Unforgiven [NaruHina]

Par Noe_Sweetway

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Todos cometemos errores alguna vez, y Naruto lo hizo en el pasado, claro, teniendo luego tristes consecuencia... Plus

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV (segunda parte)
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X

Capítulo IV (primera parte)

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Par Noe_Sweetway

Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto

*~ Unforgiven ~*

—por Noe-chan—

Capítulo IV

Hinata y Naruto

Parte 1/2

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Agosto, 2007

Está enojada.

Consigo misma, con su madre y, sobre todo, con su padre.

¿Debe odiarlo acaso?

Es que realmente no puede llevarla al colegio en una limusina, cuando ella sólo le pide ir en metro. No quiere lujos, ni nada que se le parezca. Porque ella no está acostumbrada a ello, y quiere seguir viviendo su vida de manera normal.

Pero no.

Él nunca considera lo que ella le pide.

Siempre termina ignorándola.

Y, encima ahora, al bajar del vehículo, siente que quiere desaparecer. Todas las miradas están sobre ella. Y se sonroja. Realmente nunca pidió todo aquello. Y sabe que puede irle mal. Muy mal. Considerando que, además de ser la chica más torpe del universo, la hora la ha sobrepasado.

Corrida.

Pasillo curvado.

.

Timbre

.

—Ay, no. Voy tarde.

Corrida.

Choque.

—Ahg…

La chica se soba la frente, el impacto no le produjo una caída, pero sí un fuerte dolor en el rostro. Se siente idiota, muy idiota. Es su primer día de clases, por más de que debió haber comenzado hacía casi una semana. Está a punto de llegar tarde. Y acaba de chocar fuertemente contra algo.

—Lo siento…

Corrección, alguien.

—Huh, no… f-fue mi…— fue levantando el rostro lentamente—. F-fue mi c-culpa…

Y, para colmo, alguien muy atractivo.

—Hehe. No hay problema, fue culpa mía en verdad…— el chico sonríe abiertamente, de manera tan única, que llega a producirle un espasmo a la chica—. No miraba por dónde iba.

—A-ah… No… no hay ningún problema…

El muchacho observa a la chica, que titubea y está toda sonrojada. Tiene un rostro muy angelical. Él le sonríe, y levanta la palma de la mano a modo de saludo.

—Eres nueva, ¿cierto?— inquiere con serenidad—. Pareces estar perdida.

Ella se avergüenza nuevamente. Eso es lo único que sabe hacer, después de todo.

—S-sí. Busco la sala de Economía.

Él vuelve a sonreír, esta vez con más ánimos todavía.

—También voy allí. ¿Vamos juntos?

Y ella siente como si le estrujaran el corazón. Nunca nadie ha sido tan amable con ella. Nunca se han ofrecido a acompañarla. Porque ella siempre es solitaria. Pero este chico. Este chico es tan agradable y gentil.

—S-sí, gracias.

Y tiene una hermosa sonrisa

—Naruto... Uzumaki Naruto…— dice él hiperactivamente mientras camina junto a ella, rumbo al salón de clases. Se ve tan tierna con las mejillas sonrosadas, mientras juguetea con sus dedos. Pero parece un poco tímida. Quizás demasiado.

—Hinata…— y sonríe. Por fin sonríe, dejándolo mudo—. Hyûga Hinata.

Él le devuelve el gesto, mientras ella piensa que, quizás, esa fuera la primera razón para no odiar a su padre.

.*.*.*.*.*.

—¡Hinata, aquí!— exclama la chica, esperando un pase por parte de ésta.

La aludida duda un momento, pero termina cediéndole el balón.

La bella rubia toma la pelota con rudeza, y la hace picar junto a ella, mientras va y va evadiendo rivales por el camino. Llega cerca de la bomba. Observa a la arquera del equipo contrario con una sonrisa malévola.

Salto

Gol.

Fin del encuentro.

—Realmente eres buena en esto del handball, Hina…— pronuncia la chica mientras caminan juntas rumbo a los vestuarios femeninos—. Te pasaste esta tarde.

—N-no creo que sea así…— ella se sonroja y baja un poco el rostro—. Di lo m-mejor de mí, Temari-san. Eso es t-todo…

La otra pone los ojos en blanco y la abraza amistosamente de los hombros. Hinata es tan tímida e inocente. Nunca quiere reconocer sus habilidades. Se quita demasiados créditos. Y siempre es tan educada.

—Deja de llamarme, Temari-san, Hina…— reprende su extrovertida compañera—. Sólo Tem. Aún no soy demasiado vieja para que me llames como a tu abuela.

Juntas ríen y se adentran a los vestidores.

La Hyûga se siente muy feliz. No entiende qué fue lo que Temari vio en ella pero, al segundo mes de haber ingresado a la Preparatoria, ya se ha conseguido una excelente mejor amiga. Realmente cree que no se merece aquello.

—Mira…

Cuando van camino a la cafetería, luego de las clases de gimnasia, la de ojos perlas sigue con la mirada justo donde le acaba de señalar su amiga. Y allí está él.

Sonrojo.

—Eres extremadamente tierna cuando te sonrojas de esta manera, Hina, pero te convendría disimular al menos un poco…— menciona Temari picando en la nariz a su compañera con un dedo—. ¿Tanto te gusta?

—Y-yo…

La chica se retuerce infantilmente, deseando con el alma que su amiga le quitara aquella mirada pícara de encima. Empieza a sudar ligeramente. La otra ríe – a propósito –estruendosamente, con la intención de llamar la atención de aquellos muchachos que acaban de terminar su partido de fútbol. Lo consigue.

Las miradas de los jóvenes se posan en las dos bellas estudiantes de último año.

—¡Hola Hinata!

Y su corazón se detiene, con el simple hecho de verlo sonreírle de aquella manera tan refrescante. Y era tan, pero tan amable. Nunca antes, sus amigos le han prestado tanta atención como ahora. Si es que realmente puede considerarse amiga de Naruto. Porque no se cree suficiente para serlo.

Ante la risa de Temari, levanta las manos para saludarlo.

—Ho-hola N-narut—

—¡Mi Naru!

Novia.

Beso.

Corazón roto.

—Perra…— murmura Sabaku No Temari, mientras observa con repulsión cómo una de las presumidas animadoras del equipo de fútbol se abalanza por el Uzumaki, y lo besa. Hinata sólo sonríe, aunque por dentro está triste.

Había olvidado que Shion era la novia, la que tiene el derecho de abrazarlo y besarlo cuando se le dé la gana, la dueña de los pensamientos y sentimientos, de nada más ni nada menos que Naruto. El mismo por el que ella está loca.

Suspira, y se aleja del lugar con paciencia, incluso sin darse cuenta de que dejó atrás a Temari. Porque le duele ver a Naruto con otra, y no lo soporta.

Él es demasiado para alguien tan simple como ella.

—Hola.

Ella le sonríe tiernamente y hace una reverencia. No sabe por qué, pero él siempre está allí, para sacarle una sonrisa, cada vez que ella se siente sola. Como si intuyera cuándo ella necesitara algo de compañía.

—Ho-hola, Sasuke-kun.

.*.*.*.*.*.

—Hinata Hyûga…— llama un día Kurenai Yuhi, la maestra de Biología—. Y Naruto Uzumaki.

Su corazón da un vuelco inesperado. De las tantas chicas que había en su clase, ella era la afortunada en ser la compañera del rubio para el proyecto de fin de año.

Proyecto de fin de año, significa trabajar durante todos los meses hasta llegar al día de la exposición, la cual se realiza – obviamente – cuando el año lectivo está acabando. Lo que es igual a: demasiado tiempo juntos.

—¡Hinata!— él corre su asiento, hasta colocarlo junto a la aludida, quien se sonroja de pies a cabeza—. Me alegra tanto que me haya tocado contigo…— pronuncia, visiblemente contento, pues la chica es muy inteligente y dedicada, lo contrario a él. Lo que el chico no nota, es que, al decir aquella simple frase, hizo que la chica se haya enamorado aún más de él.

—Y-yo también me alegro, Naruto-kun…

—¡Seremos el mejor dúo de la clase, cuenta con ello'ttebayó!

Y cuando él le tiende el puño cerrado, de modo que ella lo chocara con el suyo, Hinata nota la mirada asesina que le manda Shion, desde una esquina del salón de clases, aun sabiendo que aquello era una simple señal de compañerismo.

—Temari Sabaku No…— continúa la sensei, haciendo que la ojiperla se girara para observar a su amiga—. Con Shikamaru Nara.

Y la chica rubia bufa por lo bajo. Y Shikamaru rechista. Y Hinata sonríe y observa de manera malévola a la rubia, porque sabe que ella y el chico no se soportan. Quizás de esa manera lograran llevarse bien.

Un mes.

—¡Ah! ¡No entiendo ni mierda!— dice el rubio jalándose los cabellos con impaciencia. Ella le sonríe con diversión—. ¡Hinata! ¿Qué demonios vamos a hacer? No puedo ayudarte, si no logro entender nada. ¡Debes estar harta de mí! Soy un fracaso.

Ella, como siempre, muestra su mejor sonrisa, y niega rotundamente. Porque realmente aquello no podría ocurrir. No existía persona capaz de hartarse de alguien como Naruto. Porque es tan divertido y alegre, que termina transformando una tarde aburrida, en un momento inolvidable.

Y, además, la ha enamorado.

—Tranquilo, Naruto-kun. Vamos a empezar desde el inicio otra vez… ¿Si?— un sonrojo asoma sus mejillas cuando él asiente apenado, antes de sonreírle radiantemente—. V-vamos a ver… L-los virus…s-son…

Y la risa estruendosa de él, la interrumpe.

—Hinata, eres tan tierna cuando tartamudeas. ¡Debo quebrarte la paciencia, realmente!

Su rostro se tiñe como el tomate, antes de que él volviera a hablarle, pero de manera más dulce:

—Sólo tenme un poco más de paciencia. ¡Juro que lo aprenderé!

Dos meses.

—¡Hinata!— llama Temari cuando ésta se dirigía a su limusina—. ¿Vienes esta tarde al club de tenis?— inquiere alegremente.

—N-no lo sé, Tem…

—¡Vamos! Será divertido…— anuncia la coqueta rubia—. Allí conocerás a mi novio Hidan…

—B-bueno…yo…

—Naruto irá.

Un nuevo color carmesí asoma sus mejillas.

—E-está bien.

Temari ríe. Hinata se avergüenza. Esa era la rutina. Cada día eran más unidas. Y cada día ella se enamoraba más del Uzumaki, por lo que iría a cualquier lugar, si eso significara verlo por más tiempo.

—¿Ustedes aquí?— inquiere aquella rubia observándolas con desdén—. No sabía que jugaban tenis.

Aunque no siempre es recomendable para su corazón verlo con ella.

—Sí, como estás viendo, Shion…— responde Temari, claro. Porque ella no es capaz de decirle palabra alguna. Ya que, aunque siempre es humillada por parte de la novia de su amor platónico, sabe que nada bueno surgirá si empieza una pelea.

Y que nunca estará a su altura.

—Las reto a dobles…— dice ella altaneramente, jaloneando a su amiga de cabellos rojos—. ¿Aceptan?

—Claro.

Pelotazo.

Rostro.

Dolor.

—¡Ah!

—¡Hinata!

Temari observa con el ceño fruncido a unas Shion y Sara muertas de risa, mientras Hinata está tendida en el piso, con la nariz sangrando y un rostro que aparenta que está mareada, pues el impacto fue con bastante fuerza.

—¿Lo… siento?— dice la rubia de ojos perlas, en tono burlesco.

La Hyuga quiere llorar. Pero se contiene. No sabe cómo hacer para que esa chica deje de molestarla. No sabe por qué razón es un blanco tan fácil para la rubia a la que, sin poder negarlo más, envidia.

—¡Auch!

La peliazul abre los ojos de par en par, pues no cree lo que está observando.

Naruto toma a Shion del brazo, con cierta rudeza, y empieza a alejarla del lugar. Él está enojado, se nota a leguas, debido a su ceño increíblemente fruncido, como casi nunca sucede.

Cuando Hinata siente un mareo, cierra los ojos por un tiempo, siente desvanecerse. Una vez que los vuelve a abrir, sólo encuentra a Temari frente a ella, observándola con preocupación. Ellos ya no están.

—V-voy al baño un momento…— su amiga asiente, y decide esperarla pacientemente cerca del campo de juego. Debía retirar completamente la sangre de la nariz, la cual aún le dolía.

Aunque no tanto como le dolería…

—¿Qué…haces, Naru?— inquiere la chica en un quejido, soltándose del agarre de un novio completamente enfurecido. Se soba el brazo y lo observa confundida una vez que llegan frente al baño de chicas.

—¿Qué sucede contigo, Shion?— la mira fijo—. ¿Por qué andas tan insoportable con Hinata?

—No…— ella lo interrumpe con molestia—. Dime tú por qué pasas más tiempo con ella que conmigo.

—Es mi compañera de proyecto, Shion, ¿estás celosa?

—¿Celosa?— ironiza la chica con una sonrisa—. No, claro que no. Si mi novio es tan gentil siempre con su compañera de proyecto. Tanto, que ahora toda la escuela me confunde con una cornuda. ¿Cómo crees que puedo estar celosa?

—Shion, no hables así…— advierte el chico. No recordaba cuándo su novia se había vuelto así de controladora—. Sabes que ella es sólo mi amiga. Te amo sólo a ti.

—Pues no lo parece…

—Pero lo es— suspira—. Mira, ya no le hagas daño, amor… Ella no tiene la culpa de nada…— siguió con el rostro lleno de comprensión—. Estoy enamorado de ti, Shion. Eres la única chica para mí.

Beso.

Calma.

Asunto arreglado.

Hinata lo ve y oye todo. Y su corazón vuelve a romperse.

.*.*.*.*.*.

Tres meses

—¡Pasen el balón acá!

Naruto Uzumaki es el capitán del equipo de fútbol del instituto. La mayoría de las chicas lo admiran. La mayoría de los hombres lo consideran su rival. Muchos lo apoyan y siguen sus indicaciones. Uno en especialnunca lo quiere escuchar.

Balón perdido.

Contragolpe.

Gol del contrario.

—¿Qué mierda crees que haces, Teme?

Sasuke Uchiha lo observa con odio, y gira el rostro, ignorando completamente la pregunta que el capitán de su equipo le acaba de formular. Él es el delantero estrella del equipo. Siempre salva los encuentros marcando goles importantes. Nadie puede reclamarle por haber perdido un balón que determinó una anotación para el rival. Pero, como siempre, él está allí para regañarle.

—¿No me escuchaste, acaso?— insiste el rubio con toda su prepotencia típica de haber perdido un encuentro futbolístico—. Tranquilamente podías habérmelo pasado. Volvimos a perder.

—No es mi culpa.

—Van tres veces que perdemos porque no quieres pasar tus balones…— sigue el Uzumaki—. Terminaremos fuera del torneo…

—Ya te dije que no es mi puta culpa.

—Escucha, teme— lo toma del cuello de la camiseta y comienza a observarlo amenazante—. Si llegamos a eliminarnos por causa de esto, juro que te quitaré del equipo.

—¡No me toques, dobe!— responde el otro, liberándose del agarre—. Estás demente. No sé qué rayos se te pasa por esa cabeza hueca que tienes, pero a mí, no me volverás a hablar así.

—¿Por qué no piensas también en los demás?— restriega el rubio al rostro del azabache—. Ese carácter exageradamente egoísta, de mierda, que tienes, no te va a llevar a ningún lado…

—Tch. No te pedí tu opinión, no es asunto tuyo…

—Por eso…— Naruto lo encara con molestia—. Por este estúpido comportamiento tuyo, Sakura también está siendo lastimada…— se desvía del tema, recordando a su mejor amiga con lágrimas la noche anterior.

—Hmp. — Sasuke empieza a caminar en dirección contraria, ignorándolo completamente, otra vez.

—Juro que si la sigues lastimando—

—Cállate de una vez, idiota— interrumpe esta vez el Uchiha—. No hables de lastimar chicas, porque sé muy bien que tu noviecita tampoco la pasa muy de buenas por tu comportamiento últimamente.

—¿A qué mierda te refieres?

—Hinata. — pronuncia con sequedad.

—¿Qué?

—No te hagas el tonto…— Sasuke, últimamente había estado muy apegado a la Hyuga, por cuestiones de sentarse juntos en el aula, y siempre que la veía abatida, solían charlar para calmar el ambiente. La última vez, la encontró llorando, justo después de pronunciar un "Naruto-kun" al aire.

No podía decir que eran mejores amigos, pero sabía que algo no estaba bien con la chica. Las reuniones con su pareja de proyecto no la estaban haciendo feliz.

—Admítelo…— dice luego de un bufido. El rubio lo observa confundido—. Estás utilizando a Hinata, para poner celosa a tu novia, debido a que ella te hace lo mismo con Shino.

—No sé de dónde has sacado una mierda como esa. — el ojiazul aprieta los puños—. Jamás haría algo así. Hinata es…, ella… Ella es una muy buena y linda chica, es mi amiga… y yo… yo…

—Lo sabía. — murmura el azabache, con una sonrisa ladina—. Te gusta.

—¡¿Qué?!

—Te gusta Hinata, te has delatado a ti mismo…

Naruto calla y traga grueso, sin saber bien el por qué. Odia a Sasuke. Lo odia infinitamente, y no dejará que se salga con las suyas, después de todo, no son tan diferentes. Y lo descubre, al pronunciar:

—¿Y tú, teme?

—¿Qué?

—No vas a negar que a ti también te gusta— aquel "también" lo delata, pero ayuda a sacar conclusiones, ya que el azabache de inmediato cambia su expresión siempre serena, por una de ligero nerviosismo.

—Hmp. No digas tonterías—

—No-lo-niegues-más. ¿No será que estás enamorado de la ricachona del colegio, Sasuke?— sonríe al notar al azabache algo alterado. Ahora que lo pensaba, desde que ella llegó al colegio, pareciera como si él quisiera ganar más protagonismo en todo, lo cual fue raro desde el primer momento en que se dio.

El Uchiha se da la vuelta, encogiéndose de hombros.

—¿Y? si así fuera, ¿qué? No tendría nada de malo…— la tranquilidad vuelve a reflejarse en el tono de su voz. Por alguna razón, le molestó el hecho de que el chico idiota llamara ricachona a la Hyuga.

Naruto presiona los puños, pensando inmediatamente en su mejor amiga de toda la vida.

—Eres un imbécil. Harás sufrir más a Sakura.

—Eso no es de tu incumbencia…

—No dejaré que te acerques más a Hinata— menciona el de tez bronceada, tratando de ir por la tangente—. Es muy especial para mí, y no quiero que sigas hiriendo a mis amigas, tal y como lo estás haciendo con Sakura e Ino. No me alejaré de ella, de ahora en más.

El azabache niega con la cabeza, mientras suelta una risa baja llena de ironía y soberbia. Gira el rostro a la mitad, y lo observa con desdén. El rubio se enfurece aún más.

—No sabes nada, Naruto…— menciona entre dientes—, estás por ahí, diciendo que es tu amiga, hablando de ella como si en verdad la conocieras…— por última vez en la tarde, lo observa amenazante—. En realidad no sabes nada de Hinata, dobe. No la comprendes. No sabes que ella puede sufrir. ¡No quieras protegerla! No entiendes absolutamente nada. Ni siquiera te das cuenta de que ella…

Calla.

Aun si Naruto lo supiera, no cambiaría nada. Sólo empeorarían las cosas. Además, aunque a él en realidad no le gustaba Hinata, tampoco quería sentirse perdedor ante alguien como… como el Uzumaki. No aceptaría aquello, ni si estuviera loco de remate.

—¿Ella qué, Sasuke?

—Nada. No tiene caso.

Cuando el Uchiha se retira de una vez por todas de ese lugar, Naruto golpea la pared con impotencia. Ahora, más que nunca Sasuke es su rival. ¿Qué rayos le sucede? ¿Qué rayos esconde Sasuke? ¿Qué ha causado Hinata en él? ¿Qué debe hacer?

Cuatro meses.

—¡Pero no puedo, mierda que no entiendes!

—¡No me levantes la voz, Naruto!— grita la chica, a la salida del colegio, a los cuatro vientos, mientras su novio la observa incapaz de contener la paciencia. Todo el instituto los observa—. ¡Te lo estaba pidiendo bien!

—Shion, cállate de una vez— dice en un tono de voz más moderado—. Ya te dije que no. No puedo. Tengo reunión de proyecto hoy, lo sabes.

—¡Ah, con Hinata, ¿cierto?!— la rubia coloca las manos en la cintura—. ¿Por cuánto tiempo más irá avanzando esto, Naruto? Sólo dime que te gusta y ya. Sólo te pido sinceridad.

—Eres ridícula, Shion…— él se zarandea los cabellos totalmente frustrado. Hinata, desde lo lejos, observa la escena, pero, afortunadamente para el chico, no los escucha—. Podemos ir al cine cualquier puto día. Esto no se trata de Hinata, sino de mis notas.

—¡No-me-mientas! — chilla al borde de las lágrimas—. Vete con ella, y follen toda la tarde si quieren. Después de todo, la prefieres antes que a mí.

—¿Qué?

El rubio la observa incrédulo. Los celos de su novia lo están sacando de quicio. Ya no son normales. ¿Cómo podía dudar tanto así de su persona? Estaba a punto de perder la paciencia, y no estaba para adular a nadie después.

—Ash, nada. Nada. — empieza a contener las lágrimas.

—Shion, ¿te estás escuchando?

—¿Sabes qué?— ella niega con la cabeza, efusivamente, y lo observa. Las lágrimas ya brotan de sus ojos. Y el corazón de Naruto se oprime.

Odia ver llorar a las mujeres, y en especial a Shion. Porque la quiere, realmente la quiere y sabe que si ella se siente mal, quizás es por su culpa. Estaba a punto de adularla, cuando ella le empuja levemente, y pronuncia:

—Vete. Vete con ella, y deja de hacerte el prepotente aquí.

Esa, para Naruto, fue la gota que colmó el vaso.

—¡Ah!, como quieras.

Y, dando enormes zancadas, se aparta del lugar, para ir en donde estaba Hinata, la jala del brazo, sin darse cuenta, y empiezan a avanzar hacia su domicilio.

Sasuke, frunce el ceño. Coincidentemente era él quien conversaba con la Hyuga en su afán por que ella no presenciara la pelea de los tórtolos.

.*.*.*.*.*.

—Sarampión, paperas, y moquillo en el perro…

—¿Parvovirus?

Hinata niega con la cabeza, y Naruto suspira impotente. Shion lo había puesto de lo nervios, y así le era aún más dificultoso el comprender lo que la Hyuga trataba de explicarle con la paciencia aparentemente inacabable.

—Perdóname, Hinata, no he tenido un buen día.

—T-tranquilo, Naruto-kun. Podemos descansar…— él la observa fijamente, y su corazón da un vuelco, que va bajando, e hizo que se le revolviera el estómago—. S-si quieres…

Él sonríe perfectamente, lo cual la hace ruborizar.

—Eres tan buena siempre, ¿de dónde sacas tanta paciencia?

Ella sonríe tímidamente, ocasionando que Naruto viajara a los cielos repentinamente. No se había dado cuenta de lo hermosa que se veía cada vez que un sonrojo asomando sus mejillas acompañaba esa perfecta sonrisita inocente.

—V-veo que… No estás muy cómodo últimamente…— menciona ella en un titubeo. No siempre él le contaba sus cosas, pero intentando no perdía nada. Después de todo, quería saber más y más de él. Todo lo que podía.

—No…— él frunce levemente el ceño—. Hemos peleado frecuentemente con Shion. Ya es el colmo de celosa, no sé qué mierda le sucede. — suspira.

—A-ah…— la chica se pone ligeramente nerviosa. Ya sabía que aquello iría a parar en una conversación completamente referente a la rubia. Pero, como ella siempre se sentía mejor desahogándose con Temari, pensó que a Naruto capaz le era igual. Siempre prestaría sus oídos, si fuera para ayudar a alguien—. Y-y, ¿eso por qué? No les has dado motivos…

Naruto presiona los labios entre sí.

—Pues… he pasado mucho más tiempo contigo que con ella últimamente, así que…

Un espasmo invade a Hinata. Así que, al fin y al cabo, era su culpa.

—B-bueno, está el proyecto…— dice sintiendo el rostro ardiéndole debido a la mirada tan penetrante que él sostiene sobre ella—. N-no veo motivos para celar… S-si sabe que sólo somos…amigos…— lo último lo dice dudando.

¿Podía ella realmente considerarse amiga de alguien como él?

—Eh…— él sigue sin apartar la mirada de la chica—. En su lugar, ¿qué harías tú, Hinata?— inquiere descolocándola—. ¿Qué harías si fuera tu novio el que pasara tanto tiempo con otra chica, a la que sabes que aprecia? ¿Estarías celosa?

La chica queda pensativa un par de minutos. Luego, inesperadamente, sonríe con tranquilidad.

—Q-quizás celosa s-sí estaría…— empieza observándolo con timidez—. P-pero lo comprendería. Después de todo, n-nadie pide hacer el proyecto, ¿ci-cierto? Se supone que es…— se sonroja un poco más—. Se supone qu-que es mi novio, por algo, ¿no?

Después de que ella pronunciara aquello, Naruto, al contrario de sonreír —como la chica pensó que lo haría—, frunce el ceño, y niega con la cabeza. Baja el rostro, quedando sus ojos cubiertos por su flequillo. Ríe por lo bajo, con algo de ironía.

—¿A quién engaño, Hinata?

—¿Huh?

—Quiero decir…— levanta el rostro con lentitud—. No sé para qué trato de seguir negándolo, si, después de todo, Shion tiene razón. Tiene miles de razones para ponerse celosa.

— ¿P-por qué dices eso, Naruto-kun? Tú—

Una oleada de sentimientos invade a Hinata, una vez que él la interrumpe, acercando bruscamente su rostro al de ella, a una distancia muy peligrosa. Ella traga grueso, y siente el cosquilleo de la respiración del rubio sobre sus labios.

—Porque me gustas, Hinata.

Para ella, nada en el mundo fue tan dulce como el beso que le estaba dando el amor de su vida. Era un beso extremadamente torpe, que al comienzo no supo responder. Pero, cuando se dedica a seguir el ritmo de la traviesa lengua de Naruto, siente que no hay nada que pueda hacerle más feliz.

—N-naruto-kun…

—Mierda…— dice él, tomándose de la cabeza, jadeante, cuando se acaban de separar—. Lo estoy haciendo otra vez. No estoy cumpliendo con mi promesa de no lastimar a nadie…— bufa por lo bajo, y la observa con tristeza—. Perdóname, Hinata. Cachetéame si quieres. No debí meterte en esto, en mis estúpidos impulsos, yo—

—Naruto-kun. — ella lo interrumpe, roja de pies a cabeza—. Tú ta-también me gustas. No t-te disculpes, a mí m-me gustó el beso…

Él niega con la cabeza, sonriendo radiantemente, sin poder creérselo aún. Ella era un pan de Dios.

—Voy a hablar bien con Shion de una vez por todas…

Y es ahí, cuando Hinata siente que sus sueños se van cumpliendo poco a poco.

—Trataré de que me entienda…— continua, esta vez con una sonrisa aún más grande—. Y aclararé todo de una vez… Para que…— la observa con una paz irreconocible—. Para que podamos empezar algo… Lo prometo.

El corazón de ella late a mil por hora, y, después de aquel ya más apasionado beso, se equivoca, bien grande. Hace lo que nunca debió hacer:

Se ilusiona

.*.*.*.*.*.

—Tem… tengo algo que…—

Hinata calla de inmediato cuando, al ingresar a toda prisa a su salón de clases, encuentra allí a su mejor amiga —en compañía de Shikamaru—, llorando, con un visible moratón en uno de sus brazos.

Verla así le duele en el alma.

Y vuelve a caer de cuenta en la realidad.

Porque ha estado tantos días alegre, besándose con Naruto a escondidas, que olvidó y abandonó a su amiga, que, sabía bien, tenía un serio problema por la agresividad creciente de su novio. Al cual la rubia se niega a dejar.

Se siente miserable porque, además de haberse comportado como una pésima amiga, recuerda que lo suyo con el Uzumaki no es nada serio. Que es más bien un juego, una prueba, un castigo del destino. Porque, a pesar de decir quererla mucho, Naruto no hace nada para terminar la relación con Shion —Hinata no sabe si es porque no quiere lastimarla, o simplemente porque realmente la sigue queriendo—, y ciertamente, se está cansando de esperar.

¡Y encima es egoísta!

Porque sigue pensando en su situación con el rubio hiperactivo, en vez de detenerse y reconfortar a su amiga que yace de rodillas en el piso del aula A-2. Shikamaru, a diferencia de ella, le da un abrazo a la rubia, en señal de "estoy aquí", y observa a la ojiperla, y le hace un gesto de que él puede hacerle compañía, de que puede irse si quiere.

Su corazón siente una ligera opresión. Se nota, a leguas, lo que el joven Nara siente por la chica de cabello encrespado, sólo por ello se comporta y la mira de manera tan inusual, melancólica, con ganas de matar al autor de aquella horrible acción de golpear a una chica.

Y sale corriendo del lugar, llorando, como casi siempre en los últimos días. Pero ahora no llora por ella, sino por todos. Todos a los que ella cree que arruinó con su llegada al instituto. Por Temari, por ser tan mala amiga, cuando la otra no le dio más que amistad incondicional; por Sakura, porque ésta ahora la odia por su creciente cercanía con Sasuke Uchiha; por Naruto y Shion, por haber creados tantos conflictos entre ellos.

No es sencillo, Lee. No es como crees.

Se detiene junto a la puerta de la biblioteca, al escuchar la voz del chico que era dueño de sus pensamientos en el día, y de sus sueños en las noches.

Pero Naruto-kun, tienes que tomar una decisión… Tú mismo me dijiste que ya no lo soportas, y que no quieres lastimar a ninguna.

Un espasmo le agarra en la boca del estómago al darse cuenta del tema de conversación de sus dos compañeros de clase. Un nerviosismo se apoderó de ella.

Yo… He pensado mucho en lo de Shion… pero… y también está Hinata.

Mariposas en su estómago, así de simple.

¿Y qué vas a hacer?

Tendré que decirle para terminar todo esto. Después de todo, no puedo estar con alguien que ya sólo me gusta…

Sin poder contenerse más, lágrimas lastimeras comienzan nuevamente a resbalar sobre las mejillas de la Hyuga. Sí, lo supo desde un principio. Nunca fue lo suficientemente buena para alguien como Naruto. Shion era la más ideal para él y, aunque le doliera en el alma, lo aceptaría si eso lo haría feliz a él.

Y así, se marcha del lugar.

Rota

.*.*.*.*.*.

Naruto no entendía por qué Hinata no le dirigía la palabra hacía más de una semana. Tiene algo importante que decirle, pero ella siempre está rehuyendo. No sabe qué hacer para contenerla.

—Espera.

—N-no tengo tiempo Naruto-kun, debo ir a cas—

—Hinata, no te excuses más. — interrumpe sujetándola del brazo, antes de que la chica saliera hacia el portón del instituto—. Tenemos que hablar, es importante.

—¿N-no puede ser después? E-estoy algo ocupada…

—No, no puede esperar…— dice, y la lleva de las manos, hasta un enorme roble en el centro del patio del colegio—. ¿Qué te pasa, Hinata? Estás muy cortante conmigo, casi siento que me evitas…

—Yo…yo…— tiene un enorme nudo en la garganta que le dificulta hablar—. Yo, ya sé que… que no me quieres, Naruto-kun. No… tienes que ocultarlo más…

—¿De qué estás hablando?

—Te… oí…— habla entrecortadamente, debido a las ganas de echarse a llorar—. C-cuando se lo dijiste a Rock Lee… Q-que no podías estar conmigo…porque… s-sólo te gu-gusto y…

—No es así, yo—

—No. Lo comprendo, Naruto-kun, esto…—

—Hinata— interrumpe ahora él, acercándose de pronto—. Cierra la boca…— susurra sobre los labios temblorosos de ella—. Yo… no lo dije por ti, tontita…

Roza los labios de ambos, provocando un cosquilleo que hace que ella cierre los ojos.

—Lo dije por Shion. Hace dos días que terminamos…

Y tras aquel apasionado beso, juraron que serías felices juntos. Que siempre estarían el uno junto al otro, que se amaría por la eternidad, y bla, bla, bla… Típicas promesas de adolescentes enamorados.

Pero, desgraciadamente para Hinata, la promesa fue en vano.

—¡Te odio! Eres despreciable.

Intentaba hacer caso omiso a las palabras de la rubia, quien estaba visiblemente destruida, por dentro y por fuera. Llorando cada día. Acusándola de haber arruinado su vida.

—Me arrebataste lo que más amaba en la vida. Me quitaste a Naruto, lo único por lo que valía la pena vivir.

Y se siente culpable por el mal momento que pasa Shion. A pesar de que el Uzumaki, día a día, le dice que todo está bien, y que se le va a pasar. Pero ella cree que en verdad puede estar dolida, y no es simplemente por capricho. Porque la comprende, y se pone en su lugar.

Todo es su culpa. Siempre comete errores.

Como confiar en todo y todos. Y, nuevamente, no sabe en quién confiar, en las palabras de quién creer, no sabe cómo enfrentar cada dificultad que le pone la vida que, obviamente, no es su aliada. Ni la vida, ni el amor.

Porque, aunque de verdad se sintió amada; la noche de su cumpleaños, cuando fue uno mismo junto a Naruto por primera vez, en su propia cama, tratándola él con la delicadeza con la que se manipulan objetos valiosos y frágiles, haciéndola sentir en el cielo, y diciéndole que era todo para él; no pudo evitar romperse otra vez con todas aquellas falsas ilusiones.

"Naruto te engaña, Hinata, ten cuidado. Está involucrada alguien del pasado de él. Fueron vistos en una fiesta, en la propia casa de ella. Abre los ojos. Anónimo"

Porque aquella nota le rompe el corazón, aunque puede ser sólo una manera de molestarla. Siente, muy muy en el fondo, que ese pedazo de papel, carga con algo de la verdad.

De su realidad.

x

x

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Julio, 2013

—Naruto…

—Hinata.

El rubio quedó completamente petrificado al cerciorarse de que aquella esbelta y realizada mujer parada frente a él era realmente Hinata Hyuga, su Hinata.

La mujer por la que daría la vida.

—¿Naruto-san?

Habían estado tan encerrados en la mirada del otro, que no se dieron cuenta del pequeño retoñito frente a ellos, observándolos con sus ojitos aperlados abiertos de par en par, debido al asombro y curiosidad.

La Hyuga, incrédula, fijó su mirada en el chiquito Menma. ¿Cómo sabía su hijo justamente el nombre de aquel hombre? Era demasiada coincidencia.

—Oh, Menma…— respondió por su parte el rubio, recién percatándose de la presencia del infante que lo miraba maravillado—. ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí?

A la ojiperla volvió a estrujársele el corazón. ¿Cómo se suponía también que él sabía el nombre del niño? ¿Cómo rayos se conocían? Verlos sonreírse mutuamente, hizo que le dieran ganas de estallar en llanto. Eran idénticos, sólo que uno en miniatura. Hermosos, alegres, vivaces. Uzumakis.

—Pues esta es mi escuelita…— replicó el peliazulado con una enorme sonrisa. Naruto le devolvió el gesto—. Hace poquito que entro aquí…— su héroe se colocó en cuclillas para quedar a su altura.

—Oh, ya veo, se me hacía raro no haberte visto…— desvió fugazmente su mirada a la mujer, y volvió a enfocarla en el pequeño—. Mi hija Naruko debe ser tu compañera…

—¡Sí! ¡Sí lo es! Uzumaki-san es muy buena niña.

El rubio rio.

—Hinata…— habló todavía observando al niño—. No te había visto en mucho tiempo… Esto…— elevó al fin la mirada, mientras acariciaba los cabellos de Menma—. Esto es raro…

—Huh, sí, ha pasado mucho tiempo…

—¿Qué ha sido de ti?— inquirió con nostalgia. Una leve sonrisa se posó en sus labios.

—Y, aquí, normal…

Pero esa respuesta no estaba bien, porque no era normal en ella ponerse nerviosa y seguir sin tartamudear. El hombre se puso de pie, y la observó firmemente.

—¿Qué haces por aquí? Escuché que viniste para la boda de Neji.

—Sí. — aseguró, pillando al toque la bocota suelta de Sasuke—. En realidad—

—¡Mi mamita también es mi profe!— interrumpió en infante, logrando que los dos adultos lo observaran. Hinata con pesar, y Naruto extremadamente confundido.

—Mamita…— reiteró al aire, girándose lentamente hacia la mujer, quien contenía sollozos. — Hinata, tú…

—Menma…— habló la progenitora en un leve quejido, la voz se le quebraba—. Ve al aula, enseguida estoy allí. Cuida que tus compañeritos no rompan nada ¿sí?

—Pero, quiero seguir hablando con súper-Naruto-san— comentó, recordando la actuación heroica del hombre que se encontraba junto a ellos, y que extrañamente, conocía a su madre—. Por favor mami…

—Men, no—

—Súper-Menma, haz caso a tu madre, ¿sí?— intervino el rubio de ojos azules—. Después podemos volver a encontrarnos, porque tengo que venir a recoger a Naruko…

Hinata lo observó sorprendida. El niño se balanceó, y sonrió entre dientes.

—¡Está bien!— y, corriendo, fue hacia el salón de clases.

Las sonrisas de ambos padres se desvanecieron.

—No…sabía que tenías un hijo…— pronunció el Uzumaki con expresión algo melancólica—. De verdad, no me lo esperaba… cinco años, y…

Abrió los ojos desmesuradamente.

Menma le había dicho que tenía cinco años. Cinco. Entonces era de esa época.

Un estremecimiento lo invadió instantáneamente, y aumentó, cuando la vio comenzar a hipear debido al llanto. ¡Pero claro! ¿Cómo no se había dado cuenta? Era él mismo en miniatura. No podía estar equicocado.

—Hinata, ese niño…es…

—Naruto— ella respiró antes de interrumpirlo—. Ya nos volveremos a ver, y hablaremos de esto. Ahora, tengo que trabajar…— dio rápidamente media vuelta. Él la sujetó de la sudadera.

—No. Vamos a hablar ahora.

Recuerdos, recuerdos.

—Enserio, tengo que dar clases, yo…—

—Está bien. Hablaremos luego. Pero bien. Vamos a hablar muy bien, Hinata. Y dejaremos en claro todo, ¿ok?— ella asiente, mientras se seca las lágrimas, las cuales descolocan cada vez más al hombre—. Pero, antes, quiero escucharlo, sólo dímelo…

—Yo… Naruto…

Él liberó a la mujer de su agarre, y ella rápidamente le dio la espalda. Secando el resto de lágrimas que aún rondaba sus mejillas, se dedicó a pronunciar algo titubeante:

—Menma… él…

—Dilo, Hinata…— apoyó él, al tiempo que una lágrima caprichosa surcaba su mejilla derecha—. Él es…

—Es tu hijo, Naruto.

.

.

.

.

Continuará... si quieren.

N/A: ¡LLuvia de parciales! DDDD:

Tuve que haber pasado por aquí antes pero la universidad me tiene saturada. Todavía ni sé cómo demonios le hice para publicar hoy sabiendo que Neuroanatomía me está tocando los hombros, diciéndome macabramente que mañana moriré en el examen... LOL. ¿A quién le importa?

Ya, sorry. Voten y déjenme un comentario si les gustó y quieren más. Espero volver pronto. Saben que les quiero, ¿verdad?

Adiú.

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