ᴅɪᴇᴢ ᴅɪᴀꜱ [ 𝚈𝚊𝚗𝚍𝚎𝚛𝚎 𝙺...

By -lonzu

152K 11.9K 9.7K

[ ᴀ ᴘᴀʀᴛɪʀ ᴅᴇ ᴀʜᴏʀᴀ ᴇʀᴇꜱ ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ] Advertencia: Ésta historia contiene situaciones aptas para el publico ad... More

Prólogo.
Día Uno.
Día Dos.
Día tres.
Día cuatro.
Día Seis.
Día Siete.
Día Ocho.
Día Nueve.
Último día.
Gracias.
/ Alternative.

Día Cinco.

11.5K 893 679
By -lonzu

  | Manipulación |

Acurrucada, en la oscuridad otra vez.
Sin saber cuánto tiempo habías dormido o si sólo imaginaste haberte quedado dormida.

Desde hace un rato, alguien arrastrando sus uñas en la pared te irritaba. Forzaste tu vista hacia el lugar de donde provenía el sonido.

Una voz conocida susurró tu nombre.

Incluso sentiste su frío aliento tocando tu cuello.

Lo repetía una y otra vez.

"_______, ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?...

Volteaste hacia atrás. Era irreal, pero era la voz de tu novio la que te llamaba repetidamente.
No había nadie detrás de tí, así que con la angustia de aún tener su voz grabada en tu mente, quisiste regresar tu vista al lugar en donde provenía aquel sonido.
Pero te encontraste frente a frente con sus ojos azules.

"¿Por qué lo dejaste matarme? "

Tu respiración se hizo pesada. Tu pecho dolía por la aceleración de los latidos de tu corazón. Tu piel sintió escalofríos y la cabeza te daba vueltas.

Giyuu estaba muerto, pero tenías ahí sus ojos azules observándote desde la oscuridad.

Viste sus manos, cubiertas de un color oscuro, tocar y enrollar tus piernas. Te ardió su tacto helado, y sentir sus huesos tocando tu piel.

Otra vez, el recuerdo de sus gritos la vez que murió. La sangre tibia salpicada sobre tu cara, su mirada decepcionada, mientras su espectro se acercaba lentamente a tí.

—Ka.... Kazu.... ¡¡Kazutora!! —Gritaste, al verte desesperada.

Pronto, la puerta se abrió, dejando pasar la luz del día que te cegó al entrar por tus ojos, haciendo que el espectro de Giyuu desapareciera.
La silueta de tu captor apareció, esbozando una sonrisa.

Aún sollozabas, estabas aterrorizada. Él pareció entender la situación, y tranquilamente se colocó detrás de tí para envolverte con sus brazos.

—Shhh, Cariño, tranquila. Ya pasó, ya pasó.

Temblabas. Tu cuerpo no podía controlarse. Tu pecho dolía y las lágrimas no paraban de salir de tus ojos.

—Él estaba ahí— Dijiste, entre suspiros.

Kazutora resopló burlándose.

—Así que ya comenzaste a tener alucinaciones. No te preocupes. Te acostumbrarás.

Te inmovilizó con sus palabras.
Saber que ya estabas tan deteriorada que tu cerebro podría proyectar esas imágenes.
Debías ser capaz de dejar de tomar su droga o no podrías sobrevivir.

—Vamos afuera, ¿Quieres? —Dijo, antes de tomar tu cara y besarte.

Cuando te cargó para llevarte al exterior de la habitación sentiste alivio. Pero aún temblabas por la inercia que provocó el miedo en tí.

Kazutora te ayudó a sentarte en el sillón. Era de mañana, al parecer.

En tu posición, temblando, lo viste alejarse de tí y tomar un vaso con leche con chocolate.
¿Cómo podía estar tan calmado?
Ambos morirían en menos de una semana.
A ti, te daba terror.

No podrías volver a ver a tus padres, ni a tus amigos, no podrías ir a esas vacaciones que planeabas para el verano.
Y era su culpa.

Aunque, el final de todo ya no te parecía tan escabroso. Antes de conocer a Kazutora, tu vida era perfecta por fuera, pero un desastre al final de cuentas.
Sólo estabas tratando de mantener esa imagen fresca de una mujer fuerte para no dar lástima.

Abrazaste tus piernas sobre el sillón.
Kazutora se acercó y se sentó frente a tí, muy cerca.

—Supongo que ésto es, algo así como karma. —  Le dijiste.

Él ladeó su cara.

—Giyuu era un buen chico y yo estaba obligándolo a estar conmigo. Ya no me quería.

—Heh. —Rió Kazutora. —¿Y cómo lo hiciste?

—Le dije que me suicidaría si se atrevía a dejarme.

—Pffft, niña caprichosa.

—Lo llevé incluso a decir que se casaría conmigo y hacer un compromiso forzado. Giyuu era fuerte, pero también era amable. Y terminó aquí. Y él no hizo nada malo. Yo soy la mala. Si lo hubiese dejado ir, estaría vivo aún.

—Las mujeres dan miedo a veces, jaja. Pero, está bien. Nadie es un santo.

Te encogiste recordando el rostro de él.
Kazutora fingió conmoverse y se sentó a tu lado para abrazarte.

—Hey, mírame. —Dijo. —Aquí tienes a alguien que te ama sin importar la horrible persona que eres. De hecho, si todos conocieran lo que hiciste, te odiarían. Excepto yo.

Alzaste la cabeza para verlo.
Estaba sonriéndote.

Tus ojos se apartaron de él para evadirlo.

—Shh...

Kazutora tomó tu rostro con fuerza y te obligó a estar frente a frente.

—Sólo yo puedo amar hasta la versión más oscura de tí, bebé.

Así, volvió a besarte, sin dejar de enterrar sus dedos en tu cara debido a la fuerza de su agarre. Te resististe en un principio para después olvidarlo y simplemente disfrutarlo.
Un beso tan lleno de "algo" que nunca habías tenido en tu vida.
Kazutora pareció disfrutarlo, al separarse de tí con su boca abierta y limpiando el hilo de saliva que habían compartido.

—Vaya, ¿Ya te calentaste? Ya ni siquiera es necesario tomar eso, ¿Verdad?

Te limpiaste y acomodaste de nuevo en el sillón para apartarte de él.

¿Cómo fue que te permitiste estar tan cómoda a su lado, como si fuera tu novio?
Eso sentiste en esos momentos, que su beso forzado se convirtió en uno correspondido.

Él lo sabía.

—Oye. Si me hubiera acercado antes, ¿Hubieras considerado el salir conmigo? —Preguntó inocentemente.

—Tal vez.

—Y, ¿A dónde te hubiese gustado ir?

—No lo sé. Al café, tal vez. Así podríamos conocernos.

—¿Te hubieras fijado en alguien como yo? No soy un universitario como tú. Trabajaba en una tienda.

—Eso no importa demasiado.

—¿Te fugarías conmigo?

Suspiraste.

—No lo sé.

—Bueno, ése era mi sueño. Conquistarte y que nos fugáramos a otra ciudad, u otro país, o simplemente un lugar en donde nadie nos conociera.

Su inocente declaración te hizo sonreír un poco.

—Yo soñaba con irme a vivir a la playa—Respondiste.

—Sí, así exactamente. Me hubiese gustado vivir solos por unos años, tal vez con una mascota. Y luego tener un hijo.

—Soñabas mucho.

—Supongo.

Unos lindos colmillos se asomaban a través de su amplia sonrisa.

—Pero, es tarde ¿Verdad? —Dijo entre suspiros.

—Dijiste todo ésto era premeditado. Así que debiste saber que no hay vuelta atrás.

—Sí, lo sé. Y está bien. Aunque me fugara contigo, yo ya no tenía ganas de vivir. Tal vez, incluso en la vida feliz que quería tener, me hubiese desquitado contigo de lo que me hacían mis padres. O no sé. Tal vez me convertiría en algo que sólo te hiciera llorar. Así que está bien. Ésta era la única manera que tenía para poder estar contigo.

Lo que te dijo te hizo respirar profundo. Estiraste tus brazos, y luego lo abrazaste repentinamente.

Kazutora ésta vez estaba genuinamente sorprendido. Tu abrazo se hacía más fuerte u más cálido con el pasar de los segundos.

Éso era todo lo que él quería.

—Tal vez en otra vida— Le dijiste.

—Espero poder reencarnar en un tipo guapo y con suerte que pueda llamar tu atención.

—No. Mientras me ames de verdad, creo que podría volver hacia donde estás.

Él sonrió.

—Kazutora. ¿Eras tú el niño de la flor blanca? Ésa vez, en el jardín.

Él asintió.

—¿Lo recuerdas? Para mí es algo muy vergonzoso.

—No quise ser grosera contigo ésa vez. Pero no sabía qué hacer, era una niña.

—Descuida...

—Discúlpame. —Dijiste, acariciándolo.

Su mirada cambió. Era como si el cazador se hubiese convertido en un niño pequeño y desprotegido.
Sus brazos te envolvieron. Podías adivinar que buscaba tu calor, buscaba sentirse amado, y el obtenerlo lo atemorizaba, lo mostraba el temblor de sus manos.

—Te amo— Dijo, con su voz quebrada. —No me abandones.

Ése día la pasaron bien. Él te mostró la música que le gustaba y bailaron juntos, tirando algunos objetos frágiles con su movimiento. Hicieron todo como si se tratara de una pareja de años. Te enternecía la forma en la que él te miraba, o se acercaba a tí repentinamente para hacerte cosquillas o besar tus manos.

Tú lo abrazabas afectuosamente. Le sonreías y jugabas con el sonar de su cascabel.

Para la noche, él te llevó a su habitación. Estuvieron besándose un rato, como un par de adolescentes descubriendo de lo que se trataba el tocarse el uno al otro.
Y poco a poco, te hizo el amor lentamente, de una forma suave y linda, sin necesidad de tomar aquella droga. Sus manos se volvieron amables, besaba tu cuello con cuidado, y sus labios recorrían tu cuerpo sin prisa.
Estaba embriagado por la sensación del amor correspondido.
Dentro de su corazón, se arrepentía de no haber actuado de forma distinta. Tal vez, tú te hubieras convertido en su razón para vivir. Trabajaría por tí, reiría por tu causa y trataría de ser el mejor para tí.

Pero ya era muy tarde.

Se quedó dormido después de hacerlo.
Con mucho cuidado, comprobaste su estado y saliste de la cama sin hacer ruido.

Buscaste en los cajones,  en la cocina, en el baño, cada botella que tuviera a su alcance. Luego las vaciaste, una por una, en el lavaplatos y las llenaste de nuevo con agua, excepto una.
Ésa la dejaste en su cajón, el que abría cada vez para tomar su propio trago.

Te hiciste a la idea de escapar. Pero él tenía tan resguardada cada ventana y cada puerta, que fue imposible salir sin hacer ruido.
Al final, regresaste a la cama junto a él.
Te quedaste mirándolo de pie un momento.
Tal vez era el momento.
Con un cuchillo, un tenedor, o lo que sea, ¡Podías hacerlo!

Incluso estabas imaginándolo.

Destroza su cabeza como lo hizo con Giyuu.

—Hmm... — Su quejido te alertó.

Kazutora abrió uno de sus ojos y te vió parada a su lado.

—Ahm, ¿Qué haces ahí, bebé? Ven, y abrázame. Me gusta dormir contigo.

—Perdón— Dijiste— Es que, quería ir al baño.

—Ah, debí imaginar que tenías miedo de la oscuridad después de tu alucinación. Ven, te acompañaré.

De vuelta a la habitación, lo observaste sentarse a la orilla de la cama. Abrió su cajón y sacó su botella.

—Casi me olvido de la dosis de hoy— Dijo.

Tomó un trago, y luego sacudió su cabeza.
Y después, exhaltado, te tomó por el cuello y te arrojó a la cama. Se puso encima tuyo y te obligó a tomar de la misma botella.

El chico dulce de hace unos momentos ya se había ido.
Nuevamente abusó de tu cuerpo para calmar el efecto de la droga.

Tonta, tonta. —Pensabas para tí misma, mientras introducía su miembro en tí sin preocuparse por lastimarte.— Debiste matarlo sin dudar.

Continue Reading

You'll Also Like

81.1K 5.3K 9
[ FINALIZADA ] Las mujeres nacidas en el clan Zen'in solo pueden aspirar a la sumisión, y después de vivir los maltratos durante años, buscas la opor...
31.1K 1.8K 26
Nos encontramos en una escuela de música donde ____ la mejor amiga de Nanami Haruka ingresa a tal escuela,y nuestros queridos protagonistas de : "Uta...
84.8K 3.9K 52
Te atreverías a someter te en una relación llena de Románce, dolor y traición? Pues aquí te cuento la vida de T/N y Tanjiro Si quieres saber te invit...
165K 7.4K 39
TN era una chica muy linda y cariñosa ella vivía con su padre que era un alcoholico y adicto a las apuestas y tanta era su adicción que un día termin...