos con helado y gomitas papá.
Mi padre era un amante del helado como yo, aunque él decía que lo mío ya era obsesión. Cosa que me ofendía.
Con mi padre las cosas eran muy buenas, demasiado. Nuestra relación era casi como ser mejores amigos.
Aunque hubo una época en la que mi padre cambió.
Fue cuando la tia May murió, supongo que fue su quiebre. Mama lo ayudó pero el no era el mismo.
Fue cuando me mandaron a vivir con Tony, supongo que, para mi salud mental.
Porque papá tenía pesadillas y episodios de ira por momentos demasido largos y yo solo tenía 14 años.
Fue una época un poco difícil para todos, pero solo fue eso una época.
–Te dije que dormiríamos juntos –dijo aferrándose aún más a mi.
Hice una mueca antes de soltarme de su agarre y tirarme en la cama. Peter me siguió para ahora abrazar mi cintura apoyando su cabeza en mi regazo–. Quiero quedarme así.
–Peter, bebe lo que te traje para que la resaca no dure tanto.
–Extraño mucho a Mj, Felicity. Y lo digo con mi parte sobria y consciente. También extraño a Ned.
Subió la mirada para verme y yo solo pude acariciar sus mechones que caían por su frente.
–A veces lo mejor es apartarse del camino, aunque sientas que te están arrancando el alma. Puedes reencontrarte con ellos muchas veces a lo largo de tu vida. No es un adiós.
–Hablas de ello como si supieras lo que se siente.
–Porque lo se Peter –él me miró interesado.
–¿Qué significa eso?
Negué –No importa ahora.
Enrede mis dedos a sus mechones suaves tratando de no recordar nada, el aprecio entenderlo.
–Debo olvidarla.
–No, debes superarla y hazlo a tu tiempo, no te apresures, cada uno sana cuando puede y como quiere.
Él sonrió mirándome fijamente
–Comienzo a pensar que siempre tienes una respuesta para todo.
Elevó sus dedos e inconscientemente los paso por debajo de mi mentón hasta llegar a mis labios. Mi respiración se agitó al notar como acariciaba lentamente mi labio inferior.
–Peter. . .
No se detuvo, solo llevó sus dedos aún más arriba hasta transportar su mano hasta mi cabeza empujándola hacia él.
Me encontré a centímetros de sus labios mientras sus respiraciones se mezclaban–Bésame –pidío mirando directamente a mis ojos.
Contra mis deseos guíe mis labios a su mejilla donde los presione con cariño para luego poner mi frente contra la suya.
–No te besaré, aún piensas en ella y yo no quiero ser tu distracción Peter.
Él sonrió asintiendo con algo de culpa en sus ojos –Lo s- antes de que pueda terminar mi lengua por su mejilla
–¡Felicity!, ¡Que asco! –exclamó indignado limpiando su rostro repetidas veces con la remera de Peter tres que yo llevaba puesta.
Fingí inocencia –Hace unos segundos querías meter tu lengua en mi boca y compartir saliva, es lo mismo.
Su mueca de asco me dijo que no le había gustado, luego desistió –Hazlo otra vez.
Fruncí el ceño –No Peter, no seas asqueroso.
–¿Qué yo no sea as –se detuvo y admiró mi rostro con detenimiento –¿Qué eso? – señaló mi rostro, el costado cerca de mi oreja, había una marca pequeña allí. Una cicatriz casi sin ser visible por su corta longitud y grosor.
Automáticamente llevé mi mano
–¿Eso? es. . . Un. . . De cuando un alienígena me llevó e implantó huevos en mi oreja.
–Oh por dios –susurró horrorizado antes de levantarse se mi regazo y mirarme aún aterrado.
–Es mentira Peter.
–¡Deja de hacer eso!, hiciste lo mismo fingiendo que tu padre estaba muerto.
–¡Y tu te crees todo lo que digo!
–¡No grites que me duele la cabeza!.
–¡Entonces tómate las putas aspirinas! –grité lanzando las aspirinas contra su rostro mientras me levantaba de su cama.
–¡Deja de gritarme!
–¡Y no te olvides del agua, feto!
Abrió la boca indignado ante mi apodo.
–¡Eres más pequeña que yo!
–Pequeña la tienes feto.
Iba a contestarme pero la puerta se abrió–¿Pueden dejar de gritarse? –preguntó Peter suggar cerrando la puerta detrás de el.
Al verme caminó hacia mi dejando un beso en mi cabeza, ante eso fruncí el ceño– Peter tres me habló de lo que sucedió con Strange ¿estas bien? –susurró contra mi oído.
Asentí– Si tranquilo.
–Me voy a dar un baño –avisó Peter uno.
–Hasta luego Feto.
–¡No soy un feto!
[. . .]
Desayunaba mi helado mientras miraba a un punto fijo perdida en mis pensamientos.
¿Por qué mi telaraña no es de colores?
–Felicity –dijo Peter tres sacándome de mis inteligentes pensamientos.
–¿Si?
En vez de contestarme dirigió su vista a la silla a mi lado donde estaba Peter suggar. En la cocina solo estábamos los tres. Puesto que Peter uno se bañaba en este momento.
Ambos se miraron y Peter suggar asintió –¿Por qué quieres estar aquí? Es decir en este universo – indagó Peter tres.
Me quede callada, no contaba con que me lo preguntaran.
–No quiero enfrentarlo –confesé sin más.
–¿A que?
Mire el helado ahora sin querer comerlo –A mi padre.
Y si, puede que también me quiera quedar con el espectacular sexo. Pero había dos partes de la historia y una era que no quería, ni deseaba enfrentar a mi padre.
Ellos se miraron sin entenderlo –No entendemos Felicity –dijo Peter suggar dejando una de sus manos en mi rodilla cubierta por la tela de mis jeans negros.
Busque las palabras correctas, no había
–No siempre fui una vengadora o heroína.
–Pero –Peter suggar fue cortado por el sonido de mi silla chirriante cuando me deslice para levantarme de la mesa.
–No tengo la paciencia suficiente para hablar de esto.
Intenté salir de la habitación pero Peter
suggar se levantó tomando mi mano mientras Peter tres cerraba la puerta con una de sus telarañas.
Bufe y en un movimiento los dos estaban con sus manos atadas en un mismo nudo con mis telarañas.
–No intenten saber más de lo que deben.
Me miraron dolidos –Felicity.
–No.
Tomé el picaporte y con fuerta tire de ella para abrirla, al salir me cruce con el rostro que menos necesitaba ver.
–Felicity yo. . . –rasco su nuca nervioso– lo siento.
–Yo también lo siento Strange –contesté intentando irme de allí, pero el me tomó del ante brazo.
–Lo siento, lo que dije. . . Esta mal y lo se.
Alce una ceja ante ese intento idiota y retrógrado de disculpas.
–Pero es que tu. . .me pones así –lo corté.
–¿Cómo? –sonreí –¿Yo te pongo así?
No contestó viendo como la cagó.
–No es mi culpa que tu pequeña e idiota y escasa masculinidad no deje ver que no soy tuya. Se como hacerme tener un orgasmo sin ti, se como correrme hasta ver las estrellas sin ti. No te necesito, ni a ti, ni a tu estúpido gran pene.
Antes de que pueda seguir hablando mi espalda choco contra la padre detrás de mi al momento en el que sus labios besaban los míos con enojo y frustración.
–Déjame.
No tuve que decirlo nos debes para que me suelte.
Me fui lejos de allí antes de que me diga algo más.
Camine hasta mi cuarto y tomé una chaqueta junto con un poco de dinero.
Me dirigí hacia la puerta donde pude sentir los pasos apresurados de alguien por lo que pronto salí.
Caminé rápidamente por las calles repletas de personas tratando de calmar mis pensamientos.
Eran como una bomba.
Pensaba demasiado.
Era frustrante.
Había tantas cosas.
Y aun me preguntaba el porqué.
¿Por que no puedo enfrentarme a mi padre?
En mi mente se escucharon sus últimas palabras.
–Siempre estuve muy orgulloso de ti mi Ángel. Pero no se que ha pasado contigo. Tu ya no eres mi hija, no eres la que yo conocía como mi hija. Mi hija no era una asesina.
Y cuando quise darme cuenta un cuerpo chocó con el mío, casi caigo al suelo de no ser por una mano fuerte que me sostuvo.
–Lo siento –dije dije levantando mi vista para encontrarme con una mujer, ella era pelinegra de rasgos asiáticos .
–Lo siento –respondió ella –No me fije por donde iba.
Le sonreí en respuesta y luego mire a mi lado para ver a la persona por la cual no caí.
Era un chico de rasgos japoneses. Pelo negro y ojos color marrón.
–Gracias.
El asintió –No es nada.
–¿Tu eres la de la foto? Preguntó ella sacando su teléfono.
Fruncí el ceño –¿Foto?
–Si, si lo es –dijo el y me mostró el teléfono.
Era la fotografía mía y de Stan.
–Si soy yo –sonreí
–Nosotros también somos superhéroes –me informó ella contenta.
–¡Katy!, no le dices a desconocidos que eres superhéroe –regañó el chico.
–¡Ella lo es!
–¡Eso no lo sabes! –me dio una sonrisa y luego tendió mi mano –Shang–Chi, un gusto.
La estreché –Felicity.
–¡Y yo Katy! ¿Eres una heroína o algo así?, ¿Tienes algún padre loco que escuche a tu madre muerta?