Lo intenté // Sanwoo

By AtinyMiaw

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Hizo de todo para intentar mejorar, pues sólo quería que él se sintiera feliz. Wooyoung, un joven que se enam... More

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Lo Intenté

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By AtinyMiaw

¿Asustada?

No

¿Preocupada?

Menos

¿Histérica?

Definitivamente sí.

Su cuerpo temblaba, y no tenía frío, estaba muy nerviosa, sus expresiones solo demostraban terror, inquietud y, nada más y nada menos que... histeria, y mucha. La desesperación le estaba carcomiendo por completo, tanto, que incluso tenía que soportar esas ganas inmensas de morder las uñas de sus manos.

¿Qué podía hacer en ese momento?

Nada, absolutamente nada.

—Irene, cálmate, verás que lo vamos a encontrar, tal vez está...

—¡No! No ves que ya hemos buscado varias veces —. Dijo con ganas de llorar, no de tristeza, sino más bien de desesperación. —El jefe Choi va a matarme, ya me vi cavando mi propia tumba —. Chilló.

—Puede que se nos haya pasado un lugar, ¿No recuerdas algo? —. La manera tan tranquila en la que el contrario le hablaba, le hacía calmar, pero no demasiado.

—Ren, ya lo busqué, y te juro que no sé dónde está. La última vez que lo vi, fue cuando el CEO Choi estuvo aquí, junto con Yeon...

—Espera, ¿Qué?

Por el semblante de sorpresa de Ren, Irene pudo darse cuenta de algo importante y, por lo visto, su amigo también había captado eso.

Estaban perdidos.

—Esto está mal —. Aseguró, pasó ambas manos por su rostro, y suspiró. —¿Qué vamos a hacer?

—Lo más obvio, decirle al jefe Choi la verdad —. Una expresión de duda apareció en la cara de la chica al escuchar tales palabras del mayor.

No estaba muy convencida con ello, pero era lo mejor.

Por otro lado, el rubio se encontraba admirando el piso de la empresa. Sí, así es, iba con la mirada en el suelo, más que nada porque no están muy seguro de que el mayor aceptara comer con él, no en un restaurante, o algo parecido, sino en su oficina. Bien, aunque ya le había quedado bastante claro eso de que a su jefe no le agradaba esa idea, no perdía nada con intentar, pero si terminaba ganando algo, los regaños de su mayor, eso no era bonito.

Luego de tocar la puerta dos veces, la abrió y entró, para luego encontrarse con el pelinegro, el cual había dejado caer todo su peso en el respaldo de su silla, a la vez que cubría si rostro con su antebrazo, estaba un poco más tranquilo, pero, obviamente, eso no le quitaba el coraje.

—Jefe Choi —. Habló en menor con tono dulce, una sonrisa formada en sus labios, y la emoción recorriendo su cuerpo.

El mayor solo emitió un "¿Mmh?" dando a entender que qué quería.

—Usted... ¿Gusta... algo de... comida? —. Preguntó con un poco de duda.

—Dame tres razones por las que debería comer en un momento como este —. Soltó con frialdad.

Wooyoung rió con nervios, asintió y comenzó a pensar, no lo sabía.

—¿Y bien?

—Pues, tal vez... tal vez porque es buen lugar —. Sonrió. —Amm... también porque la comida es... ¿Buena? Y... la tercera es porque, si no come, le puede hacer daño —. Finalizó.

San lo observó con una ceja alzada, no podía creer lo que su novio había dicho, era sorprendente.

—Wooyoung, acabo de hacer un coraje muy temprano, si como ahora, me dolerá el...

—Por eso compré pastillas —. Aseguró mientras sacaba de la bolsa, en la que iba la comida, una caja pequeña. —Es que...

El pelinegro soltó un suspiro e hizo una seña con su mano para que el menor se sentara.

—Eres demasiado terco —. Sinceró Choi con un semblante serio. —No puedo creerlo —. Tomó la bolsa que llevaba Wooyoung, no sin antes acomodar algunas cosas de su escritorio para poder sacar las cosas.

—Lo sé —. Sonrió gustoso al notar como el mayor sacaba los platos con comida. —Espero que le guste, lo hice yo mismo

—Veremos si no me hace daño —. Añadió con tono burlón.

—Yo sé que no —. Aseguró.

San rodó los ojos y se dispuso a comer. Continuaba sin comprender como era que había pasado de no comer absolutamente nada en el trabajo, a ahora estar haciendo todo lo contrario.

Luego de una hora, en la que tanto San como Wooyoung no hicieron otra cosa más que solo platicar, por fin volvieron a lo suyo, tenían que investigar que es lo que había pasado con ese libro de inventario que no aparecía, además de continuar con lo que otro que estaba pendiente. Las cosas estaban muy mal, y bastante.

La puerta de la oficina del superior, fue abierta de golpe, dejando ver a un rubio y a una pelinegra, ambos con semblantes de susto.

—MinKi, dime algo —. Habló San con tono dudoso.

—Claro, jefe Choi, ¿Qué desea saber?

—¿Cuánto tiempo llevas trabajando en esta empresa?

—Seis años, jefe Choi —. Contestó.

—Muy bien —. Musitó. —Entonces dime, ¿Por qué carajo sigues entrando a mi oficina sin antes pedir permiso? —. La mirada tan penetrante que le estaba dedicando el mayor, le causaba temor.

—Yo, lo siento, jefe Choi, es que... sinceramente se me olvida, perdón —. Se disculpó.

—Habla, antes de que te golpee —. Dijo en tono fuerte.

Ren e Irene intercambiaron miradas de complicidad, había llegado la hora de decir lo ocurrido, obvio que, antes de eso, ya se habían preparado mentalmente para lo que se venía. No era un tema fácil de tratar, y mucho menos con el jefe.

—Hemos encontrado una anomalía —. Habló Irene, antes de que el rubio dijese algo.

En ese momento, como era de esperarse, Choi bufó con molestia.

—Es con respecto a la desaparición del libro —. Sinceró Ren. —Irene está segura de que la última vez que lo vió fue...

—Fue cuando su padre, y su hermano Chanhee, estuvieron aquí por última vez —. Confesó.

La mirada del mayor dejó de ser tranquila, y pasó a ser una fulminante y aterradora. Wooyoung bien podría decir que los ojos de su pareja, en ese preciso instante, matarían a cualquiera que se atreviera a retarle.

—Llegamos a la conclusión de que... probablemente el joven Yeonjun sea el primer sospechoso, además del señor Choi

—Ese hijo de... —. Dijo entre dientes, pero fue interrumpiendo por el menor.

—San —. Le regañó en un susurro.

—Maldición —. Musitó, estaba harto.

Un sonido llamó la atención de todos los presentes en la oficina, San miró la pantalla de su celular, tenía una llamada perdida. Al desbloquear el móvil, pudo percatarse de que quien le llamaba era la persona con la que no deseaba tratar, ni ahora, ni nunca.

—¿Qué quieres maldito? ¿No te basta con joderme la vida cada que puedes? —. Habló al descolgar la nueva llamada entrante.

Una risa se escuchó al otro lado de la línea, al contrario le divertía jugar con el mayor.

¿Quieres que te joda de otra manera, hermanito? —. Ese tono burlón no hizo más que enfurecer al pelinegro.

Deverías pedirle eso a tu padre, seguro que él estará encantado de tomarte. Ese señor se conforma con tan poco —. Soltó.

—¿Me estás ofendiendo?

No lo hago, pero si te queda el saco, puedes dejártelo

San... olvídalo, quiero hablarte de algo, así que escucha bien —. Aclaró, para luego añadir: —Por lo visto, ya te enteraste de lo que pasó con ese "fraude" ¿Cierto? —. Rió. —Pues te diré algo...no, espera, mejor no —. Dijo burlón. —Dejaré que mi daddy te lo diga, seguro estarás feliz con la noticia —. Aseguró para luego colgar.

Es un maldito perro —. Mencionó, dejando su celular sobre su escritorio.

Todo se estaba saliendo de control.

—¡Ren! —. El mencionado levantó la mirada. —Tú y Park se encargarán de revisar el CCTV, necesito saber quién se atrevió a irrumpir en mi empresa —. Exclamó. Observó a la chica que aún estaba esperando, y continúo diciendo: —Irene, por favor, solo concéntrate en revisar los cheques, ve con Jaehyun, debes capturar la información y hacer la búsqueda, dile a Intak y a Jinyoung que te ayuden —. Pidió, al menos su tono de voz era menos gélido.

—Sí, jefe Choi, con permiso

Dicho esto, ambos salieron del lugar para ir a hacer lo que el superior había pedido. Tenía que actuar desde ya, no cedería ante su padre, no estaba dispuesto a dejarse vencer.

Si mirada se posó en el menor, quién estaba jugando con un bolígrafo, si antes decía que el contrario parecía un niño pequeño, ahora estaba seguro de ello, no había duda.

—Wooyoung —. Le llamó, pero este no contestó. —Wooyoung —. Volvió a decir, era desesperante. — ¡Jung Wooyoung! —. Gritó, alarmando al rubio, quien dé inmediato se levantó de su asiento.

—¿Dígame?

—¿Qué crees que haces? —. Cuestionó, refiriéndose a lo de la pluma.

—Solo... ¿jugaba? —. Rió nervioso.

—¿Me estás preguntando o me estás afirmando? —. Levantó una de sus cejas y se cruzó de brazos.

—Afirmando... si, si le estoy afirmando, estaba jugando con... su bolígrafo, lo siento —. Se disculpó.

El mayor rodó los ojos y negó, su operario se sabía perder el tiempo. Pero no era culpa del rubio, él se distraía fácilmente; no todo el tiempo, porque ya lo controlaba, pero si algunas veces, a comparación de su jefe. El pelinegro, cuando se proponía algo, no se distraía con otra cosa. Sí, había rayos de descanso, pero eso era otra cosa muy distinta.

—Jefe Choi, ¿Que pasa si los cheques, y todo lo demás, no tiene solución? —. Se atrevió a preguntar el joven.

San lo observó detenidamente y suspiró, eso era lo que le preocupaba. Los cheques solo se podían endosar una sola vez, nada más. En tanto a las transacciones, y a algunas alteraciones de facturas y registros contables, pues... seguro que sería llevado a la cárcel por fraude, es por eso que tenía que averiguar quién era el verdadero culpable. Si eso no llegaba a pasar, en una semana se encontraría tras las rejas, de eso estaba seguro, y era lo que podía permitir.

—Seré arrestado —. Sonrió. —Eso pasará si no encontramos pruebas de que el idiota de mi padre y sus cómplices, lo hicieron —. Confirmó.

Ahora Woo si estaba muy asustado, pues, no deseaba que su jefe terminara encarcelado por culpa de otras personas. Ese no era un juego limpio.

—Oh, ya veo —. Fue lo único que dijo, aunque por dentro estaba llorando de coraje.

—Así es. Cómo sea, tengo que ir a ver a mi... —. Las palabras de San fueron cortadas, debido a que la puerta de su oficina se abrió inesperadamente, dejando ver dos rostros conocidos.

Luego del almuerzo con el rubio, sintió que su día no podía ser peor, más sin embargo, si podía serlo. Era un día totalmente estresante, y más por el hecho de tener a ambas personas, para nada bienvenidas, en la entrada de su oficina. Sentía que moría.

—Sorpresa —. Musitó el mayor de los recién llegados con una sonrisa ladina. —Te ahorré la ida, ¿No lo crees?

—Ahorrarme un problema, eso es lo que debería hacer, Señor Choi —. Contestó de mala gana.

—Hijo, no te estreses tanto, te puede hacer daño, ¿No lo crees, pequeño? —. Comentó mientras miraba al rubio, para luego dedicarle una sonrisa coqueta y una mirada amable.

El cuerpo de Woo tembló, no era frío, sino incomodidad. Tener en el mismo lugar a ese hombre y a su jefe, no era nada bueno. Las cosas no siempre salían bien.

Wooyoung desvió la mirada, no le gustaba la manera tan descarada en la que el hombre le estaba viendo, su corazón latía del miedo. Puedo darse cuenta de que era la misma sensación que había tenido esa vez en el bosque. Intentó recordar la voz, pero le era un poco complicado.

—Si no fuera por San, seguro nos la pasaríamos bien —. Dijo el mayor.

En ese momento, el menor lo observó con sorpresa, esas palabras... dios, esas palabras eran idénticas. No era un sueño, él era la persona que le había hablado tan de cerca. Un escalofríos apareció en su cuerpo de repente, tomándolo por sorpresa, quiera irse, tenía que salir de ahí.

—Ya le había dicho que usted no es bienvenido en MI empresa —. Aclaró San, con un tono de voz seco. —Wooyoung, ve a ayudarle a Park —. Ordenó.

Cómo si fuese algún maratón, o algo parecido, el menor salió disparado de ese lugar que ya le estaba sofocando constantemente. Quería llorar a mares, pero tuvo abstenerse de hacerlo, seguro que los demás empleados le mirarían mal, o con lástima, y no era algo que él quisiese.

Al llegar a donde el presidente Park se encontraba, abrió la puerta, ya que está estaba entreabierta, así que se dispuso entrar.

El mayor lo miró y frunció el ceño, había notado algo inusual en el chico de cabello rubio. Los ojos de aquel joven estaban cristalizados, dando a entender que faltaba casi nada para que soltara a llorar, algo que, por supuesto, sucedió. Se dejó caer al suelo, debido a que sus piernas temblaban y no podía controlar su equilibrio, su cabeza daba vueltas, mientras que las lágrimas comenzaron a salir sin más. El estar cerca de una persona que le causaba miedo, era muy malo, su estabilidad emocional había caído, no podía controlar su llanto.

Park, al mirar esa escena, corrió para auxiliarlo, ya que, el menor estaba temblando demasiado, además que estaba llorando bastante. Se colocó de cuclillas frente al joven, lo atrajo hacia sí, y lo abrazó, Woo tenía que calmarse, saber que, aunque San estuviese lejos, siempre habría alguien que lo estaría cuidando de cerca. El más alto tenía ese deber, y no porque alguien lo hubiese obligado, sino porque quería proteger a la persona que su amigo amaba y adoraba. Si el pelinegro estaba lejos del menor, y no podía ayudarlo, entonces Seonghwa actuaría, él apoyaría a ambos, pasara lo que pasara.




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CCTV: Hace referencia al "Circuito Cerrado de Televisión". Es una tecnología de videovigilancia diseñada para supervisar una diversidad de ambientes y actividades, en donde todos sus componentes están enlazados entre sí.


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