Siento una punzada en mi cabeza en cuanto abro los ojos, esto me obliga a cerrarlos de nuevo, me muevo un poco con el propósito de estirar mi cuerpo y mi mano choca contra algo.
Abro los ojos con dificultad, reconozco este lugar, es la oficina de Thomas.
Un montón de luz entra por la ventana, eso aumenta mi dolor de cabeza, al parecer dormí en el sillón. Me pongo de pie enredándome con el vestido. Aún estoy muy aturdida para querer caerme, por lo que me siento de regreso. Hasta ahora me fijo que Thomas está en el otro sillón, duerme sentado con el torso cubierto por su chaqueta. Tomo un cojín y se lo lanzo despertándolo de un brinco.
- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - Dice alarmado aún con voz ronca.
- Todo bien. - Me percato que mi voz está incluso más ronca.
Él se toma unos segundos para terminar de despertarse y luego me mira.
- ¿Tienes resaca? - Pregunta, tal vez al notar qué hago una mueca.
- ¿Por qué dejaste que bebiera tanto?
Siento mi garganta seca y mi estomago se revuelve.
- Eleanor, te retuve toda la noche lejos del licor. ¿No recuerdas?
- Solo un poco, recuerdo que Mike se fue y llegaste tú, luego me encerraste aquí pero no sé como terminé dormida. Tal vez si me pasé un poco.
- Te quedaste dormida en mis brazos, no quise moverte y por eso pasamos la noche aquí.
Siento un cosquilleo en mis mejillas y bajo la mirada de sus ojos a mi regazo, donde mis manos juegan entre sí.
- ¿Te dije algo?
Recuerdo haber conversado con él, no lo recuerdo exactamente, solo sé que me sentí bien al decirlo.
- Dijiste qué aún me amas y quieres casarte conmigo, también algo sobre tener un bebé, si es niña dijiste qué le llamarías Alya y si es niño Kale.
Abro los ojos sorprendida. Dudo ahora mismo de mi completamente, ¿soy capaz de decirle algo así? ¿Tan ebria estaba?
- ¿Te dije eso en verdad?
Niega con una sonrisa, yo siento un alivio.
- Bromeo, sé que ya no piensas así sobre nosotros. - Se pone de pie y se sienta junto a mi.
Se le explotaría la cabeza si supiese la cantidad de veces con las que soñé en aquello.
- ¿Entonces qué dije? - Mi voz suena en un susurro.
- Me mandaste a comer mierda como en cinco idiomas, - Empieza a explicar con gracia - gritaste un montón, amenazaste con quitarme el otro riñón y luego... Dijste que me extrañas...
Si, ahora lo recuerdo, lo recuerdo claro, estaba muy cómoda en sus brazos, como si el tiempo no hubiese pasado, como si solo estuviésemos él y yo en nuestra pequeña burbuja, como solíamos hacerlo.
- No diría eso sobria.
- Lo sé...
Ambos nos quedamos en silencio sin mirarnos a los ojos, yo centro mi atención en mis manos, él parece que mira la alfombra y así pasan los siguientes minutos, ahora solo tengo algo en la mente.
- ¿Qué hay de los niños? - Rompo el silencio.
- No te preocupes. - Mira su reloj - Ven, te dejaré en casa.
Se pone de pie y toma sus cosas, yo hago lo mismo, tomo los tacones en mi mano y mi cartera, reviso mi celular mientras salimos de allí, tengo mensajes de Amy.
"Thomas me avisó qué pasarías la noche en Hera y me fui a casa. Dejé pie de limón en el refrigerador. Avísame cuando llegues, te quiero. - A"
En cuanto subimos al elevador dejo el celular y miro a Thomas.
- Le avisaste a Amy que estaría contigo.
- Así es y a Michael.
Frunzo el ceño.
- ¿Cómo tienes el contacto de mis amigos?
- Lo sé todo Eleanor.
Tuerzo los ojos insatisfecha por su respuesta.
- Suenas como un idiota cuando dices eso.
- Aún así es la verdad.
Es lo ultimo que dice antes de que salgamos del ascensor.
- ¿Hola? ¿Quien es? - Pregunto a la puerta aún sabiendo la respuesta.
- ¡Es Katie!
- ¿Katie? No conozco una tal Katie.
Escucho su risa.
- Vinimos por ti mami.
Abro la puerta de golpe, ella me espera con una sonrisa.
- ¿Mami? ¿A quien le dices mami?
La pequeña se acerca y salta a mis brazos.
- Quiero decirte mami.
Mi corazón se estremece, yo beso su mejilla.
- Eso es nuevo Kay - Frunce sus hombros - Pero está bien, si es lo que quieres, sus deseos son órdenes princesa.
Ella suelta una pequeña carcajada.
- Papá está en el auto con Mimi, Ethan y Baloo.
Me asomo hacia la calle donde veo el auto estacionado, Thomas está por afuera apoyado en este, y nos mira con las manos en los bolsillos de su sudadera.
- Está bien, vamos entonces.
Dejo a Katie en el suelo y tomo mi maleta, cierro la puerta y la llevo hasta el auto, Thomas la recibe y la guarda en la cajuela. Abro una de las puertas traseras y me cruzo con un par de ojitos.
- ¡Hola! - Saludo con emoción
- ¡Ellie! Sabía que vendrías. - Dice Emi con emoción.
Baloo salta hacia mi, pasando por encima de Ethan, me apresuro a saludar a mi amigo peludo.
- Les dije que haría lo posible.
Me costó un montón de horas extra estas semanas, por lo que no había visto a los niños hace un montón. De hecho, apenas salí del hospital hace una hora, tal vez, y estoy realmente agotada.
- Muy bien tropa, es hora de irnos o llegaremos en la noche. - Dice Thomas después de asegurar a Katie en su silla, vamos en uno de los autos "Eve" en azul oscuro.
- No hay chofer. - Le digo a Thomas con sorpresa, él rodea el auto hasta hacerse junto a mi. No nos vemos desde TGB, hace diez días.
- Conduce tú. - Me extiende las llaves.
- Me encantaría pero estoy agotada, y podría ser peligroso.
- Entonces serás mi copiloto.
Presiona un botón del control haciendo qué la puerta del copiloto se abra, yo después de darle una ultima mirada me subo al auto, los niños platican con emoción.
Me pongo el cinturón, él se sube y hace lo mismo, segundos después enciende el auto y empieza a conducir con tranquilidad.
- ¡Ellie! - Emi llama mi atención, la observo por el espejo retrovisor.
- Dime.
- Dile a Katie que los arcoíris tienen seis colores, no siete.
- ¡Tienen siete! - Le repite Katie muy convencida de sus palabras.
- Son seis, los he contado. - Alega de nuevo Amelia sin dejarme decir palabra.
- Mentiras, son siete. - Katie le reprocha con poca paciencia.
- ¿Donde haz visto tú arcoíris? - Ethan se quita los auriculares para unirse a la discusión, le pregunta a Amelia.
- ¿Donde crees? Genio... En el baño no va a ser. - Me rio por su respuesta.
- Que graciosa... - Le responde su hermano con sarcasmo y se pone de nuevo los auriculares.
- Lamento decirte mi vida que Katie tiene razón, tienen siete colores. - Digo en cuanto encuentro un pequeño silencio.
- ¡Lo sabía! - Celebra Katie elevando sus manos.
Ellas empiezan a discutir sobre algo más y dejo de prestarles atención, solo miro la carretera frente a mi. No puedo explicar cuanto adoro estas cosas mínimas, esos tres pequeños de atrás hacen mejor mi vida solo por existir.
- A veces pienso que sabes más que yo. - Dice Thomas minutos después, volteo mi mirada hacia él, mantiene una mano en el volante mientras apoya la otra en la ventana.
- ¿De qué hablas?
- Yo ni siquiera sabía que los arcoíris tenían una cantidad específica de colores.
- ¿No fuiste al colegio?
- No - Voltea su mirada hacia mí por un par de segundos, aún lleva los lentes de sol - Sisi y yo tuvimos maestros en casa.
Eso no lo sabía pero, debí suponerlo.
- ¿Nunca fuiste al colegio? ¿A un baile de graduación? ¿Nada?
- No. - Responde tan cortante que decido no hablarle más.
Hay cosas de él que jamás entenderé.
- Me voy el sábado tarde. - Rompe mi paz minutos después, me estaba empezando a quedar dormida.
- Ya lo sabía, me dijeron los niños.
- Pero no sabías que hablé con mis abogados y me confirmaron que oficialmente Thomas y Eleanor son los padres de Katie y Amelia. Ah y compartimos su custodia.
Lo miro con sorpresa, él me mira con una sonrisa al mismo tiempo, muy coordinados, luego regresa la vista al frente sin quitar la sonrisa de su rostro.
Se me ha formado un vacío en la panza y una emoción indescriptible recorre mi cuerpo. Aunque ya lo sabía, el hecho de que lo diga él, de esa manera, no solo me causa emoción, si no nostalgia.
Thomas y Eleanor, somos sus padres.
Nuestros nombres juntos, antes de aquella afirmación, hace que mis ojos se humedezcan fácilmente. No puedo pronunciar palabra alguna, me ha dejado de nuevo... fuera de lugar.
- ¿Qué pasa? ¿Mucha responsabilidad? - Pregunta con tranquilidad que envidio.
Me limito a negar repetidas veces con la cabeza, tomo un gran respiro y así evito las lágrimas a toda costa.
- No es eso, claro que no. - Logro soñar normal.
- ¿Entonces?
- Me haz tomado por sorpresa, eso es todo.
Convencida de que se ha creído mi mentira doy por terminado el tema.
- Mientes - Pero parece que muy desafortunadamente me conoce lo suficiente. - Te pasa algo más, dime.
- Esta bien Thomas, me causa emoción, eso pasa.
Se quita los lentes y me mira en cuanto detiene el auto en un muy pequeño, pero, realmente conveniente atasco.
- Pero, te ves triste.
Baja su tono de voz, tal vez para que los niños no escuchen. Aunque los niños se ve qué van concentrados en sus cosas.
- Tengo un poco de nostalgia, soy sentimental, tú lo sabes. No seas tan insistente.
- ¿Nostalgia?
- Cállate... - Le digo con tranquilidad.
- ¿Estás bien?
Esta vez se ve realmente preocupado, me parece algo exagerado, no estoy actuando diferente.
- Estoy bien.
Lo miro fijamente en cuanto lo digo, él no se ve muy convencido pero aún así manda la vista al frente y sigue conduciendo.
Pongo un pie en la tierra y estiro mi cuerpo, han sido algunas horas de viaje sin parar y he aprovechado para dormir un poco, así que aquellos segundos me han sabido a gloria.
Mi piel se eriza debido al frío que hace. En el centro de Seattle está mucho más cálido pero, aquí parece que estamos llegando a invierno cuando en realidad estamos en verano.
Detallo rápidamente lo que nos rodea, no hay nada más que árboles y el ruido de un lejano río.
Regreso mi vista al auto a estacionado frente a la cabaña. Thomas abre la puerta trasera, Baloo es el primero en lanzarse fuera, luego Ethan, Thomas entra al auto y sale con Katie en sus brazos, la pequeña se ha dormido, apenas esta cayendo la noche. Luego sale Amelia. Juntos caminamos hacia la entrada de la cabaña, allí Thomas abre la puerta, ellos entran primero, yo voy después. Es reconfortante la calidez que nos abraza al entrar al lugar.
Miro a mi alrededor, todo es pequeño, una mezcla entre rústico y moderno, solo hay un piso y uno de los muros es completamente cristal, dejando ver el ya casi oscuro bosque.
- ¿Donde están las habitaciones? - Pregunto curiosa.
Thomas abre un par de puertas con su mano libre, aún con Katie durmiendo en su hombro. Detrás de estas puertas hay un baño y una lavandería pequeña. Me sorprende lo mucho qué hay en algo tan pequeño.
- ¡Aquí! - Grita Amelia. Ha abierto una de las puertas donde se encuentra finalmente una de la habitaciones.
En esta hay dos camas medianas y un pequeño armario.
- Entonces está es la otra habitación. - Ethan abre la última puerta sin explorar y efectivamente, es la habitación principal.
En ella hay una gran cama con decoraciones tenues, es muy minimalista todo, Thomas deja a Katie en el centro de esta cama mientras los niños se apresuran a abrir la puerta a la terraza, está junto a la cocina, afuera hay una pequeña sala y un jacuzzi pero, no tardan mucho en regresar adentro ya que la temperatura es baja.
Uno de los guardaespaldas de Thomas entra las maletas mientras me quito el abrigo, el lugar es tan acogedor que no importa dónde estés, nos podremos escuchar sin mínimo esfuerzo.
- ¿Qué cenaremos? - Camino hacia la cocina buscando alguna pista de comida, muero de hambre.
- De hecho, Ethan y Amelia me han dicho que cocinarían hoy.
Thomas se acerca junto con los niños, yo quedo a medio camino de abrir una gaveta y abandono mi acción para dirigirme a ellos con intriga, se miran entre sí con una extraña complicidad.
- Greta nos enseñó a hacer pasta y queremos hacerla para ustedes. - Nos cuenta Amelia con emoción.
- Ayer fuimos de compras, tenemos todo. - Ethan levanta una gran bolsa de papel en sus brazos.
- ¿En serio van a cocinar ustedes dos? ¿Solos? - Pregunto incrédula
- Confía Ellie, lo hemos hecho antes. - Dice entran mientras deja la bolsa sobre la encimera.
- Ahora salgan de la cocina, es nuestro turno hoy. - Amelia nos empuja hacia afuera.
Le doy una mirada confundida a Thomas, él frunce los hombros despreocupado. ¿Acaso no se da cuenta de lo que está pasando?
- Van a quemar el lugar Thomas. - Le susurro preocupada
- Dicen que saben lo que hacen, confío en eso, hazlo tú.
- Esta bien, si tú lo dices... Camino hacia uno de los sillones y me siento allí.
- ¿Quieres vino? - Me ofrece sacando una botella de las bolsas de papel.
- No, ni en sueños. Nada de alcohol contigo cerca.
Se aleja con una sonrisa, parece que mi comentario le causa gracia pero no es broma, tuve suficiente con TGB.
¡¡Han llegado a la cabaña!!. ¿Qué pasará?.
Con lo de TGB ¿Creen que Thomas oculta algo? ¿Hay una conversación pendiente?
Dejaré el adelanto en un momento.
¡Besos!
Sophie Lenom