Capítulo 40

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Miro la pantalla de mi teléfono para saber la hora y son las once de la noche, llevo bastante tiempo caminando la ciudad sin rumbo fijo, veo a lo lejos el parque EL Retiro y me parece el lugar perfecto para dejar ir todo lo que llevo dentro. Necesito dejar ir todo ahora porque cuando llegue a casa debo continuar con mi falsa obra de teatro, para evitar que mi familia regrese a Colombia preocupada. Bastante mal me han visto estos últimos días como para agregar preocupaciones a las que mi madre se llevará. Me doy cuenta que mi vida consiste en eso en fingir alegrías que no poseo, en chocar con una pared que me no solo bloquea mi camino, sino también me impide llegara mi felicidad y cuando finalmente consigo derrumbarla un muro nuevo aparece ante mí con nuevos problemas, tristezas y preocupaciones. En momentos como este desearía ponerles pausa a mi vida para poder enfrentar estos problemas y cuando finalmente consiga superarlo, continuar viviendo porque siento que pierdo la única vida que tengo sufriendo por las acciones de otros, me siento tan débil, por darle el poder a otros de lastimarme, por no saber elegir bien porque al parecer solo conozco a chicos que vienen cargados con mierda que me asfixia tanto que casi me es imposible continuar.

Finalmente llego al lugar que tanta paz me transmite, veo a un vendedor ambulante de comida y me le acerco, a diferencia del pasado esta vez no quiero derrumbarme por completo quiero salir adelante y continuar mi vida, y no voy a dejar de cuidarme por un hombre al que ni siquiera le importo. Me acerco al puesto de comida y me pido una botella de jugo porque de tanto llorar me voy a deshidratar y siento mi garganta seca.

Me siento al pie de un árbol en el que tengo la vista perfecta del lugar, en el lago se ve a unos patos con sus bebes nadando y sonrió porque en este momento quisiera sentirme como ellos, libre, sin preocupaciones y plenamente feliz. Entonces allí lloro una vez más prometiéndome que será la última, que ya mañana despertará una nueva versión de mí, porque está ya ha recibido suficientes golpes de la vida y de las personas que me rodean, estoy cansada de pelear pero también de ser débil. Lloro hasta que no me quedan lágrimas ni motivos para lamentar, la imagen de Kenneth con Rebecca se repite en mi mente una y otra vez, a pesar de que no estamos juntos me siento engañada y manipulada porque a hora mismo no sé qué es verdad y que no en todo lo que me ha dicho. Como es capaz de permitir que una mujer a la que supuestamente odia, que le ha arruinado su vida pueda tan solo darle una cena cuando antes no quería ni hablarle. Tiene que existir una explicación lógica pero no la descubriré, lo último que deseo es verlo, soy una estúpida por arreglarme tanto para él, por tan solo pensar que existía una oportunidad para nosotros.

Las horas pasan y solo se siente el ruido de los carros a lo lejos, de los animales y uno que otro chapapote del estanque, poco a poco me siento más tranquila y no sé qué ocurre pero ya no me quedan lágrimas que derramar.

Saco mi teléfono y tengo varios mensajes de Alexa queriendo saber que tal mi noche, le doy una respuesta rápida de que luego hablamos porque realmente tocar ese tema ahora mismo seria revivir todo una vez más. Estoy dispuesta irme cuando siento una voz que reconozco perfecto.

Miro a un lado y veo a Tania caminando con un hombre vestido de negro, me levanto para ir hacia ella a saludarla y saber qué ocurre que por más que le escribo no recibo respuesta de ella. Preocupada por ese silencio de su parte es poco para describir como me siento, camino hacia ella y me paro en freno cuando veo a la persona que tiene al lado. Mis ojos no pueden creer lo que ven porque no solo no entiendo cómo es que se conocen sino que la principal pregunta es cómo Tania tiene algún tipo de relación con mi verdugo y peor enemigo. Agradezco que sea de noche, gracias a eso puedo pasar desapercibida. Necesito saber que ocurre entre ellos y qué tipo de relación es la que tienen así que camino lentamente asegurándome de permanecer lo suficiente lejos como para no ser vista pero poder escuchar lo que hablan, para mi suerte se detienen frente a un árbol que no me queda muy lejos y me escondo detrás de él.

Lluvia de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora