Día Uno.

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| Dominio |

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| Dominio |

Despiertas.
Sientes que tus ojos están hinchados. Tu cuerpo tiene una pesadez extraña. Lo último que recuerdas es a ese sujeto con su arete de cascabel.
La habitación está oscura. No puedes moverte mucho, estás atada de pies y manos recostada sobre el futon. Estás comenzando a entumirte.

-Oh, ¿Ya despertaste, bebé? Qué bien. No quería hacer nada mientras estuvieras dormida.

Él salió de la oscuridad. Parecía haberte esperado ahí durante un largo tiempo.
Su tatuaje en el cuello era muy distintivo. Recuerdas que lo viste en el tren más de una vez.
Entonces, todas esas veces que estuvieron cerca, fueron a propósito.
Qué lástima. Muchas veces te pareció alguien sumamente atractivo. Aún así, te invaden los escalofríos al pensar que todas esas veces que lo viste entre la gente, en realidad estabas siendo perseguida.

Te retuerces y forcejeas al verlo acercarse. Tu voz es apagada por la cinta que tienes sobre tu boca.

-¿Quieres decir algo, amor? -Te preguntó.

Sollozas, y las lágrimas de desesperación se asoman por tus ojos. Él te quita la cinta, y enseguida escucha tus súplicas.

-¡No me hagas daño! ¡Te lo suplico! ¡Te daré cualquier cosa que desees! ¿Quieres dinero? ¡Lo conseguiré! Por fa...

-Shhh- El pone su dedo índice sobre tus labios. -No me gusta que hagas ruido. Además, lo único que quiero ya está aquí. Eres tú, amor.

Te acarició con las puntas de sus dedos. Casi amablemente, recorre tu rostro y tus hombros.

-Hueles tan bien... ¿Es tu aroma natural?

No respondes.

-Tu cabello es tan lindo... Y tienes unas piernas encantadoras. Me encanta verte caminar. Ah, no puedo esperar más, amor. Tengamos nuestra primera noche juntos, ¿Sí?

Estuviste a punto de retarlo, pero él ya ha juntado su boca con la tuya sorpresivamente. Muerde tu labio inferior hasta provocarte una herida, jadeaste por el dolor, tu grito es ahogado por la invasión de su lengua, retorciéndose y jugando dentro de tu boca.

-Qué rica... - Jadea él, entre suspiros.

Cuando por fin se separa de tí, estirando el hilo de saliva que los une, te sonríe de una forma dulce. La mancha de sangre en tus labios lo provoca aún más.

Él se ríe. Se acerca a tí para llegar a tus pies, y desatarlos.

-Sé una niña buena...

El brillo de la navaja con la que cortó la cuerda que te mantenía atrapada, llamó tu atención. Y para entonces, tienes el miedo recorriendo todo tu cuerpo.
Con cuidado, él corta la parte superior de tu falda, para rasgarla y dejarte al descubierto.

ᴅɪᴇᴢ ᴅɪᴀꜱ [ 𝚈𝚊𝚗𝚍𝚎𝚛𝚎 𝙺𝚊𝚣𝚞𝚝𝚘𝚛𝚊 | 𝙻𝚎𝚌𝚝𝚘𝚛𝚊 ]Where stories live. Discover now