Seduciendo a tus demonios © [...

By MarDMMD

3.5M 238K 91.8K

[Destructiva Obsesión #1] No es necesario leer Elaine para entender SATD. [COMPLETA]✔ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO... More

Booktrailer y advertencias.
IMPORTANTE.
Prólogo.
Capítulo 01.
Capítulo 02.
Capítulo 03.
Capítulo 04.
Capítulo 05.
Capítulo 06.
Capítulo 07.
Capítulo 08.
Capítulo 09.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.- Parte I.
Capítulo 19.- Parte II.
Capítulo 20.
Capítulo 21.- Parte I.
Capítulo 21.- Parte II.
Capítulo 22.
Importante.
Capítulo 23.- Parte I.
Capítulo 23.- Parte II.
Capítulo 24.
Capítulo 25.- Parte I.
Capítulo 25.- Parte II.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
¡Lara y Neal! + Curiosidades.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo especial: San Valentín 2022.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo.
CATD. (Importante)
¡CATD DISPONIBLE!

Capítulo 47.

44.7K 2.9K 2.6K
By MarDMMD

29 de junio, 2020.





Neal fue de su lado del coche mientras yo me colocaba el cinturón de seguridad. Subió y después de comprobar que estaba lista, encendió para emprender marcha.

―¿De verdad no hay problema con que vaya contigo? ―Pregunté, mordiéndome el labio con nerviosismo.

―¿Por qué habría uno?

―No pertenezco a la FEIIC ―Señalé lo obvio.

―¿Y?

―No fui invitada.

―Yo te invité. Eres mi cita ―Me recordó―. Así que calma, nadie tiene que quejarse.

Solté un suspiro bajo.

―Realmente espero que no. Debe ser algo muy...íntimo o exclusivo, solo para agentes o personas que trabajan ahí.

―Están celebrando mi bienvenida y que no morí, así que si decido llevar a las personas que me importan o que quiero que estén ahí, nadie tiene que oponerse.

Neal se reintegra mañana a su trabajo después del descanso que tuvo que tomarse. En la agencia organizaron un evento para esta noche. Y como lo ha dicho, es una bienvenida para él, por pasar tanto tiempo fuera y por haber sobrevivido a esa noche, lo que le da la oportunidad de reintegrarse a su escuadrón.

―Sería horrible que me sacaran a patadas.

―Con esa mirada tan hechizante que tienes, seguro que los tienes a todos a tus pies en un segundo.

―Exageras ―Reí.

―Por supuesto que no exagero. Yo soy la prueba viviente de que puedes convertir a quien sea en un imbécil rendido a tus pies con solo mirarlo ―Se encogió de hombros―. Básicamente, me tienes hecho un pendejo.

Le dediqué una sonrisa.

―Tú puedes tener a quien quieras a tus pies con esa singular forma de hablar. ¿He mencionado lo mucho que me fascina la forma en la que sueles expresarte?

―¿Como todo un vulgar?

―Un hombre directo y con una boca tan sucia. No todos los días ves a un militar soltando cosas como «polla, follar, coño o pendejo» tan a la ligera ―Apunté.

―Me gusta hablarte sucio.

Se detuvo en un semáforo en rojo y me brindó toda su atención.

―Me gusta eso ―Ladeé la cabeza.

Él me sonrió de lado, inclinándose hacia mí. Pude sentirlo rozar la piel desnuda de mis piernas con sus dedos, lo que inmediatamente me cortó la respiración.

―¿Sabes qué otra cosa me gusta a mí? ―Preguntó, muy cerca de mí.

Tragué saliva.

―¿Qué...qué cosa? ―Mi voz apenas fue audible.

―Me gusta cuando te tengo desnuda para mí, cuando tus ojos me suplican que te haga mía. Cuando tengo el privilegio de escucharte, de sentirte, de tocar tu cuerpo ―Murmuró contra mi oído, subiendo sus caricias por todo mi muslo―, de tenerte montada sobre mi polla, de recibir esa mirada que me tiene loco. Eso me gusta.

Sus caricias, su voz profunda, su tono lento y su cercanía, me volaron la cabeza.

Mi lado que controla a mis hormonas, hizo sus maletas y se largó.

»Por cierto, tengo unas putas ganas de arrancarte ese vestido y follarte toda la noche.

Se alejó cuando el semáforo volvió a estar en verde y así, sin estar para nada afectado, volvió a conducir.

La única afectada soy yo.

Siento mi piel tan caliente.

Sacudí la cabeza, tragando saliva en el proceso.

―Gracias por...gracias por ser tan comunicativo ―Musité en un hilo de voz, por lo que Neal soltó una risa suave.

―Un placer, contigo siempre es un placer.

Me senté recta en mi asiento y carraspeé mientras me acomodaba el vestido, ya que gracias a sus caricias, este mismo se desacomodó.

Es rojo, ceñido de la cintura y de las caderas, por lo que resalta esas curvas tan hermosas que tengo el privilegio de poseer. El escote es de hombros caídos y la cola es larga, perfecta para la ocasión. Estoy usando aretes largos, maquillaje sutil, mi cabello va en ondas ligeras y un broche muy lindo lo adorna.

Y Neal...él lleva un traje negro que me provoca ganas de lanzarme sobre él para que me haga suya en su auto.

Pero que mal me tiene este hombre.

¿Por qué siempre tiene que lucir tan estropea bragas?

Después de algunos minutos más conduciendo, por fin llegamos a un enorme salón de eventos cuyas paredes en lugar de ser de un material resistente, eran de cristal. Podías ver el enorme jardín que te guiaba a lo que supuse, es el interior, en donde todo se está celebrando. Hay múltiples guardias portando el logo de la organización custodiando la puerta.

Hay varios hombres llevando los autos hacia el estacionamiento y también hay varias personas vistiendo prendas tan elegantes y preciosas.

―Antes de bajar, hay algo que quiero darte ―Mencionó, por lo que lo miré.

―¿Un beso?

Me sonrió un poco.

Se inclinó y dejó un beso rápido sobre mis labios.

―Aparte.

Miró la guantera de su auto y la abrió, de ella sacó una caja negra de terciopelo, es pequeña y cuadrada. Volvió a enfocarse en mí y la acercó.

―Esto es para ti.

Alcé las cejas, un tanto sorprendida. Cuando volvió a inclinar la caja, entonces la tomé para abrirla y descubrir el interior.

Y cuando lo hice...

Tuve que parpadear varias veces para salir de mi aturdimiento.

―Neal...―Susurré.

Pasé mis dedos por la joya hermosa y llamativa; un brazalete de diamantes.

―Yo...no puedo aceptarlo ―Musité, negando con la cabeza―. Debe costar una fortuna y no...

―Tonterías, lo mandé a hacer especialmente para ti, quiero que lo tengas ―Me detuvo―. Pero...primero debes saber su función.

Alcé la cabeza para mirarlo.

―¿Su función?

Asintió, sacando el brazalete de su caja.

―Antes de que lo aceptes, quiero que sepas que no solo es una joya ―Torció los labios―. Es un localizador.

―¿Localizador? ―Repetí.

Lo vi sacar su celular y después lo vi dejarlo sobre mi pierna.

―¿Ves este diamante de aquí? ―Preguntó, señalando un pequeño diamante. Me enfoqué en él, aún sin entender―. ¿Ves que es un poco diferente a los demás?

―Sí.

Ciertamente, no es exactamente igual a los demás.

―Es porque este es un botón y si lo presionas...―Siguió y esta vez presionó el botón pequeñito. Inmediatamente, su celular sonó, vibró y la pantalla se encendió. En ella, apareció una imagen de lo que parecía ser una ubicación exacta, hay un círculo rojo que no deja de parpadear―. Me manda tu localización en un parpadeo.

―¿Y esto por qué es?

―Hace unos días, dijiste que tenías miedo de que ese hombre se acercara a ti, que tenías miedo de que tu hermano y tú estén en peligro. Intenté buscar una forma de protegerte, pero sé que no puedo hacerlo todo el tiempo, no cuando no estás cerca. Y no quiero lucir como un cabrón controlador, pero esta fue la opción más acertada para mí cada vez que estás lejos. Solo puedo saber dónde estás cada vez que presionas el botón. Si no lo haces, entonces no lo sabré ―Explicó, mirando mis ojos―. Así que si la aceptas, solo quiero que sepas que cada vez que sientas que te siguen, que sientes que estás en peligro, entonces solo debes presionarlo y yo iré a ti, dejaré absolutamente todo lo que esté haciendo para ir a buscarte. Te encontraré y te pondré a salvo, ¿de acuerdo?

Asentí, perdida en sus ojos.

Él tomó mi mano y colocó el brazalete en mi muñeca, adornándola de una manera tan...hermosa.

―Gracias ―Susurré, inclinándome para besar sus labios, completamente agradecida.

Colocó su palma sobre mi mejilla mientras me besaba, el beso fue lento y suave. Lamentablemente tuvimos que parar antes de que se hiciera más tarde.

Bajó del auto y lo rodeó para abrir mi puerta, después de me ayudó a bajar y después de que entregó las llaves para que el valet parking lo estacionara, nos encaminamos al salón. Nos permitieron la entrada enseguida, supongo que lo reconocieron.

Seguimos por un sendero bellísimo, hay fuentes hermosas con algunas luces. Flores, plantas tan bien cuidadas. Miraba todo mientras Neal me tomaba de la mano y me guiaba al interior.

Y si el jardín era hermoso, el interior lo es aún más.

El lugar es de dos niveles y es enorme, hay unas escaleras en forma de caracol que te llevan a una zona apartada del salón. Hay un par de candelabros de cristal, una tarima en la que están tocando música clásica. Ya sabes, con violines, violonchelos y demás. Las mesas tienen manteles blancos y vajillas que parecen muy caras. En la entrada nos entregaron una hoja con nuestra mesa correspondiente, por lo que nos dirigimos a ella.

Eché un vistazo al lugar en lo que un mozo se acercaba para tomar mi abrigo.

Hay una mesa de aperitivos perfectamente arreglada. Hay una pista enorme en la que algunas personas se encuentran bailando. Los meseros van de un lado a otro sosteniendo copas de cristal que algunos de los invitados toman.

―Agente Hardy ―Alcé la cabeza cuando escuché una voz femenina llegando a nosotros dos. Es una mujer muy bonita, de cabello claro y ojos azules. Lleva un vestido rosa que le queda precioso―. Supe lo de su accidente y lo del disparo. ¿Cómo se ha sentido? ¿Ya está mejor? ¿Aún le duele? ¿Qué pasó?

Parpadeé, intentando recomponerme de las múltiples preguntas que hizo en tan solo un segundo.

Noté a Neal hacer lo mismo. Y es que, fue una ráfaga de preguntas.

Y antes de poder procesarlo, la mujer se lanzó a él para abrazarlo. Neal se quedó quieto, yo me quedé quieta.

Para ser sincera, tal muestra de afecto, me sorprendió.

Ella se alejó al instante, sonriendo tímidamente.

―Doctora Graham ―Saludó él, un tanto serio e incómodo―. Todo está bien, le agradezco su preocupación, pero ya estoy recuperado.

―¿Seguro? Sabe que puedo revisarlo para comprobarlo ―Se mordió el labio con nerviosismo.

Neal negó con la cabeza.

―No es necesario, pero muchas gracias.

Ella le brindó una mirada...¿decepcionada?

Estoy segura de que sí. Tal vez no está feliz con la respuesta.

Y entonces, el par de ojos azules, se enfocaron en mí. Y después, por unos segundos, se enfocó en nuestras manos unidas.

―Ah...viene acompañado ―Murmuró.

Neal me miró y me dedicó una pequeña sonrisa, una que no pude evitar regresarle.

―Sí, ella es Lara, mi novia ―Me presentó―. Lara, ella es la Doctora Graham, trabaja en mi sección.

Estiré mi mano libre en su dirección y le brindé mi mejor sonrisa.

―Mucho gusto, Doctora Graham.

Ella miró mi mano unos segundos, antes de regresarme una sonrisa amable y estirar su mano para saludar.

―Mucho gusto, Lara ―Respondió, usando un tono cálido―. Espero que disfruten de la velada.

Me soltó, le agradecimos y la vimos alejarse.

Y antes de que finalmente pudiéramos ir a nuestro lugar, frente a nosotros se posaron los Causer.

Va, hay algo aquí que yo no puedo evitar recordar.

Solo veo a la señora Causer y no puedo evitar recordar lo que pasó en el baño. Recuerdo la forma en la que le llamó zorra a Lucille Feramore solo por mirar a su marido.

Ahora tengo miedo de sostenerle la mirada al hombre por un solo segundo para que ella no lo malinterprete.

Y parece ser que ella sabe dónde nos vimos por segunda vez, porque sus ojos están clavados en mí.

―Hardy ―Saludó el capitán Causer, usando un tono serio y severo―. Es bueno ver que ya está recuperado.

―Capitán. Señora Causer ―Le regresó Neal―. El descanso supongo que me hizo bien.

―¿Listo para regresar?

―Desde que me ausenté ―Hizo una mueca y después me miró―. Por suerte, ella me retuvo de hacerlo.

―Sueles ser muy terco ―Le regresé.

―Insoportable es la palabra que debería usar para describirlo ―Mencionó Causer, dirigiéndose a mí―. Buenas noches.

Le di un asentimiento de cabeza.

―Buenas noches.

Su esposa me sonrió.

―Buenas noches. Ya nos habían presentado, ¿cierto?

―Sí, en la gala de los Vaughn. Soy Lara ―Respondí, estirando mi mano.

Creí que la tomaría, pero contrario a eso, se acercó y me abrazó, tomándome desprevenida.

―Lo que pasó en el teatro esa vez... ―Habló bajo, solo para que yo la escuche―. Preferiría que no lo mencionaram...

―No es mi asunto, no tengo por qué hablar de eso ―Le regresé en el mismo tono―. No se preocupe, señora Causer, yo no diré nada.

Se alejó y esta vez, me dedicó una sonrisa un poco más grande, una que ya no parecía forzada ni incómoda. Después de compartir un par de palabras más con ellos, se retiraron ya que el capitán debía hacer un anuncio o algo así.

Un camarero se acercó con copas que ambos aceptamos. Y mientras reíamos, hablábamos y la pasábamos bien, el sonido de alguien hablando por un micrófono, nos hizo enfocar la vista en esa tarima.

Encima de ella estaba Causer. Ya no había música, ya tenía la atención de todos.

―Como muchos de ustedes saben, estamos aquí para celebrar la reintegración del Agente NAHA ―Habló, señalando a Hardy. Los demás comenzaron a aplaudir, dándole una bienvenida digna―. Pero no solo estamos aquí por eso. Hace algún tiempo, algunos de los comandantes y generales de la FEIIC, llegaron a la conclusión de que alguien con el talento y las agallas que Neal Hardy posee, no nació para ser un Agente, nació para ser un capitán. Puesto que declinó de inmediato.

Alcé las cejas, demasiado sorprendida.

¿Neal rechazó ser capitán?

―Los rangos mayores solo quieren que sepa que, el puesto aún es suyo, que sigue esperando por usted. Será duro no tenerlo más en mi escuadrón si decide aceptarlo, es de mis mejores agentes y representa mucho para la división. Pero soy consciente de que usted no está hecho para seguir ordenes, está hecho para ordenar. Es un líder y estoy seguro de que hará cosas extraordinarias siendo capitán.

Neal se tensó, apretó la mandíbula y negó lentamente, como si la idea de ser capitán no lo complaciera.

―Por el agente NAHA ―Siguió Causer, alzando una copa de cristal. Los demás imitaron su acción―. El único militar que he tenido el honor de conocer, que no tiembla cuando tiene un arma apuntándole a la sien. Salud.

―¡Salud! ―Brindaron todos al unísono.

Varios agentes empezaron a abordar a Neal de inmediato, felicitándolo por la oferta que acaban de hacerle, por el ascenso tan extraordinario. Me buscó con la mirada, así que solo formulé que iría a la mesa de bocadillos para darle un poco de espacio con sus compañeros.

Me alejé del lugar y como le dije, me planté delante de la mesa de bocadillos. Miré todo el menú, al final me decidí por unos canapés que parecen tan atrayentes.

―Puedo entender por qué le gustas tanto ―Me giré rápido cuando escuché la voz de una mujer.

La Doctora Graham.

―¿Eh?

―Eres bellísima ―Señaló―. Pero sabes que eso no te durará, ¿cierto?

Parpadeé.

―¿Perdón?

Se acercó un par de pasos, alzando la barbilla y brindándome una mirada altiva.

―Será ascendido a capitán y una vez que eso pase, buscará algo que esté a su altura.

Abrí ligeramente la boca.

―Creo que me estoy perdiendo de algo ―Ladeé la cabeza.

La mujer se cruzó de brazos, sin dejar de sostenerme la mirada.

―Todos aquí saben que cuando un agente de la FEIIC es ascendido a capitán, lo primero que hace, es casarse ―Explicó―. Se casa con una mujer que esté a su nivel, una que sea inteligente y que goce de un estatus similar al de su marido. Por supuesto que no escogerían como esposa a alguien como...tú.

―¿Alguien como yo? ―Repetí, sin intimidarme ni un poco.

Quiero ver si tiene el valor de aclararlo.

―Una modelito de revista. Una mujer que solo parezca un adorno o que parezca que su único talento, es ser buena en la cama. Por supuesto que el agente NAHA buscará algo muchísimo mejor.

¿Quién la viera?

Frente a Neal toda una dulzura, pero mientras él está lejos, suelta todo su veneno.

―¿Y por algo mejor te refieres a ti?

Alzó ligeramente los hombros, ese gesto que representaba un «Por supuesto que sí».

―Para tu mala suerte, soy una mujer muy segura de sí misma, una mujer que está segura de los atributos y el encanto que posee y que sabe cómo usar esto a su favor. Soy consciente de que a mi hombre, ese que será capitán, lo vuelvo loco en todos los sentidos ―Recalqué, inclinándome para hablarle al oído―. Y si lo conocieras bien, entonces sabrías que, si hay algo que él odia, es a la gente prejuiciosa como tú. Esa es otra cosa que nos hace muy diferentes a ti y a mí, porque yo no me guio por lo que veo. Así que incluso en eso, te llevo muchísima ventaja.

Me alejé y por poco me burlo al notar su semblante tenso, sus ojos chispeando con rabia.

―Si lo que pretendías al venir aquí y decir todo esto, era bajar mi autoestima, entérate que conmigo no vas a poder. Te falta demasiado para conseguir estar a mi altura ―Seguí, esta vez brindándole una sonrisa arrogante―. Porque mientras tú estás aquí, reclamando a un hombre que ni siquiera te registra, a mí me hace suya cada día, a mí me necesita, por mí da todo. Soy la mujer que lo hace perder la cordura. Y ahora, si me disculpas, iré con mi hombre. Disfruta de la velada, Doctora.

Me marché, dejándola ahí con la expresión desencajada, con los ojos aún inyectados de celos y enojo.

Por supuesto que le falta muchísimo.

Sí, es bella.

Sí, es Doctora y podrá tener todos los títulos que quiera. Por mí hasta puede ir a la NASA, pero aún así le faltaría mucho para conseguir lo que yo he conseguido.

Soy la única mujer con la que Neal se abrió por completo, a la que le contó cada parte de él, conmigo se mostró vulnerable. Y él me lo ha dicho, Nathan también me lo ha dicho. Neal no habla de esas cosas tan difíciles.

Neal dice que hablar conmigo es tan fácil, que solo siente la necesidad de decirme todo porque quiere que conozca cada parte de él. A mí me protege con su vida, soy lo mejor que le ha pasado, a mí me necesita, soy su prioridad.

El día que esa Doctora consiga todo esto, entonces que venga y me lo restriegue en la cara. Mientras tanto, voy a gozar el privilegio de que ese hombre sea solamente mío.

Una vez que llegué a Neal, no me contuve de plantarle un beso en los labios.

Uno que por supuesto, no me negó.

Su mano viajó a la parte baja de mi espalda para pegarme más a él. Disfruté sus movimientos, su tacto, ese ligero sabor a licor que me enloqueció.

Y antes de empezar a dar un espectáculo, me separé lentamente. Él abrió los ojos y parpadeó continuamente para enfocarse.

―¿Quieres bailar? ―Pregunté inocentemente.

Una vez que logró recomponerse, me guió a la pista, en donde nos rodeamos de más personas. Me pegó a su cuerpo, rodeando mi cintura con su brazo para comenzar a movernos por todo el lugar al ritmo de la canción.

Posé una de mis manos en su hombro y la otra, Neal la tomó para entrelazar nuestros dedos.

La canción es lenta y suave, por lo que nuestros movimientos también lo son.

―Agradable la Doctorcita, eh ―Bufé.

Él frunció el ceño, sin entender.

―¿Quién?

―La que se acercó a nosotros cuando llegamos.

―¿Graham?

―Ella ―Asentí―. Tiene unos ojos muy lindos, ¿no crees?

Él se encogió de hombros, para nada interesado en eso.

―Me gustan más los tuyos.

Sonreí burlona.

―Agradezco el halago, pero en esto difiero. Sus ojos son azules, los míos son muy comunes ―Señalé. Y es verdad, no voy a negar que tiene unos ojos hermosos, aunque sea toda una maldita.

―¿Y eso qué? Pueden ser verdes, grises, azules o cualquier color del bendito arcoíris. A mí ninguna mirada me va a hacer lo que la tuya me hace.

Alcé una ceja.

―Ah, ¿sí? ¿Y qué te hace?

Me acercó más a su cuerpo y se inclinó para depositar un beso lento sobre mi cuello, uno que inmediatamente me hizo cerrar los ojos y relamerme los labios.

―Me deja en blanco, me debilita ―Volvió a besar―. Me deja totalmente expuesto y vulnerable para ti.

De nuevo sonreí mientras disfrutaba de sus pasos y del baile.

Estuvimos horas en este lugar, conocí a sus compañeros y compañeras de escuadrón. Todos fueron muy agradables y me hicieron sentir muy cómoda. Bailé con Neal toda la noche, tuve que ver a personas intentando convencerlo de aceptar el cargo de capitán de un escuadrón. Si lo acepta, tendrá nuevos compañeros. Otros seguían felicitándolo por el ascenso, aunque él sea miraba muy incómodo con todo esto.

¿No quiere ser capitán?

Era casi medianoche cuando decidimos despedirnos y marcharnos. Durante casi todo el trayecto hablamos del evento, le expresé lo mucho que lo disfruté y lo agradable que fue conocer a todas esas personas.

Ahora nos dirigimos a su apartamento, creo que no estamos tan lejos. Para ser sincera, parece que estamos a punto de llegar.

―Así que...¿capitán?

Torció los labios.

―No. Sigo y seguiré siendo agente.

Fruncí el ceño, demasiado consternada.

―¿Vas a rechazarlo?

―Ya lo hice una vez, ¿qué más da?

Dejé de hablar cuando noté que se detuvo en el estacionamiento subterráneo de su edificio. Apagó el coche y bajó para abrirme la puerta, tomó mi mano para ayudarme y después de colocar la alarma, empezó a guiarme al elevador.

―¿Por qué no quieres ser capitán?

―Porque es una tontería.

―¿Es porque debes casarte para eso? ―La pregunta salió de mi boca antes de que pudiera detenerla.

No alcanzó a presionar el botón para llamar el elevador, ya que se giró para mirarme. Contrajo el rostro, demasiado confundido.

―¿Quién te dijo tal estupidez? ―Formuló.

―Una mujer con la que hablé...―Susurré.

―Pues es una locura ―Bufó y esta vez, sí presionó el botón―. No quiero ser capitán porque implica más responsabilidades, responsabilidades de las que solo puedo encargarme estando aquí. Al ser agente especial, tengo la posibilidad de viajar por el mundo sin problemas solo para encargarme de misiones que me otorgan, esto hace que me mantenga ocupado, de un lado a otro. Y si acepto ser capitán...

―Tienes que quedarte ―Terminé por él. La voz me tembló, incluso cuando no quería que eso pasara―. Por eso no quieres serlo, porque no pretendes quedarte.

―No puedo estar en un solo lugar, mucho menos en Chicago.

La puerta se abrió, Neal pretendió entrar, pero yo simplemente no pude moverme.

Mis piernas no me permitieron avanzar.

Se giró para observarme.

―¿Pasa algo?

―¿Vas a rechazar ese rango con tal no pasar tanto tiempo en un solo lugar? ¿De verdad rechazarás una oportunidad así solo para seguir huyendo? ―Las palabras me quemaron por dentro.

―¿Y qué más me queda? ―Inquirió―. Huir de los recuerdos es lo que mejor me sale.

¿Y qué voy a contestarle a eso?

Por muy enamorada que esté de él, o por más que le pida que se quede, no va a cambiar nada.

Lo que sea que sienta por mí, no es suficiente para él. No es suficiente como para dejar todo solo por mí, por permanecer a mi lado. Si en todo este tiempo, ha estado firme a su partida, ¿por qué se arrepentiría ahora?

Y yo no puedo hacer nada para cambiarlo. Sabía en lo que me metía cuando todo esto inició. Si me enamoré como una estúpida, ese es mi problema, no de él.

Me obligué a moverme y a entrar al elevador, una vez ahí, me encogí de hombros.

―Bueno, si crees que esto es lo mejor para ti, entonces nadie tiene que obligarte a aceptar el cargo. Disfrutas ser agente, los demás deben entenderlo y dejar de insistir.

Asintió, dándome la razón.

Las puertas se cerraron y como todas las veces, el tiempo de espera no fue tan largo. Cuando salimos del ascensor, nos dirigimos a su apartamento. Solo estando ahí, solos y a puerta cerrada, me permití quitarme el abrigo solo para colgarlo en el perchero.

Si no puedo hacer nada para que se quede, por lo menos voy a tener sexo con él hasta más no poder.

Tal vez, solo tal vez si tengo suficiente de él, consiga cansarme y cuando se marche, no dolerá en lo absoluto, ¿no?

¿Por qué intento engañarme a mí misma cuando sé que no voy a lograrlo?

Jamás podría cansarme de él. Puedo pasar el resto de mi vida a su lado.

Acortó la distancia, colocándose delante de mí.

―¿Qué ocurre? ―Susurró, llevando su mano a mi mejilla―. Tu mirada está apagada...triste.

―¿Puedes simplemente no decir nada? ¿Puedes solo besarme? ―Pedí en voz baja―. Te necesito.

Y entonces, acortó esos milímetros que nos distanciaban sin oponerse. Sus labios buscaron los míos, el tacto fue suave al inicio, solo al inicio, ya que después, por parte de ambos, el ritmo cambió a uno desesperado y hambriento.

Cualquier rastro de tristeza que habitaba en mí, Neal las evaporó con este beso tan intenso y deseoso.

Una de sus manos viajó a mi cabello, sus dedos se enredaron en mis hebras castañas. Me besó de manera hábil, me desarmó en millones de piezas posibles y después, cuando su lengua pidió permiso para encontrarse con la mía, las piernas me fallaron.

De un solo movimiento, me alzó y me hizo enredar mis piernas alrededor de su cadera. Sin dejar de besarme, me llevó hasta su habitación y una vez ahí, me depositó sobre la cama, manteniéndose encima de mí.

Alcé ligeramente las caderas y comencé a restregarme contra él. Soltó un gruñido que se perdió en mi boca. La mano que no mantenía en mi cabello, comenzó a subir por mi piel expuesta, eso hasta que se encontró con mi ropa interior. Me las quitó de un tirón, por lo que ahora solo me cubre el vestido.

Ese vestido que está quitándome ahora.

Mordí su labio inferior al mismo tiempo que llevaba mis manos al saco que lleva puesto. Se lo quité y lo lancé lejos para que no siguiera estorbando. Después me deshice del nudo de la corbata y la quité. De manera lenta, comencé a desabotonar su camisa blanca. Se la quité por los hombros. Ahora su torso marcado y sus brazos fuertes por tanto entrenamiento, estaban al descubierto, listos para ser admirados.

Neal lanzó mi vestido a algún rincón, por lo que ahora mi desnudez estaba expuesta para él. Ya nada me cubre ya que no suelo ponerme sostén cuando uso vestidos.

Una vez que sus pantalones y su ropa interior quedaron fuera de la ecuación, me acomodó en la cama y se cernió sobre mí, colocando mis piernas flexionadas a sus costados. Sus dedos y su tacto me quemaban cada centímetro de piel que recorría. Sus labios comenzaron a bajar con un camino de besos por mi barbilla, hasta llegar a mi cuello.

De un solo movimiento nos hice girar, por lo que ahora yo estaba arriba.

Cosa que pude notar, le fascinó.

―Rico ―Formuló con la voz ronca; cargada de excitación.

Reí juguetonamente, comenzando a descender con besos por todo su cuerpo. Mis labios acariciaron su piel lentamente, recorriendo cada detalle. Únicamente me detuve cuando llegué a su prominente erección, esa que me suplicaba atención.

Lo tomé entre mis manos, rodeando su grosor. Bajé y subí lentamente, consiguiendo que él gimiera por el placer que le estoy otorgando.

Incliné la cabeza para rodear la punta con mi lengua.

―Hechicera...―Siseó.

De nuevo me enfoqué en la punta, sin dejar de mover mi mano por toda su longitud. Lo sentí removerse, demasiado ansioso y excitado.

Llevó sus dedos a mi cabello para enredarlos en él.

―¿Me deseas, Hardy? ―Pregunté una vez que alejé ligeramente la cabeza.

―Como un demente ―Alcanzó a decir―. Vamos...sube.

Recorrí todo su falo hasta llegar a sus testículos. Lo estimulé, consiguiendo que esta vez soltara un gruñido y que sus dedos se presionaran en mi cabello.

―¿Más que a cualquier mujer?

Alcé la cabeza para admirar sus gestos.

Mantiene los ojos cerrados y la mandíbula tensa.

―No soy capaz de desear a otra mujer que no seas tú ―Se relamió los labios―. Por favor...te necesito.

Neal suplicándome es algo que añadiré a mi lista de cosas favoritas.

―Es porque no hay otra mujer como yo, Neal Hardy ―Afirmé.

―No... ―Susurró, echando la cabeza hacia atrás cuando de nuevo seguí con los movimientos de mi mano en su polla―. Eres todo lo que deseo y todo lo que necesito en mi puta vida.

―Ah, ¿sí?

Asintió, soltando otro jadeo.

―Soy tuyo. Sé que lo soy desde la primera vez que tus ojos me miraron ―Me dijo―. Me tienes por completo.

Sonreí, subiendo de nuevo hasta sus labios. Rocé mis senos contra su pecho, en el proceso consiguiendo que un escalofrío me recorriera.

Abrí el cajón a nuestro lado mientras besaba su barbilla. De la cajonera tomé un preservativo y después, se lo tendí a Neal.

―Pónmelo.

Señaló su polla ligeramente con la cabeza.

Obedecí automáticamente. Rasgué el empaqué y lo lancé al suelo. Comencé a bajar el preservativo por su erección y una vez que terminé, él me atrajo y me hizo acomodarme encima de su cuerpo.

Se incorporó un poco, por lo que ya no estaba completamente acostado.

Buscó mis labios, deseoso, ansioso y desperado. Me aferré a sus hombros cuando lo sentí invadirme en un movimiento hábil. Mi gemido alto y profundo se perdió contra su boca.

Comenzó a deslizarse entre mi carne húmeda y sensible. Con cada penetración, acababa un poco más conmigo. Me aferré, recibiendo la rudeza de sus movimientos. Mi mente dejó de funcionar por cada estocada recibida. Me removí sobre su cuerpo, siguiendo su ritmo por completo. Soy capaz de hacer esto, soy totalmente capaz de dejar que me arrastre y que me vuelva loca.

Ciertamente, me encanta la intensidad con la que me hace suya.

―Neal...―Gemí, separándome ligeramente de sus labios.

Sus manos se aferraron a mis nalgas para guiarme. Siseó, sintiéndome de una manera más profunda. Sus estocadas aumentaron, trazó un ritmo frenético y delicioso de entrada por salida. Eché la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con fuerza y relamiéndome los labios. Busqué apoyo en Neal, de lo contrario, podría simplemente desmayarme de tanto placer.

―No sé qué me haces...―Soltó. Su voz aún se escucha ronca y es tan estimulante.

Sus manos subieron por todo mi cuerpo hasta que llegó a mis brazos. Tomó mis muñecas y las cruzó por detrás de mi espalda. Jadeé al perder mi estabilidad, y volví a jadear cuando acercó mi torso a su rostro.

Solo pude gemir cuando su boca se cerró sobre uno de mis senos. Su lengua torturó mi pezón erguido y sensible. Chupó, besó, lamió y estimuló mientras me penetraba profundamente, alzando las caderas contra mí. En ningún momento perdió el ritmo, en ningún momento paró de hacer todas estas cosas que sabe que me enloquecen y que me debilitan.

Su agarre firme sobre mis muñecas tampoco se perdió, por lo que me tuvo completamente a su merced mientras nuestros cuerpos colisionaban. En su habitación se perdieron nuestros gemidos, el sonido de nuestra piel chocando, nuestros murmuros, jadeos y siseos.

Mi cuerpo se tensó por completo, la presión comenzó a crecer y un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal. No pasó tanto tiempo hasta que por fin logré correrme sobre él, soltando un grito alto en el proceso, uno que no pude detener debido a la poca fuerza que me queda.

Me siento completamente abrumada y perdida. El placer me nubló cualquier pensamiento que no se enfoque en este momento. En nuestro momento.

Después de algunas estocadas más, Neal me siguió. También lo sentí tensarse mientras se liberaba. Temblé cuando lo escuché soltar un gemido ronco y profundo. Ese sonido fue tan placentero.

Se aferró a mí, se aferró con fuerza cuando intentó recomponerse.

―Dios...hechicera ―Jadeó.

Aflojó el agarre sobre mis muñecas y salió lentamente de mí, regalándome un espasmo en el proceso. Me dejé caer sobre la cama para intentar recuperar fuerzas.

O eso creí.

Ya que antes de procesarlo, ya lo tenía sobre mí, buscando mis labios y colocando mi pierna derecha en torno a su cintura.

Jadeé.

―¿Cómo es...que tienes energía después de esto? ―Susurré sin aliento.

―Te dije que te follaré toda la noche ―Mencionó, presionándose contra mí, haciéndome suspirar―. Soy un hombre de palabra.

Sé que debería alejarme de una vez.

Sé que debo dejarlo ir de una vez.

Si me quedo más tiempo a su lado, sé que el dolor que me ocasionará su partida, será mucho mayor.

Pero, ¿cómo le pido a mi corazón que lo deje ir?

¿Cómo me preparo para este golpe?

¿Cómo me preparo para perder al único hombre que he amado en toda mi vida?

***

06 de julio, 2020.



Serví un poco de limonada en un vaso de cristal y después tomé un trago.

―¿Ya viste las noticias? ―Preguntó Ellie a mi lado, también sirviendo limonada en un vaso.

―¿Qué con las noticias?

―¿Recuerdas a Lucille Feramore? ―Dijo, mirándome.

Ese nombre. Últimamente lo he escuchado en muchos lugares.

―¿Tu escritora nueva? ―Inquirí, bebiendo otro trago.

Elaine asintió con la cabeza.

―Desapareció.

Parpadeé, completamente incrédula.

―¿Cómo que desapareció?

―El gobernador dio un comunicado ayer. Dijo que Lucille suele hacer mucho eso de desaparecerse y de alejarse de todo un rato para obtener inspiración y tranquilidad para sus obras, siempre saben a dónde va y siempre mantiene contacto con su madre ―Explicó, empezando a caminar de vuelta al grupo, por lo que inmediatamente la seguí―. Pero hace tiempo que no se comunica. Nadie sabe dónde está, al parecer desapareció la noche que se celebró la conmemoración del gobernador.

Otra vez fijé mis ojos en ella.

―¿La conmemoración? ―Repetí.

¿Desapareció la noche que la escuché discutir en el baño del teatro?

―Sí. Y realmente espero que esté bien, que solo haya decidido apartarse de todos un rato ―Su expresión era afligida y preocupada.

Finalmente, llegamos con el grupo. Todos están sentados en círculo en unas sillas. El único que no se encuentra entre todos ellos, es el padre de Derek, ya que está a unos metros asando la carne. Algo que él quiso hacer.

Derek se ofreció, pero nadie quiere que se acerque al asador.

Tiende a...carbonizar la comida.

Volví a mi lugar, lo cual se traduce a: el regazo de Neal.

Llevó su mano a mi cintura y disfrutó tocar mi piel desnuda ya que solo estoy usando un short blanco y la parte superior de un bikini negro.

¿El motivo?

Bella, la hermana menor de Derek, acaba de graduarse de preparatoria, por lo que volvió a casa para estudiar la universidad. Su regreso fue ayer, así que sus padres organizaron una parrillada/albercada de bienvenida a la que nos invitaron a todos.

Me giré para mirar a Neal. Le ofrecí de mi vaso, acercándolo a sus labios. No me puso peros, simplemente probó la limonada y después me agradeció.

Le sonreí, a lo que él besó mi hombro.

―¿Saben? ―Derek llamó nuestra atención―. Es raro verlos así, tan juntitos y desbordando dulzura.

―Creo que estábamos acostumbrados a ustedes escondiéndose de los demás ―Siguió Sandy.

―Pero es lindo. Lardy en todo su esplendor ―Dijo Derek. Colocó sus dedos frente a su rostro, formó un cuadro, como si estuviera tomando una fotografía de nosotros dos.

―¿Lardy? ―Repetí.

―Lara más Hardy. ¿Verdad que es lindo?

―Elaine y Derek disfrutan llamarlos así. Son como...los admiradores número uno de su relación ―Aclaró el marido de mi mejor amiga, sosteniendo a una Eloise demasiado dormida contra su pecho.

Acaba de conciliar el sueño.

―¿Así nos llaman? ―Preguntó el hombre que me sostiene.

―Todo el tiempo ―Le contestó Ellie.

―¿Tú cómo lo llevas? ¿Disfrutas que Neal sea tu cuñado? ―Preguntó Derek a mi hermano, por lo que este último se encogió de hombros.

―Meh, no puedo quejarme.

―Lo adora ―Lo expuse.

―Adoro pensar en las mil formas en las que puedo patear su trasero.

―¿Lo ven? Me adora. Es todo un encanto ―Lo molestó mi novio.

Thomas bufó, antes de beber de su vaso.

―¿Y cuándo tendrán bebés? Yo aún no soy padrino de nadie, Neal me quitó ese privilegio con Eloise.

Yo me tensé.

Neal se tensó.

―No estamos buscando bebés, Derek ―Formulé.

―¿Y tú cuándo tendrás bebés? Ya casi tienes treinta años y abuela aún no soy ―Le reprochó su madre―. Te estás tardando.

―¿Dónde está Bella? ¿Por qué tarda tanto en bajar? ―Cambió de tema rápidamente, por lo que los demás reprimimos una risa.

La madre de Derek bufó.

―Sigue en su habitación. Vendrán algunos de sus amigos y el chico que le gusta, así que lleva horas arreglándose ―Contestó―. Ni siquiera ha bajado a saludar, es una niña maleducada.

―No la culpes, quiere ponerse más linda para cuando llegue ese chico. Bajará cuando esté lista ―La defendió su padre―. Thomas, Derek ha dicho que serás arquitecto. ¿Cómo lo llevas?

Mi hermano sonrió, dejando su celular de lado.

―Lo llevo bien, en agosto empiezo un nuevo semestre ―Respondió―. Supe que usted también es arquitecto. Neal nos llevó a un restaurante hecho de cristal y dijo que usted diseñó los planos. El lugar me puso muy nervioso, pero es impresionante.

―¿Nervioso?

―Las alturas y yo no nos llevamos bien ―Aclaró.

El señor Castle asintió, entendiendo.

―¿Y a qué universidad vas?

―Tengo beca en la universidad de Chicago ―Soltó orgulloso.

Y entonces casi todos lo miraron sorprendidos.

―¿La universidad de Chicago? ―Repitió el padre de Derek―. Es la mejor universidad que tenemos, no muchos consiguen una beca en ella. Eres un chico brillante entonces.

Y esta vez fue mi turno de sonreír, completamente orgullosa.

Lo es.

―¿Tu beca es deportiva? ―Preguntó Viviane, aún demasiado sorprendida.

Mi hermano negó.

―Por excelencia académica.

―Siempre fue muy aplicado, desde que era un niño. En lo que a la escuela se refiere, jamás he tenido algún problema con él.

Claro, excepto cuando lo suspendieron por pelear.

―Apuesto a que te sientes muy orgullosa de tu hermano ―Me dijo Viviane.

Mi sonrisa creció.

―Demasiado.

―¿Lara orgullosa? Yo soy el que está orgulloso. Y es que, ¿la han visto a ella? ―Irrumpió Thomas, señalándome con su dedo. Después se señaló la sien―. Su cerebro es como una enciclopedia. No es posible que una sola persona pueda guardar tanta información y tantos datos históricos.

―Solo tengo buena memoria ―Me encogí de hombros―. Y a todo esto, ¿a qué universidad irá Bella?

―También a la Universidad de Chicago.

―¿Y estudiará arquitectura como ustedes? ―Cuestionó mi hermano, refiriéndose a Derek y a su padre.

―Nah, estudiará biotecnología ―Contestó mi amigo―. No quiso seguir los pasos de su genial hermano mayor.

Entonces durante un rato, los temas fueron variados. Empezaron a hablar de la escuela, del trabajo, futuros proyectos, incluso sobre el baby shower que Ellie no pudo tener. Sandy y yo queremos organizarle uno, pero será más que nada una bienvenida, después de todo Eloise ya está aquí. Comimos pero Bella aún no hizo acto de presencia. Su madre dijo que comerá una vez que sus invitados lleguen.

―¿Qué se supone que hace Derek? ―Pregunté.

―Aposté con tu hermano que puedo dar una voltereta mortal.

―¡Y yo voy a grabarlo! ―Expresó Tommy, apuntando la cámara de su celular en dirección a Castle.

―¿Acaso estás loco, Derek? Te vas a matar ―Le dijo Sandy.

―No, él sabe hacer eso ―Se metió Mason, encogiéndose de hombros.

―Que se caiga, que se caiga. Por favor, quiero que se caiga ―Comencé a escuchar a mi lado, por lo que me giré para mirar a Neal. Aún me mantiene sobre su regazo, cruza los dedos de las manos y parece que implora a alguna deidad divina.

―Que cabroncito eres ―Gruñó Derek.

―Ah, es una bromita. Que poco humor tienes hoy.

―Poco humor ―Repitió en un murmuro.

Neal levantó su pulgar en dirección a su amigo.

―Rómpete una pierna, solecito.

―Ojalá ―Siguió Mason.

―Es que yo los amo tanto, son tan dulces ―Ironizó Castle.

―Esta amistad es tan...―Empezó Ellie, buscando la palabra ideal.

―¿Extraña?

―Única. Creo que esa palabra los describe mejor.

―¿Estás listo, mini Spencer? ―Cuestionó Derek.

―Listo.

Mi hermano retrocedió lentamente para que la cámara pudiera enfocar a Derek por completo. Pasos lentos de espaldas.

Y tal vez todos estábamos tan enfocados en el mayor de los hermanos Castle, que no notamos que la menor se dirigía hacia acá.

Y entonces todo pasó tan rápido.

Mi hermano retrocedía sin fijarse, que no notó que ella venía distraída colocándose una pulsera. Y ambos estaban cerca de la alberca, así que...ella cayó al agua.

Gritó con fuerza, todos reaccionamos lento debido a la impresión.

―¡Derek! ¡Isabella no sabe nadar! ―Gritó su madre.

Pero Derek estaba lejos.

Mi hermano dejó caer su celular al pasto y sin pensarlo dos veces, se lanzó al agua para sacar a la chica. Todos nos levantamos de nuestros asientos, haciendo un alboroto. Se escuchaba el agua ser removida con violencia mientras Bella intentaba sacar su cabeza. Thomas la tomó y la llevó a la orilla. Ella se aferró a esto, respirando profundamente para llenar sus pulmones.

Thomas la ayudó a salir. Y después él hizo lo mismo. Una vez que estaban lejos del agua, ambos respiraron agitadamente.

La madre de Bella se acercó a ella y la ayudó a levantarse. Fui con Thomas y lo tomé del brazo.

―¿Estás bien? ―Pregunté, tanteando su camiseta completamente empapada.

―¡¿Cuál es tu maldito problema?! ―Expresó Bella, completamente molesta.

―¿Mi problema? ―Repitió mi hermano―. Básicamente acabo de lanzarme a la piscina por ti.

―¡Me empujaste! ¡Arruinaste mi vestido! ¡Tardé horas arreglándome!

―¡Y lo lamento! ―Se disculpó―. Fue un accidente, no te vi.

―Pues deberías fijarte por dónde vas ―Gruñó la chica.

Dios, está tan enojada y parece que está a punto de llorar.

Y ahora mi hermano acaba de enojarse. Puedo notarlo.

―¿Fijarme? ―Repitió, usando un tono irónico―. Por si no lo notaste, tu jardín es enorme. Yo estaba de espaldas, tú venías directo a mí cuando tienes mucho espacio por donde pasar. ¿Cómo pretendes que haya notado que estabas ahí? Para ser sincero, ni siquiera fue mi culpa.

―Thomas tiene razón, cariño ―Habló Viviane.

―¿Vas a defenderlo? ―Inquirió la chica, completamente indignada―. ¡Me tiró a la alberca!

―¡Que fue un accidente! ¡Ya me disculpé! ¿Qué más necesitas, niña?

Bella abrió la boca un par de veces, intentando responderle algo. Sus cejas se juntaron, su mandíbula se tensó y sus ojos chispearon con molestia.

―¡Joder! ―Gruñó. Se dio la vuelta y con zancadas fuertes caminó directo a la casa.

―¡Bella! ―La llamó su madre―. Dios, lo siento mucho, ella no suele ser así, solo está nerviosa por las visitas que espera. Lo lamento.

Fue detrás de su hija para intentar calmarla. Ambas desaparecieron de nuestra vista y hasta ahora pude notar que todo estaba en absoluto silencio.

―Debe ser adoptada, con esa actitud, dudo mucho que sea una Castle ―Masculló mi hermano, lo suficientemente alto como para que solo yo lo escuche―. Me disculpé, ¿qué mas quería? ¿Qué me pusiera a besar sus pies con tal de que me perdone por algo que ni fue mi culpa?

Después de unos minutos, la madre de Derek volvió con un cambio de ropa para mi hermano, se ofreció a poner lo que mi hermano llevaba puesto en la secadora, pero le pedí indicaciones y le dije que lo haría yo.

Así que ahora me encuentro aquí frente a una secadora, esperando la ropa de mi hermano. Él insistió en hacerlo, pero prefiero que no se tope a Bella y que de nuevo comiencen a discutir.

Unos brazos me rodearon por la espalda, atrayéndome.

―¿Aburrida?

Hice un puchero.

―Depende. ¿Vienes a entretenerme? ―Pregunté.

Neal dejó descansar su barbilla contra mi cabeza.

―Primero, vengo a darte algo.

―Tú realmente necesitas dejar de gastar en objetos para mí.

―Esta vez no es un objeto ―Lo sentí sonreír. Y antes de que pudiera responderle, dos hojas pequeñas se posaron frente a mis ojos.

Dos tickets.

Dos...boletos de avión.

―¿Y esto...? ―Susurré.

―Espero que te gusten los climas fríos, Londres es conocido por eso ―Dijo.

Y leí el destino.

Son dos pasajes a Londres.

―¿Me compraste un pasaje a Londres? ―Musité, completamente sorprendida.

―Para dentro de dos semanas. Sally desea verte, ¿qué dices?

―¿Qué digo? ―Repetí, girándome para encararlo. Una sonrisa enorme se formó en mis labios. No pude contenerme y comencé a abrazarlo y a besarlo con entusiasmo, completamente emocionada.

Él aceptó todo esto, rodeándome y siguiéndome.

―¿Londres? ―Volví a preguntar una vez que me alejé un poco, aún sin poder creérmelo.

―Londres, bebé.

De nuevo me arrojé a sus brazos, de nuevo junté nuestros labios.

Oh, por Dios.

Iré a Londres.

*
*
*
*
*
N/A.

¡Nos vamos a Londres!

Volvemos con las actualizaciones después del trago amargo que tuvimos por culpa del plagio que le hicieron a SATD:(
Agradezco el apoyo y que denunciaran♡
Por suerte ya todo se resolvió.❤

Muchas gracias por leer. Espero que les haya gustado.💖
Besoos.💋

Aquí mi demonio de ojos dorados que no quiere ser capitán de la FEIIC (recuerden que ustedes pueden imaginarlo como deseen. Yo me imagino a Ian, pero eso no quiere decir que ustedes también tengan que hacerlo).⬇️

Continue Reading

You'll Also Like

12.4K 2.9K 46
En un pueblo siempre habrá secretos y Graydale no es la excepción. Un asesinato hará que la telaraña de mentiras comience a deshacerse mientras que e...
2.7K 247 7
Brenna Abernathy huye de Escocia por culpa de una familia atosigante y una relación tóxica. Sin estudios ni experiencia en el mundo laboral, consigue...
9K 850 9
Fanfic de Ranma 1/2 Ranma está más que harto del modo en que le tratan sus prometidas y le gustría librarse de todas ellas de una vez por todas, pero...
106K 9.5K 69
Júlia Fort García es la hermana mayor del joven lateral del Fc Barcelona Héctor Fort,el club invita al equipo a un partido de la sección femenina,est...