Alerta, capítulo con contenido +18 si eres de los que no disfrutan las escenas calientes sáltatelo.
Despertar en casa luego de tanto tiempo es una de las mejores sensaciones de este universo. No era consciente de lo mucho que quería esto, hasta este momento. Abro mis ojos y lo primero que veo es el hermoso rostro, de Kenneth, aún está dormido y moverme justo ahora sería despertarlo, no soy capaz de cometer tal acto por lo que mirando el techo, cuento en mi mente corderitos hasta quedarme dormida nuevamente.
La sensación de una cosquilla, un roce o un gesto muy delicado me despierta un poco molesta, abro un ojo para observar a mi alrededor, pero mi mal humor se esfuma en el preciso instante que veo a Kenneth sonriéndome, con una pluma recorriendo mi cuerpo mientras me hace pequeñas cosquillitas. Con cuido me volteo sobre mi espalda y él se sienta arriba de mí, pero sin apoyar su peso.
—Buenos días princesa —dice dándome un suave beso en los labios. Anoche en un principio solo acordamos pasar la noche juntos y luego en algún punto nos perdimos y nos besamos y no hemos podido parar.
—Buenos días —digo sonriendo, el levanta la parte de arriba de mi pijama dejando mi abdomen a la vista, y me hace caricias mientras me observa con una sonrisa —¿Qué te tiene así, tan feliz?
—Hacía mucho tiempo deseaba volver a estar así contigo, quiero disfrutarte cada segundo que me queda en Madrid
—¿Vas a volver a Inglaterra? —Pregunto con una voz angustiante
—Tengo que hacerlo, tengo que contarte algo Abigail
—Lo sé, pero presiento que no me gustará
—No, no lo hará
—Entonces no me queda otra opción que escucharte y molestarme
—En realidad no, puedes disfrutar este día conmigo —dice con sus ojos fijos en mis senos, sus manos me hacen caricias sin llegar a tocarme y yo siento un profundo deseo de que me toque por todas partes —. Mi vuelo es en la noche, y antes de irte te contaré todo pero desde ya te digo que te molestarás tanto que no querrás verme en un buen tiempo —me quedo en silencio analizando sus palabras —Entonces que eliges, la verdad ahora o luego —he esperado tanto por estar un tiempo así con él, que justo ahora no necesito nada que me rompa esta felicidad, puedo imaginar sobre que desea hablarme pero no entiendo porque dice que no querré verlo, considero que luego de las pruebas que la vida nos ha puesto, estoy lista y dispuesta para avanzar dejando el pasado atrás.
—No deseo romper la burbuja ahora, supongo que prefiero seguir sin saber
—Vale, me dice —una de sus manos se cuela por la zona de mis senos y comienza a manosearlos, hace unos gestos tan cómicos que aguanto mis ganas de reír para no avergonzarlo —¿Qué dijo el doctor sobre sexo? —me muerdo el labio inferior aguantado las ganas de reír
—En realidad no dijo nada, pero imagino que no debería hacerlo, ya sabes para que la herida no se infeste por el sudor...
—Yo puedo hacerlo absolutamente todo —me interrumpe, lo miro sonriendo porque para que mentir mis ganas están por los cielos, puedo sentir que su miembro bajo la suave tela de su pijama, y se provoca que mis pezones se endurezcan cosa que él no deja pasar por desapercibida, y los une a su fiesta de mano a mano.
—Los movimientos bruscos también son malos —ahora mismo tengo la herida tapada y no me duele, pero existe una posibilidad de que algo malo suceda
—Yo puedo moverme bien despacio, tan lento que me suplicaras que te folle duro pero no lo haré —suelto una carcajada, porque sin duda me gusta oírlo hablar así, me mira arqueando una ceja —Entonces —una de sus manos sale de mi camisón y se cuela por una de las anchas patas de mi short haciendo a un lado mi ropa interior —Estás perfecta para mí, húmeda como me gusta —saca la mano y se lleva uno de sus dedos a los labios dónde hay rastro de mis fluidos y los chupa —Estoy esperando Abigail —dice mi nombre lentamente mirándome a los ojos y sonriendo de una forma muy sexy
—Veamos que tienes para ofrecer —respondo
Sin decir nada más tira de mi short junto con mi ropa interior dejando desnuda mi parte inferior.
—Necesito que te muevas hasta al borde de la cama, lo haría yo mismo pero no deseo lastimarte —Asiento y hago lo que me pide, se arrodilla frente a la cámara y coloca mis piernas sobre sus hombros —. Tengo la mejor de las vistas
Su lengua me recorre lentamente, uno de sus dedos se cuela en mi interior, con una mano provoca estragos en mi clítoris y con la otra me penetra mientras lame, succiona, muerde. Siento como mi interior explota ante todas las sensaciones y termino corriéndome en su boca y entre gemidos digo palabrotas colombianas.
Cuando acaba, sonríe victorioso y coloca mis piernas en el suelo, se levanta y sin dejar de mirarme comienza a desvestirse, yo me acomodo y me apoyo en los codos para ver cómo me deja ver cada pectoral, cada músculo, cada parte de él que tanto me gusta, es como si al mirarlo hubiera fuegos artificiales en mí interior. Deja caer el pulóver y luego el pantalón le sigue el calzoncillo y su miembro se levanta eréctil a saludarme, lleva una de sus manos a él y se masajea mientras me mira, yo me muerdo el labio inferior ante mi porno personal, siento como mi humedad aumenta y mis ganas de él son tan grandes que podría explotar en cualquier momento. Justo ahora soy una adicta y Kenneth es mi heroína, lo necesito aquí y ahora porque de no ser así las consecuencias serían bien graves.
—Mira como estoy tan solo de pensar, estar dentro de ti —Esta parte habladora me encanta
—Entonces ven y dame lo que es mío —abro mis piernas de manera provocativa para él
—Enseguida lo haré pero necesito un condón nena
—Están allá en la primera gaveta —digo señalando mi cómoda, también tengo en la mesita al lado de la cama pero la imagen de su perfecto culo sin duda es algo que necesito ver, regresa con un condón y lo coloca sobre su pene.
Se coloca entre mis piernas y mueve la punta de su miembro una y otra vez de arriba abajo, provocando que lo desee aún más.
—¿Te gusta sentirme?
—Sí, mucho
—¿Me extrañaste?
—Demasiado
—Qué bueno saberlo, porque yo también —se agacha y me besa los labios
—Fóllame, que esperas —digo desesperada entre beso y beso
—Quería que me lo pidieras —retrocede y muy despacio se introduce dentro de mí, y no voy a mentir es la mejor sensación del mundo, siento que solo repitiendo ese paso una vez más podría venirme.
Primero mueve sus caderas lentamente, levanta una de mis piernas y luego la otra apoyándolas sobre su pecho, me olvido por completo de mi herida, y mando todo al demonio porque yo me encuentro acelerando el ritmo y moviéndome a la par de Kenneth.
Deja mis piernas caer y se coloca entre ellas, me pesa las tetas mientras se mueve y yo gimo de placer porque estoy camino a mi segundo orgasmo.
—Quiero escucharte mi amor, vente para mí, ¿lo harás?
—Sí —digo y lo beso desesperadamente —Eso fue delicioso
—Me alegra saberlo, ahora me toca a mí
—Yo quiero ser quien te lo de —digo y lo empujo para sentarme sobre él, me quito la blusa del pijama, luego lo beso obligándolo a sentarse, me penetra con su pene, cruzo mis piernas detrás de él y comienzo a mover mis caderas mientras el besa mis pechos. En un inicio me muevo lento, disfruto de cada gesto que hace, de sus labios, muerdo su oreja y le susurro lo mucho que me gusta sentirlo dentro de mí, después aumento el ritmo hasta que finalmente coloca sus manos sobre mis caderas y me presiona contra él, nos encontramos piel con piel, sudorosos pero tan deseosos del otro como la primera vez. Kenneth se viene me besa de manera tierna cuando acabamos, se deja caer sobre su espalda y yo me quedo en dónde estoy.
—Eso fue perfecto —me dice con los ojos cerrados, no me ve pero sonrió porque a pesar de todos los problemas necesitaba esto, a nosotros, olvidar el mundo exterior y mis preocupaciones para que solo fuéramos Kenneth y Abigail
Voy a levantarme cuando me detiene por una mano
—Ahora usted disfrutará de un delicioso baño y vamos a revisar esa herida
—Vale
—Te amo, no lo olvides nunca
—Yo también te amo y tampoco lo olvides
—No lo haré —dice y me besa la frente antes de cargarme y llevarme hasta la ducha.