Capítulo 15

8 6 0
                                    

Entiendo a la hermana de Kenneth, si una extraña apareciera para robarme la atención, mi comportamiento no sería el más educado, pero estar en mi posición tampoco es fácil a nadie le gusta ser rechazado y menos por la familia del chico que me gusta, vale lo acabo de admitir, Kenneth me encanta sin embargo no creo estar lista aun para dar un paso más, él me observa como si me analizara lo que provoca que tenga movimientos torpes ya que no se qué hacer o decir.
—Abi voy a contarte esto solo porque no quiero que haya un mal entendido entre nosotros porque realmente me gustas, y yo puedo ver que estás muy lejos de ser como la persona que se refirió mi hermana —. Se pasa una mano por el pelo y se acomoda a mi lado, me mira a los ojos —Cuando vivía en Inglaterra tuve un trabajo que era espectacular, yo estaba empezando en este mundo y al conseguir un puesto en una de las mejores empresas de Londres me volví un poco loco. Poco a poco fui ascendiendo de puesto, participé en muchos eventos, obtuve premios y todo eso hizo que rápidamente me diera a conocer en el medio. Te podrás imaginar lo feliz que me hizo ser tan popular en tan poco tiempo.
—Me imagino, debes haber estado como en las nubes.
—Exacto, mi jefa, Rebecca era solo dos años mayor que yo, era una chica atractiva y estaba muy consciente de eso, se aprovechaba de ello para coquetear conmigo, en un principio salimos a par de citas, solo nos besamos, ni siquiera llegamos a algo más, yo no tenía ni ánimo, ni deseos de tener una relación, en poco tiempo ella se empezó a comportar raro y no le hice caso porque yo estaba muy centrado en seguir creciendo en el ámbito profesional. Era un joven  ambicioso rodeado de todo lo bueno del medio, ansiaba tener aún más éxito.
—Es decir que no creíste importante que ella cambiara contigo —intervengo porque quiero que sepa que le estoy prestando atención.
—Pensé que solo estaba molesta porque no llegamos a algo más, yo me relacionaba con las demás personas de la oficina y ella miraba mal a cualquier mujer que se me acercara así fuera por trabajo —. En este momento solo logro pensar en Matilda, son tan parecidas. Me doy cuenta que esto es de lo que me habló Tania, pero no quiero que sepa que conozco esta historia, prefiero escucharla directamente de él, por lo que escucho atentamente.
—Un día almorcé con una de las muchachas que trabajaba conmigo, ni siquiera estábamos en una cita —él se ríe con ironía y molestia, se pasa otra vez la mano por el pelo, noto que suele hacer eso cuando está nervioso —Solo estábamos redactando un artículo para un fórum. Al día siguiente la mujer no llegó y Rebecca me dijo que terminara solo el trabajo porque la muchacha estaba  enferma y yo le creí, pero los rumores nunca faltan en una empresa tan grande y todos decían que había sido despedida por coquetear conmigo, la chica estaba comprometida jamás coqueteamos, pero solo por estar ceca de mi sufrió las consecuencias.
—No puedo creerlo, esa mujer estaba obsesionada —digo algo asombrada.
—Tú lo dirás jugando pero eso no está muy lejos de la verdad.
—¿Qué sucedió después? —No quiero presionarlo pero me interesa saber cómo terminó esa historia.
—La enfrenté y me dijo que yo era suyo y que no quería putas en su oficina, yo no podía renunciar cuando mejor me iba profesionalmente así que decidí empezar a trabajar desde casa e ir al trabajo solo cuando fuera necesario, pasó un año y aunque a ella se le notaba su interés por mi pensé que ya no estaba tan loca —suelta una risita irónica —una vez más me había equivocado, Rebecca se apareció en mi casa y le abrió Lorel.
— ¿Lorel?
—Lorel era mi novia llevábamos casi un año y estábamos viviendo juntos. Comenzamos nuestra relación en ese tiempo en que yo no iba mucho a la oficina.
—Me imagino que no le gustó la visita de tu jefa celópata.
—Para nada ella era un poco posesiva pero todas sus cosas buenas la compensaban y éramos felices, hasta que las visitas de mi jefa se hicieron más frecuentes y yo terminé renunciando porque solo así salvaría una relación que me importaba, además me empezaba a preocupar su carácter acosaor —deja ir un suspiro —Un día Rebecca llegó gritando y Lorel no aguantó más y le dijo que la demandaría por acoso y que no se apareciera más en nuestra casa. Rebecca enloqueció y la amenazó. Jamás pensamos que esa amenaza se cumpliría, pero de todas formas pusimos una denuncia, al final el juez ordenó una orden de alejamiento y la mandó a recibir tratamiento psicológico. Pero ella es de poder y desde la clínica nos seguía molestando. Le pagó a alguien para cortar los frenos del auto de Lorel y tuvo un accidente. Estuvo dos meses en coma y se demoró un año para poder recuperarse por completo.
—Dios que horrible, no entiendo como existen personas así de malas. ¿Y Rebecca, que pasó con ella?
—Nada, tenía la cuartada perfecta, estaba ingresada en el hospital y no había forma de relacionarla así que el caso se cerró. Lorel terminó conmigo, estaba aterrorizada, y yo la entendía, como no estarlo. Me fui de Londres y estuve trabajando fuera de la ciudad, solo regresaba por mi familia, luego de un tiempo me encontré de casualidad a mi ex jefa y su obsesión por mí volvió, y antes de que mi vida fuera un infierno otra vez vine a Madrid por la oferta de trabajo que me ofrecieron en la revista.
—Lo lamento —tomo su mano y le doy apretón, necesito que sepa que a pesar de toda mi aura insegura, entiendo lo horrible que fue todo, yo jamás haría algo así, menos cuando se lo horrible que es que te persigan —Siento mucho todo lo que has tenido que pasar, es horrible.
—Rebecca sigue acosándome, me hace llamadas y constantemente tengo que cambiar de número. Recuerdas el día de la cafetería —asiento, recuerdo que ese día sentí celos con una mezcla de curiosidad —era ella, así que entenderé si no quieres seguir por miedo a que te pase algo, no quiero que pienses que te estoy exponiendo al peligro, esto es realmente serio y aunque en Londres tengo una orden de alejamiento aquí en Madrid no tengo nada —. Por un momento me detengo a pensar, si realmente estoy lista para esto, huí de un peligro mayor a Rebecca pero no por eso me quiero sentir valiente, tengo mis demonios y algún día me pueden alcanzar, por mucho que yo los evite sé que esa posibilidad existe, y la vida de Kenneth podría estar en peligro. Por otro lado en este tiempo he sido capaz de sacar una parte de mi antiguo yo, esa que era feliz. Kenneth trae de vuelta a esa chica que no quiere vivir sola y rodeada de gatos.
Él se ha sincerado conmigo, me ha dado su confianza y ahora soy yo la que tiene que confiar en él, en nosotros si es que realmente deseo que exista en un futuro un nosotros. En algún momento le contaré mi verdad, esa que tanto me oprime el corazón y aunque parezca injusto ahora mismo no estoy preparada para dejar ir mis demonios, yo necesito tiempo para poder decirlo en voz alta y deje solo de ser un horrible recuerdo.
—Abi —su voz me saca de mis pensamientos y lo miro, como huir de este hombre que me abrió su corazón, que confía en mí aún sin saber cómo soy realmente o conocer mi historia, mi pasado, arriesgándose a que al confesarme todo esto, yo huya de él como suelo hacer, esos ojos que me hipnotizan me miran fijamente esperando una respuesta. Me siento ahorcajada sobre él y le sonrío.
—No será hoy, pero algún día te contaré mi historia y espero que tú tampoco huyas de mis demonios —. Lo beso con todas mis fuerzas quiero que sepa que no me iré, no puedo abandonar  y perder a la persona que más bien me ha hecho en tan poco tiempo, que ve en mi todo eso que yo misma no soy capaz de ver.
⊱✿⊰
Miro mi reloj y veo que voy con diez minutos de atraso a la cena en casa de Alexa. Cuando llegué de casa de Kenneth me sentí tan agotada que necesitaba descansar y  me quedé dormida.
Corro por mis sandalias y rápidamente me las pongo. Solía ir a casa de Alexa casi todos los días, pero desde que empecé a trabajar no ceno en su casa a diario como hacía antes, pero aún así los visito siempre que puedo, para mi ellos son mi familia española.
Tomo mi celular y las llaves, no necesito nada más, estaré literal en la casa de al lado. Al salir de casa siento un poco de frío, me abrazo a mí misma en busca de calor, la luna llena es como una bombilla, iluminando la calle, me sorprende ver que no hay ni autos ni personas caminando, cuando aún no es tan tarde, eso da un poco de miedo, tanto que siento como si unos ojos me observaran desde la oscuridad, quizás no haya nada y solo sea yo con mi típica paranoia. Llego a la puerta de entrada y salgo de mis oscuros pensamientos.
Una Alexa enfurecida por mi retraso me abre la puerta, la abrazo como si no la viera desde hace años, últimamente hablamos muy poco y por eso la he extrañado. En la sala están sus hermanos jugando un videojuego ambos me saludan con una gran sonrisa sobre todo el más pequeño de la casa. Voy con Alexa a la cocina, seguro su madre y abuela están ahí.
—¡Mi niña! —dice su abuela al verme —Desde que no venías a verme, ya te extrañaba —La abrazo con mucho amor, las dos últimas veces que vine ella no estaba en casa y por eso no nos hemos visto.
—Prometo que vendré más a menudo —Eso la hace sonreír y mi pecho se estruja, extraño muchísimo a mi familia, me duele estar lejos, la madre de Alexa viene a mí y me saluda con un beso en la mejilla.
—Huele a que hiciste esas galletas que tanto amo —Sonrío.
—Sí, las hice pero no hay ni una hasta después de la comida —dice mientras me da un golpecito en la mano que iba a la bandeja con galletas.
—Ni siquiera una para las dos —dice Alexa, ambas ponemos ojitos de cachorrito y hacemos un puchero
—Vallan a llorar a otro lado, que aquí no tendrán nada —Nos responde su abuela, ya que la madre de mi amiga estaba a instantes de ceder ante nosotras, gruñimos al unísono pero sé que como todas las abuelas, lo hace para cuidarnos y asegurarse de que comamos comidas saludables y no dulces.
Entre las dos preparamos la mesa, yo le voy contando pequeños detalles de mi no cita con Kenneth del día de hoy. Solo que no menciono nada sobre la intensa conversación que tuvimos luego de que las mellizas se fueran.
—¿Qué se siente que una de tus cuñadas te odie?
—No me molesta, sé que no le hecho nada, ya se le pasará cuando me conozca —realmente tengo esa esperanza, ella ríe —¿Qué?
—Te dije que era tu cuñada y no enloqueciste
—Oh —digo sorprendida —nunca te escuche decir eso —rio —déjate de bobadas nosotros no somos nada —finjo molestia para disimular
—A mi no me engañas, si te diste cuenta solo me ignoraste
—No sé de que hablas
—Fingiré que te creo —cuando acabamos nos sentamos para poder charlas mas cómodas —Te cuento que Martin vino a buscarme hoy y me llevó a conocer a su familia, me presentó como su novia —Da brinquitos y los ojos le brillan, le sienta tan bien estar enamorada, desde que está con Martin mi amiga es otra pero de buena manera, siempre se ve extasiada de felicidad, no puedo evitar preguntarme si algún día yo seré ella.
—Estoy tan feliz, sabes que nunca había tenido una relación seria, pero con él siento que todo es perfecto si estamos juntos. Lo único malo es que la modelo que está trabajando ahora en el catálogo de ropa que estoy fotografiando es una ex de Martin.
—¿No estabas haciendo de modelo? —pregunto confundida porque en nuestra última conversación eso fue lo que entendí
—Eso fue en la otra campaña, ya terminó y volví a mi puesto de fotógrafa, el caso es que me emocionó la idea de trabajar junto a mi novio modelo por eso le pedí que hiciera las audiciones y pasó y ahora tengo que fotografiar a mi novio con su ex en ropa interior —suelta un gruñido —Trato de no pensar en eso pero me estreso nada más que la idea viene a mi cabeza.
—No sé qué decirte, solo te queda confiar en que todo irá bien, a Martin se le nota a la distancia que está coladito por ti, así que no tienes de que preocuparte, solo confía en él, no seas la típica novia celosa. Demuestra que eres profesional en tu trabajo.
—Tienes razón —Le noto un poco dudosa, tomo su rostro en mis manos para que nuestras miradas se crucen —Ale eres hermosa tanto por fuera como por dentro, el que no lo vea es porque está ciego. Así que saca esas dudas de ti, porque ninguna modelo le hace justicia a tu corazón y ni hablar de tu espectaculares curvas, gracias a todo esto tienes un fabuloso novio, recuerda ella es la ex y algo mal hizo para que llegara ahí.
—Es cierto, ella engañó a Martin —me sorprendo, por lo que dice —Pues ahí está, si regresa con esa traicionera es porque algo anda mal en esa cabeza de tú novio —ella sonríe y me abraza.
—Gracias por ser mi persona.
—Gracias a ti por ser la mía.
Alguien se aclara la garganta, por lo que nos separamos y vemos a sus hermanos que vienen con los platos servidos. Ambas sonreímos y pasamos una espectacular cena, reunidos en familia. Lo mejor es cuando llega el postre y disfrutamos de unas sabrosas galletas hechas por la abuela.

Lluvia de BesosKde žijí příběhy. Začni objevovat